De la revista Cooperador Paulino n?mero 134, Mayo - Agosto 2006, sacamos el art?culo de Silvio Sassi IGLESIA Y COMUNICACI?N - 21
Tanto la instrucci?n ?Aetatis novae? como el documento ??tica en la publicidad? muestran una aproximaci?n diversa a los mass media. Se nota que ha tenido lugar una revoluci?n, no s?lo tecnol?gica, que influye ?en la percepci?n que se puede tener de la Iglesia?. Por tanto no basta ?tener una planificaci?n pastoral para la comunicaci?n, sino que es necesario que la comunicaci?n forme parte integrante de todo plan pastoral?. Y dentro de una ?estrategia pastoral de conjunto? la publicidad es un ?elemento necesario?.
La comunicaci?n no debe reducirse ?nicamente a un solo ?mbito de la pastoral diocesana y parroquial, sino que ha de ser un fondo completo que tiene que ver con todas las actividades pastorales.
El medio
ya no es neutro
Con ocasi?n de la celebraci?n de los veinte a?os de la instrucci?n pastoral Communio et Progressio (23.05.1071), el Consejo Pontificio para las comunicaciones sociales publica la instrucci?n pastoral Aetatis novae (22.02.1992), que quiere unirse al decreto conciliar Inter mirifica: ?Estimando que los principios y las ideas de estos documentos conciliares y postconciliares poseen un valor duradero, queremos aplicarlos al contexto nuevo? (n. 1).
El objetivo del documento es el de profundizar ?el sentido de todo lo que se refiere a las comunicaciones y a los medios de comunicaci?n y a traducirlo en proyectos concretos y realizables? (n. 3). Pero hay una precauci?n metodol?gica importante: ?No pretendemos pronunciar palabras definitivas sobre una situaci?n compleja, cambiante y en perpetua evoluci?n, sino solamente procurar un instrumento de trabajo y estimular a los que deben afrontar las consecuencias pastorales de estas nuevas realidades? (n. 1).
El estudio del contexto de la comunicaci?n del tiempo (finales de 1991) se concentra en el ambiente cultural, social, pol?tico y econ?mico. En s?ntesis, la comunicaci?n es descrita como una gran ?revoluci?n?: ?El cambio que hoy se ha producido en las comunicaciones supone, m?s que una simple revoluci?n t?cnica, la completa transformaci?n de aquello a trav?s de lo cual la humanidad capta el mundo que le rodea y que la percepci?n verifica y expresa? (n. 4). Adem?s ?la revoluci?n de las comunicaciones afecta incluso a la percepci?n que se puede tener de la Iglesia y contribuye a formar sus propias estructuras y funcionamiento? (n. 4).
La revoluci?n comunicativa encuentra tambi?n un incentivo en las opciones pol?ticas y econ?micas que pueden tener la ausencia de normas y la privatizaci?n que a menudo est? solo al servicio del provecho. La soluci?n sugerida ?no siempre reside en un control del Estado sobre los medios de comunicaci?n, sino en una reglamentaci?n m?s importante? (n. 5). Despu?s de recordar que ?Communio et progressio se basa en una presentaci?n de las comu?nicaciones como una v?a hacia la comuni?n? (n. 6), el documento indica algunas opciones operativas a fin de que los medios est?n al servicio de las personas y las culturas, del di?logo con el mundo actual, de la comunidad humana, del progreso social, de la comuni?n eclesial y de una nueva evangelizaci?n (cf nn. 6-11).
Por medio de la Aetatis novae, la Iglesia quiere dar una inspiraci?n ?tica a las opciones operativas: ?La Iglesia no pretende dictar estas decisiones yestas elecciones, sino que trata de proporcionar una verdadera ayuda, indicando los criterios ?ticos y morales aplicables a este campo, criterios que se encontrar?n en los valores a la vez humanos y cristianos?. Estos criterios son: solidaridad y desarrollo integral, pol?ticas y estructuras al servi?cio de la sociedad, defensa del derecho a la informaci?n y a las comunicaciones (nn. 12-15).
De esta situaci?n comunicativa descrita emanan algunas prioridades y medios de respuesta, como son: defensa de las culturas humanas, desarrollo y promoci?n de los medios de comunicaci?n de la Iglesia, formaci?n de los comunicadores cristianos, pastoral de los profesionales de las comunicaciones (nn. 16-19). Cada iniciativa ser? eficaz en la medida en que cada conferencia episcopal, cada asamblea de obispos y cada di?cesis sabr? llevar a cabo un plan pastoral para las comunicaciones sociales (nn. 20-22). El documento termina con un ap?ndice que indica los elementos de un plan pastoral para las comunicaciones (nn. 23-33) divididos en normas generales y en fases concretas.
Aetatis novae contiene pasos avanzados cuando pone la comunicaci?n al servicio de la evangelizaci?n. Hay que destacar la metodolog?a utilizada, que parte de una perspectiva de fe. El esfuerzo est? en profundizar ante todo el fen?meno de la comunicaci?n para luego insertar las exigencias de la fe. Se es conscientes de que despu?s de veinte a?os los principios generales son todav?a v?lidos aunque el contexto ha cambiado. El segundo elemento positivo est? en estrecha relaci?n con esta me?todolog?a: de la nueva situaci?n comunicativa emergen nuevas consecuencias pastorales. Entre estas hay que desta
car la actitud mental de la reflexi?n eclesial que no puede acercar-se al fen?meno co?municativo para decir palabras definitivas o indiscutibles porque la r?pida evoluci?n har?a obsoletas estas pretensiones.
El paso m?s importante de la Aetatis novae est? en el empe?o de la Iglesia en el campo de la comunicaci?n: ?no hay que contentarse con tener un plan pastoral de comunicaciones, sino que es preciso que las comunicaciones formen parte integrante de todo plan pastoral, ya que ellas tienen una contribuci?n que dar a todo apostolado, ministerio o programa? (n. 17). En resumen, la comunicaci?n no es solo un ?mbito de la pastoral diocesana y parroquial, sino es un fondo completo que tiene que ver con todas las actividades pastorales.
Podemos tambi?n referirnos a algunos l?mites evidentes de este texto que se inserta en la tradici?n de Inter mirifica y de Communio et progressio. La mayor perplejidad surge precisamente por la descripci?n del fen?meno de la comunicaci?n a comienzos de los a?os 90, cuando se habla un poco de los instrumentos de comunicaci?n y otro poco de revoluci?n completa, de cultura. Si de verdad ?la experiencia humana como tal ha llegado a ser experiencia de los medios de comunicaci?n? (n. 2) y si ?los medios de comunicaci?n tienen la capacidad de pesar no s?lo sobre los modos de pensar, sino tambi?n sobre los contenidos del pensamiento? (n. 4) la descripci?n de las consecuencias pastorales no se pueden limitar solo a algunos sectores, sino a una estrategia mucho m?s amplia. El intento incompleto de realizar un salto de mentalidad, o sea de pasar de la visi?n instrumental al concepto general de cultura, se puede ver en el modo de citar el n. 37c de la Redemptoris missio, donde se omite este importante texto: ?Es un problema complejo porque esta cultura nace de las nuevas formas de comunicar, antes que de los contenidos?. La nueva comunicaci?n es entonces una cultura no porque existen nuevos medios entendidos como tecnolog?as, sino porque son nuevas formas de pensamiento, medios-mensaje.
Preocupaci?n de la Iglesia
La sucesiva intervenci?n del consejo Pontificio de las comunicaciones sociales es del 22.2.1997 con el documento Etica en la publicidad. La motivaci?n del texto se describe as?: ?El motivo para ocuparnos de estos asuntos es simple. En la sociedad de hoy, la publicidad tiene un profundo impacto en c?mo las personas entienden la vida, el mundo y a s? mismas, especialmente en rela?ci?n a sus valores y sus modos de elecci?n y comportamiento. Estos son temas en los que la Iglesia est? y tiene que estar profunda y sinceramente interesada? (n. 1).
Como primera medida define as? la publicidad: ?Por regla gene?ral, un anuncio es una simple noti?c?a p?blica que busca suministrar informaci?n, invitar al mecenazgo o suscitar determinada reacci?n? (n. 2). Esta definici?n contin?a distinguiendo la publicidad del ?marketing? y de las relaciones p?blicas. La publicidad tiene dos fines: ?informar y persuadir? n.
2). En realidad la publicidad no es un reflejo de la sociedad, sino que ?ayuda a dar forma a la realidad que refleja y, algunas veces, ofrece una imagen de la misma deformada? (n. 3). Luego el texto describe los beneficios (nn. 4-8) y los da?os (nn. 9-13) bajo forma de efectos positivos y negativos para la econom?a, la pol?tica, la cultura, la moral y la religi?n. La publicidad, por ejemplo, es ?til en las modernas econom?as de mercado ?para apoyar honesta y ?ticamente una responsable competitividad que contribuya al crecimiento econ?mico y al servicio del aut?ntico desarrollo humano? (n. 5); es negativa cuando incita al consumismo (n. 10). Para la pol?tica la publicidad puede ser ?til ?porque puede ofrecer un aporte a la democracia? (n. 6); puede ser nociva ?cuando busca distorsionar las opiniones y los programas de los contrarios e injustamente ataca su reputaci?n? (n. 11). Para la cultura la publicidad puede ser ?til ?cuando sostiene producciones de excelente calidad intelectual, est?tica y moral? (n. 7); es nociva cuando presenta valores que ?est?n en contraposici?n con los sanos valores tradicionales y culturas ind?genas? (n. 12). Para la moral y la religi?n la publicidad puede ser ?til cuando ?las instituciones de bienestar social, incluyendo aquellas de naturaleza religiosa, usan la publicidad para comunicar sus mensajes? (n. 8); es da?osa cuando ?apela deliberadamente a motivos como la envidia, status social y codicia? (n. 13).
Despu?s de hacer referencia a los lados positivos y negativos de la publicidad, el documento enuncia algunos principios ?ticos y morales que deber?an inspirar toda publicidad, o sea, tener en cuenta la ley natural (n. 14), la veracidad (n. 15), la dignidad de la persona humana (n. 16) y la responsabilidad social (n. 17).
Concluyendo, el texto presenta algunas medidas concretas para adoptar. Los publicistas deben ser personas de conciencia recta (n. 18); hay que elaborar cada vez mejor y hacer respetar los c?digos de deontolog?a publicitaria (n. 19), el poder p?blico debe reglamentar los espacios publicitarios (n. 20), la Iglesia ?adem?s de usar los medios para evangelizar?, debe tener presente la invitaci?n de la Redemptoris missio (n. 37c) pues a la luz ?de esta instituci?n es importante que la formaci?n a los medios llegue a ser parte integrante de los planes pastorales de la Iglesia y de los diversos programas pastorales y educativos emprendidos por la Iglesia? (n. 22), y la publicidad debe saber rectificar y enmendarse por errores y da?os cometidos (n. 23).
Entre los aspectos v?lidos de ?tica en la publicidad hay que destacar el equilibrio de la descripci?n de los efectos en positivo y en negativo. Se toman las distancias de quienes abusan de la publicidad y se declara que ?sta ?tiene tambi?n un significativo potencial para el bien? (n. 4). El texto valoriza tambi?n la publicidad en cuanto se refiere a la fe: ?para la Iglesia la participaci?n en actividades relacionadas con los medios, incluyendo la publicidad, es hoy parte necesaria de la pastoral de conjunto? (n. 8). Como aspecto positivo, usa el m?todo argumentativo, que hablando de la publicidad en referencia, a la econom?a, la pol?tica y la cultura, apela al magisterio, sobre todo a las enc?clicas de Juan Pablo II Sollicitudo rel socialis (30.12.1987) y Centessimus annus (01.5.1991).
En una lectura atenta se pueden notar lagunas o aspectos criticables. El punto m?s d?bil, que tiene consecuencias sobre todo el documento, es precisamente la definici?n inicial de publicidad (n. 2), que no puede ser considerada solamente como informaci?n, con la pretensi?n m?s o menos expl?cita, que se trate solo de informaci?n imparcial o as?ptica. La publicidad es tambi?n persuasi?n, como lo recuerda en seguida el texto. Por tanto, se trata de un lenguaje que no puede ser solo de car?cter informativo, sino tambi?n l?dico, po?tico, recreacional, amistoso, ret?rico, etc. Tampoco se puede hacer coincidir persuasi?n con manipulaci?n, seducci?n o mensaje subliminal. La historia de la publicidad ha desarrollado una habilidad comunicativa que llega hasta lo imaginario. La idea de que la publicidad sea neutra es evidente cuando dice: ?No hay nada intr?nsecamente bueno o intr?nsecamente malo en la publicidad. Es un utensilio, un instrumento: puede ser usado bien, y puede ser usado mal? (n. 9). Esta afirmaci?n, desde el punto de vista de la comunicaci?n, es discutible porque no tiene en cuenta a los receptores. El sentido de una publicidad no nace solamente de la intenci?n del emitente ni de la formulaci?n del mensaje, sino tambi?n de la cooperaci?n del p?blico.
Aetatis novae y ?tica en la publicidad sirven tambi?n para recordar a la comunidad eclesial que las consecuencias pastorales y morales est?n en proporci?n al conocimiento del fen?meno de la comunicaci?n. La credibilidad de las declaraciones de la Iglesia est? unida a la capacidad de profundizar sobre la comunicaci?n com fen?meno aut?nomo.