Queridos Hermanos en el episcopado
Con gozo en el coraz?n, doy gracias al Se?or por haber podido venir a Espa?a como Papa, para participar en el Encuentro Mundial de las Familias en Valencia. Os saludo con afecto, Hermanos Obispos de este querido Pa?s, y os agradezco vuestra presencia y los muchos esfuerzos que hab?is realizado en su preparaci?n y celebraci?n. Aprecio particularmente el gran trabajo llevado a cabo por el Se?or Arzobispo de Valencia y sus Obispos Auxiliares para que este acontecimiento tan significativo para toda la Iglesia obtenga los frutos deseados, contribuyendo a dar un nuevo impulso a la familia como santuario del amor, de la vida y de la fe.
En realidad, la solicitud de todos vosotros ha hecho posible que se haya creado ya un ambiente de familia entre los mismos colaboradores y participantes de las diversas partes de Espa?a. Es un aspecto prometedor ante los deseos que hab?is expresado en vuestro mensaje colectivo sobre este Encuentro Mundial, y tambi?n una invitaci?n a recibir los frutos del mismo para proseguir una incesante e incisiva pastoral familiar en vuestras di?cesis, que haga entrar en cada hogar el mensaje evang?lico, que fortalece y da nuevas dimensiones al amor, ayudando as? a superar las dificultades que encuentra en su camino.
Sab?is que sigo de cerca y con mucho inter?s los acontecimientos de la Iglesia en vuestro Pa?s, de profunda raigambre cristiana y que tanto ha aportado y est? llamada a aportar al testimonio de la fe y a su difusi?n en otras muchas partes del mundo. Mantened vivo y vigoroso este esp?ritu, que ha acompa?ado la vida de los espa?oles en su historia, para que siga nutriendo y dando vitalidad al alma de vuestro pueblo.
Conozco y aliento el impulso que est?is dando a la acci?n pastoral, en un tiempo de r?pida secularizaci?n, que a veces afecta incluso a la vida interna de las comunidades cristianas. Seguid, pues, proclamando sin des?nimo que prescindir de Dios, actuar como si no existiera o relegar la fe al ?mbito meramente privado, socava la verdad del hombre e hipoteca el futuro de la cultura y de la sociedad. Por el contrario, dirigir la mirada al Dios vivo, garante de nuestra libertad y de la verdad, es una premisa para llegar a una humanidad nueva. El mundo necesita hoy de modo particular que se anuncie y se d? testimonio de Dios que es amor y, por tanto, la ?nica luz que, en el fondo, ilumina la oscuridad del mundo y nos da la fuerza para vivir y actuar (cf. Deus caritas est, 39).
En momentos o situaciones dif?ciles, recordad aquellas palabras de la Carta a los Hebreos: ?corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inici? y completa nuestra fe: Jes?s, que, renunciando al gozo inmediato, soport? la cruz, sin miedo a la ignominia [...], y no os cans?is ni perd?is el ?nimo? (12, 1-3). Proclamad que Jes?s es ?el Cristo, el Hijo de Dios vivo? (Mt 16, 16), ?el que tiene palabras de vida eterna? (cf. Jn 6, 68), y no os cans?is de dar raz?n de vuestra esperanza (cf. 1 P 3, 15).
Movidos por vuestra solicitud pastoral y el esp?ritu de plena comuni?n en el anuncio del Evangelio, hab?is orientado la conciencia cristiana de vuestros fieles sobre diversos aspectos de la realidad ante la cual se encuentran y que en ocasiones perturban la vida eclesial y la fe de los sencillos. As? mismo, hab?is puesto la Eucarist?a como tema central de vuestro Plan de Pastoral, con el fin de ?revitalizar la vida cristiana desde su mismo coraz?n, pues adentr?ndonos en el misterio eucar?stico entramos en el coraz?n de Dios? (n. 5). Ciertamente, en la Eucarist?a se realiza ?el acto central de transformaci?n capaz de renovar verdaderamente el mundo? (Homil?a en Marienfeld, Colonia, 21 agosto 2005).
Hermanos en el episcopado, os exhorto encarecidamente a mantener y acrecentar vuestra comuni?n fraterna, testimonio y ejemplo de la comuni?n eclesial que ha de reinar en todo el pueblo fiel que se os ha confiado. Ruego por vosotros, ruego por Espa?a. Os pido que or?is por m? y por toda la Iglesia. Invoco a la Sant?sima Virgen Mar?a, tan venerada en vuestras tierras, para que os ampare y acompa?e en vuestro ministerio pastoral, a la vez que os imparto con gran afecto la Bendici?n Apost?lica.
Valencia, 8 de julio de 2006
BENEDICTUS PP. XVI