Jueves, 01 de junio de 2006
Documento del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales del 28 de febrero de 2002. Consta de una introducci?n y tres cap?tulos que tratan de Internet en general, cuestiones que plantea, y algunas recomendaciones, con una conclusi?n.


?NDICE

I. Introducci?n

II. Sobre Internet

III. Algunas cuestiones preocupantes

IV. Recomendaciones y conclusi?n


I. INTRODUCCI?N

1. "El cambio que hoy se ha producido en las comunicaciones supone, m?s que una simple revoluci?n t?cnica, la completa transformaci?n de aquello a trav?s de lo cual la humanidad capta el mundo que le rodea y que la percepci?n verifica y expresa. El constante ofrecimiento de im?genes e ideas as? como su r?pida transmisi?n, realizada de un continente a otro, tienen consecuencias, positivas y negativas al mismo tiempo, sobre el desarrollo psicol?gico, moral y social de las personas, la estructura y el funcionamiento de las sociedades, el intercambio de una cultura con otra, la percepci?n y la transmisi?n de los valores, las ideas del mundo, las ideolog?as y las convicciones religiosas".1
La verdad de estas palabras ha llegado a ser cada vez m?s evidente durante la ?ltima d?cada. No se requiere ahora un gran esfuerzo de imaginaci?n para concebir la tierra como un globo interconectado en el que bullen las transmisiones electr?nicas, un planeta que se intercomunica cobijado en el silencio del espacio. La cuesti?n ?tica consiste en saber si esto est? contribuyendo al aut?ntico desarrollo humano y ayudando a las personas y a los pueblos a ser fieles a su destino trascendente.
Y, desde luego, en muchos aspectos la respuesta es "s?". Los nuevos medios de comunicaci?n son poderosos instrumentos para la educaci?n y el enriquecimiento cultural, para la actividad comercial y la participaci?n pol?tica, para el di?logo y la comprensi?n intercultural; y, como subrayamos en el documento adjunto a ?ste,2 tambi?n sirven a la causa de la religi?n. A pesar de ello, esta medalla tiene su reverso: los medios de comunicaci?n, que pueden usarse para el bien de las personas y las comunidades, tambi?n pueden usarse para explotarlas, manipularlas, dominarlas y corromperlas.

2. Internet es el ?ltimo y, en muchos aspectos, el m?s poderoso de una serie de medios de comunicaci?n ?tel?grafo, tel?fono, radio y televisi?n? que durante el ?ltimo siglo y medio ha eliminado progresivamente el tiempo y el espacio como obst?culos para la comunicaci?n entre un gran n?mero de personas. Tiene enormes consecuencias para las personas, para las naciones y para el mundo.
En este documento deseamos exponer el punto de vista cat?lico sobre Internet, como un punto de partida para la participaci?n de la Iglesia en el di?logo con otros sectores de la sociedad, especialmente otros grupos religiosos, con respecto al desarrollo y al uso de este admirable instrumento tecnol?gico. Actualmente hay muchas iniciativas buenas en Internet, con la promesa de otras muchas m?s, pero tambi?n se puede hacer mucho mal con su uso incorrecto. Que el uso sea correcto o incorrecto depende en gran medida de la elecci?n. Para realizar esta elecci?n, la Iglesia aporta dos elementos de gran importancia: su compromiso en favor de la dignidad de la persona humana y su larga tradici?n de sabidur?a moral.3

3. Como sucede con otros medios de comunicaci?n, la persona y la comunidad de personas son el centro de la valoraci?n ?tica de Internet. Con respecto al mensaje comunicado, al proceso de comunicaci?n y a las cuestiones estructurales y sistem?ticas de la comunicaci?n, "el principio ?tico fundamental es el siguiente: la persona humana y la comunidad humana son el fin y la medida del uso de los medios de comunicaci?n social; la comunicaci?n deber?a realizarse de persona a persona, con vistas al desarrollo integral de las mismas".4
El bien com?n ?"el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a los grupos y cada uno de sus miembros conseguir m?s plena y f?cilmente su propia perfecci?n" 5? proporciona un segundo principio b?sico para la valoraci?n ?tica de las comunicaciones sociales. Se ha de comprender en su totalidad, como un conjunto de las metas plausibles, por las que los miembros de una comunidad se comprometen juntos, y para cuya realizaci?n y sost?n la comunidad existe. El bien de las personas depende del bien com?n de sus comunidades.
La virtud que dispone a la gente a proteger y promover el bien com?n es la solidaridad. No se trata de un sentimiento "superficial por los males de tantas personas", sino de "una determinaci?n firme y perseverante de empe?arse por el bien com?n; es decir, por el bien de todos y cada uno, porque todos somos verdaderamente responsables de todos".6 Especialmente hoy, la solidaridad tiene una clara y fuerte dimensi?n internacional; es correcto hablar del bien com?n internacional, y es obligatorio trabajar por ?l.

4. El bien com?n internacional, la virtud de la solidaridad, la revoluci?n en los medios de comunicaci?n social, la tecnolog?a de la informaci?n e Internet son importantes para el proceso de globalizaci?n.
En gran parte, las nuevas tecnolog?as conducen y sostienen la globalizaci?n, creando una situaci?n en la que "el comercio y las comunicaciones ya no est?n limitados por las fronteras".7 Esto tiene consecuencias muy importantes. La globalizaci?n puede acrecentar la riqueza y fomentar el desarrollo; ofrece ventajas como la "eficiencia y el incremento de la producci?n, (...) la unidad de los pueblos, y un mejor servicio a la familia humana".8 Pero hasta ahora estos beneficios no se han distribuido equitativamente. Algunas personas, empresas comerciales y pa?ses han incrementado enormemente su riqueza, mientras que otros se han quedado rezagados.
Naciones enteras ya han sido excluidas de este proceso y se les ha negado un lugar en el nuevo mundo que se est? formando. "La globalizaci?n, que ha transformado profundamente los sistemas econ?micos, creando posibilidades de crecimiento inesperadas, ha hecho tambi?n que muchos se hayan quedado al borde del camino: el desempleo en los pa?ses m?s desarrollados y la miseria en gran parte de los pa?ses del hemisferio sur siguen manteniendo a millones de mujeres y hombres al margen del progreso y del bienestar".9
No est? claro que incluso las sociedades que han entrado en el proceso de globalizaci?n lo hayan hecho por una elecci?n plenamente libre e informada. En realidad, "muchas personas, especialmente las m?s pobres, la viven como una imposici?n, m?s que como un proceso en el que pueden participar activamente".10
En muchas partes del mundo, la globalizaci?n est? produciendo un r?pido y amplio cambio social. No es unicamente un proceso econ?mico, sino cultural, con aspectos positivos y negativos a la vez. "Los que est?n sometidos a ?l, a menudo ven la globalizaci?n como un torrente destructor que amenaza las normas sociales que los han protegido y los puntos de referencia culturales que les han dado una orientaci?n en la vida. (...) Los cambios en la tecnolog?a y en las relaciones laborales se est?n produciendo demasiado r?pidamente para que las culturas puedan responder".11

5. Una de las principales consecuencias del desconcierto de los ?ltimos a?os ha sido que el poder ha pasado de los estados nacionales a las corporaciones transnacionales. Es importante impulsar y ayudar a estas corporaciones a usar su poder para el bien de la humanidad; y ?ste supone la necesidad de mayor comunicaci?n y di?logo entre ellas y los organismos implicados, como la Iglesia.
Un compromiso decidido de practicar la solidaridad al servicio del bien com?n, dentro de las naciones y entre ellas, deber?a informar y guiar nuestro uso de la nueva tecnolog?a de la informaci?n y de Internet. Esta tecnolog?a puede ser un medio para resolver problemas humanos, promover el desarrollo integral de las personas y crear un mundo regido por la justicia, la paz y el amor. En la actualidad, mucho m?s que cuando la instrucci?n pastoral sobre las comunicaciones sociales Communio et progressio lo se?al? hace m?s de treinta a?os, los medios de comunicaci?n tienen la capacidad de hacer de cualquier persona, en cualquier lugar que se encuentre, un compa?ero "en los asuntos y dificultades que afectan a la humanidad entera".12
Se trata de una visi?n sorprendente. Pero Internet puede ayudar a que se haga realidad ?para las personas, los grupos, las naciones y la raza humana? s?lo si se usa a la luz de claros y s?lidos principios ?ticos, especialmente la virtud de la solidaridad. Actuar as? representar? una ventaja para todos, porque " hoy lo sabemos mejor que ayer: no estaremos nunca felices y en paz los unos sin los otros; y mucho menos los unos contra los otros".13 Esto ser? una expresi?n de la espiritualidad de comuni?n, que es "capacidad para ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios", as? como capacidad para "saber ?dar espacio? al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros (cf. Ga 6, 2) y rechazando las tentaciones ego?stas que continuamente nos acechan".14

6. La difusi?n de Internet tambi?n plantea otras muchas cuestiones ?ticas concernientes a asuntos como la privacidad, la seguridad y confidencialidad de los datos, el derecho y la ley de propiedad intelectual, la pornograf?a, los sitios cargados de odio, la propagaci?n de rumores y difamaciones disfrazados de noticias, y muchos m?s. Nos vamos a referir brevemente a algunas de ellos m?s adelante, aun reconociendo que requieren un an?lisis y una discusi?n continuos de todas las partes implicadas. No consideramos Internet fundamentalmente como una fuente de problemas, sino, m?s bien, como una fuente de beneficios para la raza humana. Pero estos beneficios s?lo se lograr?n plenamente si se resuelven los problemas que le son propios.


II. SOBRE INTERNET

7. Internet tiene un conjunto de caracter?sticas impresionantes. Es instant?neo, inmediato, mundial, descentralizado, interactivo, capaz de extender ilimitadamente sus contenidos y su alcance, flexible y adaptable en grado notable. Es igualitario, en el sentido de que cualquiera, con el equipo necesario y modestos conocimientos t?cnicos, puede ser una presencia activa en el ciberespacio, anunciar su mensaje al mundo y pedir ser o?do. Permite a las personas permanecer en el anonimato, desempe?ar un papel, fantasear y tambi?n entrar en contacto con otros y compartir. Seg?n los gustos del usuario, se presta igualmente a una participaci?n activa o a una absorci?n pasiva en "un mundo narcisista y aislado, con efectos casi narc?ticos".15 Puede emplearse para romper el aislamiento de personas y grupos o, al contrario, para profundizarlo.

8. La configuraci?n tecnol?gica que implica Internet tiene una importante relaci?n con sus aspectos ?ticos: la gente ha tendido a usarlo seg?n como se hab?a proyectado, y a proyectarlo para adaptar este tipo de uso. De hecho, este "nuevo" sistema se remonta a la d?cada de 1960, los a?os de la guerra fr?a; fue concebido para frustrar un ataque nuclear, creando una red descentralizada de ordenadores que almacenaban datos vitales. La descentralizaci?n fue la clave del esquema, puesto que de este modo ?ese fue el razonamiento?, la p?rdida de uno o incluso muchos ordenadores no causar?a la p?rdida de los datos.
Una visi?n idealista del libre intercambio de informaci?n e ideas ha ejercido un loable influjo en el desarrollo de Internet. Con todo, su configuraci?n descentralizada y el proyecto igualmente descentralizado del World Wide Web de finales de la d?cada de 1980 demostraron que coincid?a muy bien con la mentalidad opuesta a cualquier tentativa de reglamentaci?n por la responsabilidad p?blica. As?, surgi? un individualismo exagerado con respecto a Internet. Aqu?, como se ha dicho, hab?a un nuevo reino, la maravillosa tierra del ciberespacio, donde cualquier tipo de expresi?n estaba permitida y la ?nica ley era la completa libertad de hacer cada uno lo que le pareciera. Por supuesto, esto significaba que la ?nica comunidad cuyos derechos e intereses se deb?an reconocer verdaderamente en el ciberespacio era la comunidad de los partidarios de una libertad sin l?mites. Este modo de pensar sigue influyendo en algunos c?rculos, fundado en conocidos argumentos de libertad a ultranza que se usan tambi?n para defender la pornograf?a y la violencia en los medios de comunicaci?n en general.16
Aunque los individualistas radicales y los empresarios constituyen obviamente dos grupos muy diferentes, hay una convergencia de intereses entre quienes buscan que Internet se convierta en un lugar apto para cualquier tipo de expresi?n, sin importar si es vil y destructiva, y quienes quieren que sea un veh?culo de actividad sin trabas seg?n un modelo neoliberal que "considera las ganancias y las leyes del mercado como par?metros absolutos, en detrimento de la dignidad y del respeto de las personas y los pueblos".17

9. La explosi?n de la tecnolog?a de la informaci?n ha incrementado la capacidad de comunicaci?n de algunas personas y grupos favorecidos durante mucho tiempo. Internet puede servir a la gente en su ejercicio responsable de la libertad y la democracia, ampliar la gama de opciones realizables en diversas esferas de la vida, ensanchar los horizontes educativos y culturales, superar las divisiones y promover el desarrollo humano de m?ltiples modos. "El libre aluvi?n de im?genes y palabras a escala mundial no s?lo est? transformando las relaciones entre los pueblos a nivel pol?tico y econ?mico, sino tambi?n la misma comprensi?n del mundo. Este fen?meno ofrece m?ltiples potencialidades, en otro tiempo impensables".18 Cuando se basa en valores compartidos arraigados en la naturaleza de la persona, el di?logo intercultural facilitado por Internet y dem?s medios de comunicaci?n social puede ser "un instrumento privilegiado para construir la civilizaci?n del amor".19
Pero esto no es todo. "Parad?jicamente, las fuerzas que podr?an conducir a una mejor comunicaci?n pueden llevar tambi?n a un mayor egocentrismo y a una mayor alienaci?n".20 Internet puede unir a la gente, pero tambi?n puede separar, con sospechas mutuas, a las personas y a los grupos divididos por ideolog?as, pol?ticas, posesiones, raza, etnia, diferencias intergeneracionales e incluso religi?n. Ya se ha usado de modo agresivo, casi como un arma de guerra, y la gente habla del peligro del "ciberterrorismo". Ser?a tristemente ir?nico que este instrumento de comunicaci?n, con un potencial tan grande para unir a las personas, volviera a sus or?genes de la guerra fr?a y se convirtiera en un escenario de conflictos internacionales.


III. ALGUNAS CUESTIONES PREOCUPANTES

10. Cuanto se ha dicho hasta ahora entra?a una serie de preocupaciones sobre Internet.
Una de las m?s importantes se refiere a lo que hoy se denomina "brecha digital", una forma de discriminaci?n que separa a los ricos de los pobres, tanto dentro de las naciones como entre ellas, sobre la base del acceso o no a la nueva tecnolog?a de la informaci?n. En este sentido, es una versi?n actual de la antigua brecha entre "ricos en informaci?n" y "pobres en informaci?n".
La expresi?n "brecha digital" destaca el hecho de que tanto las personas como los grupos y las naciones deben tener acceso a las nuevas tecnolog?as para participar en los beneficios prometidos por la globalizaci?n y el desarrollo, y no quedarse rezagados ulteriormente. Es necesario "que la brecha entre los beneficiarios de los nuevos medios de informaci?n y expresi?n, y los que hasta ahora no han tenido acceso a ellos, no se convierta en otra persistente fuente de desigualdad y discriminaci?n".21 Hay que encontrar modos de lograr que Internet sea accesible a los grupos menos favorecidos, sea directamente, sea al menos conect?ndose con medios tradicionales de bajo coste. El ciberespacio debe ser un recurso de informaci?n completa y servicios accesibles a todos, y en una amplia gama de lenguas. Las instituciones p?blicas tienen la responsabilidad especial de establecer y mantener sitios de este tipo.
Mientras se perfila la nueva econom?a global, la Iglesia se preocupa de que "este proceso sea de la humanidad entera, y no s?lo de una ?lite rica que controla la ciencia, la tecnolog?a, la comunicaci?n y los recursos del planeta", es decir, la Iglesia desea "una globalizaci?n que est? al servicio de toda la persona y de todas las personas".22
A este respecto, es preciso tener presente que las causas y consecuencias de la brecha no son ?nicamente econ?micas, sino tambi?n t?cnicas, sociales y culturales. As?, por ejemplo, otra brecha de Internet va en perjuicio de las mujeres y tambi?n esta brecha se debe eliminar.

11. Nos preocupan en especial los efectos en la cultura de lo que est? sucediendo en la actualidad. Las nuevas tecnolog?as de la informaci?n e Internet, precisamente como instrumentos poderosos del proceso de globalizaci?n, transmiten y ayudan a inculcar un conjunto de valores culturales ?modos de pensar sobre las relaciones sociales, la familia, la religi?n y la condici?n humana?, cuya novedad y fascinaci?n pueden cuestionar y destruir las culturas tradicionales.
El di?logo y el enriquecimiento intercultural son sin duda alguna muy deseables. En efecto, "el di?logo entre las culturas resulta hoy particularmente necesario si se considera el impacto de las nuevas tecnolog?as de la comunicaci?n en la vida de las personas y de los pueblos".23 Pero esto ha de ser un camino de doble sentido. Las culturas tienen mucho que aprender unas de otras y la imposici?n a escala mundial de puntos de vista y valores de una cultura a otra no significa di?logo, sino imperialismo cultural.
La dominaci?n cultural es un problema particularmente serio cuando la cultura dominante transmite falsos valores, enemigos del verdadero bien de las personas y grupos. Tal como est?n las cosas, Internet, junto con los otros medios de comunicaci?n social, est? transmitiendo mensajes cargados de valores de la cultura secular occidental a pueblos y sociedades en muchos casos mal preparados para valorarlos y confrontarlos. Esto causa serios problemas, por ejemplo, en el ?mbito del matrimonio y la vida familiar, que est?n experimentando "una crisis generalizada y radical" 24 en muchas partes del mundo.
La sensibilidad cultural y el respeto a los valores y creencias de los dem?s son indispensables en tales circunstancias. El di?logo intercultural, que "protege la diversidad de culturas como expresiones hist?ricas diversas y valiosas de la unidad originaria de la familia humana (...) y salvaguarda la comprensi?n y comuni?n rec?procas",25 es necesario para construir y mantener el sentido de solidaridad internacional.

12. La cuesti?n de la libertad de expresi?n en Internet es igualmente compleja y suscita otras preocupaciones.
Apoyamos en?rgicamente la libertad de expresi?n y el libre intercambio de ideas. La libertad de buscar y conocer la verdad es un derecho humano fundamental,26 y la libertad de expresi?n es una piedra angular de la democracia. "El hombre, salvados el orden moral y el bien com?n, puede buscar libremente la verdad, declarar y divulgar su opini?n (...) y, finalmente, informarse verazmente sobre los conocimientos p?blicos".27 Y la opini?n p?blica, "una expresi?n esencial de la naturaleza humana organizada en sociedad" exige absolutamente "la libertad de expresar ideas y actitudes".28
A la luz de estas exigencias del bien com?n, deploramos las tentativas de las autoridades p?blicas de bloquear el acceso a la informaci?n ?en Internet o en otros medios de comunicaci?n social?, consider?ndola amenazadora o molesta, manipular al p?blico con la propaganda y la desinformaci?n, o impedir la leg?tima libertad de expresi?n y opini?n. A este respecto, los reg?menes autoritarios son con mucho los peores transgresores; pero el problema tambi?n existe en las democracias liberales, donde, a menudo, el acceso a los medios de comunicaci?n para la expresi?n pol?tica depende de la riqueza, y los pol?ticos y sus consejeros no respetan la verdad y la lealtad, calumniando a los opositores y reduciendo las cuestiones a dimensiones insignificantes.

13. En este nuevo entorno, el periodismo est? sufriendo profundos cambios. La combinaci?n de nuevas tecnolog?as y globalizaci?n "ha aumentado la capacidad de los medios de comunicaci?n social, pero tambi?n ha acrecentado su exposici?n a las presiones ideol?gicas y comerciales",29 y esto vale tambi?n para el periodismo.
Internet es un instrumento muy eficaz para trasmitir r?pidamente noticias e informaci?n a la gente. Pero la competitividad econ?mica y la ?ndole del periodismo de Internet de funcionar las veinticuatro horas del d?a tambi?n han contribuido al sensacionalismo y a la circulaci?n de rumores, a una mezcla de noticias, publicidad y espect?culo, y a una aparente disminuci?n de los reportajes y comentarios serios. El periodismo honrado es esencial para el bien com?n de las naciones y de la comunidad internacional. Los problemas que se pueden apreciar actualmente en la pr?ctica del periodismo en Internet demandan una r?pida soluci?n de parte de los mismos periodistas.
La enorme cantidad de informaci?n que conlleva Internet, en gran parte poco evaluda en cuanto a precisi?n e importancia, es un problema para muchos. Pero nos preocupa que la gente pueda usar la capacidad de la tecnolog?a de almacenar informaci?n simplemente para levantar barreras electr?nicas contra las ideas desconocidas. Esto no ser?a un desarrollo positivo en un mundo pluralista donde la gente necesita crecer en la comprensi?n mutua. Aunque los usuarios de Internet tienen el deber de hacer selecci?n y tener autodisciplina, eso no se ha de llevar hasta el extremo de levantar un muro que los a?sle de los dem?s. Las consecuencias del medio para el desarrollo psicol?gico y la salud requieren igualmente un estudio continuo, incluyendo la posibilidad de que la inmersi?n prolongada en el mundo virtual del ciberespacio pueda perjudicar a algunos. La tecnolog?a proporciona muchas ventajas a la gente al permitirle "reunir informaciones y servicios elaborados exclusivamente para ella", pero tambi?n "plantea una cuesti?n inevitable: el p?blico del futuro podr?a convertirse en una vasta y fragmentada red de personas aisladas ... que interact?an con datos y no directamente unos con otros? Qu? ser?a de la solidaridad, o qu? ser?a del amor, en un mundo como ese?".30

14. Adem?s de estas cuestiones, que guardan relaci?n con la libertad de expresi?n, la integridad y precisi?n de las noticias, el intercambio de ideas e informaci?n, hay otra preocupaci?n que nace de la mentalidad liberal en exceso. La ideolog?a de libertad radical es err?nea y nociva, al menos para legitimar la libre expresi?n al servicio de la verdad. El error reside en la exaltaci?n de la libertad "hasta el extremo de considerarla como un absoluto, que ser?a la fuente de los valores. (...) De este modo, ha desaparecido la necesaria exigencia de verdad en aras de un criterio de sinceridad, de autenticidad, de ?acuerdo con uno mismo?".31 En esta forma de pensamiento no hay cabida para la aut?ntica comunidad, el bien com?n y la solidaridad.


IV. RECOMENDACIONES Y CONCLUSI?N

15. Como hemos visto, el valor de la solidaridad es la medida del servicio que Internet presta al bien com?n. El bien com?n proporciona el contexto para considerar la cuesti?n ?tica: "Los medios de comunicaci?n social ?se usan para el bien o para el mal?".32
Muchas personas y grupos comparten la responsabilidad en esta materia; por ejemplo, las corporaciones transnacionales de las que hablamos antes. Todos los usuarios de Internet deben usarlo de un modo maduro y disciplinado, con prop?sitos moralmente buenos; y los padres deber?an guiar y supervisar el uso que hacen de ?l sus hijos.33 Las escuelas y otras instituciones y programas educativos para ni?os y adultos deber?an proporcionar formaci?n con vistas al uso inteligente de Internet como parte de una educaci?n completa en los medios de comunicaci?n que no s?lo incluye la capacitaci?n t?cnica ?primeras nociones de ordenador y otros conocimientos?, sino tambi?n la adquisici?n de una capacidad para evaluar de modo informado y sagaz los contenidos. Aquellos cuyas decisiones y acciones contribuyen a forjar la estructura y los contenidos de Internet tienen un deber especialmente grave de practicar la solidaridad al servicio del bien com?n.

16. Deber?a evitarse la censura previa de los gobiernos; "la censura (...) s?lo se deber?a usar en los casos realmente extremos".34 Pero Internet, al igual que otros medios de comunicaci?n, no est? exento de leyes razonables que se opongan a las palabras de odio, a la difamaci?n, al fraude, a la pornograf?a infantil a la pornograf?a en general, y a otras desviaciones. La conducta delictiva en otros contextos es tambi?n conducta delictiva en el ciberespacio, y las autoridades civiles tienen el deber y el derecho de hacer cumplir las leyes. Hacen falta tambi?n nuevas leyes para afrontar delitos especiales en Internet, como la difusi?n de virus de ordenadores, el robo de datos personales almacenados en discos duros, y otros similares.
La reglamentaci?n de Internet es deseable, y en principio la autorregulaci?n es lo mejor. " La soluci?n de los problemas nacidos de esta comercializaci?n y de esta privatizaci?n no reglamentadas no siempre reside en un control del Estado sobre los medios de comunicaci?n, sino en una reglamentaci?n m?s avanzada, conforme a las normas del servicio p?blico, as? como en una responsabilidad p?blica mayor ".35 La implementaci?n de c?digos ?ticos puede ser muy ?til, con tal de que tengan prop?sitos serios e impliquen a los representantes del p?blico en su formulaci?n y aplicaci?n, y que, adem?s de dar est?mulos positivos a los comunicadores responsables, apliquen penas adecuadas por las violaciones, incluida la censura p?blica.36 A veces las circunstancias pueden exigir la intervenci?n del Estado, por ejemplo creando para los medios de comunicaci?n equipos de asesores que representen a todos los sectores de opini?n de la comunidad.37

17. El car?cter transnacional de Internet, su peculiaridad de tender puentes sobre las fronteras y su papel en la globalizaci?n exigen la cooperaci?n internacional con vistas a la formaci?n de criterios y al establecimiento de mecanismos para promover y proteger el bien com?n internacional.38 En cuanto a la tecnolog?a de los medios de comunicaci?n, como en referencia a muchas otras, "urge la equidad en el ?mbito internacional".39 Hace falta una acci?n decidida, tanto en el sector privado como en el p?blico, para subsanar y, si es posible, eliminar la brecha digital.
Muchas cuestiones dif?ciles con respecto a Internet requieren el consenso internacional: por ejemplo, c?mo garantizar la privacidad de las personas y los grupos que observan la ley, sin impedir que se aplique la ley y permitiendo que el personal de seguridad vigile sobre delincuentes y terroristas; c?mo proteger el derecho de propiedad intelectual sin limitar el acceso de la gente a material de dominio p?blico, y c?mo definir el concepto mismo de "dominio p?blico"?; c?mo establecer y mantener amplios dep?sitos de informaci?n en Internet plenamente accesibles a todos sus usuarios en las diversas lenguas; c?mo proteger los derechos de la mujer con respecto al acceso a Internet y otros aspectos de las nuevas tecnolog?as de la informaci?n. En particular, la cuesti?n de c?mo superar la brecha digital entre ricos y pobres en informaci?n requiere una atenci?n seria y urgente, en sus aspectos t?cnicos, educativos y culturales.
Existe hoy "un mayor sentido de solidaridad internacional" que ofrece en particular al sistema de las Naciones Unidas " una oportunidad ?nica para contribuir a la globalizaci?n de la solidaridad, sirviendo de lugar de encuentro para los Estados y para la sociedad civil, y de punto de convergencia de los diversos intereses y necesidades. (...) La cooperaci?n entre los organismos internacionales y las organizaciones no gubernamentales contribuir? a garantizar que los intereses de los Estados, por m?s leg?timos que sean, y de los diversos grupos que existen dentro de ellos, no sean invocados o defendidos en perjuicio de los intereses o de los derechos de otros pueblos, especialmente de los menos pr?speros".40 A este respecto, esperamos que la Cumbre mundial de la sociedad de la informaci?n, cuya celebraci?n est? prevista para el a?o 2003, d? una contribuci?n positiva a la discusi?n sobre estos asuntos.

18. Como hemos dicho antes, un documento ?adjunto a ?ste? titulado La Iglesia e Internet habla espec?ficamente sobre el uso de Internet por parte de la Iglesia y sobre el papel de Internet en la vida de la Iglesia. Aqu? s?lo deseamos subrayar que la Iglesia cat?lica, juntamente con otras organizaciones religiosas, deber?a tener una presencia visible y activa en Internet, y ser interlocutora en el di?logo p?blico sobre su desarrollo. "La Iglesia no pretende dictar estas decisiones y estas elecciones, sino que trata de proporcionar una verdadera ayuda, indicando los criterios ?ticos y morales aplicables a este campo, criterios que se encontrar?n en los valores a la vez humanos y cristianos".41
Internet puede dar una contribuci?n muy valiosa a la vida humana. Puede fomentar la prosperidad y la paz, el crecimiento intelectual y est?tico, y la comprensi?n mutua entre los pueblos y las naciones a escala mundial.
Tambi?n puede ayudar a hombres y mujeres en su continua b?squeda de autocomprensi?n. En todas las ?pocas, incluida la nuestra, la gente se formula las mismas preguntas fundamentales: "?Qui?n soy? ?De d?nde vengo y a d?nde voy? ?Por qu? existe el mal? ?Qu? hay despu?s de esta vida?".42 La Iglesia no puede imponer sus respuestas, pero puede y debe proclamar al mundo las 0respuestas que posee; y hoy, como siempre, ofrece la ?nica respuesta totalmente satisfactoria a los interrogantes m?s profundos de la vida: Jesucristo, que "manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocaci?n".43 Como el mundo contempor?neo, el mundo de los medios de comunicaci?n, incluyendo Internet, ha sido conducido por Cristo, de manera incipiente pero verdadera, dentro de los l?mites del reino de Dios y puesto al servicio de la palabra de salvaci?n. Sin embargo, "la espera de una tierra nueva no debe debilitar, sino m?s bien avivar la preocupaci?n de cultivar esta tierra, donde crece aquel cuerpo de la nueva familia humana, que puede ofrecer ya un cierto esbozo del siglo nuevo".44

Ciudad del Vaticano, 22 de febrero 2002, Fiesta de la C?tedra de San Pedro Ap?stol.
+ John P. Foley
Presidente
+ Pierfranco Pastore
Secretario
__________________________________________
NOTAS
(1) Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, instrucci?n pastoral Aetatis novae sobre las comunicaciones sociales, con ocasi?n del vig?simo aniversario de la Communio et progressio, n. 4.
(2) Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, La Iglesia e Internet.
(3) Cf. Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, ?tica en las comunicaciones sociales, n. 5.
(4) Ib., n. 21.
(5) Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, n. 26; cf. Catecismo de la Iglesia Cat?lica, n. 1906.
(6) Juan Pablo II, Sollicitudo rei socialis, n. 38.
(7) Juan Pablo II, Discurso a la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, n. 2, 27 de abril de 2001.
(8) Juan Pablo II, Exhortaci?n apost?lica postsinodal Ecclesia in America, n. 20.
(9) Juan Pablo II, Discurso al Cuerpo Diplom?tico acreditado ante la Santa Sede, n. 3, 10 de enero de 2000.
(10) Juan Pablo II, Discurso a la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, n. 2.
(11) Ib., n. 3.
(12) Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, Instrucci?n pastoral sobre las comunicaciones sociales Communio et progressio, n. 19.
(13) Discurso al Cuerpo Diplom?tico, n. 4.
(14) Juan Pablo II, Carta apost?lica Novo millennio ineunte, n. 43.
(15) ?tica en las Comunicaciones Sociales, n. 2.
(16) Cf. Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, Pornograf?a y Violencia en las Comunicaciones Sociales: una Respuesta Pastoral, n. 20.
(17) Ecclesia in America, n. 56.
(18) Juan Pablo II, Mensaje para la XXXIV Jornada Mundial de la Paz de 2001, n. 11.
(19) Ib., n. 16.
(20) Juan Pablo II, Mensaje para la XXXIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, n. 4, 24 de enero de 1999.
(21) Juan Pablo II, Mensaje para la XXXI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 1997.
(22) Juan Pablo II, Discurso a la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, n. 5.
(23) Juan Pablo II, Mensaje para la XXXIV Jornada Mundial de la Paz, n. 11.
(24) Juan Pablo II, Carta apost?lica Novo millennio ineunte, n. 47.
(25) Juan Pablo II, Mensaje para la XXXIV Jornada Mundial de la Paz, n. 10.
(26) Cf. Juan Pablo II, Centesimus annus, n. 47.
(27) Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, n. 59.
(28) Communio et progressio, nn. 25 y 26.
(29) Juan Pablo II, Discurso en el Jubileo de los Periodistas, n. 2, 4 de junio de 2000.
(30) ?tica en las Comunicaciones Sociales, n. 29.
(31) Juan Pablo II, Veritatis splendor, n. 32.
(32) ?tica en las Comunicaciones Sociales, n. 1.
(33) Cf. Juan Pablo II, Exhortaci?n apost?lica postsinodal Familiaris Consortio, n. 76.
(34) Communio et progressio, n. 86.
(35) Aetatis novae, n. 5.
(36) Cf. Communio et progressio, n. 79.
(37) Ib.
(38) Cf. Juan Pablo II, Discurso a la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, n. 2.
(39) ?tica en las Comunicaciones Sociales, n. 22.
(40) Juan Pablo II, Discurso al Secretario General y al Comit? Administrativo de Coordinaci?n de la ONU, nn. 2 y 3, 7 de abril de 2000.
(41) Aetatis novae, n. 12.
(42) Juan Pablo II, Carta enc?clica Fides et ratio, n. 1.
(43) Gaudium et spes, n. 22.
(44) Ib., n. 39.
Comentarios