Jueves, 06 de julio de 2006
De la hoja de informaci?n misionera "Solidaridad misionera" (Misioneros combonianos al servicio del Evangelio)


San Daniel Comboni: Una vida para la Misi?n



El 15 de marzo de 1881, Comboni escrib?a: "Hoy cumplo 50 a?os. ?Dios m?o! Uno llega a viejo a grandes pasos sin haber hecho nada. Es verdad que tengo ante m? el vicariato m?s trabajoso y dif?cil del mundo, que marcha bastante bien y ha llegado a un punto, gracias a Dios, que hace ocho a?os no hubiera imaginado, dados los enormes obst?culos que preve?a y a cuyo desarrollo he contribuido por querer divino con mi trabajo".
En las cartas de los meses siguientes se advierte claramente una intensificaci?n de la vida espiritual de Comboni. Todo le recuerda a Jes?s y quer?a que su Amor animara la espiritualidad de sus misioneros y misioneras. "Cuando se ama a Cristo de verdad, entonces las privaciones, los sufrimientos y el mismo martirio se convier-ten en goce".
Otro rasgo de la experiencia espiritual de Comboni en estos ?ltimos meses de su vida es el amor a la Cruz. Tras tantos a?os de convivir con ella, la sent?a como compa?era y esposa inseparable y eterna. Eran, sobre todo, los sufrimientos los que le llevaban a Jes?s. "Estoy aqu? expuesto a la muerte, a servir a mi Jes?s entre penas y cruces, feliz de morir para salvar a los pobres negros y para ser fiel a mi vocaci?n, ardua, dif?cil y santa".
La vida de Comboni fue un lento y continuo holocausto por la redenci?n de ?frica; una inquebrantable confianza en Dios, un heroico amor a la cruz y un celo ardiente por la salvaci?n de los africanos. Desde el d?a 9 de agosto de 1881 no hab?a conseguido dormir m?s de una hora diaria. Se hallaba extenuado y deb?a cele?brar la Eucarist?a en su aposento pasada la mediano-che, cuando pod?a respirar un poco. Celebr? as? la Eu?carist?a hasta el 4 de octubre, fiesta de San Francisco de As?s. Cu?les eran sus sentimientos lo podemos in?tuir por lo que ?l hab?a dicho tantas veces. Hac?a a?os que iba repitiendo que ?l y los suyos estaban dispues?tos al martirio.
Comboni hablaba del martirio en dos sentidos: uno, m?s amplio, era el martirio incruento del cansancio y de las enfermedades que le llevar?an pronto a la muerte. Otro, estricto y cruento, se lo pod?a procurar un fan?tico cort?ndole la cabeza. En ambos sentidos, el martirio era un acto de comuni?n con Cristo que los hab?a precedido por ese camino de la cruz, un acto de fe?cundidad apost?lica.
El 10 de octubre de 1881, pocas horas antes de morir, hace prometer a sus misioneros, presentes alrededor de su lecho de muerte, que ser?n fieles a su vocaci?n misionera. Comboni estaba pasando la antorcha de su celo a sus hijos e hijas. Ese mismo d?a, a las diez de la noche, Dios se lo llevaba con ?l, como hab?a hecho con su Hijo Jes?s. Hab?a entrado en la luz definitiva con aquel Cristo al que tanto amaba. Con Comboni entraba ?frica en la gloria. Ahora pod?a ?l interceder por sus africanos.
Humanamente hablando, todo parec?a que hab?a fracasado. De hecho, todas las misiones fundadas por Comboni fueron destruidas con la revoluci?n madhista sudanesa. Incluso su tumba fue profanada. Pero su obra no muri?. Aquella semilla plantada con tanto sa?crificio en el coraz?n de ?frica dar?a sus frutos a su de?bido tiempo.
En ese momento se iniciaba la verdadera historia comboniana. Las obras de Dios, para crecer, tienen que morir. Las dos familias misioneras fundadas por ?l, insignificantes durante su vida, cuentan hoy con miles de miembros esparcidos por los m?s remotos rincones del mundo.
Comboni fue el testigo fiel de Dios ante el mundo en favor de un ?frica marginada, un ap?stol consagrado a los pobres. Un cristiano que acept? las dimensiones de la cruz de Cristo en su propia vida para ser semilla de resurrecci?n y de vida en las tierras desoladas de un ?frica maltratada. El 5 de octubre de 2003, Daniel Comboni fue canonizado por Juan Pablo II.
Publicado por verdenaranja @ 22:48  | Espiritualidad
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