05 Jul. 06
(ACI).- Al continuar este mi?rcoles con sus catequesis referidas a Jesucristo y la sucesi?n apost?lica, el Papa Benedicto XVI abord? la figura del Ap?stol Juan, y se?al? que el disc?pulo amado nos ense?a a confesar nuestra fe sin temor.
?Juan forma siempre parte del grupo que acompa?a a Jes?s en determinadas ocasiones?, dijo el Santo Padre, ?y en la Iglesia de Jerusal?n ocup? un puesto relevante. Para Pablo es una de las ?columnas? de la comunidad.
?Ante el Sanedr?n ?sigui? el Pont?fice? afirma: ?No podemos dejar de hablar de aquello que hemos visto y o?do?. Esta franqueza al confesar su fe es una invitaci?n para todos nosotros a confesar decididamente nuestra firme adhesi?n a Cristo, anteponiendo la fe a todo inter?s humano?.
El Papa record? que seg?n la tradici?n, ?Juan es el disc?pulo predilecto? que ?est? en la ?ltima Cena?, as? como ?a los pies de la Cruz al lado de la Madre de Jes?s?; y es ?testigo de la presencia del Resucitado?.
Por ello, sigui? explicando el Pont?fice, algunos expertos ex?getas lo consideran ?el prototipo del disc?pulo de Jes?s?, que desea ?hacer de cada uno de nosotros un disc?pulo que vive una amistad personal con ?l. Para ello, no basta seguirlo y escucharlo exteriormente, sino vivir con ?l y como ?l. Esto es posible en un contexto de gran familiaridad, impregnado del calor de una confianza total?.
Benedicto XVI record? tambi?n que ?la Iglesia Oriental lo llama sencillamente ?el Te?logo', es decir, aquel que es capaz de hablar en t?rminos accesibles de las cosas divinas, desvelando un arcano acceso a Dios mediante la adhesi?n a Jes?s?.
Juan, que seg?n la tradici?n, vivi? en Efeso, ?goza en Oriente de una gran veneraci?n y en la iconograf?a bizantina es representado como un anciano en actitud de contemplaci?n intensa, casi invitando al silencio?.
?Sin recogimiento adecuado no es posible acercarse al misterio supremo de Dios y a su revelaci?n?, subray? el Papa, quien concluy? citando las palabras del patriarca ortodoxo de Constantinopla, Aten?goras ?con quien el Papa Pablo VI or? en un hist?rico encuentro?: ?Juan est? en el origen de nuestra espiritualidad m?s elevada. Como ?l, los ?silenciosos? conocen ese misterioso intercambio de corazones, invocan la presencia de Juan y su coraz?n se inflama?.