Martes, 27 de junio de 2006
27 de Junio

Comentario a Mt 7,15-20 (Verdadera religiosidad), perteneciente al mi?rcoles de la duod?cima semana del Tiempo Ordinario, a?o par, hecho por Guillermo Guti?rrez en su Libro "Ens??ame tus caminos".


Por sus frutos los conocer?is.

Estamos acostumbrados a una inflaci?n de palabras, fascinantes promesas tan categ?ricamente ofrecidas como irresponsablemente olvidadas. Van desde los pol?ticos hasta los hombres de la iglesia, pasando por los vendedores ambulantes. Todos pretenden poseer una secreta receta infalible y desde luego siempre mejor que la de su oponente. Mensajes, actualizaciones, promesas. ?Qui?n de todos esos profetas puede presentar las credenciales de hablar en nombre de Dios?

El evangelio invita a una reflexi?n serena y ofrece un punto de mira para ver con claridad. ?Por sus frutos los conocer?is?, previene. Consiste en ver lo que se esconde detr?s de tanta palabra, en acercarse a los vendedores de verdades y f?ciles mesianismos y ver c?mo viven, lo que anuncian y qu? resultados producen las bellas teor?as.

Un profeta es el que habla sin que necesariamente se le haya preguntado; el que salvando el abismo entre las palabras y las obras, se incorpora a s? mismo al mensaje que anuncia; el que interpreta el presente (y no el futuro como muchas veces se piensa) teniendo siempre como criterio la verdad. Los que no obran as? son falsos profetas. Son hombres m?s a la escucha de los hombres que de Dios, dispuestos siempre a decir cualquier cosa para halagar las pasiones del grupo y s?lo se comprometen cuando el compromiso puede reportar ventajas. En el mundo de hoy hay muchos signos prof?ticos cuya autenticidad se ha de juzgar seg?n estos criterios. Si son verdaderos llevan a Dios, que es la verdad; si son falsos llevan al error que es perdici?n y muerte.

Hay que desconfiar mucho del ?rbol que no da frutos y, si los da, no llegan a madurez. Hay que desconfiar de una comunidad eclesial donde no se dan frutos razonablemente esperados de amor, fraternidad, solidaridad, apostolado... y vocaciones religiosas consideradas te?ricamente como el fruto de perfecci?n evang?lica. Un verdadero profeta tiene que ser elemento din?mico de una vida mejor, con m?s estrechos v?nculos de unidad, comunicaci?n y amor: Si sus ense?anzas llevan a la violencia en vez de paz, a intransigencia en lugar de comprensi?n, estamos ante lobos disfrazados de ovejas.
Publicado por verdenaranja @ 21:42  | Espiritualidad
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