7 julio 2006
ZENIT publica el discurso de bienvenida que dirigi? Su Majestad el Rey Juan Carlos I al Papa Benedicto XVI en el aeropuerto internacional de Valencia-Manises.
Santidad,
Permitidme manifestaros el gran honor y la especial satisfacci?n que la Reina y yo sentimos al poder recibiros esta ma?ana en Valencia, al inicio de una Visita que esper?bamos con particular inter?s.
Agradecemos a Vuestra Santidad las sentidas palabras de cari?o y aliento que hab?is dirigido a Valencia y a Espa?a entera, a?n conmocionadas por la terrible tragedia de principios de esta semana, que ha costado la vida a cuarenta y dos ciudadanos y causado numerosos heridos.
La presencia de Vuestra Santidad entre nosotros trae un gran consuelo para todos y, muy en particular, para las familias que acaban de perder a sus seres queridos.
?sta es la primera vez que, como Sumo Pont?fice, pis?is tierra espa?ola. Os damos de coraz?n nuestra m?s afectuosa bienvenida, y os deseamos una muy feliz estancia en Espa?a.
Mantenemos muy presente en nuestra memoria la hermosa y emotiva ceremonia que, hace poco m?s de un a?o, dio inicio a Vuestro Pontificado, as? como la muy amable y entra?able audiencia que, pocos meses despu?s, Vuestra Santidad tuvo a bien concedernos en Vuestra residencia en Castelgandolfo.
Con tal motivo, ya nos hicisteis part?cipes de Vuestro profundo afecto por Espa?a y de Vuestra ilusi?n por acudir a esta importante cita en Valencia.
Un afecto que arranca de Vuestro amplio conocimiento de nuestra Historia y que, sabemos, hab?is cultivado en las numerosas ocasiones previas en que hab?is viajado a nuestro pa?s.
Madrid, El Escorial, Salamanca, ?vila, Toledo, Pamplona y Murcia fueron etapas de Vuestra intensa actividad pastoral y acad?mica en Espa?a como Cardenal Prefecto de la Congregaci?n para la Doctrina de la Fe. Seis importantes conferencias y una homil?a son el centro de la huella de Vuestro paso por nuestras tierras; una huella de alto contenido teol?gico que la Conferencia Episcopal Espa?ola ha recogido en un hermoso libro.
Hoy Os recibimos, Santo Padre, en esta hist?rica y luminosa ciudad de Valencia. Apreciamos y agradecemos, en muy alto grado, que hay?is escogido a Espa?a como destino de uno de los primeros Viajes pastorales de Vuestro Pontificado.
Constituye para nosotros un reconocimiento a la intensidad y profundidad de los lazos que, desde hace tantos siglos, vinculan a la Iglesia y a Espa?a, y que cuentan desde hace casi tres d?cadas, con un marco de entendimiento acorde con las disposiciones de nuestra Constituci?n.
Unos lazos que merecieron siempre la afectuosa y generosa dedicaci?n de Vuestro predecesor, Su Santidad el Papa Juan Pablo II, esa gran figura universal de imborrable recuerdo, que nos visit? en cinco ocasiones y a quien hoy quiero rendir un sentido homenaje como infatigable luchador de las causas m?s nobles, como probado amigo de Espa?a, a la que siempre colm? con el calor de su respaldo y el ?nimo de su aliento.
Lleg?is a Espa?a en el a?o en que celebramos el Quinto Centenario del nacimiento de San Francisco Javier. Un ilustre hijo de Espa?a, ejemplo de firmes convicciones, de generosa atenci?n a los m?s necesitados, de respetuoso amor hacia los seres humanos de distintas latitudes, credos y culturas, y paradigma de solidaria entrega a los dem?s.
Proclamado por la Iglesia, a muy justo t?tulo, Patr?n de todos los misioneros del mundo, la huella de ese gran navarro que fue San Francisco Javier sigue presente en la vocaci?n abierta y solidaria que anima a la sociedad espa?ola y distingue, en particular, a nuestra juventud.
La Espa?a que Os acoge, Santidad, es un pa?s moderno, din?mico y solidario, una antigua y gran Naci?n plural y diversa, fiel a sus tradiciones, amante de la paz, la justicia y la libertad.
Un pa?s que, en las ?ltimas d?cadas, y gracias al esfuerzo de todos los espa?oles, ha vivido el m?s largo per?odo de modernizaci?n y prosperidad de toda su Historia, en un clima de estabilidad fruto del marco de concordia, respeto mutuo y convivencia democr?tica que nos hemos querido dar.
Santidad,
En Valencia Os esperan muchos miles de espa?oles y de fieles de todo el mundo, venidos para asistir al ?Quinto Encuentro Mundial de las Familias".
La Iglesia Cat?lica tiene puestos sus ojos en dicho Encuentro. Un Encuentro volcado sobre la familia, n?cleo esencial de la vida, de la transmisi?n de valores y de la formaci?n del ser humano.
Desde esta Comunidad Valenciana, semillero de muchas vocaciones, y desde la ciudad de Valencia, convertida estos d?as en capital mundial de las familias cristianas, millones de personas van a poder seguir a Vuestra Santidad a trav?s de los medios de comunicaci?n.
Conocemos Vuestra incansable entrega a la Iglesia. Como hombre de oraci?n y pensamiento profundo, Os hab?is pronunciado sobre las principales alegr?as y preocupaciones del ser humano.
Desde el respeto a la dignidad humana, no podemos permanecer impasibles ante las guerras, el terrorismo, la violencia, el hambre, la pobreza, la injusticia, la violaci?n de los derechos humanos o la falta de libertad. Requieren de nuestro compromiso y entrega para borrarlos de la faz de la tierra.
Santidad,
Vuestra esperada estancia entre nosotros, Vuestra palabra y Vuestro aliento servir?n, sin duda, para reforzar la amplia admiraci?n y el respeto que Vuestra persona suscita.
Os reitero la m?s cordial bienvenida en nombre del pueblo espa?ol, del Gobierno de Espa?a, de las autoridades auton?micas y locales de Valencia, as? como en nombre de toda mi Familia y en el m?o propio.
Muchas gracias, Santo Padre, por venir a Espa?a, y muy feliz estancia en esta querida tierra de Valencia, que hoy os brinda su mayor hospitalidad.