Colocamos a continuaci?n la carta del padre Antonio Mar?a, presidente de la Fundaci?n Santa Rita en el Puerto e la Cruz, perteneciente a los meses de Mayo-Junio, publicada en la revista "Como las Abejas".
.
Mi querido y amigo Te?filo: Paz y bien
He estado dudando de si publico o no esta carta que me envi? mi amigo Te?filo; pero pensando si con ella se evitan otros ?monstruos? parecidos o si sirve para que alguien se d? cuenta que su vida es semejante y cambie de conducta en lugar de ponerse a juzgar y a pensar mal. Quiero contestar este escrito, que Dios ponga su mano y sirva para bien.
Mi querido amigo Te?filo, me siento profundamente conmovido con tu historia. S? que lo est?s pasando muy mal. Ya, de por si, tu historia, aunque esquem?tica, es muy fuerte y larga y yo no puedo alargarme mucho en decirte algo. Entre otras cosas, porque t? lo has razonado muy detenidamente desde tu sitio en ese ?asilo?, en que me cuentas que est?s pasando tus ?ltimos a?os y ha sido muy prudente no entrar en detalles. Creo, no obstante, que se lee muy bien entre l?neas.
Tampoco en modo alguno puedo justificar tu conducta y, aunque sea duro, realmente has hecho mucho da?o, quiz? irreparable, a muchas personas que han cre?do en tu aparente honestidad. Nunca se podr? justificar un mal; pero est? claro que ya lo que hiciste, hiciste y Dios no te va a dar otra vida, para que reconstruyas la que ahora mismo tienes casi gastada. Pero, s? que es cierto de que si sigues a?n vivo, es que el incre?ble y bondadoso Dios hasta lo infinito, te ama, como no puedes imaginarte y tienes la suerte de que conservas a?n bien la cabeza a tus a?os, para que te des cuenta del mal que has hecho en este planeta Tierra, en tu paso por ?l.
Echando una ojeada a toda tu vida, entiendo que has ido muy deprisa, a lo tuyo, no import?ndote, atropellar a tus v?ctimas y pasar por encima de ellas, sin caer en la cuenta del da?o que les estabas haciendo. Ni pensabas tampoco en la vida de pecado en la que estabas, la mar de tranquilo; porque Dios no pintaba nada en tu vida, ni te cuestionabas tu destino eterno. Ni miedo al infierno, ni ilusi?n por el Cielo. Simplemente pasabas de todo esto. Pienso que lo mejor que te ha podido pasar, a pesar de que no lo merezcas, es haber ido a parar a ese bendito asilo en el que est?s voluntariamente recluido. Las oraciones de esas religiosas y el amparo de San Vicente de Pa?l, est?n haciendo el milagro y que, al menos, reconozcas tus pecados, ya que en otros tiempos ibas muy alegremente por la vida, pensando, que nunca se te acabar?a la fortuna
que ten?as, y que siempre estar?a tu prestigio personal en alza.
Pero ya ves, t? mismo criticabas a los asilos y a los familiares que ?met?an a sus viejos en ?l? y ahora resulta que has ido a parar a uno de ellos, aunque hayas ido por tu propia voluntad y no te haya metido nadie. Acu?rdate del viejo refr?n: ?Que nunca se puede decir que de est? agua no beber? y que nadie sabe las vueltas que da el mundo. Y que no escupas para arriba por si te cae encima a ti. Tampoco es ninguna desgracia vivir en un asilo o en un hogar, como me gusta decir a m?. T?, precisamente tienes que darle las gracias a Dios por estar en uno de ellos, porque has tenido la suerte de que Dios te ha estado esperando hasta ahora y tienes todo el tiempo del mundo para pensar y reflexionar.
Por supuest?simo que no tienes que darle m?s vueltas a si eres digno o no de un perd?n de Dios, o si te mereces el Infierno y que te ves en la imposibilidad pr?ctica de reparar tanto da?o que has hecho en tu paso por este planeta. El Se?or ha tenido esa infinita misericordia contigo, y El sabr? por qu?, aunque est? claro, que es porque eres su hijo y basta. El vino a este planeta a por los pecadores, a por las ovejas perdidas, a por los hijos pr?digos. Lo que importa ahora es que en el resto de tu vida, no te vayas m?s de la casa del Padre, ni te salgas del reba?o y vuelvas a descarriarte, no sea que esta vez s? te devore el lobo.
La mejor manera de demostrar que est?s dolido de cuanto mal has hecho en tu vida anterior, es que desde ya, tu vida sea transparente y coherente. No m?s enga?os, no m?s doble vida. No m?s hacer da?o a nadie. No m?s pecar que ya has ofendido suficientemente al buen Dios.
Con respecto a lo que me dices, que te has confesado varias veces y sigues pensando en tus maldades, en tus pecados, has de tener en cuenta, mi buen amigo Te?filo, que entra dentro de lo normal y no te angusties por ello, y esto no significa que Dios no te haya perdonado. Acu?rdate del Rey David, cuando dec?a ?Siempre tengo presente mi pecado? y aquello que se cuenta de San Pedro, que estando en Roma, cada vez que o?a en las ma?anas el canto del gallo volv?a de nuevo a romper a llorar, recordando que neg? al maestro tres veces.
Por otra parte, cu?nto me gustar?a que fueras un buen viejo en ese asilo, que asistas a las misas que celebran ah? y reces el rosario, que cuando peque?o aprendiste de tu buena madre, como en otra ocasi?n me contabas, y en cuanto a la historia que me has contado, yo te aconsejar?a, que ya no la menciones m?s. No vale la pena perder el tiempo mirando hacia atr?s. Ya hiciste una buena confesi?n, como me has dicho, y Dios lo sabe todo, sabe ?que le amas?. Mira hacia delante. Escribe p?ginas bonitas en el nuevo libro que Dios te ha entregado porque tu libro viejo ya qued? destruido y ante los ojos de Dios ya no existe esa historia dram?tica de tu vida, que adem?s el Se?or Dios la conoce al detalle. Entonces ?para qu? estar record?ndole a Dios, historias ya olvidadas por El?
Lo que le importa al buen Dios, es que ahora des buen ejemplo, y que arrastres hacia el bien a cuantos se acerquen a ti, y reza y sacrif?cate por el alma de todas esas personas que en otro tiempo perjudicaste. El recuerdo de tus pecados pasados d?jalos en el subconsciente y s?lo tenerlos en cuenta para agradecer a Dios lo que ha hecho y puede hacer por la salvaci?n de tu alma.
?Cu?ntos grandes pecadores en la historia de la Iglesia, que se convirtieron y llegaron a ser grandes Santos! Recuerda a la Magdalena, el mismo San Pedro, San Agust?n, a Santa Margarita de Cortona, etc. Todav?a t? puedes ser un gran santo ?Por qu? no? No ser? culpa de Dios si no llegas a serlo, porque su gracia jam?s te faltar?. Me pediste que publicar? tu carta y, ah? est?. Que sea para bien y para la gloria de Dios, que es lo que todos deseamos en el fondo, y aprendamos, que con Dios no se puede jugar, y en cada ?pr?jimo? est? ?l y lo que se haga en bien o en mal a cualquier persona, se le hace a ?l.
Antonio Mar?a Hern?ndez Hern?ndez