Viernes, 28 de abril de 2006
Rosario Vocacional

Objetivo: Fomentar a trav?s de la oraci?n del Rosario, ya sea en forma personal o comunitaria, la intenci?n de orar por las vocaciones de especial consagraci?n.

Qui?nes son convocados: Todos los grupos con sensibilidad con la promoci?n y oraci?n por las vocaciones.

D?nde se realizar?: parroquias, arciprestazgos, familias, colegios, conventos, seminario, comunidades religiosas, movimientos apost?licos, grupos de oraci?n (O.V.E. ?)?


Esquema de oraci?n


?La mies es abundante, pero los obreros son pocos. Rogad por tanto al due?o de la mies que env?e obreros a su mies? (Mt 9, 38).


Nuestro auxilio es el nombre del Se?or.
R. Que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre...

O bien:

Dios m?o, ven en mi auxilio.
R. Se?or, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre...

I. Primer misterio. Contemplamos la vocaci?n de Samuel.

Lectura b?blica 1 Sam 3, 1-10.

?El joven Samuel estaba al servicio del Se?or con El?. La palabra del Se?or era rara en aquel tiempo y no eran frecuentes las visiones. Un d?a estaba El? acostado en su habitaci?n. Sus ojos empezaban a apagarse y apenas pod?a ver. La l?mpara de Dios todav?a no se hab?a apagado. Samuel estaba durmiendo en el santuario del Se?or, donde estaba el arca de Dios. El Se?or llam? a Samuel:
-?Samuel, Samuel!
?l respondi?:
-Aqu? estoy.
Fue corriendo a donde estaba El? y le dijo:
-Aqu? estoy, porque me has llamado.
El? respondi?:
-No te he llamado, vuelve a acostarte.
Y Samuel fue a acostarse, pero el Se?or lo llam? otra vez:
-?Samuel!
Samuel se levant?, fue donde estaba El? y el dijo:
-Aqu? estoy, porque me has llamado.
Respondi? El?:
-No te he llamado, hijo m?o, vuelve a acostarte.
(Samuel no conoc?a todav?a al Se?or. No se le hab?a revelado a?n la palabra del Se?or).
Por tercera vez llam? el Se?or a Samuel:
?l se levant?, fue a donde estaba El?, y le dijo:
- Aqu? estoy, porque me has llamado.
Comprendi? entonces El? que era el Se?or quien llamaba al joven, y le dijo:
-Vete a acostarte, y si te llaman, dices: Habla Se?or que tu siervo escucha.
Samuel fue y se acost? en su sitio.
Vino el Se?or, se acerc? y lo llam? como las otras veces:
-?Samuel, Samuel!
Samuel respondi?:
-Habla, que tu siervo escucha.?

Ant?fona: ?Habla Se?or, que tu siervo escucha?.
Padre nuestro..., las diez Ave Mar?a y el Gloria (se repite la ant?fona).



II. Segundo misterio: Contemplamos la vocaci?n de Jerem?as.

Lectura b?blica Jer 1, 4-8.

?El Se?or me habl? as?:
Antes de formarte en el vientre te conoc?; antes que salieras del seno te consagr?, te constitu? profeta de las naciones. Yo dije: ?Ah Se?or, mira que no s? hablar, pues soy un ni?o!
Y el Se?or me respondi?: No digas ?Soy un ni?o?, porque ir?s adonde te env?e y dir?s todo lo que yo te ordene. No les tengas miedo, pues yo estoy contigo para librarte, or?culo del Se?or?.

Ant?fona: ?No les tengas miedo, pues yo estoy contigo?.
Padre nuestro..., las diez Ave Mar?a y el Gloria (se repita la ant?fona).





III. Tercer misterio. Contemplamos la llamada de los primeros disc?pulos.
Lectura b?blica Mc 1, 16-20.

?Pasando Jes?s junto al lago de Galilea, vio a Sim?n y a su hermano Andr?s que estaban echando las redes en el lago, pues eran pescadores.
Jes?s les dijo:
-Ven?os detr?s de m? y os har? pescadores de hombres.
Ellos dejaron inmediatamente las redes y lo siguieron.
Un poco m?s adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan. Estaban en la barca reparando las redes. Jes?s los llam? tambi?n; y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras ?l?.

Ant?fona: ?Dejaron inmediatamente las redes y lo siguieron?.
Padre nuestro..., las diez Ave Mar?a y el Gloria (se repite la ant?fona).


IV. Cuarto misterio. Contemplamos la elecci?n Mar?a para ser la madre del Se?or.

Lectura b?blica Lc 1, 26-38.

?Al sexto mes, envi? Dios al ?ngel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven desposada con un hombre llamado Jos?, de la estirpe de David; el nombre de la joven era Mar?a. El ?ngel entr? donde estaba Mar?a y le dijo:
-Dios te salve, llena de gracia, el Se?or est? contigo.
Al o?r estas palabras, ella se turb? y se preguntaba qu? significaba tal saludo. El ?ngel le dijo:
-No temas, Mar?a, pues Dios te ha concedido su favor. Concebir?s y dar?s a luz un hijo, al que pondr?s por nombre Jes?s. ?l ser? grande, ser? llamado Hijo del Alt?simo; el Se?or Dios le dar? el trono de David su padre, reinar? sobre la estirpe de Jacob por siempre y su reino no tendr? fin.
Mar?a dijo al ?ngel:
-?C?mo ser? esto, pues no tengo relaciones con ning?n hombre?
El ?ngel le contest?:
-El Esp?ritu Santo vendr? sobre ti y el poder del Alt?simo te cubrir? con su sombra; por eso, el que va ha nacer ser? santo y se llamar? Hijo de Dios.
Mira, tu pariente Isabel tambi?n ha concebido un hijo en su vejez, y ya est? de seis meses la que todos ten?an por est?ril; porque para Dios nada hay imposible.
Mar?a dijo:
-Aqu? esta la esclava del Se?or, que me suceda seg?n dices.
Y el ?ngel la dej?.

Ant?fona: ?Aqu? esta la esclava del Se?or?.
Padre nuestro..., las diez Ave Mar?a y el Gloria (se repite la ant?fona).


V. Quinto misterio. Contemplamos la instituci?n de los ap?stoles.
Lectura b?blica Mc 3,13-19.

?Jes?s subi? despu?s al monte, llam? a los que ?l quiso y se acercaron a ?l. Design? entonces a doce, a los que llam? ap?stoles, para que lo acompa?aran y para enviarlos a predicar con poder de expulsar demonios. Design? a estos doce: a Sim?n, a quien dio el sobrenombre de Pedro; a Santiago, el hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andr?s, Felipe, Bartolom?, Mateo, Tom?s, Santiago el hijo de Alfeo, Tadeo, Sim?n el Cananeo y Judas Iscariote, el que lo entreg?.

Ant?fona: ?Llam? a los que ?l quiso?.
Padre nuestro..., las diez Ave Mar?a y el Gloria (se repite la ant?fona).

Oraci?n

A ti Se?or, nos dirigimos con confianza Hijo de Dios,
enviado por el Padre a los hombres de todos los tiempos
y de todas las partes de la tierra,
te invocamos por medio de Mar?a,
Madre tuya y Madre nuestra:
haz que en la Iglesia no falten las vocaciones,
sobre todo las de especial dedicaci?n a tu Reino.

Jes?s, ?nico Salvador del hombre,
te rogamos por nuestros hermanos y hermanas
que han respondido ?s? a tu llamada al sacerdocio,
a la vida consagrada y a la misi?n.
Haz que su existencia se renueve de d?a en d?a,
y se conviertan en Evangelio vivo.
Se?or misericordioso y Santo,
sigue enviado nuevos obreros
a la mies de tu Reino.

Ayuda a aquellos que llamas a seguirte en nuestro tiempo;
haz que, contemplando tu rostro,
respondan con alegr?a
a la estupenda misi?n que les conf?as,
para el bien de tu pueblo y de todos los hombres.
T?, que eres Dios y
vives y reinas con el Padre y el Esp?ritu Santo,
por los siglos de siglos.

Am?n.
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