Mi?rcoles, 17 de mayo de 2006
Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI
Los medios: red de comunicaci?n,
comuni?n y cooperaci?n
Para la XL Jornada Mundial
de las Comunicaciones Sociales

28 de mayo de 2006

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Queridos hermanos y hermanas:

1. Al cumplirse el cuadrag?simo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, me alegra recordar su Decreto sobre los Medios de Comunicaci?n Social, Inter Mirifica, que se?al? especialmente el poder de los medios para ejercer una influencia en toda la sociedad humana. La necesidad de herramientas que ayuden al bien de la humanidad me ha impulsado a reflexionar, en mi primer mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, sobre la idea de los medios como una red que facilita la comunicaci?n, la comuni?n y la cooperaci?n.

San Pablo, en su carta a los Efesios, describe v?vidamente nuestra vocaci?n humana como la de ?participantes de la naturaleza divina? (Dei verbum, 2): por Cristo tenemos acceso al Padre en el Esp?ritu; ya no somos extranjeros y extra?os, sino ciudadanos con los santos y los miembros de la familia de Dios, transform?ndonos en un templo santo, una morada para Dios (cf. Ef 2, 18-22). Este sublime retrato de una vida de comuni?n pone en movimiento todos los aspectos de nuestra vida como cristianos. La invitaci?n a acoger con autenticidad la autocomunicaci?n de Dios en Cristo significa en realidad una llamada a reconocer su fuerza din?mica dentro de nosotros, que desde ah? desea propagarse a los dem?s y extenderse a todo el mundo, para que su amor sea realmente la medida prevalente en el mundo (cf. Homil?a para la Jornada Mundial de la Juventud, Colonia, 21 de agosto 2005).

2. Los avances tecnol?gicos en los medios han conquistado en cierta medida tiempo y espacio, haciendo la comunicaci?n entre las personas tanto instant?nea como directa, aun cuando est?n separadas por enormes distancias. Este desarrollo presenta un potencial enorme para servir al bien com?n y ?constituye un patrimonio a salvaguardar y promover? (El R?pido Desarrollo, 10). Sin embargo, como todos sabemos, nuestro mundo est? lejos de ser perfecto. Diariamente se nos recuerda que la inmediatez de la comunicaci?n no necesariamente se traduce en la construcci?n de la cooperaci?n y la comuni?n en la sociedad.

Iluminar las conciencias de los individuos y ayudar a formar su pensamiento nunca es una tarea neutral. La comunicaci?n aut?ntica demanda valor y decisi?n radicales. Requiere la determinaci?n de aquellos que trabajan en los medios para no debilitarse bajo el peso de tanta informaci?n ni para conformarse con verdades parciales o provisionales. Por el contrario, requiere tanto la b?squeda como la transmisi?n de lo que es el sentido y el fundamento ?ltimo de la existencia humana, personal y social (cf. Fides et Ratio, 5). De esta forma, los medios pueden contribuir constructivamente a la propagaci?n de todo lo que es bueno y verdadero.

3. El llamado a los medios de comunicaci?n de hoy a ser responsables, a ser protagonistas de la verdad y promotores de la paz que ella conlleva, supone numerosos desaf?os. Aunque los diversos instrumentos de comunicaci?n social facilitan el intercambio de informaci?n, ideas y entendimiento mutuo entre grupos, tambi?n est?n te?idos de ambig?edad. Paralelamente a que facilitan ?una gran mesa redonda? para el di?logo, algunas tendencias dentro de los medios engendran una forma de monocultura que oscurece el genio creador, reduce la sutileza del pensamiento complejo y desestima la especificidad de pr?cticas culturales y la particularidad de la creencia religiosa. Estas son distorsiones que ocurren cuando la industria de los medios se reduce al servicio de s? misma o funciona solamente guiada por el lucro, perdiendo el sentido de responsabilidad hacia el bien com?n.

As? pues, deben fomentarse siempre el reporte preciso de los eventos, la explicaci?n completa de los hechos de inter?s p?blico y la presentaci?n justa de diversos puntos de vista. La necesidad de sostener y apoyar la vida matrimonial y familiar es de particular importancia, precisamente porque se relaciona con el fundamento de cada cultura y sociedad (cf. Apostolicam Actuositatem, 11).

En colaboraci?n con los padres, las industrias de la comunicaci?n social y el entretenimiento pueden ayudar en la dif?cil pero altamente satisfactoria vocaci?n de educar a la ni?ez, con la presentaci?n de modelos edificantes de vida y amor humanos (cf. Inter Mirifica, 11). Es muy descorazonador y destructivo para todos nosotros cuando lo opuesto ocurre. ?No lloran nuestros corazones, muy especialmente, cuando los j?venes son sujetos de expresiones degradantes o falsas de amor que ridiculizan la dignidad otorgada por Dios de cada persona humana y socavan los intereses de la familia?

4. Para motivar tanto una presencia constructiva como una percepci?n positiva de los medios en la sociedad, deseo reiterar la importancia de los tres pasos identificados por mi venerado predecesor el Papa Juan Pablo II, necesarios para el servicio que deben prestar al bien com?n: formaci?n, participaci?n y di?logo (cf. El R?pido Desarrollo, 11).

La formaci?n en el uso responsable y cr?tico de los medios ayuda a las personas a utilizarlos de manera inteligente y apropiada. El profundo impacto que los medios electr?nicos en particular ejercen al generar un nuevo vocabulario e im?genes, que introducen tan f?cilmente en la sociedad, no habr?a de ser sobrevalorado. Precisamente porque los medios contempor?neos configuran la cultura popular, ellos mismos deben sobreponerse a toda tentaci?n de manipular, especialmente a los j?venes, y por el contrario deben impulsarse en el deseo de formar y servir. De este modo, ellos protegen en vez de erosionar el tejido de la sociedad civil, tan valioso para la persona humana.

La participaci?n en los medios surge de su naturaleza: son un bien destinado a toda persona. Como servicio p?blico, la comunicaci?n social requiere de un esp?ritu de cooperaci?n y co-responsabilidad con escrupulosa atenci?n en el uso de los recursos p?blicos y en el desempe?o de los cargos p?blicos (cf. ?tica en las Comunicaciones Sociales, 20), incluyendo el recurso a marcos normativos y a otras medidas o estructuras dise?adas para lograr este objetivo.

Finalmente, los medios de comunicaci?n deben aprovechar y ejercer las grandes oportunidades que les brindan la promoci?n del di?logo, el intercambio de conocimientos, la expresi?n de solidaridad y los v?nculos de paz. De esta manera ellos se transforman en recursos incisivos y apreciados para la construcci?n de la civilizaci?n del amor que toda persona anhela.

Estoy seguro de que unos serios esfuerzos para promover estos tres pasos, ayudar?n a los medios a desarrollarse s?lidamente como una red de comunicaci?n, comuni?n y cooperaci?n, ayudando a los hombres, mujeres y ni?os, a prestar m?s atenci?n a la dignidad de la persona humana, a ser m?s responsables y abiertos a los otros, especialmente a los miembros m?s necesitados y d?biles de la sociedad (cf. Redemptor Hominis, 15; ?tica en las Comunicaciones Sociales, 4).

Para concluir, retomo las alentadoras palabras de San Pablo: Cristo es nuestra paz. En ?l somos uno (cf. Ef 2, 14). ?Rompamos juntos los muros divisorios de la hostilidad y construyamos la comuni?n de amor seg?n los designios que el Creador nos dio a conocer por medio de su Hijo!

Desde el Vaticano, 24 de enero 2006, Fiesta de San Francisco de Sales.
Publicado por verdenaranja @ 22:46  | Habla el Papa
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