Lunes, 15 de mayo de 2006

"Yo soy el pan de vida" (Jn 6,35)

Vivir de la Eucarist?a
27-31 de marzo de 2006


INTRODUCCI?N

1. Yo soy el pan de la Vida (Jn 6, 35). La Iglesia participa del misterio de la Redenci?n principalmente mediante la Eucarist?a. La vida y la misi?n de la Iglesia y de cada cristiano encuentran en la Eucarist?a su fuente y su culmen[1]. Iniciamos unnuevo periodo pastoral despu?s de haber celebrado en comuni?n con toda la Iglesia el A?o de laEucarist?a. En Espa?a, adem?s, hemos conmemorado el CL Aniversario de la proclamaci?n del dogma de la Concepci?n Inmaculada de la Sant?sima Virgen Mar?a con el A?o de la Inmaculada[2]. Contemplar el rostro de Jesucristo, el Hijo de Dios vivo, nacido de las entra?as pur?simas de Mar?a Virgen, es nuestro ?programa? permanente[3]: Ave verum Corpus natum de Maria Virgine!


2. Contemplar con Mar?a el rostro de Cristo es la tarea encomendada por el gran Papa Juan Pablo II a todos los hijos de la Iglesia al inicio del Nuevo Milenio[4]. Con enorme esperanza hemos vivido en este ?ltimo a?o el cambio de pontificado. El regalo de Dios que ha sido para la Iglesia y para el mundo la persona y el magisterio de Juan Pablo II, se renueva con Benedicto XVI. Uno y otro nos han recordado c?mo de la comuni?n plena con Cristo resucitado, presente en la Eucarist?a, brota cada uno de los elementos de la vida de la Iglesia, ?en primer lugar la comuni?n entre todos los fieles, el compromiso de anuncio y testimonio del Evangelio, el ardor de la caridad hacia todos, especialmente hacia los pobres y los peque?os?[5]. Conscientes de la centralidad del misterio eucar?stico para la vida y misi?n de la Iglesia, el presente Plan pastoral de la Conferencia Episcopal Espa?ola (2006-2010) contin?a la reflexi?n y experiencia de los planes anteriores, especialmente el que acabamos de culminar, evaluando las acciones realizadas y abordando nuevas cuestiones desde la perspectiva en la que nos sit?a el Esp?ritu: la comuni?n eucar?stica como fuente de la misi?n apost?lica. 2. Comuni?n con el Santo Padre



3. Desde el a?o 1983, tras la primera visita del Santo Padre Juan Pablo II a Espa?a, la Conferencia Episcopal Espa?ola viene elaborando planes pastorales como herramienta de trabajo sobre temas comunes que responden a un ?nico objetivo: llevar el testimonio pleno de Jesucristo, cada vez de forma m?s cercana e ?ntegra a la vida de los cristianos[6]. Los ?ltimos planes pastorales han tenido como referencia la celebraci?n del Gran Jubileo del A?o 2000, tanto en su preparaci?n como en su recepci?n. La magnitud de ese acontecimiento justific? la elaboraci?n de planes con abundancia de acciones extraordinarias. Ahora nos toca recoger la herencia jubilar, tomar conciencia de que lo importante no es tanto hacer ?programas nuevos?[7] cuanto vivir la novedad permanente del evangelio y orientar nuestros esfuerzos a lo nuclear de la vida cristiana: el encuentro con Cristo, pues ?no se comienza a ser cristiano por una decisi?n ?tica o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientaci?n decisiva.?[8] Alcance del Plan Pastoral:



4. El presente Plan Pastoral debe interpretarse en su estrecha vinculaci?n con las orientaciones de la Santa Sede y de los planes pastorales que cada Iglesia particular viene ya desarrollando. La mirada pastoral a nuestra situaci?n, seg?n el diagn?stico realizado en el Plan Pastoral precedente[9], sigue siendo v?lida en sus l?neas fundamentales, aunque hay que se?alar algunos cambios acaecidos y nuevos subrayados, especialmente en el ?mbito de la transmisi?n y vivencia de la fe en la familia y en el de las migraciones.

De la Eucarist?a brota nuestra acci?n de gracias a Dios por los dones recibidos durante el per?odo que ahora terminamos:

- por la fidelidad de muchos cristianos a su vocaci?n bautismal y compromiso privado y p?blico de la fe, en un contexto cultural dif?cil; la vida entregada y ejemplar de tantos sacerdotes y personas consagradas; la vitalidad de movimientos y comunidades; el testimonio de los misioneros y la sensibilidad de los cat?licos para ayudar a las Misiones y al Tercer mundo; las posibilidades que se est?n abriendo de una sana revitalizaci?n de la religiosidad popular; el estilo cercano, humano y humanizador de tantas instituciones y personas de Iglesia. Damos gracias por los dones recibidos:


- damos gracias por el empe?o con que se trabaja y los frutos que est?n dando muchos proyectos y acciones eclesiales: celebraciones lit?rgicas m?s vivas; buena organizaci?n catequ?tica y de ense?anza religiosa escolar; avance en la formaci?n teol?gica de los laicos; redescubrimiento de las potencialidades evangelizadoras de nuestro patrimonio cultural; conciencia de la necesidad de estar presentes en los medios de comunicaci?n y donde se genera la cultura; crecimiento de la participaci?n y de los ?rganos de comuni?n intraeclesial; servicio a los pobres y defensa de los derechos humanos en m?ltiples iniciativas y a diversos niveles. - vitalidad eclesial en la celebraci?n, formaci?n y pastoral

A la Eucarist?a llevamos tambi?n las preocupaciones apuntadas en el plan pastoral anterior:

- las que tienen su origen en una cultura p?blica que se aleja decididamente de la fe cristiana y camina hacia un humanismo inmanentista. Esto se manifiesta en diversas formas mentales o actitudes vitales: las tendencias laicistas en la organizaci?n de la sociedad, la desidentificaci?n de la realidad misma del matrimonio y la familia, los atentados contra la vida del concebido no nacido, el recorte de libertades en materia educativa, la deriva de una parte de la juventud, sometida a nuevas formas de esclavitud;



- las que surgen en la misma vida interna de la Iglesia: la d?bil transmisi?n de la fe a las eneraciones j?venes; la desorientaci?n que afecta a un buen n?mero de sacerdotes, religiosos y laicos; la disminuci?n de vocaciones para el sacerdocio y para los institutos de vida consagrada; la pobreza de vida lit?rgica y sacramental de no pocas comunidades cristianas; la aparici?n de nuevas formas de disenso teol?gico y eclesial, y la escasa presencia p?blica de los cat?licos. El problema de fondo, al que una pastoral de futuro tiene que prestar la m?xima atenci?n, es la secularizaci?n interna. La cuesti?n principal a la que la Iglesia ha de hacer frente hoy en Espa?a no se encuentra tanto en la sociedad o en la cultura ambiente como en su propio interior; es un problema de casa y no s?lo de fuera. - secualizaci?n interna

5. Deseamos vivir de la Eucarist?a cada vez con mayor fidelidad para seguir impulsando una pastoral esperanzada que nos permita proclamar, con palabras y hechos, que s?lo en Cristo est? la salvaci?n. Al proponer como tema central del Plan Pastoral el Misterio de la Eucarist?a pretendemos revitalizar la vida cristiana desde su mismo coraz?n, pues adentr?ndonos en el misterio eucar?stico entramos en el coraz?n de Dios, como nos recuerda magistralmente Benedicto XVI: ?La ?m?stica? del Sacramento, que se basa en el abajamiento de Dios hacia nosotros, tiene otra dimensi?n de gran alcance y que lleva mucho m?s alto de lo que cualquier elevaci?n m?stica del hombre podr?a alcanzar. [...] El Dios encarnado nos atrae a todos hacia s?. Se entiende, pues, que el agap? se haya convertido tambi?n en un nombre de la Eucarist?a: en ella el agap? de Dios nos llega corporalmente para seguir actuando en nosotros y por nosotros. S?lo a partir de este fundamento cristol?gico-sacramental se puede entender correctamente la ense?anza de Jes?s sobre el amor?[10].


6. El desarrollo del Plan Pastoral se hace atendiendo a aquellos aspectos que son comunes a los fieles cristianos de todas nuestras di?cesis, a saber, la transmisi?n de la fe, la vida sacramental y la misi?n evangelizadora en caridad[11]. Estas tres dimensiones de la vida cristiana son las que nos permiten disponerlo en torno al misterio eucar?stico. La comuni?n eucar?stica, que recorre y dinamiza la vida de la Iglesia, es tambi?n principio y norma de actuaci?n: lex credendi, lex orandi y lex vivendi[12]. Desde la Eucarist?a, en efecto, brota la transmisi?n de la fe, la celebraci?n del misterio cristiano, y el servicio al mundo en caridad. Estructura del presente plan pastoral:

Parte I: Fe Lex credendi profec?a

Parte II: Esperanza lex orandi liturgia

Parte III: Caridad lex vivendi diacon?a


7. Al hablar de transmisi?n de la fe nos ce?iremos a la tarea educadora de la Iglesia que comprende la catequesis de iniciaci?n, la ense?anza religiosa y teol?gica, as? como la integraci?n del mensaje cristiano en la nueva cultura de la comunicaci?n[13]. La consideraci?n de la celebraci?n del misterio cristiano, nos llevar? a ocuparnos de la celebraci?n lit?rgica de la Iglesia y de la vida de oraci?n y, por ?ltimo, el servicio al mundo en caridad nos situar? ante los nuevos retos que plantea la misi?n evangelizadora y la transformaci?n de la sociedad. Cada una de las partes se desarrollar? seg?n el siguiente esquema b?sico: iluminaci?n desde la Eucarist?a, reflexi?n sobre los ?mbitos a los que se refiere y, finalmente, relaci?n de las principales acciones pastorales que se proyectan para el periodo.



8. Dos grandes acontecimientos se?alar?n el inicio y el final de esta etapa: el V Encuentro Mundial de las Familias y un Congreso Eucar?stico al finalizar la primera d?cada del nuevo milenio, que convoque a todas las comunidades cristianas y, en particular, a aquellas realidades eclesiales de especia inspiraci?n eucar?stica.
Dos grandes acontecimientos: Encuentro de las familias (2006)



I. DEL MISTERIO DE LA FE A LA TRANSMISI?N DE LA FE



9. El anuncio del Evangelio del Reino para la conversi?n tiene, tambi?n en el siglo XXI, enorme fuerza de vida y de esperanza para toda la historia humana. La salvaci?n redentora de Cristo se actualiza sacramentalmente en el ?memorial? de la Eucarist?a. Confesamos la fe en la Eucarist?a, convencidos de que la comuni?n con Cristo, vivida ahora como peregrinos en la existencia terrena, anticipa el encuentro supremo del d?a en que seremos semejantes a ?l, porque le veremos tal cual es (1 Jn 3, 2). La Eucarist?a es por naturaleza portadora de la gracia en la historia humana[14]. Convocados a la conversi?n


?Todo fiel est? llamado a la santidad y a la misi?n?[15]. La iniciaci?n al cristianismo es una convocatoria a llevar a la vida el misterio que anunciamos, a una vida de santidad hasta el l?mite, hasta el martirio a causa de la fe.[16] Esto lo proclaman los misioneros y lo han vivido de manera excepcional los santos. ?Muchos cristianos, ya desde los or?genes de la Iglesia, testimoniar?n su fe con la efusi?n de sangre. A los primeros m?rtires seguir?n otros a lo largo de los siglos hasta nuestros d?as. ?C?mo no reconocer que tambi?n en nuestro tiempo, en diversas partes del mundo, profesar la fe cristiana requiere el hero?smo de los m?rtires??[17]. Santidad y misi?n


10. La Eucarist?a es el Mysterium fidei. Ante la Eucarist?a el cristiano comprueba a diario que la Verdad que sostiene el mundo no se capta con los sentidos. Al ?manantial mismo de la gracia?[18] se llega por la fe. Del tesoro inagotable que es la Eucarist?a, consideramos urgente recuperar el lugar que le corresponde en la transmisi?n de la fe. Con preocupaci?n observamos c?mo muchos de los que se profesan cristianos carecen de una fe personal. Conservan pr?cticas religiosas, viven una fe intermitente, o reivindican creer al margen de la Iglesia. Ante tal situaci?n dos tareas se hacen necesarias: acreditar la Iglesia como hogar de la fe y profesar la fe rectamente. Ambas tareas encuentran en la Eucarist?a su punto de verificaci?n m?s aut?ntico.



11. La Eucarist?a, en efecto, culmina la Iniciaci?n cristiana, mantiene al cristiano en una caridad activa y operante mientras peregrina en este mundo y le hace gustar ya ahora las primicias de la vida futura. La transmisi?n de la fe se alcanza cuando brotan espont?neos el compromiso permanente con la Verdad, la actitud de adoraci?n y la vida en comuni?n. El encuentro vivo con Cristo Eucarist?a es el mejor est?mulo para la formaci?n permanente que debe acompa?ar a todo cristiano a lo largo de su vida. Es imposible tratar con Jesucristo y no crecer en deseos de conocerle m?s y mejor. Encuentro con Cristo Eucarist?a est?mulo para formaci?n permanente


12. Necesario es alentar y desarrollar en ni?os y j?venes la honda experiencia de fe que produce el encuentro con el Se?or en la Eucarist?a. La catequesis y la educaci?n en la fe, en cualquiera de sus fases, han de introducir en esta forma de conocimiento que lleva al encuentro, para que el encuentro sea a su vez el est?mulo para el conocimiento y para la respuesta a la llamada del Se?or. Los contenidos doctrinales han de poder ser contrastados en el trato personal con Cristo, trato que se produce ah? donde ?l nos ha dejado su presencia: en primer lugar y de forma eminent?sima, en la Eucarist?a, tambi?n en el ministro que act?a en su nombre, en la Palabra divina que es proclamada, en la asamblea que se congrega, en el necesitado con quien ?l se identifica[19]. Catequesis y educaci?n en la fe ha de llevar al encuentro con Cristo



13. La acci?n misionera se sit?a en el primer momento de la acci?n evangelizadora de la Iglesia y se realiza mediante el primer anuncio del Evangelio[20]. Su finalidad es suscitar la fe, la conversi?n y la adhesi?n global al Evangelio del Reino. Este primer anuncio del Evangelio va dirigido, por una parte, a los no cristianos, es decir, a aquellos que nunca han tenido el don de conocer el mensaje revelado; en ellos, como en cualquier ser humano, subyacen ?semillas de la Palabra? que son avivadas por el testimonio, la palabra y la acci?n misionera de la Iglesia[21]. Misi?n.



Pero tambi?n son destinatarios los que han sido bautizados pero permanecen alejados de la fe y de la vida cristiana. Por ello, conviene prestar especial atenci?n a la incidencia evangelizadora que pueden tener hoy en Espa?a la celebraci?n de determinados ritos y sacramentos (exequias, bautizos, bodas), celebraciones que cuentan con la asistencia de personas que s?lo se acercan a la Iglesia en estas ocasiones. La preparaci?n cuidadosa de estos actos, en particular de la homil?a, la selecci?n adecuada de lecturas y cantos, as? como la caridad en el trato, son valios?simos medios de evangelizaci?n.



Asimismo, ?es necesario mantener viva la solicitud por el anuncio y por la fundaci?n de nuevas Iglesias en los pueblos y grupos humanos donde no existen, porque ?sta es la tarea primordial de la Iglesia, que ha sido enviada a todos los pueblos hasta los confines de la tierra. Sin la misi?n ad gentes, la misma dimensi?n misionera de la Iglesia estar?a privada de su significado fundamental y de su actuaci?n ejemplar?[22]. Espa?a no ha dejado de cooperar con esta actividad misionera por medio del env?o de miles de misioneros y misioneras. Desde la primera evangelizaci?n ha cooperado de manera especial con Am?rica. Ahora se hace urgente el env?o de misioneros a Asia y a ?frica.



A estos ?mbitos geogr?ficos es necesario unir unos nuevos horizontes conocidos como los ?nuevos are?pagos o nuevas fronteras? de car?cter cultural, como el mundo de la comunicaci?n, el compromiso por la paz, el desarrollo de los pueblos, la investigaci?n cient?fica. O de car?cter social, como son el mundo de la inmigraci?n, las grandes ciudades, el ?mbito de los j?venes, o las nuevas situaciones de pobreza e injusticia social[23].



14. La centralidad del misterio eucar?stico nos ayudar? en estos pr?ximos a?os a centrar a?n m?s la catequesis en sus objetivos prioritarios como son conducir a la comuni?n con Jesucristo[24] y hacer posible que la comunidad creyente proclame que Jes?s, el Hijo de Dios, el Cristo, vive y es Salvador[25]. Para esta misi?n la catequesis continuar? configur?ndose como catequesis al servicio de la iniciaci?n cristiana procurando una ense?anza y un aprendizaje convenientemente prolongado, de toda la vida cristiana[26].


Con esta orientaci?n la catequesis asumir? la preocupaci?n constante por promover y mantener el primer anuncio como forma de una transmisi?n que no da por supuesta la fe sino que trata siempre de suscitarla. Junto a ello, y a la luz de la instituci?n catecumenal, la catequesis conecta con toda la acci?n sacramental y lit?rgica de la Iglesia, pues la catequesis y la liturgia son las dos acciones eclesiales a trav?s de las cuales se genera la nueva vida en Cristo. Por ello la catequesis deber? adecuarse progresivamente a la participaci?n sacramental en la vida de la Iglesia, mostrando siempre con claridad el car?cter culminante de la Eucarist?a. La centralidad del domingo y la celebraci?n de la eucarist?a dominical ser?n centrales en todo itinerario catequetico.

La catequesis al servicio de la iniciaci?n cristiana pone de relieve algunas urgencias en las que ya venimos insistiendo en nuestros planes pastorales:



- Una catequesis m?s vinculada a la acci?n lit?rgica, a los sacramentos de la iniciaci?n, al testimonio de la caridad, en definitiva, al conjunto de la memoria viva de la comunidad cristiana. Catequesis vincula-da a la vida de la Comunidad cristiana


- La implicaci?n de quienes desempe?an alguna responsabilidad pastoral, entre los que sobresale el Obispo y su presbiterio, con la aportaci?n original de religiosos y laicos. El ejercicio de esta responsabilidad debe llevar a intensificar la formaci?n de catequistas. Formaci?n de catequistas


- Una catequesis que ayude a los cristianos a fortalecer su identidad. Una fe que no pueda formularse en un lenguaje para ser compartido hace imposible la unidad de la fe. El Catecismo de la Iglesia Cat?lica y su Compendio nos ayudar?n en esta tarea. En los pr?ximos a?os trabajaremos para que estos instrumentos produzcan frutos en la identidad de fe de todo el pueblo cristiano. Catecismo de la Iglesia Cat?lica y su Compendio


- Una catequesis que, por ser iniciaci?n, tiene en la comunidad cristiana la referencia m?s visible de la experiencia de la fe, y que, de forma muy especial alienta a la familia cristiana a cumplir su misi?n insustituible en el despertar a la fe y en su transmisi?n a las nuevas generaciones. Misi?n insustituible de la familia cristiana



15. Con preocupaci?n observamos el creciente recorte de la libertad en el ?mbito de la ense?anza religiosa y de la educaci?n en general. Lejos de desalentarnos, renovamos nuestro empe?o a favor de la educaci?n integral de la persona humana, la cual nunca se alcanzar? si se prescinde de su dimensi?n religiosa. La Iglesia entiende su presencia en la escuela como una acci?n educativa y evangelizadora[27], un verdadero apostolado cuyo vigor se renueva cada d?a en la celebraci?n eucar?stica. Singular atenci?n merece la escuela cat?lica, en la que Cristo es el fundamento del proyecto educativo; ?precisamente por la referencia expl?cita, y compartida por todos los miembros de la comunidad escolar, a la visi?n cristiana ?aunque sea en grado diverso- es por lo que la escuela es ?cat?lica?, porque los principios evang?licos se convierten para ella en normas educativas, motivaciones interiores y al mismo tiempo metas finales?[28]. Presencia de la Iglesia en la escuela


En esta tarea, como en todas las que afectan a la transmisi?n de la fe, la vocaci?n de los te?logos sigue siendo imprescindible. La teolog?a participa del mismo dinamismo eucar?stico que vitaliza la Iglesia y ha de saber encontrar tambi?n en la Eucarist?a su punto de partida y de llegada. Anhelamos una teolog?a que, justamente por ser rigurosa en el ?mbito cient?fico, genere adoradores en esp?ritu y en verdad[29]. Vocaci?n de los te?logos


La Eucarist?a nos espolea a la misi?n universitaria como ?caridad intelectual?; por ello estimamos muy conveniente fortalecer la presencia de la Iglesia en la Universidad y su entorno cultural, tanto en lo que se refiere a la evangelizaci?n del mundo de los j?venes universitarios como del profesorado[30]. Misi?n universitaria



16. La evangelizaci?n de la cultura moderna depende en gran parte de los Medios de Comunicaci?n Social. No basta usarlos para difundir el Evangelio y el Magisterio de la Iglesia, sino que conviene integrar el mensaje mismo en esta nueva cultura de la comunicaci?n. Es necesario continuar el proceso de renovaci?n y mejora de la estructura informativa eclesial, en orden a poder contar con un espec?fico plan de comunicaci?n integral y org?nica, y con los medios humanos y t?cnicos necesarios para lograr que la voz y vida de la Iglesia sean percibidas por los fieles y los ciudadanos, en general, de una manera clara y coherente. Asimilar los valores que la Eucarist?a expresa, las actitudes que inspira y los prop?sitos de vida que suscita[31], llevar? a nuestras comunidades diocesanas y a los laicos comprometidos en el mundo de la comunicaci?n a dar un testimonio inequ?voco del evangelio, sin olvidar que la presencia de la Iglesia en los medios de comunicaci?n no se da para competir con los poderosos de la tierra, sino para presentar al mundo entero el rostro del Salvador. Medios de comunicaci?n





17. En el ?mbito de la transmisi?n de la fe, el cuatrienio precedente ha visto cumplidas numerosas iniciativas, impulsadas por algunos documentos que siguen vigentes. Destacan entre ellos los que se han ocupado de los siguientes temas de actualidad eclesial: La iniciaci?n cristiana. Reflexiones y Orientaciones; Orientaciones pastorales para el Catecumenado; Orientaciones pastorales para la iniciaci?n cristiana de los ni?os no bautizados en su infancia; Valoraci?n moral del terrorismo en Espa?a, de sus causas y de sus consecuencias; elaboraci?n y puesta en marcha del Plan de Formaci?n Sistem?tica Complementaria para el profesorado de Religi?n Cat?lica; celebraci?n del Congreso Nacional de Misiones y publicaci?n de las Actas. Asimismo, se ha creado la Oficina para las Causas de los Santos que ya ha celebrado dos cursos intensivos para postuladores. Cumplidas:


18. En estos pr?ximos a?os culminar?n algunas acciones que ya estaban programadas en Planes anteriores y a?n est?n en curso: La Sagrada Biblia. Versi?n oficial de la Conferencia Episcopal Espa?ola; la Versi?n ecum?nica de la Biblia en espa?ol, que se lleva a cabo con la Sociedad B?blica de Espa?a; la traducci?n revisada de los textos lit?rgicos del Misal; la publicaci?n de los Catecismos de adultos, j?venes e infancia, elaborados a partir del Catecismo de la Iglesia Cat?lica y del Compendio del mismo; continuaci?n de la reflexi?n sobre la pastoral de la comunicaci?n y la promoci?n de la comunicaci?n institucional de la Iglesia[32].



19. Junto a estas acciones, se?alamos las que la Conferencia Episcopal Espa?ola, a trav?s de sus ?rganos, promover? durante el pr?ximo periodo a fin de impulsar la transmisi?n de la fe en perspectiva eucar?stica: Nuevas:


3.1. Recepci?n del Compendio del Catecismo de la Iglesia Cat?lica y aplicaci?n a los diversos proyectos catequ?ticos para la iniciaci?n cristiana.



3.2. Revisi?n de catecismos y materiales catequ?ticos. Organismos responsables: Subcomisi?n episcopal de Catequesis y Comisi?n Episcopal para la Doctrina de la Fe. - Revisi?n catecismos


3.3. Publicaci?n de un documento sobre La catequesis de quienes quieren completar su iniciaci?n cristiana o quieren plantearse de nuevo el camino de la fe.


3.4. Publicaci?n de un documento sobre la identidad de la Escuela Cat?lica y su proyecto educativo hoy, como servicio a la educaci?n.


3.5. Recepci?n de la Instrucci?n Pastoral Teolog?a y Secularizaci?n en Espa?a. A los cuarenta a?os de la clausura del Concilio Vaticano II.


3.6. Realizaci?n de un estudio sobre la asistencia a la Eucarist?a dominical de los miembros de nuestras comunidades (n?mero de feligreses, motivaciones y dificultades), as? como preparaci?n de una catequesis sobre la Santa Misa.


3.7. Reflexi?n y sugerencias para la promoci?n del catecumenado de adultos y de ni?os en edad escolar en las diversas Iglesias locales.



3.8. Promover iniciativas que favorezcan el acercamiento a Cristo Eucar?stico de la infancia y juventud, tales como las escuelas de monaguillos y la adoraci?n al Sant?simo (vigilias, adoraci?n nocturna), hora santa y oraci?n por las vocaciones.


3.9. Encuentros preparatorios de la Jornada Mundial de Sydney 2008: Congreso Nacional de Pastoral de Juventud dirigido a expertos y agentes de pastoral y un encuentro de J?venes preparativo de la Jornada Mundial.


3.10. Publicaci?n, presentaci?n y difusi?n del Itinerario de Formaci?n Cristiana para Adultos, como peculiar instrumento de formaci?n para los Movimiento de Apostolado Seglar.


3.11. Preparaci?n de unas Jornadas nacionales de reflexi?n y compromiso sobre la Pastoral Vocacional en las di?cesis.


3.12. Elaboraci?n de unas Orientaciones pastorales sobre la naturaleza, destinatarios, metodolog?a y finalidad de la acci?n misionera de la Iglesia.


3.13. Elaboraci?n de un documento sobre las potencialidades evangelizadoras del Patrimonio Cultural de la Iglesia.

Organismo responsable: Comisi?n Episcopal para el Patrimonio Cultural.


3.14. Organizaci?n de una gran exposici?n de orfebrer?a eucar?stica.


3.15. Preparaci?n y celebraci?n de al menos una gran ceremonia de Beatificaci?n de numerosos m?rtires de la persecuci?n religiosa en Espa?a (1936-1939), acompa?ada de una cuidada y oportuna acci?n pastoral sobre la santidad de la vida cristiana y el testimonio de la fe.


3.16. Colaboraci?n entre las di?cesis de Espa?a para el desarrollo e implantaci?n de iniciativas medi?ticas eclesiales, como emisoras locales de radio y televisi?n, destinadas a hacer presente en la opini?n p?blica el mensaje y el pensamiento cristianos. Fomento, asimismo, de la presencia de la Iglesia en los nuevos medios, especialmente en lo que se refiere a Internet.



II. DE LA CELEBRACI?N EUCAR?STICA A LA VIVENCIA DE LA ESPERANZA

20. ?Se ha de celebrar el Evangelio de la esperanza, anuncio de la verdad que nos hace libres (cf. Jn 8, 32)?[33]. La vivencia de la esperanza pasa necesariamente por una participaci?n en la Liturgia de la Iglesia que sea cada vez m?s consciente, activa y fructuosa, guiados por el Esp?ritu Santo, ?el pedagogo de la fe del Pueblo de Dios?[34]. Por eso, junto al esfuerzo por una mejor y m?s cuidada instrucci?n y catequesis sobre la Eucarist?a, es necesario ?velar para que la celebraci?n sea digna y decorosa, de modo que inspire respeto verdadero y piedad aut?ntica ante la grandeza del Misterio Eucar?stico?[35], misterio que convoca a la contemplaci?n ?y nos invita a esa peregrinaci?n interior que se llama adoraci?n?[36]. Ello requiere una buena preparaci?n de la celebraci?n tanto por parte del sacerdote como del equipo de liturgia que sirve a la comunidad. Se hace necesaria la transmisi?n de la vivencia eucar?stica por parte del celebrante, que se manifestar? tambi?n en la liturgia de la palabra y especialmente en la preparaci?n homil?tica[37]. La transformaci?n del mundo que esperan todos los hombres en su coraz?n, aun sin saberlo, se realiza ya de forma misteriosa en la Eucarist?a. En torno a ella la comunidad cristiana se constituye en cuanto tal, configurando su tiempo y ordenando su modo de estar en el mundo.


21. La Iglesia, que vive de la Eucarist?a, es la comunidad del Domingo. El domingo, en efecto, es el d?a especial de la fe, d?a del Se?or resucitado y del don del Esp?ritu, verdadera Pascua de la semana[38]. Hay que ?redescubrir la alegr?a del domingo cristiano [...] redescubrir con orgullo el privilegio de participar en la Eucarist?a, que es el sacramento del mundo renovado?[39]. Finalmente, la participaci?n de los fieles en la Eucarist?a les capacita para anunciar por el mundo el designio salv?fico de Dios. ?Al t?rmino de cada Misa, cuando el celebrante despide la asamblea con las palabras Ite, misa est, todos deben sentirse enviados como misioneros de la Eucarist?a a difundir en todos los ambientes el gran don recibido?[40]. La Eucarist?a proporciona la fuerza interior para dicha misi?n y es tambi?n, en cierto sentido, su proyecto: ?es un modo de ser que pasa de Jes?s al cristiano y, por su testimonio, tiende a irradiarse en la sociedad y en la cultura. Para lograrlo, es necesario que cada fiel asimile, en la meditaci?n personal y comunitaria, los valores que la Eucarist?a expresa, las actitudes que inspira, los prop?sitos de vida que suscita.?[41] ?Por qu? no ver en esta propuesta del Papa una consigna especial para nuestro trabajo pastoral?



22. El Misterio Pascual de Cristo ha santificado el tiempo, convirti?ndose en el eje de la historia, y el espacio, haciendo de su presencia viva en la Eucarist?a un polo de atracci?n desde el cual el hombre entra en el ?mbito de lo sagrado[42]. Ya no es el hombre que busca el encuentro con la divinidad, sino Dios, que habiendo entrado en la historia humana, sale a su encuentro con una presencia ?corporal y sustancial?[43], pues ?en la Eucarist?a Cristo todo entero est? presente en su realidad f?sica, aun corporalmente, pero no a la manera que los cuerpos est?n en un lugar?[44]. ?La fe nos pide que, ante la Eucarist?a, seamos conscientes de que estamos ante Cristo mismo. Precisamente su presencia da a los diversos aspectos ?banquete, memorial de la Pascua, anticipaci?n escatol?gica? un alcance que va mucho m?s all? del puro simbolismo.?[45] Junto a la recuperaci?n del sentido verdadero del D?a del Se?or, tenemos tambi?n el reto pastoral de que nuestras iglesias no se conviertan en museos sin vida. ?La medida de la vitalidad de la Iglesia, de su apertura interna, se manifiesta en que puede tener sus puertas abiertas, ya que es Iglesia en oraci?n?[46].
Santificaci?n del tiempo y del espacio


23. La perspectiva de santidad[47] en la que queremos situar nuestra programaci?n pastoral en comuni?n con toda la Iglesia, nos lleva a poner nuestra mirada en la Virgen Mar?a. En el A?o de la Inmaculada hemos recordado que creceremos en amor a la Eucarist?a y aprenderemos a hacer de ella la fuente y el culmen de nuestra vida cristiana, si no abandonamos nunca la escuela de Mar?a[48]. Vivir la Eucarist?a con Mar?a pone ante nuestros ojos de fe la belleza de la vida de la gracia y, por contraste, la fealdad del pecado. Sin un constante esfuerzo por la conversi?n, y ?una renovada valent?a pastoral para que la pedagog?a cotidiana de la comunidad cristiana sepa proponer de manera convincente y eficaz la pr?ctica del Sacramento de la Reconciliaci?n?[49], la participaci?n en la Eucarist?a estar?a despojada de su plena eficacia redentora, debilitando la disponibilidad para ofrecer a Dios el sacrificio espiritual, expresi?n de nuestra participaci?n en el sacerdocio de Cristo[50]. Jesucristo, que invita al banquete eucar?stico, es siempre el mismo que exhorta a la penitencia.


24. La Iglesia, viviendo de la Eucarist?a, ha sido capacitada para santificar a sus hijos hasta hacer de ellos un pueblo santo: ?de este ?pan vivo? se alimenta. ?C?mo no sentir la necesidad de exhortar a todos a que hagan de ella siempre una renovada experiencia??[51]. En la celebraci?n eucar?stica las comunidades cristianas se nutren en la doble mesa de la Palabra y del Cuerpo de Cristo, fortaleciendo su identidad genuina, pues ?s?lo al ser ?eucar?sticas? pueden transmitir al propio Cristo a los hombres, y no s?lo ideas o valores?[52]. La Eucarist?a es experiencia viva de Dios que llama y del hombre que responde, llamada y respuesta, expresi?n y realidad de la Alianza, sacrificio de servicio y de entrega de la vida, ?cuerpo entregado? y ?sangre derramada?, sentido pleno de la vida del hombre en Dios. Desde la Eucarist?a (celebraci?n, presencia y adoraci?n), misterio fundante de la vocaci?n, hay que organizar en las di?cesis y en las parroquias una pastoral vocacional bien estructurada,que parta de la oraci?n por las vocaciones y de la vivencia intensa del misterio eucar?stico. La Eucarist?a descubre la vocaci?n propia de la parroquia, llamada a ser comunidad eucar?stica. ?Esto significa que es una comunidad id?nea para celebrar la Eucarist?a, en la que se encuentran la ra?z viva de su edificaci?n y el v?nculo sacramental de su existir en plena comuni?n con toda la Iglesia?[53]. En cuanto comunidad de bautizados que expresan y confirman su identidad por la celebraci?n del Sacrificio eucar?stico, est? llamada a aprovechar la experiencia y la cooperaci?n de las Asociaciones de Apostolado Seglar, como la Acci?n Cat?lica, y de los Nuevos Movimientos que, bajo el impulso del Esp?ritu Santo, han sabido revalorizar los elementos de la vocaci?n cristiana. La belleza de la existencia cristiana resplandece en la comunidad parroquial cuando en torno a la Eucarist?a convergen los diferentes carismas y estados de vida cristiana[54].


25. Los sacerdotes, asociados ?ntimamente por voluntad del Se?or al Misterio eucar?stico, tienen una responsabilidad especial hacia la Iglesia, pues al igual que ella, tienen su origen en la Eucarist?a[55]. La vitalidad de la vida parroquial depende en gran medida de la santidad de sus pastores[56]. En el sacramento del altar se hace presente de nuevo el sacrificio de la cruz, don total de Cristo a su Iglesia. De ah? que la caridad del Buen Pastor con la que el sacerdote ama a la Iglesia brote de la Eucarist?a y en ella encuentre su m?s alta expresi?n[57]. Uni?ndose a Cristo en el altar el sacerdote es invitado y guiado a ofrecer cada d?a su propia vida, sus trabajos y todas sus cosas[58]. Los sacerdotes, por su condici?n de ministros de las cosas sagradas, son sobre todo ministros del sacrificio de la misa; ?su papel es totalmente insustituible, porque sin sacerdote no puede haber sacrificio eucar?stico. Esto explica la importancia esencial de la Eucarist?a para la vida y el ministerio sacerdotal y, por tanto, para la formaci?n espiritual de los candidatos al sacerdocio?[59]. Los formadores de los Seminarios, conscientes de que el coraz?n de la formaci?n sacerdotal encuentra en la Eucarist?a su fuente y su culmen, promover?n la devoci?n eucar?stica con el magisterio de la palabra y del ejemplo. Los candidatos al sacerdocio, mediante la participaci?n diaria en la celebraci?n eucar?stica, ?se formar?n en las ?ntimas disposiciones que la Eucarist?a promueve?[60] . Es necesario resaltar esta importancia fundamental de la Eucarist?a en la formaci?n, en la celebraci?n y en la experiencia vivida en los Seminarios y en cada uno de los seminaristas, que la han de tener como centro. ?La Eucarist?a en el centro? es el origen, fundamento y misi?n de la llamada al ministerio sacerdotal. De la buena formaci?n, celebraci?n y vivencia eucar?stica en los Seminarios depender?, en gran parte, en el futuro y ya en el presente, la forma de celebraci?n y experiencia eucar?stica de los fieles en las comunidades.


26. La Eucarist?a es el coraz?n de la vida eclesial y de la vida consagrada, es ?fuente inagotable de la fidelidad al Evangelio, porque en este sacramento, centro de la vida eclesial, se realizan plenamente la ?ntima identificaci?n y la total conformaci?n con Cristo, a la que est?n llamados los consagrados y las consagradas?[61]. Desde la Eucarist?a estamos convocados a profundizar en el gran don de la vida consagrada en su triple dimensi?n de la consagraci?n, la comuni?n y la misi?n, para encontrar ?en plena sinton?a con la Iglesia y su Magisterio? ulteriores est?mulos para afrontar espiritual y apost?licamente los nuevos desaf?os[62]. Porque es en la Eucarist?a en donde la consagraci?n encuentra su fuente y su culmen, es ah? en donde los hermanos son convocados como fraternidad escatol?gica, y es desde ella y para ella que se les env?a en misi?n apost?lica.


Que la Eucarist?a sea el centro de la vida consagrada significa que es vi?tico cotidiano y fuente de espiritualidad de todo Instituto; que en ella se invita a las personas consagradas a vivir el Misterio Pascual de Cristo, haciendo de la propia vida una ofrenda con Cristo al Padre mediante el don del Esp?ritu Santo; que en la Eucarist?a se afianza e incrementa la unidad y caridad de los consagrados[63] en comuni?n con toda la Iglesia: ?La vida consagrada, al principio del nuevo milenio, tiene ante s? desaf?os formidables que s?lo puede afrontar en comuni?n con todo el Pueblo de Dios, sus Pastores y los fieles?[64]. Por eso, la participaci?n cotidiana en la Eucarist?a, la adoraci?n contemplativa y silenciosa de este Misterio, son para la vida consagrada el marchamo de su fidelidad: a Dios que se nos da como alimento y presencia, a los hermanos que se nos dan como compa??a para el destino que fuimos creados, a la misi?n propia que se deriva del carisma recibido. La Eucarist?a supone el reclamo m?s alto para ser santos desde el patrimonio espiritual que se ha recibido en una familia consagrada, y al mismo tiempo su posibilidad.

27. La Iniciaci?n cristiana ha configurado al cristiano con su Se?or, dot?ndolo de una vocaci?n espec?fica en la Iglesia y en el mundo. Los fieles laicos, al haber sido configurados a Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey, pueden hacer de toda su vida un sacrificio agradable a Dios. La incorporaci?n a Cristo por el Bautismo, desarrollada por el sacramento de la Confirmaci?n, encuentra en la Eucarist?a su culminaci?n y su sustento[65]. Los seglares ?son llamados por Dios para contribuir, desde dentro a modo de fermento, a la santificaci?n del mundo mediante el ejercicio de sus propias tareas, guiados por el esp?ritu evang?lico y as? manifiestan a Cristo ante los dem?s, principalmente con el testimonio de su vida y con el fulgor de su fe, esperanza y caridad?[66]. Hay que cuidar y revitalizar de manera especial la formaci?n y espiritualidad de los laicos, cuya colaboraci?n en la misi?n evangelizadora de la Iglesia es fundamental, en particular de forma asociada.
La vocaci?n de los fieles laicos



28. La familia, en cuanto iglesia dom?stica, el matrimonio, en cuanto fundamento de la familia, y la vocaci?n y misi?n espec?ficas de todos cuantos conforman esta realidad (esposos, padres, hermanos, hijos, ni?os, j?venes o ancianos) encuentran en la Eucarist?a la fuente para su santificaci?n, la meta de su compromiso en la Iglesia y en el mundo, la prenda de la vida futura. La Eucarist?a es la expresi?n m?xima del deber de santificaci?n de la familia cristiana[67] y la fuente misma del matrimonio. La Eucarist?a, en cuanto actualizaci?n sacramental del amor esponsal de Cristo a su Iglesia llevado al extremo del sacrificio de la cruz, es por ello el manantial que vivifica desde dentro la alianza conyugal[68]. En el don eucar?stico de la caridad encuentra la familia cristiana el fundamento y el alma de su comuni?n y de su misi?n[69], de aqu? la importancia de fomentar la asistencia de las familias a la eucarist?a dominical, ?haciendo del domingo el signo de su fidelidad al Se?or y un elemento irrenunciable de la vida cristiana?[70].


Con gran esperanza acogemos el Encuentro Mundial de las Familias que se celebrar? en Valencia en julio del presente a?o 2006, bajo el lema: La transmisi?n de la fe en la familia. Los grav?simos ataques a la familia y al matrimonio que padecemos en nuestra sociedad nos obligan m?s que nunca a testimoniar la verdad del matrimonio y de la familia, llamando a la conversi?n y al respeto del orden establecido por el Creador: ?familia, s? t? misma!

29. Una esperanza viva nos ha llevado en el cuatrienio precedente a realizar numerosas iniciativas, entre las que destacamos: la celebraci?n del Congreso de Apostolado Seglar y publicaci?n de documentos como La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad (2001) y el Directorio de Pastoral familiar (2003). Asimismo se ha producido una modificaci?n en la estructura del organigrama de la Conferencia Episcopal, para facilitar el servicio a las di?cesis: elevaci?n a rango episcopal de la Comisi?n para la Vida Consagrada en el 2002, asumiendo la doble funci?n en tanto que es Comisi?n Episcopal para la Vida Consagrada, formada s?lo por obispos, y Comisi?n Mixta de Obispos y Superiores Mayores de distintas congregaciones, de institutos seculares y de nuevas formas de consagraci?n.


30. En estos pr?ximos a?os culminar?n algunas acciones que ya estaban programadas en el Plan anterior y a?n est?n en curso, como la actualizaci?n de los Cauces Operativos para las Mutuae Relationes entre los obispos y la vida consagrada en la Iglesia de Espa?a.


31. Se se?alan, a continuaci?n, las acciones que la Conferencia Episcopal, a trav?s de sus diversos ?rganos, impulsa durante el pr?ximo periodo con su apoyo corporativo:


3.2. Publicaci?n de la traducci?n castellana de la Tercera edici?n t?pica del Misal Romano, acompa?ada de materiales para mejorar la celebraci?n eucar?stica (reedici?n de los Directorios lit?rgicopastorales actualizados seg?n la tercera edici?n t?pica del Misal Romano, los cantos para la celebraci?n eucar?stica, etc.).


3.3. Publicaci?n de una nueva edici?n del Ritual de la sagrada comuni?n y del culto a la Eucarist?a fuera de la Misa, y divulgaci?n del mismo para su correcta aplicaci?n.



3.4. Publicaci?n y divulgaci?n del Ritual de la Iniciaci?n Cristiana (explicaci?n de su estructura ?itinerario de iniciaci?n- as? como de los criterios para su correcta aplicaci?n).


3.5. Revisi?n del Ritual de la Penitencia, para una dignificaci?n celebrativa de este sacramento. Ofrecer materiales para una adecuada catequesis sobre el mismo.



3.6. Reflexi?n y acciones sobre la pastoral de la adecuada participaci?n eucar?stica y de la misa dominical.



3.7. Organizar un encuentro sobre el canto en las celebraciones lit?rgicas, donde se estudie la calidad de los textos y de la m?sica, as? como el ministerio del cantor.


3.8. Se programan, durante los pr?ximos veranos, tres cursillos de formaci?n lit?rgica para seminaristas, en torno a la celebraci?n de la Eucarist?a, la preparaci?n homil?tica, el A?o lit?rgico y la Liturgia de las Horas.



3.9. Directrices para la cooperaci?n interdiocesana en la formaci?n sacerdotal y distribuci?n del clero, as? como para incorporar en la formaci?n sacerdotal y de los candidatos al sacerdocio la necesidad de la colaboraci?n misionera y evangelizadora con otras Iglesias de reciente implantaci?n.


3.10. Realizaci?n de un acontecimiento conmemorativo del XL Aniversario de la publicaci?n del Decreto del Concilio Vaticano II ?Perfectae Caritatis?. Sobre la adecuada renovaci?n de la vida religiosa y del X Aniversario de la Exhortaci?n apost?lica Vita consecrata.


3.11. Celebraci?n de un env?o numeroso de misioneros y misioneras de las di?cesis espa?olas con motivo de la Clausura del V Centenario de San Francisco Javier.


3.12. Difusi?n y aplicaci?n del Directorio de Pastoral Familiar (= DPF), mediante las siguientes iniciativas:

- Publicaci?n de unos lineamenta para la Pastoral Familiar en el ?mbito parroquial (DPF 271-273). Estos lineamenta dar?n indicaciones concretas para la formaci?n de los Equipos de Pastoral Familiar (DPF 105, 288).

- Publicaci?n de unos materiales para itinerarios largos de preparaci?n al matrimonio (DPF 109-11).

- Publicaci?n, en colaboraci?n con las Comisi?n de Ense?anza y Catequesis y Departamento de Juventud, de materiales para la educaci?n afectivosexual (DPF 89-93). Junto a la elaboraci?n de estos materiales, es necesario garantizar la formaci?n de los monitores para que realicen este servicio desde la comuni?n con la ense?anza de la Iglesia y con una s?lida base antropol?gica y cient?fica.


3.13. Creaci?n de una Comisi?n Nacional de Bio?tica, como instituci?n estable de car?cter consultivo para las cuestiones cada vez m?s especializadas que van surgiendo en este campo.


3.14. La celebraci?n en julio de 2006 en Valencia del Encuentro Mundial de las Familias. Preparaci?n y Recepci?n del Encuentro en coordinaci?n con la Archidi?cesis de Valencia.


III. DE LA COMUNI?N EUCAR?STICA AL SERVICIO DE LA CARIDAD


32. La Eucarist?a no s?lo proporciona la fuerza interior para la misi?n, sino que constituye su mismo proyecto. Tal es la consigna especial que Juan Pablo II sugiri? como fruto del A?o de la Eucarist?a: asimilar los valores que la Eucarist?a expresa, las actitudes que inspira, los prop?sitos de vida que suscita. Tres son en concreto los elementos que configuran el proyecto de misi?n que brota de la Eucarist?a: la acci?n de gracias, la solidaridad con todos los hombres, el servicio a los ?ltimos. En estos elementos estriban los criterios de verificaci?n de una vida aut?nticamente eucar?stica: ?No podemos hacernos ilusiones: por el amor mutuo y, en particular, por la atenci?n a los necesitados se nos reconocer? como verdaderos disc?pulos de Cristo (cf. Jn 13, 35; Mt 25, 31-46). En base a este criterio se comprobar? la autenticidad de nuestras celebraciones eucar?sticas?[71].


33. El compromiso evangelizador en favor de la humanidad no permite que la Iglesia se desentienda del progreso social. La responsabilidad por la transformaci?n de las realidades temporales y por reconducirlas a Cristo lleva a los fieles a trabajar en este mundo para hacer la vida de los hombres m?s humana[72]. ?Quienes participamos de la Eucarist?a estamos llamados a descubrir, mediante este Sacramento, el sentido profundo de nuestra acci?n en el mundo en favor del desarrollo y de la paz?[73], estamos prestos en la fe a recibir de Dios nuestra salvaci?n, realidad que da sentido y consistencia a nuestras vidas. La Eucarist?a transforma los bienes de este mundo (el fruto de la tierra y del trabajo) desvelando su meta ?ltima: hacer presente al mismo Cristo. De esta forma prepara el Reino definitivo, anticip?ndolo, lo cual lleva al cristiano a entregarse a la transformaci?n de s? mismo, del propio coraz?n, y desde ah? a la de todas las cosas en Cristo, orientaci?n ?ltima del desarrollo humano. ?Un efecto esencial de la comuni?n eucar?stica es la caridad, que debe penetrar la vida social?[74].
La transformaci?n de las realidades temporales



Prueba de ello es la entrega generosa de los misioneros y de las comunidades eclesiales que con su ?salida? a la misi?n, a los m?s pobres y necesitados, est?n mostrando la universalidad y eclesialidad de la caridad. Con su entrega y donaci?n testimonian que la evangelizaci?n y la promoci?n humana son distintas, pero ?est?n unidas y vinculadas por el lazo de la caridad?[75]. Por ello, ?en la educaci?n misionera, la centralidad de la afirmaci?n de la unicidad debe ser manifestada de todas las maneras posibles; esto impedir? que se reduzca a una clave meramente sociol?gica la decisiva obra de promoci?n humana impl?cita en la evangelizaci?n?[76]. En nuestro mundo globalizado la Eucarist?a revela a los hombres de todos los pueblos los rasgos del verdadero progreso social: la comuni?n, la solidaridad, la libertad, el respeto por las personas, la esperanza y la confianza en Dios.


34. ?La ?m?stica? del Sacramento tiene un car?cter social, porque en la comuni?n sacramental yo quedo unido al Se?or como todos los dem?s que comulgan [?] el amor a Dios y al pr?jimo est?n realmente unidos: el Dios encarnado nos atrae a todos hacia s?. [?] Una Eucarist?a que no comporte un ejercicio pr?ctico del amor es fragmentaria en s? misma?[77]. No es coherente una celebraci?n eucar?stica en la cual no brille la caridad, corroborada al compartir efectivamente los bienes con los m?s pobres (cf. 1 Cor 11, 17-22. 27-34). El A?o de la Eucarist?a ha sido ocasi?n preciosa para tomar conciencia del compromiso especial que han de asumir nuestras comunidades diocesanas y parroquiales a fin de afrontar alguna de las m?ltiples pobrezas de nuestro mundo. La Eucarist?a es la escuela donde tambi?n la familia capta que ?debe vivir de manera que sus miembros aprendan el cuidado y la atenci?n de los j?venes y ancianos, de los enfermos o disminuidos, y de los pobres?[78]. Juan Pablo II, al convocar este A?o nos sugiri? poner nuestra mirada en el drama del hambre, en las enfermedades que flagelan a los pa?ses en desarrollo, en la soledad de los ancianos, en la desaz?n de los parados, en el trasiego de los emigrantes. Jesucristo, que nos sale al encuentro en la Eucarist?a, es el mismo que quiere encontrarse con nosotros en los pobres de este mundo. ?La celebraci?n cotidiana de la Eucarist?a renueva a la Iglesia en este amor hacia los m?s pobres. Ella urge a la comunidad a ponerse en camino para invitarlos al banquete del reino, para que se sienten en la mesa com?n y compartan los bienes recibidos del Se?or. La celebraci?n eucar?stica debe expresar y significar lo que ha de ser la ?eclesialidad? de la acci?n caritativo-social que la Iglesia realiza?[79].


35. Las migraciones son uno de los fen?menos m?s llamativos de nuestro tiempo[80]. La situaci?n de la inmigraci?n en Espa?a reviste las especiales caracter?sticas de estar constituyendo una realidad marcada por el aumento extraordinario, r?pido y plural de inmigrantes en los ?ltimos a?os, lo que nos exige reflexionar sobre los problemas que plantea su integraci?n, la clarificaci?n doctrinal de nuestros cristianos y el reto nada f?cil de ofrecerles a Jesucristo junto con nuestro testimonio de caridad cristiana[81]. La Eucarist?a, que nos permite tener entre nosotros los mismos sentimientos de Cristo (cf. Flp 2, 5; Rm 15, 5), nos lleva a salir al encuentro de todo hombre, conscientes de que ?no existe el forastero para quien debe hacerse pr?jimo del necesitado, incluso asumiendo la responsabilidad de su vida, como ense?a de modo elocuente e incisivo la par?bola del buen samaritano (cf. Lc 10, 25-37)?[82].
El fen?meno de la inmigraci?n



36. La celebraci?n eucar?stica, sacramento de comuni?n, llama a la unidad[83]. La situaci?n actual de divisi?n entre cristianos y la imposibilidad de la plena comuni?n eucar?stica exige todos los esfuerzos posibles para volver a reunirse en torno a un ?nico altar. ?Todos sentimos el dolor de la separaci?n que impide la celebraci?n com?n de la Eucarist?a?[84]. El ardiente deseo de celebrar juntos la ?nica Eucarist?a del Se?or debe animar el compromiso por restaurar la unidad da?ada[85]. S?lo desde la unidad de la Iglesia la Eucarist?a puede ser percibida en la plenitud de su significado. ?En el comienzo de siglo necesitamos contar con una reflexi?n sobre la actual situaci?n de las relaciones interconfesionales para programar distintas acciones que promuevan tambi?n entre nosotros la unidad de los cristianos y el di?logo interreligioso?[86].


37. El di?logo es parte integrante de la conciencia misionera de la Iglesia; se funda en la afirmaci?n de la igual dignidad de todos los hombres, sea cual sea la religi?n a la que pertenezcan, y al mismo tiempo en el primado de Jesucristo y de su doctrina ?comparado con los fundadores de otras religiones?[87]. Haciendo la verdad en la caridad y respetando la libertad, la Iglesia tiene como prioridad el anuncio del Evangelio, que es la verdad plena y definitiva sobre el hombre y a la que el hombre est? llamado a convertirse. El compromiso eclesial de anunciar a Jesucristo tiene hoy especialmente en cuenta la pr?ctica del di?logo interreligioso. La identidad de la fe cat?lica se expresa tanto en la proclamaci?n inequ?voca de Jesucristo, ?nico Salvador de todos los hombres[88], como en la capacidad de reconocer cuanto hay de santo y verdadero en las religiones no cristianas[89]. Por eso, el di?logo interreligioso no sustituye la misi?n, sino que forma parte de ella: ?El compromiso eclesial de anunciar a Jesucristo, el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14, 6) se sirve hoy tambi?n del di?logo interreligioso, que ciertamente no sustituye, sino que acompa?a la missio ad gentes?[90].


En Espa?a el di?logo interreligioso est? estrechamente vinculado al fen?meno de la inmigraci?n, de ah? que deba cultivarse desde la apertura, el respeto, la acogida y las relaciones de buena vecindad con los no cristianos (di?logo de la vida), buscando la cooperaci?n en la promoci?n de valores morales compartidos, como la justicia y la paz (di?logo de la acci?n), desde la propia tradici?n religiosa (di?logo de la experiencia religiosa)[91], sin renunciar a presentar la mediaci?n ?nica y universal de Jesucristo y de la Iglesia. En particular, es importante una correcta relaci?n con el Islam, siendo conscientes de la notable diferencia entre la cultura europea, con profundas ra?ces cristianas, y el pensamiento musulm?n, as? como de la peculiaridad de la presencia del Islam en Espa?a. A este respecto, hay que preparar adecuadamente a los cristianos que viven cotidianamente en contacto con musulmanes para que conozcan el Islam de manera objetiva y sepan situarse bien ante ?l; dicha preparaci?n debe propiciarse particularmente en los seminaristas, los presb?teros y todos los agentes de pastoral[92].


38. El cuatrienio precedente ha visto cumplidas numerosas iniciativas en el servicio de la caridad, entre las que destacamos: Publicaci?n de los documentos: Orientaciones para la atenci?n pastoral de los cat?licos orientales en Espa?a; La Iglesia de Espa?a y los gitanos; La caridad en la vida de la Iglesia. Tambi?n se han llevado a cabo como algunas iniciativas para la difusi?n de la visi?n cat?lica de asuntos de inter?s p?blico: Toda una vida para ser vivida, Hombre y mujer los cre?, Todos fuimos embriones. Asimismo, se ha creado el Departamento para la atenci?n a los cat?licos orientales en 2004.


39. Tambi?n en estos pr?ximos a?os culminar?n algunas acciones que ya estaban programadas en el Plan anterior y a?n est?n en curso, como la publicaci?n de unas Orientaciones sobre la pastoral con los inmigrantes.


40. Las acciones que deseamos impulsar en este ?mbito para el pr?ximo periodo son las siguientes:


3.1. Reflexi?n de la Asamblea Plenaria sobre la nueva situaci?n que plantea la globalizaci?n y sus retos a la solidaridad y a la paz entre los pueblos.


3.2. An?lisis del fen?meno de las Migraciones en Espa?a en la actualidad, en orden a la elaboraci?n del documento con orientaciones para el adecuado servicio pastoral de los inmigrantes, seg?n los ?ltimos documentos de la Iglesia.


3.3. Actualizaci?n de las Orientaciones para los matrimonios entre cat?licos y musulmanes.


3.4. Desarrollar un constante apoyo a las di?cesis para la sensibilizaci?n, formaci?n de agentes de pastoral de las migraciones y creaci?n y mejora de las estructuras adecuadas para esta pastoral espec?fica.


3.5. Encuentro Nacional de Delegados Nacionales de C?ritas y de Migraciones para el an?lisis de acciones conjuntas para responder a la realidad migratoria actual en Espa?a.


3.6. Realizar un cat?logo de las realidades sociocaritativas de la Iglesia espa?ola a favor de los m?s necesitados y de los que sufren las nuevas pobrezas presentes en nuestra sociedad, y coordinar la informaci?n a la sociedad espa?ola sobre la misma.



41. El Congreso Eucar?stico de 2010 reflejar? y potenciar? hacia el futuro las iniciativas y las acciones que las distintas Comisiones Episcopales y otros organismos habr?n llevado a cabo durante el quinquenio en los tres campos y en los diversos ?mbitos a los que se refiere este Plan Pastoral. Organismos responsables: Comisiones Episcopales de Pastoral y de Liturgia, con la Secretar?a General.


CONCLUSI?N

42. ?Gracias a la Eucarist?a la Iglesia renace siempre de nuevo?[93]. Las indicaciones anteriores que conforman el Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal Espa?ola para el periodo 2006-2010, convergen todas en la Eucarist?a. La vitalidad de nuestras iglesias brota de este Sacramento Sant?simo. Nuestro empe?o en los pr?ximos a?os ha de orientarse a vivir de la Eucarist?a con una mayor interioridad[94]. El amor al culto eucar?stico pasa a trav?s de un redescubrimiento de la belleza de la celebraci?n en la adoraci?n y acci?n de gracias. La participaci?n activa y espiritual en el misterio de la fe nos abre a la esperanza de las realidades prometidas, m?s all? de los horizontes limitados de un mundo atrapado por el relativismo y por una cultura que apostata silenciosamente de Dios[95]. De la Eucarist?a, brota la fuerza capaz de transformar el mundo y la cultura, porque ella es epifan?a de comuni?n, lugar de encuentro del Pueblo de Dios con Jesucristo, muerto y resucitado, fuente de vida y esperanza.

43. De la Eucarist?a reciben la gracia los obispos, los sacerdotes y los di?conos para anunciar con solicitud pastoral el Evangelio a nuestro mundo; de ella toman coraje los misioneros para llevar el gozoso anuncio del Reino hasta los confines de la tierra; de ella obtienen fuerza los miembros de la vida consagrada para vivir en la tierra la vida del cielo mediante la profesi?n de los consejos evang?licos; de ella reciben luz y vigor los laicos para transformar las realidades temporales seg?n el mandamiento nuevo del amor a Dios y al pr?jimo; de ella aprenden los esposos a ser fuertes en el amor y a superar las dificultades de la vida familiar; de ella surge la audacia de muchos cristianos perseguidos para ser testigos de Cristo en el mundo. De ella vive todo el Pueblo de Dios.


Que Mar?a Inmaculada, Madre Virgen, de cuyo seno pur?simo tom? carne el Redentor del Mundo, nos gu?e a la Eucarist?a, carne de Cristo para la vida del mundo (Jn 6, 51).
Guiados por Mar?a.




Madrid, 30 de marzo de 2006


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[1] Cf. Concilio Vaticano II, Constituci?n dogm?tica Lumen gentium (21.11.1964), 11; LXXI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espa?ola, La Eucarist?a, alimento del pueblo peregrino, Instrucci?n pastoral ante el Congreso Eucar?stico Nacional de Santiago de Compostela y el Gran Jubileo del 2000 (4.3.1999), 30-32; S?nodo de los Obispos, Instrumentum laboris La Eucarist?a: fuente y cumbre de la vida y de la misi?n de la Iglesia (junio de 2005), 28-41.

[2] Cf. LXXXIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espa?ola, Mensaje en el CL Aniversario de la Definici?n del Dogma de la Concepci?n Inmaculada de la Virgen Mar?a (25.11.2004).

[3] Cf. Juan Pablo II, Carta Enc?clica Ecclesia de Eucharistia (17.4.2003), 6.

[4] Cf. Juan Pablo II, Carta Apost?lica Novo Millennio Ineunte (6.1.2001), 15; Carta Apost?lica Rosarium Virginis Mariae (16.10.2002), 3.

[5] Benedicto XVI, Homil?a (20.4.05).

[6] Cf. XXXVIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espa?ola, La visita del Papa y el servicio a la fe de nuestro pueblo, Programa Pastoral de la Conferencia Episcopal Espa?ola (25.7.1983); XLVI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espa?ola, Anunciar a Jesucristo en nuestro mundo con obras y palabras, Plan de Acci?n Pastoral de las Comisiones Episcopales para el Trienio 1987-1990 (27.2.1987); CXXXIX Comisi?n Permanente de la Conferencia Episcopal Espa?ola, Impulsar una nueva evangelizaci?n, Plan de Acci?n Pastoral para el Trienio 1990-1993 (4-6-7.1990); LXI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espa?ola, Para que el mundo crea (Jn 17, 21), Plan Pastoral para la Conferencia Episcopal Espa?ola (1994-1997) (28.4.1994); LXVI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espa?ola, Proclamar el a?o de gracia del Se?or (Is 61,2; Lc 4,19), Plan de Acci?n Pastoral de la Conferencia Episcopal Espa?ola para el cuatrienio 1997-2000 (18-22.11.1996); LXXVII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espa?ola, Una Iglesia esperanzada ??Mar adentro!? (Lc 5,4), Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal Espa?ola 2002-2005 (31.1.2002).

[7] Cf. Juan Pablo II, Carta Apost?lica Novo Millennio Ineunte (6.1.2001), 29.

[8] Benedicto XVI, Carta Enc?clica Deus caritas est (25.12.2005), 1.

[9] Cf. LXXVII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espa?ola, Una Iglesiaesperanzada. ??Mar adentro!? (Lc 5, 4), Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal Espa?ola 2002-2005, (31.1.2002).

[10] Benedicto XVI, Carta Enc?clica Deus caritas est (25.12.2005), 13 y 14.

[11] Cf. LXXI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espa?ola, La Eucarist?a, alimento del pueblo peregrino, Instrucci?n pastoral ante el Congreso Eucar?stico Nacional de Santiago de Compostela y el Gran Jubileo del 2000 (4.3.1999), 10-36.

[12] Cf. J. Ratzinger, ?Introducci?n? al Catecismo de la Iglesia Cat?lica. Compendio. (20.3.2005), 3; Institutio generalis Missalis Romani: Missale Romanum ex Decreto Sacrosancti Concilii Vaticani II instauratum auctoritate Pauli PP. VI promulgatum, Ioannis Pauli PP. II cura recognitum (Typis Polyglottis Vaticanis 2002) 2, 10; Juan Pablo II, Exhortaci?n Apost?lica Pastores Gregis (16.10.2003), 35; S?nodo de los Obispos, Instrumentum laboris La Eucarist?a: fuente y cumbre de la vida y de la misi?n de la Iglesia (junio de 2005), 2, 66 y 72.

[13] Cf. Juan Pablo II, Carta Enc?clica Redemptoris missio (7.12.1990), 37.

[14] Cf. Juan Pablo II, Exhortaci?n Apost?lica Ecclesia in Europa (28.6.2003), 75.

[15] Juan Pablo II, Carta Enc?clica Redemptoris missio (7.12.1990), 90.

[16] Cf. Juan Pablo II, Carta Apost?lica Novo Millennio Ineunte (6.1.2001), 30-31.

[17] Benedicto XVI, ?ngelus (26.12.2005).

[18] Cf. Juan Pablo II, Carta Enc?clica Ecclesia de Eucharistia (17.4.2003), 25.

[19] Cf. Concilio Vaticano II, Constituci?n Sacrosanctum Concilium (4.12.1963), 7.

[20] Cf. Juan Pablo II, Enc?clica Redemptoris missio (7.12.1990), 44.

[21] Cf. Juan Pablo II, Enc?clica Redemptoris missio (7.12.1990), 56.

[22] Juan Pablo II, Enc?clica Redemptoris missio (7.12.1990), 34.

[23] Cf. Juan Pablo II, Enc?clica Redemptoris missio (7.12.1990), 37.

[24] Cf. Juan Pablo II, Exhortaci?n Apost?lica Catechesi Tradendae (16.10.1979), 5.

[25] Cf. Congregaci?n para el Clero, Directorio General para la Catequesis (25.8.1997), 82.

[26] Cf. Concilio Vaticano II, Decreto Ad gentes, 14.

[27] Cf. Juan Pablo II, Exhortaci?n Apost?lica Catechesi Tradendae (16.10.1979), 69.

[28] Congregaci?n para la Educaci?n Cat?lica, La escuela cat?lica, (19.3.1977), 34.

[29] Cf. Juan Pablo II, Exhortaci?n Apost?lica Ecclesia in Europa (28.6.2003), 52.

[30] Cf. Juan Pablo II, Exhortaci?n Apost?lica Ecclesia in Europa (28.6.2003), 59; Subcomisi?n

Episcopal de Universidades de la Conferencia Episcopal Espa?ola, Orientaciones

de Pastoral Universitaria en el ?mbito de la Pastoral de la Cultura (1995), 1-48; Consejo Pontificio de la Cultura, Para una Pastoral de la Cultura (23.5.1999).

[31] Cf. Juan Pablo II, Carta Apost?lica Mane nobiscum Domine (7.10.2004), 25.

[32] Cf. LXXVII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espa?ola, Una Iglesia esperanzada. ??Mar adentro!? (Lc 5, 4), Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal Espa?ola 2002-2005, (31.1.2002), 72-73.

[33] Juan Pablo II, Exhortaci?n Apost?lica Ecclesia in Europa (28.6.2003), 66.

[34] Cf. Catecismo de la Iglesia Cat?lica, 1091-1109.

[35] Juan Pablo II, Discurso
Publicado por verdenaranja @ 23:10  | Noticias Nacionales
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