Domingo, 04 de junio de 2006
Nueve municipios han otorgado el piadoso t?tulo de Alcaldesa Honoraria y Perpetua a Nuestra Se?ora de las Nieves



(Diario de Avisos, 4 - VI, Juan CArlos D?az Lorenzo) El patronazgo de Nuestra Se?ora de las Nieves sobre el pueblo palmero es un hecho consustancial con la fe latente que se expresa en la veneraci?n y admiraci?n a su Patrona, ante la que expresa su devoci?n y espiritualidad desde tiempos inmemoriales. El respeto, el cari?o, el amor y la fe en la Virgen motiva el agradecimiento sin l?mites de tantos corazones que acuden a rendir su humilde tributo a los pies de la Se?ora y tambi?n de los distintos municipios de la isla, que le conceden, en reconocimiento a su manifiesta proyecci?n espiritual, el piadoso t?tulo de Alcaldesa Honoraria y Perpetua.

El pasado domingo, el Real Santuario vivi? una solemne jornada con motivo de la entrega del nombramiento y los atributos correspondientes de Villa de Mazo, acontecimiento al que ya se refiri? con amplitud y detalle la cr?nica de DIARIO DE AVISOS. El aforo del primer centro mariano palmero se qued? peque?o, una vez m?s, para albergar a la muchedumbre que acudi? a presenciar la ceremonia religiosa y el resto de los actos, calcul?ndose en unas 1.500 personas las que se dieron cita en el recoleto recinto religioso, en una jornada que revest?a car?cter de especial solemnidad para el citado municipio.

Nuestra Se?ora de las Nieves ostenta, hasta el momento, el devoto t?tulo de Alcaldesa Honoraria y Perpetua de nueve municipios palmeros, siete de los cuales ya han hecho entrega del mismo. El primero en otorgarlo fue Santa Cruz de La Palma (17 de agosto de 1942), seguido de Los Llanos de Aridane (19 de noviembre de 1964) y Fuencaliente de La Palma (1 de septiembre de 1982).

En junio de 1992, el pleno del Ayuntamiento de Bre?a Baja adopt? el referido acuerdo, que hizo efectivo en el transcurso de los actos de la Bajada de 2005. Bre?a Alta lo entreg? el 30 de mayo de 1994, cinco meses despu?s de haber iniciado el expediente; Puntallana adopt? el acuerdo plenario en diciembre de 2004 e hizo entrega en mayo de 2005 y Villa de Mazo certific? el acuerdo el 28 de abril de 2005 y celebr? su entrega el 28 de mayo de 2006.

En atenta comunicaci?n del rector del Real Santuario Insular de Nuestra Se?ora de las Nieves, Pedro Manuel Francisco de las Casas -viejo y buen amigo de d?as felices- nos hace saber que tambi?n San Andr?s y Sauces tom? acuerdo en dicho sentido el 20 de mayo de 2005 y har? efectiva la entrega en la Fiesta de las Madres del pr?ximo a?o. Tijarafe lo adopt? el 6 de junio de 2005 y est? prevista la entrega del t?tulo y los atributos correspondientes en mayo de 2008. Otros dos municipios palmeros, Puntagorda y Barlovento, tambi?n han iniciado los tr?mites previos, sum?ndose as? a aquellos que han expresado y cumplido su voluntad de rendir homenaje a la Patrona palmera.

Para la concesi?n del citado t?tulo y de acuerdo con el procedimiento establecido, se constituye una comisi?n mixta, formada por el alcalde de la localidad, el concejal de Cultura, un representante del Obispado y el rector del Real Santuario Insular. Se sigue lo establecido en el Reglamento de Honores y Distinciones de Nuestra Se?ora de las Nieves, y se cumplen los pasos previstos. Tras el acuerdo plenario y la comunicaci?n oficial al Real Santuario y al Obispado, se inicia el expediente que habr? de concluir con la correspondiente aceptaci?n y la fecha del acto, que ser? siempre con motivo de la Fiesta de las Madres, en el mes de mayo del a?o que se designe.

Desde hace algo m?s de 35 a?os, el rector del primer centro mariano palmero es el sacerdote Pedro Manuel Francisco de las Casas, nacido en Santa Cruz de La Palma el 24 de diciembre de 1944. Realiz? sus estudios eclesi?sticos en el viejo Seminario de La Laguna y fue ordenado el 29 de junio de 1969 por el obispo de la Di?cesis Nivariense, monse?or Luis Franco Casc?n, en ceremonia celebrada en la parroquia de Tejina, en uni?n de varios compa?eros m?s, y entre ellos otros dos palmeros: Aurelio Feliciano Sosa, vicario general de La Palma y p?rroco de Cruz del Se?or, en Santa Cruz de Tenerife; y Juan F. ?vila Poggio, p?rroco de San Mateo, en Punta del Hidalgo.

Su primera parroquia la desempe?? en La Cuesta de Arguij?n y en La Cuesta de Piedra, en La Laguna y Santa Cruz de Tenerife y un a?o despu?s fue nombrado p?rroco y rector del Real Santuario de Nuestra Se?ora de las Nieves, alto honor para un sacerdote, y m?s en este caso, siendo palmero. Pedro Manuel Francisco de las Casas es, adem?s, p?rroco de La Dehesa, Mirca y Velhoco.

Su labor al frente de la misi?n encomendada ha sido fecunda. Durante estos siete lustros -siete Bajadas-, en el Real Santuario se han producido acontecimientos de especial relevancia. Se han efectuado importantes restauraciones en el recinto, todo lo cual confiere al sacro lugar el car?cter indiscutible de su condici?n religiosa y espiritual. Alberga, adem?s, el Museo Insular de Arte Sacro, al que nos hemos referido en otras ocasiones, considerado en su g?nero el primero de Canarias. Este edificio, proyectado por los arquitectos Rafael Daranas y Luis Miguel P?rez, recrea una casona barroca de dos plantas, balc?n y ventanas de tarima, construido con materiales nobles -carpinter?a de tea labrada, canter?a gris, forja, vidrieras- y perfectamente integrado en el conjunto.

Dicho espacio, junto al camar?n de la Virgen -obra del arquitecto Jos? Miguel M?rquez, que remata la cabecera del templo con un lujoso acabado- fueron ideados por Alberto Jos? Fern?ndez Garc?a y expone important?simos documentos hist?ricos, as? como esculturas de distintas ?pocas y escuelas, pintura y orfebrer?a de talleres europeos y americanos; retratos hist?ricos de Nuestra Se?ora de las Nieves, a trav?s de los cuales se puede seguir la evoluci?n del atuendo, pues en su vestidor cuelgan los mismos trajes con los que se la pint? confeccionados con sedas de La Palma y brocados importados de Europa, reservados para las grandes solemnidades.

Adem?s de su compromiso con la comunidad y su labor pastoral, Pedro Manuel Francisco de las Casas dirige la publicaci?n Ecos del Santuario. En la d?cada de los setenta, en concreto en el curso escolar 1973/74, el citado sacerdote y un grupo de j?venes a su cargo tuvieron un destacado protagonismo en el programa nacional Misi?n Rescate, realizando un trabajo encomiable en la recuperaci?n y conservaci?n de los exvotos marineros que cuelgan de las paredes del Real Santuario. En aquella ocasi?n, DIARIO DE AVISOS puso a su disposici?n una p?gina en la que se hizo un seguimiento informativo del trabajo realizado en la salvaguarda del rico patrimonio.

La imagen de Nuestra Se?ora de las Nieves fue coronada can?nicamente en el a?o lustral de 1930, el 22 de junio, en ceremonia oficiada por el cardenal Federico Tedeschini, nuncio de Su Santidad en Espa?a y arzobispo de Lepanto, que lleg? a La Palma a bordo del "liner" Infanta Cristina. Su patronazgo sobre el pueblo palmero fue reconocido por el Papa P?o XII el 13 de noviembre de 1952.

El Real Santuario ostenta realeza desde que en 1657 fuera acogido en su patronato por Felipe IV, pen?ltimo rey de la Casa de Austria. El 15 de octubre de 1977 recibi? la visita de los Reyes de Espa?a, Juan Carlos I y Sof?a de Grecia, si?ndole entregado entonces a la Reina el t?tulo -que hab?a aceptado siendo Princesa de Espa?a- de "camarera de honor de la Sant?sima Virgen de las Nieves". Su Majestad manifest? entonces al rector Pedro Manuel Francisco de las Casas su voluntad de reafirmar el trato de realeza en el marco de la nueva monarqu?a constitucional, lo que as? se produjo poco tiempo despu?s, siguiendo los cauces establecidos, en comunicaci?n oficial y certificaci?n de la Casa Real.

En junio de 1980, Su Santidad Juan Pablo II envi? un mensaje papal a los palmeros con motivo del III Centenario de la Bajada de la Virgen y las bodas de oro de su coronaci?n can?nica. Y en marzo de 1983, el pont?fice romano concedi? su bendici?n apost?lica a la publicaci?n Ecos del Santuario, a la que nos hemos referido.



Arraigada devoci?n

En el a?o de gracia de 1676, La Palma sufr?a "el invierno m?s seco de la d?cada", seg?n el relato del visitador Juan Pinto de Guisla, beneficiado de El Salvador, situaci?n que hab?a llevado el hambre, la desolaci?n y la muerte a la capital y a los campos de la isla.

Esta situaci?n de penuria coincidi? con la segunda visita pastoral del obispo de Canarias, Bartolom? Garc?a Jim?nez (1618-1690), de origen sevillano, que hab?a prolongado su estancia en la isla debido a la amenaza de los piratas berberiscos que entonces infectaban las aguas del archipi?lago, al acecho de nuevas presas, entre ellas el mitrado, impidiendo de ese modo su salida de la isla.

El prelado, promovido a la Silla de Canarias en mayo de 1665 por el Papa Alejandro VII, visit? La Palma por primera vez en 1666 y volvi? a finales de 1675. En aquella ocasi?n fue informado por los regidores del Antiguo R?gimen y por los sacerdotes Melchor Brier y Juan Pinto de Guisla, que hab?an sido alumnos suyos en la Facultad de C?nones de Salamanca, "de la especial devoci?n que hay en esta isla con la Santa Imagen de Nuestra Se?ora de las Nieves, Patrona de toda ella, de cuyo patrocinio se vale en todas sus necesidades", por lo que dispuso que se trajese a la iglesia parroquial de El Salvador, "para que, colocada en ella, en trono decente", se celebrase la octava "con mayor solemnidad y asistencia del pueblo".

"El piadoso Garc?a Jim?nez -escribe Luis Ortega- imagin? y orden? una fiesta con valores sustanciales y capacidad para superar los l?mites de su tiempo; y los palmeros supieron afrontar tal reto con fe en el motivo y en sus recursos e ingenios para celebrarlo". As? se hizo, asumiendo el obispo el gasto que ocasion? el consumo de cera durante los tres primeros d?as, y en los siguientes se reparti? entre algunos devotos que se encargaron de ello "y habiendo reconocido la decencia del culto y veneraci?n con que se celebr? dicha octava y la devoci?n y concurrencia del pueblo a su celebraci?n, as? por las ma?anas a la misa, como a prima noche despu?s de la oraci?n a rezar el nombre y tercio y pl?ticas que hac?a todas las noches, juzg? por conveniente que dicha Santa Imagen de Nuestra Se?ora de las Nieves se traiga a esta ciudad, a la Iglesia parroquial, cada cinco a?os", celebrando de ese modo, por el mes de febrero, la fiesta y octava de Nuestra Se?ora de Candelaria, comenzando el quinquenio en el a?o 1680 "y de all? en adelante...".

Con relaci?n a este asunto, el cronista Viera y Clavijo escribe que "el obispo fue el que, atendiendo a la universal devoci?n que profesaban aquellos naturales (los palmeros) a Nuestra Se?ora de Las Nieves, cuyo patrocinio imploraban de tiempo inmemorial en los conflictos de volcanes, falta de lluvias, langosta, epidemias, guerras y correr?as, dispuso que se llevase cada cinco a?os desde su santuario a la ciudad…".

El obispo tambi?n conoci? la resoluci?n del pueblo palmero, unido ante la desgracia, en la defensa de la imagen mariana -la m?s antigua de Canarias y el vestigio m?s remoto de nuestra ubicaci?n cristiana y cultura occidental- y de su ermita cuando en 1649 los dominicos trataron de fundar en ella un convento, empe?o del que desistieron ante la oposici?n del pueblo y la firmeza del Cabildo.

El ciclo lustral comenz? en 1680, a?o en el que se trajo la imagen de Nuestra Se?ora de las Nieves desde su santuario del monte a la ciudad capital. Desde entonces lo ha hecho ininterrumpidamente hasta nuestros d?as, en los a?os acabados en cero y cinco, aunque, en el recuento hist?rico de los ?ltimos tres siglos, la venerada imagen ha sido trasladada en procesi?n en varias ocasiones a la capital insular en rogativas y celebraciones especiales, alterando de ese modo la secuencia lustral.

As? sucedi? al menos en siete ocasiones en el siglo XVII: en los a?os 1630, 1631, 1632 y 1676, debido a la gravedad de las sequ?as; en 1646, con motivo de la erupci?n del volc?n de Mart?n; en 1659, motivado por una plaga de langosta; y en 1677, por el volc?n de San Antonio, en Fuencaliente. En el siglo XVIII se conoce una bajada extraordinaria en el a?o 1768, debido a una epidemia de fiebre. En el siglo XIX se repiti? en 1852, con motivo de una epidemia de c?lera de Gran Canaria.

As? transcurrieron los siglos, siglos de fervor, afecto, cari?o y gran respeto, hasta que en el siglo XIX el ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma y la parroquia de El Salvador institucionalizaron los festejos, ocup?ndose de su organizaci?n con la contribuci?n de los m?s destacados comerciantes de la ciudad, entre los que figuraba Juan Cabrera Mart?n.

Debido a diversas razones, se produjo un nuevo cambio, en el que hasta el m?dico titular de la ciudad emiti? unos informes sobre lo impropio de la estaci?n y lo perjudicial que resultaba para la salud p?blica. Se apel? entonces a la llegada de los veleros y de los indianos y los gozos nocturnos en la calle. Luego, las fiestas se trasladaron al mes de junio en 1925, atendiendo a un requerimiento de los universitarios palmeros, que reclamaban su deseo de regresar a isla cuando hab?a finalizado el curso acad?mico y, finalmente, en 1975 se hizo coincidir la Semana Grande con la mitad de julio y se concret? la estancia en la ciudad de Nuestra Se?ora de las Nieves por espacio de tres semanas.

Dos lustros antes, en consideraci?n al car?cter religioso-c?vico-art?stico y su especial relevancia en el archipi?lago, las Fiestas Lustrales fueron declaradas de Inter?s Tur?stico Nacional por resoluci?n de la Subsecretar?a del Ministerio de Informaci?n y Turismo de 23 de febrero de 1965, y desde la edici?n de 1980 cuenta siempre con la asistencia de un representante personal de S. M. el Rey.

En el siglo XX hay registradas otras tres Bajadas excepcionales: en 1949, con motivo de la erupci?n del volc?n de San Juan; en 1966, en la ocasi?n de la clausura de la Misi?n Popular en La Palma; y en 1993, al cumplirse el V Centenario de la fundaci?n de Santa Cruz de La Palma.
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