Valores que encierra para un cristiano el precepto de la Eucarist?a Dominical, sacado de las "Hojas Blancas" (para ser distribuidas) de IGLESIA DOMINICAL, a?o 2006
La eucarist?a dominical:
?por qu??
Nos relatan las Actas de los M?rtires que en Abitinia, una poblaci?n de la actual T?nez, fueron arrestados 31 hombres y 18 mujeres por reuni?n ilegal. El 12 de febrero del a?o 304, comparecen ante el pro-c?nsul de Cartago. Acusados de haber incumplido los edictos imperiales, el presb?tero Saturnino responde: "Hemos celebrado el d?a del Se?or, porque esa celebraci?n no puede interrumpirse". El lector Em?rito, en cuya casa se reun?a la comunidad, confirma esa declaraci?n: "S?, en mi casa hemos celebrado el d?a del Se?or. No podemos vivir sin celebrar el d?a del Se?or". Una joven, llamada Victoria, de-clara tambi?n con valent?a: "Es cierto; yo tambi?n asist? a la reuni?n, porque soy cristiana".
"No podemos vivir sin celebrar el d?a del Se?or". He aqu? una afirmaci?n program?tica de los llamados, con toda raz?n, "m?rtires del domingo". En esa perspectiva, la celebraci?n dominical aparece, no como un precepto exterior, sino como una convicci?n interior; o mejor, como una profunda necesidad vital. El peligro que implicaba en aquella ?poca de persecuciones la participaci?n en la asamblea, no es considerado motivo suficiente para abstenerse de ella. La asamblea dominical es, sin duda, el hogar donde se alimenta y se forja el coraje cristiano de los m?rtires en estos primeros siglos.
Ser?a interesante conocer la opini?n de Em?rito y sus compa?eros sobre nuestras supuestas dificultades para acudir a la reuni?n dominical. He aqu?, en un dec?logo, los valores fundamentales que el domingo encierra para un cristiano.
1. D?a de la resurrecci?n de Cristo. El paso del tiempo va degradando nuestra memoria; muchos recuerdos antes vivos y estimulantes, empalidecen gradualmente. De esta inmensa "capacidad de olvido", cong?nita al ser humano, surge la necesidad de renovar incesantemente el recuerdo; de alimentarlo y actualizarlo. "Acu?rdate de Jesucristo resucitado de entre los muertos" dec?a san Pablo a su disc?pulo Timoteo (2Tm 2,8). Y, precisamente, la eucarist?a dominical nos hace recordar esa dimensi?n m?s honda de la realidad, que la fe nos ha hecho descubrir: la resurrecci?n de Cristo, primicia de los creyentes, sentido de nuestra vida, fundamento de nuestra esperanza.
2. D?a de reunirnos en asamblea. Lo contrario de un cristiano es un ser individualista, que pretende mantener un hilo directo, a solas con Dios. La fe en el Dios de Jesucristo, crea comunidad. T?, creyente, no puedes vivir tu fe como en una isla: tienes que reunirte con otros creyentes en domingo. Recuerda el dicho: "El cristiano es una luz que se enciende en otra luz".
3. D?a de actualizar la iniciaci?n cristiana. Est?s bautizado, cierta-mente. Pero, la iniciaci?n cristiana es un proceso siempre inacabado; llegar a ser cristiano es tarea para toda una vida. De hecho, ?no te sientes subdesarrollado en tu fe? Pues bien, la eucarist?a dominical es el hogar por excelencia donde se transmiten y cultivan los valores fundamentales del existir cristiano.
4. D?a de alimentarte con la Palabra de Dios. En medio de tu vida diaria y de tantas palabras que vas oyendo, necesitas escuchar de nuevo las par?bolas y ense?anzas de Jes?s, los consejos siempre actuales de san Pablo. Necesitas constantemente, al menos una vez cada semana, ser interpelado y cuestionado por la palabra de Dios. Esa palabra debe llegar a tocar tu coraz?n y hacerlo arder, como aconteci? con los disc?pulos de Ema?s.
5. D?a de reconciliaci?n fraternal. En nuestra reuni?n dominical proclamamos el amor mutuo, nos damos la mano, nos concedemos mutuamente la paz, nos otorgamos el perd?n. Esta sociedad herida, llena de cicatrices, tiene necesidad de lugares y momentos terap?u?ticos. Y sobre todo de seres verdaderamente humanos. Recuerda el dicho: "Hay personas cuya sola presencia es como una absoluci?n". Pero esta calidad de coraz?n la vas adquiriendo y reforzando en la asamblea dominical.
6. D?a de la eucarist?a, que significa acci?n de gracias. El domingo no es tanto el d?a que nosotros dedicamos al Se?or, sino m?s bien el que nos regala el Se?or, para que tomemos conciencia de su presencia entre nosotros. Aceptar esa cita es asunto de cortes?a y de amistad. El cristiano es, ante todo, un ser agradecido con Dios, por el don de la vida y tambi?n por el don de la fe. En consecuencia, debes aprender en el d?a a d?a a vivir la gratuidad. Tu vida ser? entonces, como la de Cristo: entrega por los dem?s.
7. D?a de los hermanos m?s necesitados. El testimonio m?s antiguo acerca del domingo nos habla de la colecta por los m?s pobres (1 Co 16,1-2), esto es, de la "liturgia del pr?jimo". "Ten?an todos un mismo coraz?n y una sola alma" (Hechos 4,32). Pero la uni?n fraterna no puede terminar ah?, en la cordialidad mutua hacia dentro. ?Creyente! Necesitas aprender a ser solidario: de los pobres, de los hambrientos, de los que son "?ltimos" en esta sociedad, cargada de cinismo e insolidaridad.
8. D?a de la misi?n al mundo. El domingo, pascua semanal, renueva cada ocho d?as el misterio de Pentecost?s. T?, creyente, eres enviado por el Esp?ritu para ser testigo y sacramento de la ternura de Dios en este mundo. Recuerda el dicho: "Si no dais testimonio de m?, yo no existo". Y al mismo tiempo, eres invitado a renunciar a tantos "dioses de paisano", falsos absolutos que exigen sometimiento y re?ciben adoraci?n de nuestros contempor?neos.
9. D?a de esperanza, de so?ar un domingo nuevo y definitivo. La eucarist?a dominical supone hacer la experiencia gozosa de vivir un tiempo humano que se ilumina a la luz del Resucitado. En el disfrute de la naturaleza, compa?era y amiga del ser humano, que canta con su prodigalidad y belleza la gloria de Dios. En comuni?n solidaria con nuestros seres queridos, difuntos, a los que confesamos vivos en el silencio de Dios. La eucarist?a dominical debe promover en nosotros esta fraternidad con los vivos y los difuntos.
10. El domingo, signo esencial de identidad cristiana. La asamblea dominical es para muchos creyentes de hoy el ?nico contacto con el Evangelio, la ?nica oxigenaci?n, el ?nico alimento para su fe. En definitiva, el domingo trata de asegurar tus "m?nimos vitales". Por otra parte, con la presi?n ambiental en contra, la participaci?n consciente en la reuni?n dominical llega a ser hoy un signo de identidad y de adhesi?n a la comunidad cristiana, mucho m?s que en ?pocas pasadas.
Todo esto plantea, l?gicamente, un problema de calidad a la celebraci?n dominical. Pero tambi?n el de tu coresponsabilidad. El domingo debe poder ofrecer una celebraci?n viva y participativa, en la que cada creyente pueda realizar una experiencia c?lida y nutritiva de la palabra de Dios y un encuentro gozoso con el Se?or resucitado. Pero para ello, joven o adulto, no vayas s?lo a recibir; vete tambi?n a dar. Colabora gustosamente, seg?n tus propias habilidades, en la preparaci?n y celebraci?n de la eucarist?a comunitaria. Esa ser?a la nueva forma de asumir personalmente el tradicional "precepto dominical".