Martes, 25 de julio de 2006
Martes, 25 julio 2006 ZENIT publica las palabras que dirigi? Benedicto XVI sin papeles en la tarde de este domingo, en el acto de oraci?n por la paz en Oriente Medio que presidi? en la iglesia parroquial de Rh?mes Saint-Georges, en el Valle de Aosta.



S?lo quiero ofrecer unas breves palabras de meditaci?n sobre la lectura que hemos escuchado. Con el trasfondo de la dram?tica situaci?n de Oriente Medio, nos impresiona la belleza de la visi?n ilustrada por el ap?stol Pablo (Cf. Efesios 2, 13-18): Cristo es nuestra paz. Ha reconciliado a los unos y a los otros, jud?os y paganos, uni?ndoles en su Cuerpo. Ha superado la enemistad con su Cuerpo, en la Cruz. Con su muerte, ha superado la enemistad y nos ha unido a todos en su paz.

Sin embargo, m?s que la belleza de esta visi?n nos impresiona el contraste con la realidad que vivimos y vemos. Y, en un primer momento, no podemos hacer otra cosa que preguntar al Se?or: ?Pero, Se?or, ?qu? nos est? diciendo tu ap?stol: ?Han sido reconciliados???. En realidad, nosotros vemos que no est?n reconciliados? Todav?a hay guerra entre cristianos, musulmanes, jud?os; y otros fomentan la guerra y todo sigue lleno de enemistad, de violencia. ?D?nde est? la eficacia de tu sacrificio? ?D?nde est? en la historia esta paz de la que nos habla tu ap?stol?

Nosotros, los hombres, no podemos resolver el misterio de la historia, el misterio de la libertad humana que dice ?no? a la paz de Dios. No podemos resolver todo el misterio de la relaci?n entre Dios y el hombre, de su acci?n y de nuestra respuesta. Tenemos que aceptar el misterio. Sin embargo, hay elementos de respuesta que el Se?or nos ofrece.

Un primer elemento es que esta reconciliaci?n del Se?or, este sacrificio suyo, no ha quedado sin eficacia. Existe la gran realidad de la comuni?n de la Iglesia universal, de todos los pueblos, la red de la Comuni?n eucar?stica, que trasciende las fronteras de culturas, de civilizaciones, de pueblos, de tiempos. Existe esta comuni?n, existen estas ?islas de paz? en el Cuerpo de Cristo. Existen. Y existen fuerzas de paz en el mundo. Si contemplamos la historia, podemos ver a los grandes santos de la caridad que han creado ?oasis? de esta paz de Dios en el mundo, que han encendido de nuevo su luz, y han sido capaces de reconciliar y de crear de nuevo la paz. Existen los m?rtires que han sufrido con Cristo, han dado este testimonio de la paz, del amor, que pone un l?mite a la violencia.

Y viendo que la realidad de la paz existe, aunque haya permanecido la otra realidad, podemos profundizar a?n m?s en el mensaje de esta carta de San Pablo a los Efesios. El Se?or ha vencido en la Cruz. No ha vencido con un nuevo imperio, con una fuerza m?s poderosa que las dem?s, capaz de destruirlas; no ha vencido de una manera humana, como nos imaginamos, con un imperio m?s fuerte que el otro. Ha vencido con un amor capaz de llegar hasta la muerte. Esta es la nueva manera de vencer de Dios: a la violencia no opone una violencia m?s fuerte. A la violencia opone precisamente lo contrario: el amor hasta el final, su Cruz. Esta es la manera humilde de vencer de Dios: con su amor ?y s?lo as? es posible-- pone un l?mite a la violencia. Esta es una manera de vencer que nos parece muy lenta, pero es la verdadera manera de vencer al mal, de vencer a la violencia, y tenemos que confiar en esta manera divina de vencer.

Confiar quiere decir entrar activamente en este amor divino, participar en este trabajo de pacificaci?n, para estar en l?nea con lo que dice el Se?or: ?Bienaventurados los pacificadores, los agentes de paz, porque ellos son los hijos de Dios?. Tenemos que llevar, en la medida de nuestras posibilidades, nuestro amor a todos los que sufren, sabiendo que el Juez del Juicio ?ltimo se identifica con los que sufren. Por tanto, lo que hacemos a los que sufren se lo hacemos al Juez ?ltimo de nuestra vida. Esto es importante: en este momento podemos llevar su victoria al mundo, participando activamente en su caridad. Hoy, en un mundo multicultural y multirreligioso, muchos tienen la tentaci?n de decir: ?Es mejor para la paz en el mundo, entre las religiones, entre las culturas, no hablar demasiado de lo espec?fico del cristianismo, es decir, de Jes?s, de la Iglesia, de los Sacramentos. Content?monos de lo que puede ser m?s o menos com?n??. Pero no es verdad. Precisamente en este momento, momento de un gran abuso del nombre de Dios, tenemos necesidad del Dios que vence en la cruz, que no vence con la violencia, sino con su amor. Precisamente en este momento tenemos necesidad del Rostro de Cristo para conocer el verdadero Rostro de Dios y para poder llevar as? la reconciliaci?n y la luz a este mundo. Por este motivo, junto con el amor, con el mensaje del amor, con todo lo que podemos hacer por los que sufren en este mundo, tenemos que llevar tambi?n el testimonio de este Dios, de la victoria de Dios, precisamente mediante la no violencia de su Cruz.

De este modo, volvemos al punto de partida. Lo que podemos hacer es dar testimonio del amor, testimonio de la fe; y sobre todo elevar un grito a Dios: ?podemos rezar! Estamos seguros de que nuestro Padre escucha el grito de sus hijos. En la misa, al prepararnos para la santa Comuni?n, para recibir el Cuerpo de Cristo que nos une, pedimos con la Iglesia: ?L?branos, Se?or, de todos los males, y concede la paz en nuestros d?as?. Que esta sea nuestra oraci?n en este momento: ?L?branos de todos los males y danos la paz?. No ma?ana, o pasado ma?ana: ?danos, Se?or, la paz hoy! Am?n.
Publicado por verdenaranja @ 23:21  | Habla el Papa
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