Viernes, 11 de agosto de 2006
Salutaci?n del p?rroco de la Parroquia El Dulce Nombre de Jes?s de La Guancha, Don Sebasti?n Garc?a Mart?n, que aparece en el programa de las Fiestas Patronales a Ntra. Sra. de La Esperanza de 2006

SE ALEGRA MI ESP?RITU EN DIOS
MI SALVADOR


Estimados feligreses

Agosto de nuevo y Ntra. Sra de la Esperanza, el ambiente festivo y la alegr?a.

Este a?o, teniendo la mirada puesta en la alabanza de Mar?a en casa de Isabel su prima ?Engrandece mi alma al Se?or, se alegra mi esp?ritu en Dios mi salvador? (Lc. 1, 46 y 47), quisiera invitarles a reflexionar sobre la alegr?a, actitud que tanto caracteriza a las fiestas. Lo hago con unas notas que he recogido estos d?as.

?Cu?l fue la alegr?a que experiment? Mar?a? ?Qu? comporta la alegr?a cristiana?
La palabra ?alegr?a? es flexible y abierta a muchas comprensiones en funci?n del contexto.
Pero la alegr?a cristiana no puede ser comprendida como el disfrute placentero de los bienes de la tierra. Ni con la satisfacci?n de las apetencias que brotan de las tendencias naturales y espont?neas del ser humano. Ni siquiera puede identificarse con el logro de las metas de unas iniciativas. Tampoco es equivalente a la sensaci?n que procede del cumplimiento del deber. Es verdad que muchos encontrar?n alegr?a en estos aspectos. Sin embargo la alegr?a que experiment? Mar?a, y la que debe tener un cristiano, no se puede reducir a ninguno de ellos ni siquiera a su conjunto. Porque se sit?a en otro nivel de la realidad. La alegr?a cristiana es testigo de que algo bueno ha pasado por nosotros y que nosotros no hemos podido originarlo.

Esta alegr?a no puede ser planificada ni prevista ni programada. Tampoco puede ser provocada de modo artificial. Es una gracia. Es como el regalo inesperado: no ha sido programado, pero se desvela un amor con el que no se contaba, lo cual eleva la dignidad del destinatario del regalo.

La alegr?a procede de algo recibido, acogido. Por eso libera de la tristeza y nos empuja al encuentro y a la comunicaci?n. Si la alegr?a no viene de m? sino de otro, es tambi?n para los dem?s, para todos, como encuentro, compa??a, celebraci?n.

Por eso la alegr?a rompe la seriedad. Es libre para dejarse penetrar por el canto y la danza de la realidad entera. Se expresa como la sonrisa de la acogida gozosa. Es presencia y compa??a porque invita y acoge. No excluye sino que se ofrece para ser compartida. Y por ello convoca a la celebraci?n y a la fiesta.
La alegr?a aparece porque alguien es llamado a trav?s de un don descubriendo la bondad, la belleza y la generosidad y como respuesta se ve como enviado con una misi?n al servicio de la alegr?a y de la bendici?n.

Mar?a se levant? y se puso en camino ?con presteza? hacia la casa de su prima. No ser?an motivos de curiosidad, ni tan siquiera solo de caridad por atender a una anciana, sino sobre todo debi? ser la comunicaci?n del gozo de felicitarla. Dios hab?a aparecido en su vida como un regalo y deb?a comunicarlo. La presencia de la alegr?a engendra alegr?a: Juan ?salt? de gozo?, Isabel ?exclam? con voz fuerte?, ?Mar?a dijo?.

Los organizadores de las Fiestas Patronales de 2006 han elaborado con ilusi?n un programa con el que han intentado recoger el gozo colectivo de aquellos que creen que ?Dios hizo maravillas? en Mar?a y que tomar? cuerpo en unos actos y celebraciones en esa advocaci?n de ?La Esperanza? tan querida en nuestra parroquia. Pero el ?xito de la fiesta no depender? tanto del programa como de la alegr?a compartida expresada en p?blico de aquellos que han experimentado que Alguien, como en Mar?a, se hecho presente en sus vidas. Seremos convocados estos d?as a celebrar y compartir tan profunda experiencia. Que nuestra presencia sea signo de ello.

El p?rroco
Sebasti?n Garc?a Mart?n

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