Información cogida de DOSSIER FIDES “MISIONEROS TRAS LAS HUELLAS DE SAN PABLO. Institutos religiosos que se inspiran en el Apóstol Pablo, publicado por Agencia Fides el 25 de Octyubre de 2998.
LAS HERMANAS CIEGAS DE SAN PABLO
El relato de la conversión de San Pablo contenido en los Hechos de los Apóstoles (“permaneció tres días sin ver y sin tomar alimento ni bebida”, Hc 9, 9) está en la base del carisma de las Hermanas Ciegas de San Pablo, fundadas en 1852 en París para ser “Luz en el Señor” (Ef 5, 8).
La historia de esta Congregación está ligada a la intuición de la señorita Anne Bergunion, nacida en París en 1804. En su taller de costura, había hospedado a algunas chicas invidentes que el Instituto Nacional para Jóvenes Ciegos no podía ya recibir. La idea de dar vida a una comunidad religiosa nació en ella leyendo una frase que decía: “junto con otros, con una semana de trabajo y tres habitaciones, se podía fundar una congregación”. Mons. Henry Juge, sacerdote de la diócesis de Versalles, sostuvo inmediatamente la obra y la acompañó durante cuarenta años, hasta su muerte en 1893.
Los dos fundadores se distinguieron ambos por su dedicación y su amor a las jóvenes. La fundadora se proponía: “Dios mío, quiero ser la esclava de las ciegas para siempre”. Su director espiritual afirmaba: “Si después de mi muerte, se abriese mi corazón, se encontraría en él una ciega”. Para proporcionarlas trabajo, el canónigo Juge hizo montar una imprenta con caracteres braille en 1864.
La obra acometida era una absoluta novedad para la época, sea en el panorama social –no existían formas estructuradas de asistencia- sea en el ámbito eclesial –no había existido nunca una comunidad religiosa para los que tienen este hándicap. La fundación fue posible gracias al fuerte interés de Pio IX, que informado de la iniciativa exclamó: “¿Hay verdaderamente una mujer que ha concebido este proyecto? ¡Es una obra bonita, admirable, algo que faltaba en la Iglesia!”. Esta frase, todavía hoy, abre las Constituciones del Instituto.
La vida común.
Después de haber dotado a la comunidad de reglas y constituciones, Anne Bergunion (ahora Madre San Pablo) emitió la primera profesión religiosa, en presencia de Mons. de La Bouillerie, el 22 de mayo de 1855. Madre San Pablo había llamado a las ciegas “hermanas del coro” y a las videntes “hermanas conversas”, pero el canónigo Juge deseaba que ni hubiese ninguna diferencia de tareas. La intuición se reveló como fundamental para la vida común, inspirada en la absoluta igualdad. En su vida de cada día las hermanas ciegas son ayudadas por las hermanas que pueden ver, con lo que forman un solo instituto. Única en el mundo, la Congregación recibe jóvenes aspirantes ciegas para que puedan consagrar su vida a Dios y a la Iglesia, para que puedan servir al prójimo entregándose a la educación de las niñas que sufren la ceguera. La Santa Sede ha concedido el decreto de alabanza el 21 de abril de 1856.