Los materiales de la Jornada "Pro Orantibus" vienen acompa?ados de un subsidio lit?rgico, que puede ser aprovechado.
MONICI?N DE ENTRADA
En este Domingo la Iglesia celebra la fiesta solemne de la Sant?sima Trinidad, misterio central de nuestra fe en el que se fundamenta toda la vida cristiana. El Misterio de Dios se hace cercano en el testimonio de cuantos le buscan ?no anteponiendo
nada al amor de Cristo?.
Precisamente en este marco lit?rgico, hoy tambi?n recordamos a aquellos que en la Iglesia son llamados a la vida contemplativa: hombres y mujeres que dejando la vida seg?n el mundo, se dedican totalmente a Dios.
Al conciliar arm?nicamente la vida interior con el trabajo en el compromiso evang?lico por la conversi?n de las costumbres, y la asidua dedicaci?n a la meditaci?n de la Palabra, la celebraci?n de la liturgia y la oraci?n, los monasterios han sido y siguen siendo, un lugar acogedor para quienes buscan a Dios y las cosas
del esp?ritu, aut?nticas escuelas de fe en el coraz?n de la Iglesia y del mundo, como dice el lema de este a?o.
PRECES
[A las preces completas de la Solemnidad, se propone a?adir estas tres espec?ficas]
? Por los monjes y monjas contemplativos, para que el vigor de su vida espiritual, consagrada a Dios en la Iglesia sea testimonio ante el mundo del poder de la gracia y la actualidad del Evangelio. Oremos.
? Por las familias, para que sean aut?ntica escuela de fe donde los ni?os reciban el alimento de la vida cristiana, y por todos los j?venes a quienes Dios llama a la consagraci?n religiosa, para que acojan con gozo este don y sigan a Jesucristo con generosidad y radicalidad. Oremos.
? Por quienes estamos participando en esta celebraci?n, para que, aumentando en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, sepamos testimoniar y transmitir los valores evang?licos con el ejemplo de la propia vida. Oremos.
MONICI?N DE ENV?O
Con gozo hemos celebrado los misterios de nuestra fe. Como Pueblo de Dios convocado a edificar su Reino, nos unimos a todos los hermanos y hermanas que viven en contemplaci?n, desde el silencio y soledad de sus monasterios, damos gracias a la Sant?sima Trinidad por el don de sus vocaciones, y junto con ellos
avivamos en nosotros el deseo de vivir en santidad confesando nuestra fe para que el mundo conozca el Amor divino.
Que la Virgen Mar?a, ?primera disc?pula?, nos gu?e y acompa?e.