Lunes, 05 de junio de 2006
Testimonio de una monja contemplativa que viene en el folleto para la celebraci?n de la Jornada "Pro Orantibus"

TESTIMONIO DE VIDA CONTEMPLATIVA



Cuando preguntaron a Jes?s: ?Maestro, ?qu? es la fe?? ?l no dijo es esto o aquello. S?lo dijo:?Si tuvierais fe como un granito de mostaza le dir?ais a ese monte ?Qu?tate de ah? y arr?jate al mar? y lo har?a?. Si pienso en estos a?os vividos en el Monasterio creo que la mejor manera de definirlos ser?a como ?escuela
de fe?. En un principio mi opci?n, vida mon?stica agustiniana y con la tarea de la educaci?n como dimensi?n peculiar de nuestro hacer contemplativo, fue apuntar directamente a una cosa: quer?a ser feliz. Sin embargo el monasterio est? siendo, es, para m?, mucho m?s que la respuesta a esa ansia de felicidad que me
trajo hasta aqu?. Es la tierra adecuada d?nde est? brotando algo m?s hondo y que se va haciendo m?s fuerte, m?s fuerte a?n que esa primera b?squeda. Es una necesidad vital: el instinto de buscar a Dios. ?Se puede vivir en un Monasterio y no tener fe? ?Se puede uno sumergir bajo el agua sin que, llegado el momento
todo el ser pugne por subir a la superficie y respirar? Cada una de las facetas que constituyen nuestra vida seg?n el carisma recibido de Ntro. Padre San Agust?n: la interioridad y la oraci?n, la vida fraterna, el silencio, el contacto asiduo con la
Palabra de Dios, la liturgia vivida y el servicio a los hermanos es una inmersi?n en la vida de Dios que te pide la fe a gritos para seguir respirando. Y Jes?s vuelve a decirme: ?Si tuvierais fe como un granito de mostaza??.

?Si tienes fe como un granito de mostaza?? La interioridad se hace camino, luminoso u oscuro, dif?cil o despejado, pero camino al fin, para encontrar la verdad sobre ti. Y llegas a un espacio habitado, la casa del Amor y del asombro por el Amor, el espacio de los encuentros verdaderos, del di?logo permanente: ??qu? piensas T? de esto, Jes?s?; ?c?mo lo ves T??? Para experimentar c?mo ?l te coloca en el sitio exacto desde el que mirar y ver, alej?ndote un poco de las apreturas de tus cosas. Aqu? empiezas a tener la segura confianza de estar en casa. A?n cuando no sientas
o no veas ya sabes que tienes un lugar desde el que vivir ?sobre roca?. Vivir de otra manera supone un estar fuera de sitio que te hace volver a retomar, una y otra vez, el camino del coraz?n.
?Si tienes fe como un granito de mostaza?? La oraci?n es estar, t? y Dios. No tanto un darme vueltas sino decir ?T?? para caer en la cuenta de que esa misma palabra la est? diciendo ?l. El asombro vuelve, tal vez para no irse m?s, cuando escuchas
a Jes?s decir ?Te amo?, cuando el Esp?ritu hace brotar no sabes muy bien de qu? profundidades el grito ?Pap? y se convierte en el ox?geno del alma. Es ver a Jes?s vivo y alimentarse de El, es acudir a la Eucarist?a para adorar, estar y recuperar el sentido
de la realidad. Es conectarse al coraz?n de Dios, una gigantesca caja de resonancia donde resuenan todos los SOS que lanza el mundo, y sentirte llevada m?s all? del egocentrismo, hacia tus hermanos m?s pr?ximos y m?s lejanos. Es la compasi?n, pasi?n que Jes?s te mete dentro y que ya no te permite estar tranquila con ?lo tuyo?: ?Padre, ya no puedo ir a ti sin mis hermano porque Jes?s volvi? conmigo a Ti?.

?Si tienes fe como un granito de mostaza?? La casa del Amor que tienes dentro es la Comunidad en la que habitas. Son los rostros, las sonrisas, las miradas, los detalles de cari?o ocultos en lo cotidiano. Es el proyecto de vida profundamente
humano porque es profundamente compartido. Es el espacio en el que vivir siendo uno, en el que amar a Dios a quien no veo en mis Hermanas a las que veo, y de las que conozco cu?nto y c?mo ?l las ama. Es el espacio en el que ?de nuevo! el asombro vuelve a surgir al reconocer el hacer y el decir de DIOS en cada una. Es el espacio de salvaci?n, de protecci?n y de impulso que Dios me regala, el jard?n en el que florecer dando mi color y perfume particular.

?Si tienes fe como un granito de mostaza?? El silencio se hace ambiente propicio para vivir a la escucha de la Palabra y de los otros. Desde el silencio puedes dar un paso atr?s para mirar sin juzgar, para respetar el ritmo de Dios en lo que realmente
pasa; desde el silencio puedes dar un paso adelante por sentir la urgencia de Dios que te llama a hacer algo.

?Si tienes fe como un granito de mostaza?? En la Liturgia puedes estar all? mismo donde ocurre la historia de nuestra salvaci?n siendo una con Jes?s que se entrega por los hombres. Puedes o?r su Voz en tu voz, unirte a la Iglesia entera del cielo y de la tierra celebrando fiesta por su Dios y rezar por el mundo entero.
?Si tienes fe como un granito de mostaza?? El trabajo comunitario es un servicio a Cristo y a la Iglesia, es un encuentro con ?l en el que poder expresarle tu amor. Es llevar a Jes?s hagas lo que hagas: dar clase, limpiar un pasillo, preparar la iglesia, jugar en un recreo con los ni?os,? todo brotar? de esa Fuente escondida y sabr?s, sin ver, que se est? realizando el milagro del Amor y ?de nuevo! surgir? el asombro ante la ternura de Dios que pasa a trav?s de ti sin que t? misma sepas c?mo.

Las monjas somos gente normal. Como hijas de nuestro tiempo traemos en el coraz?n las mismas angustias, temores, ansiedad, prisas y egocentrismo que nuestros hermanos. Nada de eso se evapora como por encanto por traspasar las puertas de un monasterio. Te sumerges en la cotidianeidad de la vida comunitaria
y se va simplificando todo y las heridas del coraz?n van quedando al descubierto. Y te das cuenta de que no eres distinta del resto de los hombres, y que ?tu opci?n? es la opci?n de Otro que te ha llamado y te ha conducido y a quien ahora de forma m?s consciente vuelves a dar la prioridad total en tu vida. Y sientes por
un lado como en tu ser sigue resonando: ?yo quiero?, ?yo busco?, ?mi perfecci?n?, ?mi santidad?, ? y por otro esa fuerza irresistible que te hace permanecer en contra de ti misma pronunciando tenazmente, constantemente, tercamente incluso, una sola palabra: ?T??, ?T??, ?T??? Y esto, cada vez, momento a
momento, paso a paso, caminando en la esperanza de volver a encontrar ese coraz?n de ni?o, esa mirada simple, entrenada para descubrir el paso de Dios en cada peque?o detalle de la vida, en cada acontecimiento, en cada Hermano, en la Iglesia, en la Historia, en el Mundo?


Sor Patricia L?zaro Dom?nguez
Agustinas Contemplativas Monasterio de San Ildefonso
(Talavera de la Reina)

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