Jueves, 01 de junio de 2006
Documento del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales del 28 de febrero de 2002. Consta de una introducci?n y dos amplios cap?tulos sobre las oportunidades y desaf?os que plantea Internet, as? como de algunas recomendaciones y una conclusi?n.


?NDICE

I. Introducci?n

II. Oportunidades y desaf?os

III. Recomendaciones y conclusi?n


I. INTRODUCCI?N

1. El inter?s de la Iglesia por Internet es una expresi?n particular de su antiguo inter?s por los medios de comunicaci?n social. Consider?ndolos como un resultado del proceso hist?rico cient?fico por el que la humanidad "avanza cada vez m?s en el descubrimiento de los recursos y de los valores encerrados en todo lo creado",1 la Iglesia ha declarado a menudo su convicci?n de que los medios de comunicaci?n son, como dice el Vaticano II, "maravillosos inventos de la t?cnica",2 que ya hacen mucho para afrontar las necesidades humanas y pueden hacer a?n mucho m?s.
As?, la Iglesia ha tenido un enfoque fundamentalmente positivo de los medios de comunicaci?n.3 Los documentos del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, aun condenando abusos serios, se han preocupado por aclarar que "una actitud de pura restricci?n o de censura por parte de la Iglesia (...) ni es suficiente ni apropiada".4
Citando la carta enc?clica Miranda prorsus del Papa P?o XII, del a?o 1957, la instrucci?n pastoral sobre los Medios de Comunicaci?n Social Communio et progressio, publicada en 1971, subray? este punto: "La Iglesia los ve como ?dones de Dios?, ya que, seg?n designio de la divina Providencia, unen fraternalmente a los hombres para que colaboren as? con su voluntad salv?fica".5 Esta sigue siendo nuestra opini?n, y es la misma opini?n que tenemos de Internet.

2. Desde el punto de vista de la Iglesia, la historia de la comunicaci?n humana es como un largo viaje, que lleva a la humanidad "desde el orgulloso proyecto de Babel y la ca?da en la confusi?n e incomprensi?n mutua que produjo (cf. Gn 11, 1-9), hasta Pentecost?s y el don de lenguas: una restauraci?n de la comunicaci?n, centrada en Jes?s, bajo la acci?n del Esp?ritu Santo".6 En la vida, muerte y resurrecci?n de Cristo, el fundamento ?ltimo y el primer modelo de la "comunicaci?n entre los hombres lo encontramos en Dios que se ha hecho hombre y hermano".7
Los medios modernos de comunicaci?n social son una parte importante de esta historia. Como dice el Concilio Vaticano II "aunque hay que distinguir cuidadosamente el progreso terreno del crecimiento del Reino de Cristo, sin embargo, el primero, en la medida en que puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa mucho al Reino de Dios".8 Viendo a esta luz los medios de comunicaci?n social, descubrimos que "contribuyen eficazmente a descansar y cultivar el esp?ritu y a propagar y fortalecer el reino de Dios".9
Hoy esto se aplica de modo especial a Internet, que est? contribuyendo a realizar cambios revolucionarios en el comercio, la educaci?n, la pol?tica, el periodismo, las relaciones entre las naciones y entre las culturas, cambios no s?lo en el modo como la gente se comunica, sino tambi?n en el modo como comprende su vida. Discutimos la dimensi?n ?tica de estos temas en otro documento sobre cuestiones an?logas.10 Aqu? consideramos las implicaciones que tiene Internet para la religi?n y especialmente para la Iglesia cat?lica.
3. La Iglesia tiene un doble objetivo con respecto a los medios de comunicaci?n. Uno de ellos consiste en fomentar su correcto desarrollo y uso con vistas al progreso humano, la justicia y la paz, para la construcci?n de la sociedad en los ?mbitos local, nacional y comunitario a la luz del bien com?n y con esp?ritu de solidaridad. Al considerar la gran importancia de las comunicaciones sociales, la Iglesia "desea poder entablar un di?logo honrado y respetuoso con los responsables de los medios de comunicaci?n",11 un di?logo que ata?e principalmente a la programaci?n de dichos medios. "Este di?logo implica que la Iglesia se esfuerce en comprender los medios de comunicaci?n ?sus objetivos, sus estructuras internas y sus modalidades? y que sostenga y anime a los que trabajan en ellos. Bas?ndose en esta comprensi?n y este apoyo, se pueden hacer propuestas significativas con vistas a la eliminaci?n de los obst?culos que se oponen al progreso humano y a la proclamaci?n del Evangelio".12
Pero la preocupaci?n de la Iglesia tambi?n se refiere a la comunicaci?n en y por la Iglesia misma. Esta comunicaci?n es m?s que un ejercicio de t?cnica, pues "se basa en la comunicaci?n entre el Padre, el Hijo y el Esp?ritu Santo, y en su comunicaci?n con nosotros"; y la realizaci?n de esta comunicaci?n trinitaria "llega hasta la humanidad: el Hijo es la Palabra, pronunciada eternamente por el Padre; y en Jesucristo y por Jesucristo, Hijo y Palabra hecha carne, Dios se comunica a s? mismo y comunica su salvaci?n a los hombres y mujeres".13
Dios sigue comunic?ndose con la humanidad a trav?s de la Iglesia, portadora y depositaria de su revelaci?n, a cuyo ministerio de ense?anza viva ha confiado la tarea de interpretar de modo aut?ntico su palabra14. Adem?s, la Iglesia misma es communio, una comuni?n de personas y comunidades eucar?sticas que nacen de la comuni?n de la Trinidad y se reflejan en ella;15 por tanto, la comunicaci?n es la esencia de la Iglesia. Por esta raz?n, m?s que por cualquier otra, "el ejercicio de la comunicaci?n por parte de la Iglesia deber?a ser ejemplar, reflejando los elevados modelos de verdad, responsabilidad y sensibilidad con respecto a los derechos humanos, as? como otros importantes principios y normas".16

4. Hace tres d?cadas la Communio et progressio se?alaba que "los medios modernos de comunicaci?n ofrecen nuevos instrumentos para que la gente se confronte con el mensaje del Evangelio".17 El Papa Pablo VI afirm? que la Iglesia "se sentir?a culpable ante Dios ", si dejara de usar los medios de comunicaci?n para la evangelizaci?n.18 El Papa Juan Pablo II defini? los medios de comunicaci?n como "el primer are?pago de la edad moderna", y declar? que "no basta usarlos para difundir el mensaje cristiano y el Magisterio aut?ntico de la Iglesia, sino que conviene integrar el mensaje mismo en esta ?nueva cultura? creada por la comunicaci?n moderna".19 Hacer esto es muy importante hoy en d?a, no s?lo porque los medios de comunicaci?n ejercen una fuerte influencia en lo que la gente piensa sobre la vida, sino tambi?n porque en gran parte "la experiencia humana como tal ha llegado a ser una experiencia de los medios de comunicaci?n".20
Todo esto se aplica a Internet. Y aunque el mundo de las comunicaciones sociales "puede dar la impresi?n de oponerse al mensaje cristiano, tambi?n ofrece oportunidades ?nicas para proclamar la verdad salv?fica de Cristo a la entera familia humana. (...) Pensemos (...) en las grandes posibilidades que brinda Internet para difundir informaci?n y ense?anza de car?cter religioso, superando obst?culos y fronteras. Los que han predicado el Evangelio antes que nosotros jam?s hubieran podido imaginar una audiencia tan vasta. (...) Los cat?licos no deber?an tener miedo de abrir las puertas de los medios de comunicaci?n social a Cristo, para que la buena nueva pueda ser o?da desde las azoteas del mundo".21


II. OPORTUNIDADES Y DESAF?OS

5. "Las comunicaciones que se hacen en la Iglesia y por la Iglesia consisten esencialmente en el anuncio de la buena nueva de Jesucristo. Es la proclamaci?n del Evangelio como palabra prof?tica y liberadora dirigida a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo; es el testimonio dado de la verdad divina y el destino trascendente de la persona humana, frente a una secularizaci?n radical; es ponerse de parte de la justicia, en solidaridad con todos los creyentes, al servicio de la comuni?n de los pueblos, las naciones y las culturas, frente a los conflictos y las divisiones".22
Dado que anunciar la buena nueva a la gente formada por una cultura de los medios de comunicaci?n requiere considerar atentamente las caracter?sticas especiales de los medios mismos, la Iglesia necesita ahora comprender Internet. Esto es preciso para comunicarse eficazmente con la gente, de manera especial con los j?venes, que est?n sumergidos en la experiencia de esta nueva tecnolog?a, y tambi?n para usarla bien.
Los medios de comunicaci?n ofrecen importantes beneficios y ventajas desde una perspectiva religiosa: "Transmiten noticias e informaci?n de acontecimientos, ideas y personalidades del ?mbito religioso, y sirven como veh?culos para la evangelizaci?n y la catequesis. Diariamente proporcionan inspiraci?n, aliento y oportunidades de participar en funciones lit?rgicas a personas obligadas a permanecer en sus hogares o en instituciones".23 Adem?s de estos beneficios, hay otros que son peculiares de Internet. Esta proporciona al p?blico un acceso directo e inmediato a importantes recursos religiosos y espirituales: grandes bibliotecas, museos y lugares de culto, documentos del Magisterio, y escritos de los Padres y Doctores de la Iglesia, y la sabidur?a religiosa de todos los tiempos. Posee una notable capacidad de superar las distancias y el aislamiento, poniendo en contacto a personas animadas por sentimientos de buena voluntad que participan en comunidades virtuales de fe para alentarse y apoyarse rec?procamente. La Iglesia puede prestar un servicio importante tanto a los cat?licos como a los no cat?licos mediante la selecci?n y la transmisi?n de datos ?tiles en este medio.
Internet es importante para muchas actividades y programas de la Iglesia: la evangelizaci?n, que incluye tanto la re-evangelizaci?n como la nueva evangelizaci?n y la tradicional labor misionera ad gentes; la catequesis y otros tipos de educaci?n; las noticias y la informaci?n; la apolog?tica, el gobierno y la administraci?n; y algunas formas de asesor?a pastoral y direcci?n espiritual. Aunque la realidad virtual del ciberespacio no puede sustituir a la comunidad real e interpersonal o a la realidad encarnada de los sacramentos y la liturgia, o la proclamaci?n inmediata y directa del Evangelio, puede complementarlas, atraer a la gente hacia una experiencia m?s plena de la vida de fe y enriquecer la vida religiosa de los usuarios, a la vez que les brinda sus experiencias religiosas. Tambi?n proporciona a la Iglesia medios para comunicarse con grupos particulares ?j?venes y adultos, ancianos e impedidos, personas que viven en zonas remotas, miembros de otras comunidades religiosas? a los que de otra manera dif?cilmente podr?a llegar.
Un n?mero creciente de parroquias, di?cesis, congregaciones religiosas, instituciones relacionadas con la Iglesia, programas y todo tipo de organizaciones hacen ahora uso efectivo de Internet con estas y otras finalidades. En algunos lugares, tanto a nivel nacional como regional, han existido proyectos creativos patrocinados por la Iglesia. La Santa Sede ha estado activa en esta ?rea durante muchos a?os, y sigue difundiendo y desarrollado su presencia en Internet. A los grupos vinculados a la Iglesia que todav?a no han dado este paso se les anima a considerar la posibilidad de hacerlo cuanto antes. Recomendamos encarecidamente el intercambio de ideas e informaci?n sobre Internet entre quienes ya tienen experiencia en este campo y quienes son principiantes.

6. La Iglesia tambi?n necesita comprender y usar Internet como un medio de comunicaciones internas. Esto requiere tener claramente en cuenta su car?cter especial de medio directo, inmediato, interactivo y participativo.
El doble canal de interactividad de Internet ya est? borrando la antigua distinci?n entre quienes comunican y quienes reciben lo que se comunica,24 y est? creando una situaci?n en la que, al menos potencialmente, todos pueden hacer ambas cosas. Esta no es la comunicaci?n del pasado en una ?nica direcci?n, de arriba a abajo. A medida que la gente se familiarice con esta caracter?stica de Internet en otros ?mbitos de su vida, se puede esperar que lo utilice tambi?n por lo que respecta a la religi?n y a la Iglesia.
La tecnolog?a es nueva, pero los criterios no. El Concilio Vaticano II afirm? que los miembros de la Iglesia deber?an manifestar a sus pastores "sus necesidades y deseos con la libertad y confianza que deben tener los hijos de Dios y hermanos en Cristo"; de hecho, de acuerdo con su conocimiento, competencia o posici?n, los fieles "tienen el derecho, e incluso algunas veces el deber, de expresar sus opiniones sobre lo que se refiere al bien de la Iglesia".25 La Communio et progressio subray? que, como "cuerpo vivo", la Iglesia "necesita el intercambio de las leg?timas opiniones de sus miembros".26 Aun cuando las verdades de fe "no dejan espacio a interpretaciones arbitrarias ", la constituci?n pastoral observa que existe " una enorme ?rea donde los miembros de la Iglesia pueden expresar sus puntos de vista".27
Ideas similares se expresan en el C?digo de derecho can?nico,28 as? como en los documentos m?s recientes del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales.29 La Aetatis novae define la comunicaci?n de dos direcciones y la opini?n p?blica como " una forma concreta de llevar a la pr?ctica el car?cter de communio de la Iglesia ".30 ?tica en las comunicaciones sociales afirma: "Un flujo rec?proco de informaci?n y puntos de vista entre los pastores y los fieles, una libertad de expresi?n que tenga en cuenta el bien de la comunidad y el papel del Magisterio al promoverla, y una opini?n p?blica responsable, son expresiones importantes del ?derecho fundamental al di?logo y a la informaci?n en el seno de la Iglesia?".31 Internet proporciona un medio tecnol?gico eficaz para realizar esta perspectiva.
As? pues, aqu? tenemos un instrumento que se puede usar creativamente para varios aspectos de administraci?n y gobierno. Adem?s de abrir canales para la expresi?n de la opini?n p?blica, pensamos en otros elementos, como consultar expertos, preparar encuentros y practicar la colaboraci?n en las Iglesias e institutos religiosos, a nivel local, nacional e internacional, as? como entre ellos
7. La educaci?n y la formaci?n son otras ?reas oportunas y necesarias. "Hoy todos necesitan alguna forma de formaci?n permanente acerca de los medios de comunicaci?n social, sea mediante el estudio personal, sea mediante la participaci?n en un programa organizado, sea con ambos. La educaci?n para el uso de los medios de comunicaci?n social, m?s que ense?ar algo acerca de las t?cnicas, ayuda a la gente a formarse criterios de buen gusto y juicios morales verdaderos; se trata de un aspecto de la formaci?n de la conciencia. A trav?s de sus escuelas y de sus programas de formaci?n, la Iglesia deber?a proporcionar este tipo de educaci?n para el uso de los medios de comunicaci?n social".32
La educaci?n y la formaci?n relativas a Internet pueden integrar programas globales de educaci?n en los medios de comunicaci?n accesibles a los miembros de la Iglesia. En la medida de lo posible la planificaci?n pastoral de los medios de comunicaci?n deber?a prever esta formaci?n para los seminaristas, los sacerdotes, los religiosos y el personal pastoral laico como maestros, padres y estudiantes.33
Los j?venes, en particular, necesitan que se les ense?e "no s?lo a ser buenos cristianos cuando son receptores, sino tambi?n cuando son activos al usar todas las ayudas para la comunicaci?n que ofrecen los medios de comunicaci?n. (...) As?, los j?venes se convertir?n en aut?nticos ciudadanos de la era de las comunicaciones sociales que parece iniciarse en este tiempo",34 era en que se considera a los medios de comunicaci?n como "parte integrante de una cultura a?n inacabada cuyas plenas implicaciones todav?a no se entienden perfectamente".35 As?, la ense?anza sobre Internet y las nuevas tecnolog?as implica mucho m?s que meras ense?anzas t?cnicas; los j?venes necesitan aprender c?mo funcionar bien en el mundo del ciberespacio, c?mo hacer juicios maduros, seg?n s?lidos criterios morales, sobre lo que encuentran en ?l, y c?mo usar la nueva tecnolog?a para su desarrollo integral y en beneficio de los dem?s.

8. Internet tambi?n plantea algunos problemas especiales a la Iglesia, adem?s de los de ?ndole general discutidos en el documento adjunto a este.36 A la vez que se destaca lo que es positivo en relaci?n con Internet, es importante aclarar lo que no lo es.
En un nivel muy profundo, "a veces el mundo de los medios de comunicaci?n puede parecer indiferente e incluso hostil a la fe y a la moral cristiana. En parte esto se debe a que la cultura de los medios de comunicaci?n se ha ido impregnando progresivamente de una mentalidad t?picamente posmoderna, seg?n la cual la ?nica verdad absoluta es que no existen verdades absolutas o, en caso de que existieran, ser?an inaccesibles a la raz?n humana y, por tanto, irrelevantes".37
Entre los problemas espec?ficos creados por Internet figura la presencia de sitios llenos de odio dedicados a difamar y atacar a los grupos religiosos y ?tnicos. Algunos de ellos toman como blanco a la Iglesia cat?lica. Como la pornograf?a y la violencia en los medios de comunicaci?n, estos sitios de Internet "evidencian la componente m?s turbia de la naturaleza humana, da?ada por el pecado".38 Y aunque el respeto a la libertad de expresi?n exige a veces tolerar hasta cierto punto incluso las voces de lo negativo, la aplicaci?n de la autorregulaci?n y, cuando sea necesario, la intervenci?n de la autoridad p?blica, deber?an establecer y hacer respetar algunos l?mites razonables acerca de lo que se puede decir.
La proliferaci?n de sitios web que se autodefinen cat?licos plantea un problema de tipo diferente. Como hemos dicho, los grupos vinculados a la Iglesia deber?an estar creativamente presentes en Internet; y las personas bien motivadas e informadas, as? como los grupos no oficiales que act?an por su propia iniciativa, tambi?n tienen derecho a estar en ?l. Pero origina confusi?n, por lo menos, no distinguir interpretaciones doctrinales desviadas, pr?cticas arbitrarias de devoci?n y posturas ideol?gicas que se autocalifican de "cat?licas", de las posiciones aut?nticas de la Iglesia. Sugerimos un enfoque de esta cuesti?n m?s adelante.

9. Algunas otras cuestiones requieren mucha reflexi?n. Con respecto a ellas, instamos a proseguir la investigaci?n y el estudio continuos, incluyendo "la elaboraci?n de una antropolog?a y una verdadera teolog?a de la comunicaci?n",39 con referencia espec?fica a Internet. Desde luego, adem?s del estudio y la investigaci?n, se puede y se debe proponer una programaci?n pastoral positiva para el uso de Internet.40
Un ?rea de investigaci?n podr?a responder a la sugerencia seg?n la cual la amplia gama de opciones relativas a los productos y servicios destinados al consumidor disponibles en Internet tiene un efecto indirecto por lo que ata?e a la religi?n, y favorece un enfoque de " consumidor " sobre cuestiones de fe. Los datos sugieren que algunos visitantes de los sitios web religiosos pueden hacer compras, seleccionar y escoger elementos de paquetes religiosos a medida del usuario para adaptarlos a sus gustos personales. La "tendencia, por parte de algunos cat?licos, de matizar el grado de adhesi?n" 41 a la ense?anza de la Iglesia es un problema conocido en otros contextos; se necesita m?s informaci?n para saber si, y hasta qu? punto, Internet agrava este problema.
De modo an?logo, como observamos antes, la realidad virtual del ciberespacio tiene algunas implicaciones preocupantes tanto para la religi?n como para otras ?reas de la vida. La realidad virtual no sustituye la presencia real de Cristo en la Eucarist?a, ni la realidad sacramental de los otros sacramentos, ni tampoco el culto compartido en una comunidad humana de carne y hueso. No existen los sacramentos en Internet; e incluso las experiencias religiosas posibles ah? por la gracia de Dios son insuficientes si est?n separadas de la interacci?n del mundo real con otras personas de fe. Este es otro aspecto de Internet que requiere estudio y reflexi?n. Al mismo tiempo, la programaci?n pastoral deber?a considerar c?mo llevar a las personas desde el ciberespacio hasta una aut?ntica comunidad y c?mo podr?a luego usarse Internet, mediante la ense?anza y la catequesis, para apoyarlos y enriquecerlos en su compromiso cristiano.


III. RECOMENDACIONES Y CONCLUSI?N

10. Los creyentes, presentes tambi?n en Internet con sus legitimas inquietudes, desean una presencia activa de cara al futuro de este nuevo medio. Por supuesto que esto conlleva una adaptaci?n de la mentalidad a las caracter?sticas y estilo del mismo.
Es importante, adem?s, que la gente en todos los sectores de la Iglesia use Internet de modo creativo para asumir sus responsabilidades y realizar la obra de la Iglesia. No es aceptable quedarse atr?s t?midamente por miedo a la tecnolog?a o por cualquier otra raz?n, considerando las numerosas posibilidades positivas que ofrece Internet. "M?todos para facilitar la comunicaci?n y el di?logo entre sus propios miembros pueden fortalecer los v?nculos de unidad entre los mismos. El acceso inmediato a la informaci?n le da a la Iglesia la posibilidad de ahondar en su di?logo con el mundo contempor?neo. (...) La Iglesia tiene m?s facilidades para informar al mundo acerca de sus creencias y explicar los motivos de su actitud sobre cualquier problema o acontecimiento concretos. Tambi?n puede escuchar con m?s claridad la voz de la opini?n p?blica y estar en el centro de un debate continuo con el mundo, comprometi?ndose as? m?s a fondo en la b?squeda com?n por resolver los problemas m?s urgentes de la humanidad".42

11. Por tanto, al concluir estas reflexiones, ofrecemos palabras de aliento a algunos grupos en particular: a los dirigentes de la Iglesia, a los agentes pastorales, a los educadores, a los padres y, de modo especial, a los j?venes.
A los dirigentes de la Iglesia. Los responsables de los diversos ?mbito de la Iglesia necesitan conocer las caracter?sticas de los medios de cominicaci?n social de cara a un uso adecuado de los mismos en la elaboraci?n de planes pastorales en general y referentes al sector mismo de la comunicaci?n.43 En muchos se hace necesaria una formaci?n espec?fica para ello; de hecho, "ser?a un gran bien para la Iglesia que un mayor n?mero de personas que tienen cargos y cumplen funciones en su nombre se formaran en el uso de los medios de comunicaci?n social".44
Esto se aplica tanto a Internet como a los medios de comunicaci?n tradicionales. Los dirigentes de la Iglesia est?n obligados a usar "las potencialidades de esta ?edad inform?tica?, con el fin de servir a la vocaci?n humana y trascendente de cada ser humano, y as? glorificar al Padre, de quien viene todo bien".45 Pueden emplear esta notable tecnolog?a en muchos y diferentes aspectos de la misi?n de la Iglesia, al mismo tiempo que aprovechan tambi?n las oportunidades que ofrecen para la cooperaci?n ecum?nica e interreligiosa.
Como hemos visto, un aspecto especial de Internet concierne a la proliferaci?n, a veces confusa, de sitios web no oficiales que se definen "cat?licos". Con respecto al material de ?ndole catequ?tica o espec?ficamente doctrinal, podr?a ser ?til un sistema de certificaci?n voluntaria a nivel local y nacional bajo la supervisi?n de representantes del Magisterio. No se trata de censura, sino de ofrecer a los usuarios de Internet una gu?a segura sobre lo que expresa la posici?n aut?ntica de la Iglesia.
A los agentes pastorales. Sacerdotes, di?conos, religiosos y agentes pastorales laicos deber?an procurar formarse en los medios de comunicaci?n para saber hacen buen uso de las posibilidades de las comunicaciones sociales sobre las personas y la sociedad, de modo que les ayude a adquirir un estilo de comunicaci?n que hable a las sensibilidades y a los intereses de la gente que vive inmersa en una cultura medi?tica. Hoy esto les exige claramente el aprendizaje de Internet, incluyendo c?mo usarlo en su trabajo. Tambi?n pueden beneficiarse de los sitios web que posibilitan una actualizaci?n teol?gica y pastoral.
Con respecto al personal de la Iglesia implicado directamente en los medios de comunicaci?n, no es necesario decir que debe contar con formaci?n profesional. Pero tambi?n precisa formaci?n doctrinal y espiritual, puesto que "para testimoniar a Cristo es necesario encontrarse personalmente con ?l y cultivar esa relaci?n a trav?s de la oraci?n, la Eucarist?a y el sacramento de la reconciliaci?n, leyendo y meditando la palabra de Dios, estudiando la doctrina cristiana y sirviendo a los dem?s".46
A los educadores y a los catequistas. La instrucci?n pastoral Communio et progressio habla de la "obligaci?n urgente" que tienen las escuelas cat?licas de formar a comunicadores y receptores de las comunicaciones sociales en los principios cristianos pertinentes.47 Este mismo mensaje ha sido repetido muchas veces. En la era de Internet, con su enorme alcance e impacto, esta necesidad es m?s urgente que nunca.
Las universidades, los colegios y las escuelas cat?licos, as? como los programas educativos en todos los niveles, deber?an ofrecer cursos para varios grupos ?"seminaristas, sacerdotes, religiosos y religiosas o animadores laicos; (...) profesores, padres y estudiantes",48? as? como una formaci?n m?s esmerada en cuestiones de tecnolog?a, administraci?n, ?tica y pol?tica de las comunicaciones destinada a las personas que se preparan para trabajar profesionalmente en los medios de comunicaci?n o para desempe?ar funciones directivas, incluyendo a quienes trabajan para la Iglesia en las comunicaciones sociales. Adem?s, confiamos los problemas y las cuestiones antes mencionados a la atenci?n de alumnos e investigadores de las disciplinas pertinentes en las instituciones cat?licas de estudios superiores.
A los padres. Por el bien de sus hijos, as? como por el suyo propio, los padres deben "aprender y poner en pr?ctica su capacidad de discernimiento como telespectadores, oyentes y lectores, dando ejemplo en sus hogares de un uso prudente de los medios de comunicaci?n social".49 En lo que a Internet se refiere, a menudo los ni?os y los j?venes est?n m?s familiarizados con ?l que sus padres, pero ?stos tienen la grave obligaci?n de guiar y supervisar a sus hijos en su uso.50 Si esto implica aprender m?s sobre Internet de lo que han aprendido hasta ahora, ser? algo muy positivo.
La supervisi?n de los padres deber?a incluir el uso de un filtro tecnol?gico en los ordenadores accesibles a los ni?os, cuando sea econ?mica y t?cnicamente factible, para protegerlos lo m?s posible de la pornograf?a, de los depredadores sexuales y de otras amenazas. No deber?a permit?rseles la exposici?n sin supervisi?n a Internet. Los padres y los hijos deber?an discutir juntos lo que se ve y experimenta en el ciberespacio. Tambi?n es ?til compartir con otras familias que tienen los mismos valores y preocupaciones. Aqu?, el deber fundamental de los padres consiste en ayudar a sus hijos a llegar a ser usuarios juiciosos y responsables de Internet, y no adictos a ella, que se alejan del contacto con sus coet?neos y con la naturaleza.
A los ni?os y a los j?venes. Internet es una puerta abierta a un mundo atractivo y fascinante, con una fuerte influencia formativa; pero no todo lo que est? al otro lado de la puerta es saludable, sano y verdadero. "Los ni?os y los j?venes deber?an ser introducidos en la formaci?n respecto a los medios de comunicaci?n, evitando el camino f?cil de la pasividad carente de esp?ritu cr?tico, la presi?n de sus coet?neos y la explotaci?n comercial".51 Los j?venes tienen consigo mismos, con sus padres, familias y amigos, con sus pastores y maestros y, por ?ltimo, con Dios, el deber de usar Internet correctamente.
Internet pone al alcance de los j?venes en una edad inusualmente temprana una inmensa capacidad de hacer el bien o el mal, a s? mismos y a los dem?s. Puede enriquecer su vida m?s all? de los sue?os de las generaciones anteriores, y capacitarlos para que, a su vez, enriquezcan la vida de los dem?s. Tambi?n puede arrastrarlos al consumismo, a la pornograf?a, a fantas?as violentas y a un aislamiento patol?gico.
Los j?venes, como se ha dicho repetidamente, son el futuro de la sociedad y de la Iglesia. Un uso correcto de Internet puede ayudar a prepararlos para sus responsabilidades en ambas. Pero esto no suceder? autom?ticamente. Internet no es s?lo un medio de entretenimiento y gratificaci?n del usuario. Es un instrumento para realizar un trabajo ?til, y los j?venes deben aprender a verlo y usarlo as?. En el ciberespacio, al menos como en cualquier otro lugar, pueden estar llamados a ir contra corriente, ejercer la contracultura e, incluso, sufrir persecuci?n por estar a favor de lo verdadero y bueno.

12. A todas las personas de buena voluntad. Por ?ltimo, queremos sugerir algunas virtudes que debe cultivar todo el que quiera hacer buen uso de Internet; su pr?ctica se ha de basar y guiar por una valoraci?n realista de sus contenidos.
Se necesita prudencia para ver claramente las implicaciones ?el potencial para el bien y para el mal? de este nuevo medio y responder creativamente a sus desaf?os y oportunidades.
Se necesita justicia, especialmente justicia en el trabajo de cerrar la brecha digital, la separaci?n entre ricos y pobres en informaci?n en el mundo actual.52 Esto requiere un compromiso en favor del bien com?n internacional, as? como la "globalizaci?n de la solidaridad".53
Se necesita fortaleza y valent?a. Esto implica defender la verdad frente al relativismo religioso y moral, el altruismo y la generosidad frente al consumismo individualista, y la decencia frente a la sensualidad y el pecado.
Se necesita 0templanza, autodisciplina ante este formidable instrumento tecnol?gico que es Internet, para usarlo con sabidur?a y exclusivamente para el bien.
Al reflexionar sobre Internet, como sobre todos los otros medios de comunicaci?n social, recordamos que Cristo es "el perfecto comunicador",54 la norma y el modelo de la Iglesia del enfoque sobre la comunicaci?n, as? como del contenido que debe comunicar. "Ojal? que los cat?licos comprometidos en el mundo de las comunicaciones sociales prediquen desde las azoteas la verdad de Jes?s con mucho m?s valor y alegr?a, de forma que todos los hombres y mujeres puedan o?r hablar del amor que es el centro de la autocomunicaci?n de Dios en Jesucristo, el mismo ayer, hoy y siempre".55

Ciudad del Vaticano, 22 de febrero de 2002, Fiesta de la C?tedra de San Pedro Ap?stol.
+ John P. Foley
Presidente
+ Pierfranco Pastore
Secretario
____________________________________________
NOTAS
(1) Juan Pablo II, Carta enc?clica Laborem exercens, n. 25; cf. Concilio Vaticano II, Constituci?n pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, n. 34.
(2) Concilio Vaticano II, Decreto sobre los medios de Comunicaci?n Social Inter mirifica, n. 1.
(3) V?anse, por ejemplo, Inter mirifica; los mensajes de los Pont?fices Pablo VI y Juan Pablo II con ocasi?n de las Jornadas mundiales de las comunicaciones sociales; Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, Instrucci?n pastoral Communio et progressio, Pornograf?a y Violencia en las Comunicaciones Sociales: una Respuesta Pastoral; instrucci?n pastoral Aetatis novae; ?tica en la Publicidad, ?tica en las Comunicaciones.
(4) Pornograf?a y Violencia en las Comunicaciones Sociales: una Respuesta Pastoral, n. 30.
(5) Communio et progressio, n. 2.
(6) Juan Pablo II, Mensaje para la XXXIV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 4 de junio de 2000.
(7) Communio et progressio, n. 10.
(8) Concilio Vaticano II, Constituci?n pastoral sobre la Iglesia en el Mundo Actual Gaudium et spes, n. 39.
(9) Inter mirifica, n. 2.
(10) Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, Etica en Internet.
(11) Aetatis novae, n. 8.
(12) Ib.
(13) ?tica en las Comunicaciones Sociales, n. 3.
(14) Cf. Concilio Vaticano II, Constituci?n dogm?tica sobre la Divina Revelaci?n Dei Verbum, n. 10.
(15) Cf. Aetatis novae, n. 10.
(16) ?tica en las Comunicaciones Sociales, n. 26.
(17) Communio et progressio, n. 128.
(18) Exhortaci?n apost?lica Evangelii nuntiandi, n. 45.
(19) Enc?clica Redemptoris missio, n. 37.
(20) Aetatis novae, 2.
(21) Juan Pablo II, Mensaje para la XXXV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 27 de mayo de 2001, n. 3.
(22) Aetatis novae, n. 9.
(23) ?tica en las Comunicaciones Sociales, n. 11.
(24) Cf. Communio et progressio, n. 15.
(25) Constituci?n dogm?tica sobre la Iglesia Lumen gentium, n. 37.
(26) Communio et progressio, n. 116.
(27) Ib., n. 117.
(28) Cf. canon 212, ? 2 y 3.
(29) Cf. Aetatis novae, n. 10; ?tica en las Comunicaciones Sociales, n. 26.
(30) Aetatis novae, n. 10.
(31) ?tica en las Comunicaciones Sociales, n. 26.
(32) Ib., n. 25.
(33) Cf. Aetatis novae, n. 28.
(34) Communio et progressio, n. 107.
(35) Juan Pablo II, Mensaje para la XXIV Jornada mundial de las comunicaciones sociales, 1990.
(36) Cf. ?tica en Internet.
(37) Juan Pablo II, Mensaje para la XXXV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, n. 3.
(38) Pornograf?a y Violencia en las Comunicaciones Sociales: una Respuesta Pastoral, n. 6.
(39) Aetatis novae, n. 8.
(40) Cf. Juan Pablo II, Carta apost?lica Novo millennio ineunte, n. 39.
(41) Cf. Juan Pablo II, Discurso a los Obispos de Estados Unidos, n. 5, Los ?ngeles, 16 de septiembre de 1987.
(42) Juan Pablo II, Mensaje para la XXIV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 1990.
(43) Cf. Aetatis novae, nn. 23-33.
(44) ?tica en las Comunicaciones Sociales, n. 26.
(45) Juan Pablo II, Mensaje para la XXIV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.
(46) Juan Pablo II, Mensaje para la XXXIV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.
(47) Cf. Communio et progressio, n. 107.
(48) Aetatis novae, n. 28.
(49) ?tica en las Comunicaciones Sociales, n. 25.
(50) Cf. Juan Pablo II, exhortaci?n apost?lica postsinodal Familiaris consortio, n. 76.
(51) ?tica en las Comunicaciones Sociales, n. 25.
(52) Cf. Solidaridad en el Ciberespacio: Reflexiones sobre Etica e Internet, nn. 10 y 17.
(53) Juan Pablo II, Discurso al Secretario General y al Comit? Administrativo de Coordinaci?n de la ONU, n. 2, 7 de abril de 2000.
(54) Communio et progressio, n. 11.
(55) Juan Pablo II, Mensaje para la XXXV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, n. 4.
Comentarios