S?bado, 20 de mayo de 2006
Segunda parte de la reflexi?n sobre el valor de lo humano. Dios no prescinde de lo humano. Dios no obra al margen de nuestra voluntad.


El gnosticismo desnaturaliza totalmente el cristianismo. La salvaci?n, seg?n los gn?sticos, se alcanza a trav?s del conocimiento reservado a unos pocos, a trav?s de etapas y en un proceso secreto.

El valor del evangelio de Judas se reduce a testimoniar la doctrina de estas sectas. Jes?s alaba a Judas porque "t? ser?s el que sacrifique al hombre que me reviste" mostrando a las claras la doctrina gn?stica por la que la humanidad de Jes?s es s?lo apariencia. Esta es la cuesti?n: la encarnaci?n es una especie de ficci?n. Jes?s no es verdaderamente humano. Lo divino a trav?s de lo humano es inconcebible. Hoy, como mentalidad com?n , tampoco. Por esta raz?n, la Iglesia formada por humanos con defectos no puede ser veh?culo de lo divino Por eso no es de extra?ar que la noticia, debidamente, "aderezada" tenga tan buena acogida.

Y para nosotros presb?teros ?Qu? es la Iglesia? ?Y qu? es la Iglesia en su concreci?n pr?xima a nosotros, en la carnalidad concreta de sus pastores y de sus fieles, en la di?cesis, en las parroquias? ?Obst?culo o medio? ?Motivo para escandalizarse y apartarse de ella u ocasi?n para buscar la verdad que lleva esa humanidad concreta?


2.- Lo divino pasa a trav?s de lo humano, por tanto tambi?n a trav?s de la libertad.


Es la segunda implicaci?n que la conciencia de los primeros cristianos ten?an: ser portadores de lo divino en vasijas de barro- nuestra humanidad. El hombre es cristiano con toda su particular libertad, y el ideal cristiano se llevar? a la pr?ctica en la medida que lo quiera la libertad del cristiano.

Esto es lo dram?tico, es la cara dram?tica del m?todo de Dios al comunicarse a los hombres. Dios se lo ha jugado todo por entero sobre la libertad, sobre la posibilidad del hombre de responder.

No existe ning?n ?mbito de pensamiento o de realizaci?n hist?rica que haya dado tal papel a la libertad del hombre como en la Iglesia. El ser humano es tomado total y dram?ticamente en serio por Dios.

En los Hechos de los Ap?stoles encontramos suficientes ejemplos. Los primeros cristianos, como los de hoy, eran cristianos con su libertad, y los podemos encontrar m?s generosos como Bernab? (Hch 4,36); que intentan comprar con dinero lo sagrado como Sim?n Mago (Hch 8,9-25); que mienten como Anan?as y Safira (Hch 5,1-11); disputas entre los helenistas y los judeocristianos (Hch 6,1-6);disputas entre Pablo y Bernab? (Hch 15,36-41); enfrentamientos entre Pablo y Pedro (Ga 2, 11-14); entrega hasta derramar la sangre como Santiago o Esteban (Hch 12,1-3 y 6,8-7,60)

Definitivamente lo divino se comunica a trav?s de la libertad de las personas. La Iglesia se ha presentado ante el mundo siempre del mismo modo: la paradoja de que lo divino se comunique por medio de lo humano eligiendo un instrumento finito y libre. La Iglesia se define de este modo. Por eso incluye ya potencialmente todos los delitos que existieron entonces y hoy, y esto no constituye materia de juicio acerca de la verdad de la Iglesia, ni permite, como se hace con frecuencia, separar a Cristo de la Iglesia, temiendo que El quede contaminado por nuestro mal uso de la libertad.(Nietzsche dice que estar?a m?s dispuesto a creer en el salvador de los cristianos si ?stos tuvieran m?s cara de salvados. Frase comprensible desde un punto de vista psicol?gico y que debe hacemos pensar sobre nuestro modo de vivir nuestra fe, pero objetiva y cr?ticamente no respeta el itinerario que permita un juicio sobre la verdad de la Iglesia sin afrontar el problema.) En cambio De Lubac afirma "ser? precisamente (esta paradoja) la que nos introducir? en su misterio. La Iglesia es humana y divina".

Puede resultar f?cil para nosotros no adherirnos a la verdad que encontramos delante de nosotros cada d?a en la Iglesia a causa de los defectos humanos de la Iglesia. En primer lugar no reparamos en la aguda reflexi?n de aquel famoso obispo americano, Fulton J. Sheen, seg?n la cual olvidamos que si la Iglesia fuera perfecta en ese sentido de lo humano, seguramente tampoco habr?a lugar para nosotros. Dedicarse a buscar los defectos de nuestros feligreses o del presbiterio, o estar dispuesto a escandalizarse, no es m?s que una coartada para no adherirse o para no tener que cambiar nosotros. Jes?s estigmatiza esa coartada ante una objeci?n de los fariseos de que sus disc?pulos no cumpl?an las abluciones prescritas ante de las comidas (Mc 7,9).

Una actitud elemental ante este hecho es un compromiso personal, que no excluye una actitud cr?tica pero que no se queda en ella. Tendremos que preguntamos: ? qu? es lo que verdaderamente buscamos? ?Un valor que nos cambie y nos haga ser m?s verdaderos, o afirmarnos a nosotros mismos motivando nuestra inercia con la lista defectos ajenos?

En la historia de la Iglesia hombres como San Francisco de As?s o Catalina de Siena no se detuvieron en el esc?ndalo del mal de la libertad de los hombres cristianos.


"Feliz el que no se escandalice de m?"(Lc 7,23) dijo Jes?s una vez.

Nuestra certeza est? en que Jesucristo puede atravesar victorioso nuestras impotencias con su fuerza y convertirlas en una energ?a que obre el bien. Dentro de una realidad tan banalmente humana y tan m?sera, existe la certeza de que hay una humanidad nueva, la de Cristo, capaz de transformar cualquier pobre humanidad con tal de que est? dispuesta a entrar en ese camino, seg?n sus propias posibilidades sostenidas por la gracia.
Publicado por verdenaranja @ 9:30  | Espiritualidad
Comentarios (0)  | Enviar
Comentarios