Mi?rcoles, 19 de julio de 2006
Consejos para unos d?as antes de la celebraci?n del matrimonio, publicado en "Hojas Verdes" de IGLESIA DOMINICAL 2004 (2)


NOS CASAMOS...

y queremos vivirla
a fondo


Casarse es muy importante. Y como es muy importante, lo preparamos detenidamente. Cualquier pareja, cuando se casa, quiere que todos los detalles est?n a punto, y que todo el mundo quede contento. Y quieren, claro est?, quedar ellos, los novios, tambi?n contentos.

Entre todo lo que se debe preparar hay algo que quiz?, con las prisas de los d?as previos a la boda, puede quedar olvidado, y ser?a una pena que as? fuera. Se trata de la preparaci?n m?s profunda, la de nuestro coraz?n: ?qu? significa para nosotros dos, cristianos, el hecho de casarnos, de comprometernos ante Dios a compartir nuestra vida en el matrimonio?

Con esta hoja os queremos hacer una propuesta. Se trata de que, algunos d?as antes de la boda, busqu?is un tiempo (sea una tarde entera o sean un par de horas) para compartir juntos el sentido que tiene para vosotros vuestra boda. Quiz? os parezca dif?cil buscar este tiempo, pero como se trata de algo importante, sin duda lo encontrar?is. Y quedar?is satisfechos.

Este tiempo de compartir y de rezar juntos podr?a seguir los pasos que aqu? se indican (todos o los que m?s interesantes os resulten), altern?ndolos, si os parece oportuno, con momentos de silencio.


Primero: Nos ponemos delante de Dios y rezamos

En alg?n lugar pac?fico y tranquilo (o, si es necesario, en casa, pero desconectando los tel?fonos y cualquier otro estorbo), comenzamos con unos momentos de silencio, para ponernos en paz con nosotros mismos. Y luego, decimos juntos esta oraci?n:

A medida que se acerca nuestra boda
nos damos cuenta, Padre,
de que t? eres el amor, todo el amor.
Por eso nos ponemos ante ti
con la alegr?a de vivir tambi?n el amor.
Te damos gracias
porque nos has acompa?ado en nuestro camino,
y porque lo seguir?s haciendo.
Te pedimos que est?s junto a nosotros
en este camino que queremos seguir recorriendo juntos,
en los momentos de mayor felicidad,
y tambi?n en los momentos
que nos resulten m?s complicados y dif?ciles.


Segundo: Compartimos nuestros motivos e ilusiones

Despu?s de la oraci?n, podemos dedicar un rato a compartir qu? nos impulsa a casarnos, a comprometernos en este camino de vida conjunta.

Podemos decirnos qu? nos gusta al uno del otro, qu? esperamos que sea nuestro camino conjunto, en qu? nos podemos ayudar mutuamente, c?mo estamos viviendo esta preparaci?n...

Podemos, asimismo, decirnos c?mo estamos dispuestos a trabajar y esforzarnos para fortalecer nuestra uni?n, y nuestra voluntad de estar atentos el uno al otro, de no querer tener siempre la raz?n, de comprendernos...

Tambi?n podr?amos mirar m?s all? de los dos, y pensar en las personas que tenemos a nuestro alrededor y de qu? forma nosotros podemos ser para ellos signo de amor: en nuestro ambiente familiar, de trabajo, en la realidad social...

Y tambi?n podemos pensar en los hijos. Nos casamos para ser felices juntos, pero esta felicidad va a dar un fruto importante: los hijos que tengamos, que queremos que crezcan como personas y como cristianos.

Tercero: Nuestra uni?n ser? un sacramento de Jesucristo

Ahora podr?amos reflexionar sobre lo que significa decir que el matrimonio es un sacramento de la Iglesia:
Casarse no es algo propio s?lo de los cristianos. Desde el principio, el hombre y la mujer se han atra?do mutuamente y han creado uniones estables, lo que llamamos matrimonio. La uni?n del matrimonio es, sin duda, una de las realidades m?s ricas e intensas que puede haber en la vida de las personas. Un hecho que expresa, como ning?n otro, el deseo humano de uni?n mutua, de amor.
Este hecho, esta realidad humana, los cristianos la vivimos con una riqueza a?n mayor. Porque vemos en ella un signo del amor de Jesucristo. Y lo vemos hasta el punto de afirmar que el matrimonio es un sacramento, es decir, una de las siete acciones de la Iglesia en las que reconocemos de manera plena y visible la gracia de Dios en el mundo.
El matrimonio que consagra el amor de la pareja es un signo p?blico del amor de Dios, un don del Esp?ritu de Jes?s. Y esto es al mismo tiempo un compromiso y una garant?a. Un compromiso de fidelidad, de mantener y hacer crecer siempre ese amor y esa uni?n. Y una garant?a de que Dios nos acompa?ar? en este camino, con su Esp?ritu, con su fuerza amorosa.

Cuarto: Queremos compartir nuestra fe

Este tiempo de reflexi?n tranquila es una buena ocasi?n para algunos prop?sitos.
Especialmente ?til ser? ver de qu? forma compartiremos la fe como pareja. Rezar juntos es una de las cosas importantes que podemos aprender y que nos puede ir muy bien. Podemos pensar hoy cu?ndo y c?mo lo vamos a hacer. (Un libro del Centro de Pastoral Lit?rgica titulado Rezar en pareja nos podr?a ayudar).
Y podemos proponernos tambi?n, si no lo hacemos ya, participar juntos de la misa de los domingos, donde experimentaremos que pertenecemos a una comunidad, donde escucharemos la Palabra que Dios nos dirige, donde recibiremos el alimento de Cristo para nuestro camino.

Quinto: Leemos la Palabra de Dios

Podemos leer un texto de san Pablo muy conocido, y dejar que nos penetre. Se trata del fragmento de la primera carta a los Corintios 13,1-7. Nos habla de la importancia del amor, y nos dice que es lo m?s grande que hay.Y luego, con oportuno realismo, nos habla de las actitudes que pueden estropear el amor y de las que ayudan a mantenerlo. Le?moslo y reflexion?moslo frase por frase, y apliqu?moslo a nuestras vidas.

Y podemos leer tambi?n un fragmento del evangelio, el de Juan 2,1-11. Es la escena de las bodas de Can?, en la que vemos c?mo Jes?s participa de la alegr?a de una fiesta de bodas. Jes?s tambi?n participar? de nuestra fiesta, y nos ayudar? a convertir el agua de la vida cotidiana en el vino de la alegr?a, del amor compartido, del deseo de ser signo de fe y de amor en toda nuestra vida.


Para terminar: Decimos juntos el Padre nuestro
Para terminar este tiempo de reflexi?n y oraci?n, nada mejor que decir la oraci?n que nos ense?? Jes?s, la oraci?n de los hijos de Dios, el Padre nuestro. Dig?mosla con mucha fe y con muchas ganas de amarnos.

Padre nuestro, que est?s en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nososotros tu reino;
h?gase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada d?a;
perdona nuestras ofensas,
como tambi?n nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentaci?n,
y l?branos del mal.
Am?n.

Que se?is muy felices

Publicado por verdenaranja @ 13:31
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