Breves palabras introductorias del párroco de San José de San Juan de la Rambla en programa de las Fiestas 2005 de San Felipe Neri del Barrio de La Vera en San Juan de la Rambla. (Fuente de La Guancha)
Estimados feligreses:
La Iglesia, al venerar a los Santos, nos ofrece el ejemplo de sus vidas como estímulo para caminar sin desmayo hasta la gloria. Este año de 2005 la fiesta de San Felipe Neri cae en el marco del Año de la Eucaristía dándonos pie para destacar el aspecto eucarístico del Santo.
Cuentan de su vida que San Felipe Neri amaba tanto la Eucaristía, que aún cuando estuvo gravemente enfermo recibía la Sagrada Comunión a diario, y si no le traían a Jesús muy temprano en la mañana, se trastornaba mucho y no encontraba reposo de ningún modo. "Mi deseo de recibir a Jesús es tanto – exclamaba - que no puedo encontrar paz mientras espero." Introdujo en Italia la devoción de las cuarenta horas (adoración eucarística) .
Para ayudar en el crecimiento espiritual, organizaba conversaciones espirituales en las que se oraba y se leían las vidas de los santos y misioneros y terminaban con una visita al Santísimo Sacramento en alguna iglesia o con la asistencia a las vísperas.
Podemos afirmar que San Felipe Neri vivió para y por la Eucaristía. Y es que recibir a Jesucristo en la comunión da como fruto principal la unión íntima con El, de modo que se cumple la promesa del Señor: “Quien come mi carne y bebe mi sangre, habita en mí y yo en él”. La vida en Cristo encuentra su fundamento en el banquete eucarístico, porque lo que el alimento material produce en nuestra vida corporal, la comunión lo realiza en nuestra vida espiritual. Ella conserva, acrecienta y renueva la vida de la gracia recibida en el Bautismo. Fortalece nuestros pasos en el peregrinar de la vida y en el seguimiento de Jesús. Estimuló la vocación de nuestro santo, haciendo posible la experiencia que tuvo San Pablo: “Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí”.
Que el fruto de estas fiestas sea un amor profundo a la Eucaristía y a la comunión del Cuerpo de Cristo porque los que lo reciben se unen más estrechamente a Cristo y entre sí. La comunión renueva, fortifica y profundiza la incorporación a la Iglesia realizada ya por el Bautismo. La Eucaristía essigno de unidad y vínculo de caridad, es el sacramento que de una manera privilegiada construye a la Iglesia que es signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano.