Domingo, 26 de marzo de 2006
Ponemos a continuaci?n la tercera carta de la serie "Cartas a mi querido Te?filo" del Padre Antonio de Hogar Santa Rita del Puerto de la Cruz en Tenerife.


Mi querido amigo: Paz y bien.


.(Fuente de la Guancha)Antes que nada, mi buen Te?filo, no s? c?mo expresar mi sentimiento de dolor ante la muerte tan tr?gica de tu buena esposa. La noticia me ha dejado consternado y perplejo.

Tu relato ha sido muy fuerte. ?Cu?nto te habr? costado ponerlo por escrito? Me cuentas que por la ma?ana, como de costumbre, tu mujer te puso el desayuno, luego te despidi? con un beso y como todos los d?as, marchaste al trabajo. Todo, aparentemente, transcurri? normal; pero al llegar a tu casa, abres la puerta, observas que la radio est? m?s alta que de costumbre, te diriges a la cocina, la comida est? hecha, la mesa est? puesta con el plato, el pan, la servilleta, el vaso y los cubiertos y hasta una cerveza fresca sin alcohol, todav?a sin abrir; pero no est? all? tu mujer, tampoco esta en el servicio, ni en su habitaci?n. Llamas fuerte por su nombre y nadie contesta, empiezas a ponerte nervioso, abriendo puertas como un loco y nada, hasta que se te ocurre entrar en un peque?o despacho en el que tienes un ordenador y un equipo de m?sica. All? te tropiezas con una escena terrible: tu mujer est? sentada con los brazos colgando del apoya brazos del sill?n, la cabeza hundida en el pecho, y un charco grande de sangre en el suelo. Inexplicablemente se ha cortado las venas y ha muerto desangrada.

?Qu? ha pasado? ?Qu? ha pasado? Gritas desesperado. ?Por qu?? ?Por qu?? ?Dios m?o! ?Por qu? ha pasado todo esto? Corres de un lado para otro. No sabes qu? hacer, ante un hecho tan inesperado, y que no entiendes. Hasta que te serenas un poco y llamas a la polic?a. Ella ha decidido poner fin a su vida, padre Antonio, y no dej? nada escrito, ni s? qu? motivos le llevaron a este acto, que jam?s podr? borrar de mi imaginaci?n.

Segu? gritando, s?lo, sin testigos, para desahogarme. No. No puede ser. Dios no es justo. ?Por qu? ten?a que pasarle esto a mi esposa? Aparentemente yo cre?a que mi mujer era feliz. Yo nunca le fui infiel, ni tampoco ella. Econ?micamente las cosas no nos van tan mal. Trabajamos bien. Yo trabajo una jornada completa y ella hace unas horas en la recepci?n de un hotel. Ten?amos alguna peque?a discusi?n, como todas las parejas; pero luego todo segu?a bien. No tenemos hijos y ella se sent?a quiz? un poco acomplejada por no darme hijos; pero ese tema ya lo hab?amos tocado y lo hab?amos asumido. De todos modos nosotros no ?ramos los ?nicos. Alguna vez hab?amos planeado adoptar un ni?o. Era m?s que nada un deseo de ella. Quiz? yo fui un poco ego?sta y casi le daba a demostrar que era mejor seguir sin hijos, porque as? estar?amos m?s libres para salir de fiesta o hacernos algunos viajes.

Ahora todo se ha venido abajo y de momento no s? como afrontar esta muerte. Me siento de alg?n modo culpable y derrotado. Quiz? no fui lo suficientemente cari?oso con ella. Quiz? no tuve muchos detalles. Quiz? dedicaba mucho tiempo al trabajo y llegaba muchas veces cansado y sin ganas ni de hablar. Muchas veces ella quer?a salir y yo le dec?a que lo que deseaba era quedarme a descansar, que no ten?a ganas de estar cambi?ndome de ropa y que lo que necesitaba m?s bien era acostarme m?s pronto porque ten?a sue?o. Otras veces me pon?a a leer el peri?dico o a ver el partido de f?tbol que estaban dando en la tele. Me da rabia el no haberle dado m?s tiempo a mi mujer. Quiz? ya estaba volvi?ndose una rutina la vida matrimonial. Padre Antonio, me hago preguntas y m?s preguntas y no hallo ninguna respuesta. ?por qu? mi mujer no me dijo nada y me cont? lo que le estaba pasando por la cabeza? Ciertamente que muchas veces me dec?a "t? s?lo piensas en ti. Eres un ego?sta".

Cada vez que me dec?a de salir para dar un paseo, le respond?a, que otro d?a ir?amos; pero ella observaba que si ven?a un amigo para salir un rato a echarme un vaso de vino o ver juntos un partido de f?tbol enseguida me arreglaba y sal?a y la dejaba sola, sin importarme nada su soledad. Como no me dec?a nada, cre?a que era feliz as?.

Recuerdo que un d?a me dijo: Te?filo, ya no me dices ni que guapa estoy. Me cambio el peinado, me ti?o el pelo, estreno un vestido y t? ni te enteras, pas? el d?a de mi Santo y nada, llega el d?a de mi cumplea?os y ni te acuerdas y menos a?n el aniversario de nuestra boda. Cuando ?ramos novios nunca te olvidabas de traerme un ramo de flores el d?a de los enamorados y ahora es como un d?a cualquiera.

Padre Antonio, ahora viene a mi mente tantos recuerdos y me siento realmente culpable; pero ya es in?til todas estas reflexiones. No se puede nuevamente empezar. Ya es tarde. Ahora no s? como afrontar el porvenir. C?mo rehacer mi vida. Ya me hab?a acostumbrado a ella y ten?a mi vida organizada. No s? qu? me espera. Hay momentos que hasta deseo morirme, esconderme en el fondo de una cueva. Tengo miedo a todas las preguntas que me van a hacer cuando los amigos y toda la gente me encuentren.

He escuchado, amigo Te?filo, todo tu relato y casi t? ya lo has dicho todo. De todos modos, vamos a ir por partes. Tienes raz?n en decir que no puedes devolverle la vida a tu mujer, por muchas reflexiones que hagas y est? claro que nunca tendr?s respuesta y dif?cilmente sabr?s el porque, por m?s vueltas que le des al asunto. Puede ser alguna de las reflexiones que t? haces la causa de la decisi?n tomada por tu mujer, o puede ser otra que nunca sabremos. Pero la vida sigue y ahora hay que afrontar el d?a siguiente. Tambi?n es cierto que tienes que estar preparado para la lluvia de preguntas que la gente y hasta la misma polic?a te har?n, y te repetir?n una misma pregunta muchas veces. Muchos lo har?n, por saber, otros por curiosidad y tambi?n habr? muchos que te preguntar?n "por cumplir". Que vengan a tenderte una mano y a ayudarte a salir de un problema tan serio, ser?n muy pocos, si es que tienes la suerte de encontrar alguno.

Pero vamos a plantear las cosas con serenidad y fr?amente. Primero, descarta la culpabilidad de Dios, y el estar pensando que Dios no es justo, permitiendo esta muerte tr?gica. M?s que Dios, no hay nadie que quiera a tu mujer y es el que m?s lo ha sentido. En el fondo est? el problema del mal en el mundo.

Si Dios estuviera continuamente interviniendo milagrosamente para impedir el mal, entonces tendr?a que suprimir la libertad y todos actuar?amos como robots, como aut?matas, ciegamente, sin razonamiento, como act?an todos los seres creados por Dios, exceptuando el hombre. Como el Sol y todos los elementos que cumplen puntualmente las leyes naturales que Dios les puso para que haya un orden en el universo.

Tampoco te sientas culpable. ?Qui?n puede saber la causa por la que tom? esta decisi?n? Se la ha llevado a la Tierra. La autopsia, no entra a valorar la moralidad del acto, ni tampoco los motivos que tuvo. Solamente las causas f?sicas y si fue suicidio u homicidio o fue una muerte natural y un poco m?s. Si no dej? nada escrito, todo lo que podemos hacer es suposiciones. De todos modos no hay nada que hacer para devolverle la vida, yo s? que es muy f?cil aconsejar en esta situaci?n; pero solamente t? sabes la gravedad de tu sufrimiento. Para comprenderte habr?a que ponerse uno en tu lugar y esto no es posible. Me supongo la soledad que sientes; el horrible silencio que hay en tu casa. No tienes hijos, vives s?lo en tu casa. Parece que el techo se te va a caer encima, me dices. Tienes que estar contestando una y otra vez a los vecinos, los compa?eros de trabajo, la familia. Entiendo que desees, como me cuentas, meterte en cualquier hueco donde nadie te encuentre. Te duele la cabeza, se te estalla sin duda.

Hay mucha gente que no te entiende y desgraciadamente hasta alguno murmura en voz baja que t? fuiste el culpable y aunque parezca mentira, hasta puede haber alguien que se alegre de tu desgracia. Ahora, estar?n hasta vigilando tus pasos, por si ya est?s enamorado de otra, y hasta dir?n que la ten?as de antes, ni puedes hablar con ninguna mujer porque ya te la echan de novia. A qu? poquita gente le duele de verdad tu problema.

Ten paciencia, mi buen Te?filo, ruega a Dios por ella. Ahora est? de moda tu problema. Pronto te dejar?n en paz y otro ser? noticia. As? es la vida en este planeta, mi querido amigo: gente que te quiere ver triste, desesperado, envuelto en llanto y te aconsejar? que lo olvides todo, que no pienses m?s en ello, que rehagas tu vida con otra mujer; como si eso fuera tan f?cil y como si esa fuera la soluci?n a tu problema, unos te dir?n que vayas de luto riguroso, otros te aconsejaran, que vayas a una fiesta, para que te distraigas y te olvides del impacto.

Todos parecen como si no tuvieran otra cosa que hacer que meterse en tu vida, yo te aconsejar?a que no est?s dando tantas explicaciones. Y pienso que tu esposa sigue viva. S?. Viva en otra dimensi?n por encima de las estrellas. Empieza a recordar los momentos bonitos que vivieron juntos. Busca la foto en que est? m?s bonita, ampl?ala, encuad?rnala y ponla en lugar visible y esto te ayudar? a verla siempre viva porque viva est?. Sigue tu camino y recu?rdala, no tienes porqu? olvidarla, t? sabes que era muy buena y muy religiosa y aunque no entiendes el porqu? de su decisi?n, ya que s?lo Dios es el due?o de la vida. No la juzgues. El buen ladr?n se salv? en el ?ltimo minuto, de la ?ltima hora del ?ltimo d?a de su vida, no pierdas la esperanza. No la juzgues. Ponla en las manos de Dios y a seguir luchando, Y termino, porque ya me he alargado demasiado. Dejemos la conversaci?n en este punto y ya seguiremos en otro d?a. Adi?s mi querido amigo Te?filo. Hasta siempre.

Antonio Mar?a Hern?ndez Hern?ndez
Publicado por verdenaranja @ 19:50
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