El Esclavo Mayor del Sant?simo Cristo de La Laguna relata sus vivencias ante la figura de la imagen del Cristo, publicadas en el porgrama de la Fiestas de Septiembre 007. EL RECUERDO DE SU MIRADA
Quisiera recordar corno homenaje a mi padre Ildefonso La-Boche Lecuona, quien fue Esclavo Mayor en el a?o 1955, que en una reuni?n informal celebrada en casa un mes de agosto para comentar las fiestas que se avecinaban, y en la que se encontraban el Sr. Obispo de la Di?cesis, don Domingo P?rez C?ceres, y los miembros de la Junta de Gobierno ?don Antonio Izquierdo, don Juan y don Luis Marrero, don Jos? Valc?rcel, don Agust?n Guerra, don Domingo Mart?n, don Rafael Delgado y don Alberto Delgado?le pregunt? a don Domingo: ?Sr. Obispo, ?cree Vd. que mis hijos estar?n en disposici?n de recibir la medalla de la Esclavitud??. Don Domingo, sin vacilar y mir?ndonos, le respondi?: ?que sigan el designio que les tiene encomendado el Sant?simo Cristo?. Fue entonces, y tras esa pregun?ta, cuando poco tiempo despu?s tuvo lugar mi inicio en la Esclavitud al tomar la medalla y hacer el juramento un nueve de septiembre.
Pasan los a?os y en mi memoria se aglutinan innumerables recuerdos de aquellas fiestas de sep?tiembre: lo trascendente y relevante de las procesiones del d?a 14, la banda militar de cornetas y tam?bores y los jinetes a caballo con un realce espectacular abriendo la solemne comitiva procesional, las aceras rebosantes de fieles llegados de m?ltiples pueblos de la isla que contemplan en respetuoso silen?cio la Sagrada Imagen, o las largas filas de Esclavos que con gran recogimiento y fervor acompa?aban al Cristo Crucificado. En aquella ?poca a?n no ten?a claro el Misterio de su muerte; sin embargo, mi mirada, a?n infantil, se quedaba fija en la belleza de aquella Imagen, y sobre todo, embargado por la emoci?n, no pod?a dejar de mirarla prendado de la serenidad y humildad que exhalaba,... A?n recuerdo su mirada.
Entresaco unos versos del c?lebre poeta canario Juan P?rez Delgado Nijota, de 1951.
Hay mucha gente en Santa Cruz
y en los pueblos del interior
que asiste a la entrada del Cristo
con un criterio encantador.
Est?n todo el d?a 14
entregados a sus quehaceres;
resolviendo asuntos los hombres
y terminando el traje las mujeres.
El Cristo llega ya. ?Cuidado!
Ya est? debajo del templete.
Empieza el mot?n de la traca
y la revoluci?n del cohete.
Y aquella gente que ha venido
tan solamente a ver la Entrada,
se agacha. se tapa, se esconde,
y; naturalmente, no ve nada.
All? a la ca?da de la tarde,
toman el auto o el tranv?a
entre apretones y codazos,
tan peculiares de ese d?a.
Llegan de noche a La Laguna.
Empujando entran en la plaza,
se acercan a Capitan?a
o se pierden en la masa.
A?n sin terminar los fuegos,
corren todos cogidos de la mano
a coger. sitio en el tranv?a
o el autob?s interurbano.
De cualquier modo tornan
a casa contentos y d?ndose pisto
y diciendo a sus amistades:
iHemos visto la Entrada del Cristo!
Transcurre el tiempo, vienen nuevas generaciones, se suceden acontecimientos, pero esos versos a?n tienen sentido en nuestro contexto actual. Los sentimientos contin?an siendo los mismos, y ?stos, a?n hoy, son transmitidos de padres a hijos como a mime sucedi?, y ya sea el d?a grande de la Exaltaci?n de la Santa Cruz o en cualquier otro momento, seguro que todos seguimos recordando su mirada, la mirada de El Moreno, el cari?oso nombre con el que los hijos devotos lo llaman en sus oraciones. Y a todo esto, se une el sentimiento de devoci?n que los laguneros y todos los canarios que alguna vez han ido a rezar postrados en el Santuario, guardan en sus corazones.
Pero queridos Esclavos, ese sentimiento de devoci?n y culto a la Sagrada Imagen no es suficiente. Nuestros Estatutos, a los que el d?a de la toma de la medalla juramos acatar, nos indican que hay que fomentar la pr?ctica de las virtudes cristianas y la aceptaci?n del mensaje evang?lico; requerir en la vida personal y familiar, perseverar el testimonio de espiritualidad con la oraci?n, el ejercicio de la caridad y la frecuencia de los Sacramentos, y una ejemplar imagen de comportamiento p?blico aut?nticamente cristiano.'Podo esto es el esp?ritu que la Esclavitud nos exige a sus miembros.
Disfrutemos de estas Fiestas pero tengamos presente que, aunque su sagrada faz tenga bajados los p?rpados, El nos ve, por lo que recuerdo, y termino con la frase del comienzo...
A?N RECUERDO SU MIRADA Como acontecimiento para cerrar el a?o de la concesi?n a la Esclavitud del t?tulo de Real por S. M. el rey don Alfonso XIII, he recurrido al alcalde de la Villa orotavense, don Isaac Valencia Dom?nguez, a requerimiento m?o, permitiese que los miembros de la Asociaci?n de Alfombristas de La Orotava rea?lizasen, como cari?oso homenaje al Sant?simo Cristo lagunero, la confecci?n de un tapiz con tierras de Las Ca?adas para que el d?a 9, a la salida de la procesi?n del traslado a la Catedral, sirviese de alfom?bra al paso del trono del Sant?simo Cristo de La Laguna.
Emilio La Roche Machado
Esclavo Mayor