Art?culo, de Cirilo Vel?zquez Ramos, publicado en el programa del Novenario a San Roque de la Parroquia de San Ana de Garachico en Tenerife con motivo del IV Centenario de la devoci?n al Santo.
Cuatro siglos de Devoci?n
San Roque y su ermita: una referencia comarcal
"... Dur? el mal hasta julio de 1606,
en que el puerto de Garachico
pareci? enteramente sano,
por lo que se hicieron
fiestas generales y se
dieron acciones de gracias
en todos los templos."
VIERA Y CLAVIJO
La existencia del culto a san Roque en Garachico se constata, como es bien sabido, d?cadas antes de la epidemia de peste que se inici? en 1601 y que asol? a buena parte de la comarca de Daute hasta 1606, traspasando incluso sus fronteras.
Desde principios de 1583 se tiene referencia de una imagen de bulto del santo que, embarcada seg?n refiere Jos? Vel?zquez M?ndez en Sevilla, hab?a llegado a Tenerife a bordo de la nao "N? S? de la O" que, procedente de Sanl?car de Barrameda, tuvo que descargar sus mercanc?as por la caleta de Adeje al no poder hacerlo, por el mal estado de la mar, por el puerto de Garachico. La talla hab?a sido encargada por el vecino Luis Hern?ndez, artesano acomodado del gremio de toneleros, para colocarla en la ermita garachiquense de San Sebasti?n, advocaci?n ?sta tambi?n invocada como protectora contra la peste y que desde los primeros momentos del siglo XVI contar?a con especial devoci?n en la Isla.
Se afianzan, pues, la devoci?n y culto a san Roque en Garachico en los primeros a?os del siglo XVII, como consecuencia de la devastadora epidemia de peste que se desarrollar? entre 1601 y 1606 y se sabe que ya en julio de 1603 se estaba construyendo la ermita, subray?ndose al respecto que su f?brica fue, seg?n parece, obra del vecindario en su conjunto, pues la enfermedad no hizo distingos sociales, y tanto garachiquenses como for?neos contribuyeron a la misma en la medida de sus posibilidades.
La muerte, la angustia, la desesperaci?n y, en suma, la indefensi?n provocada por la ineficacia de los medios preventivos y curativos al uso, inclinaron a la gente a refugiarse en la religi?n. Al fin y al cabo, en una sociedad fuertemente condicionada por el hecho religioso, circunstancia tan dram?tica s?lo pod?a considerarse castigo divino. San Roque, aut?ntico modelo de caridad cristiana y de resistencia al sufrimiento, cuyo patronazgo como abogado de los apestados se hab?a impuesto a partir del siglo XV, no tardar?a en convertirse en el pa?o de l?grimas de los garachiquenses en particular y de los vecinos de los pueblos comarcanos en general y pronto su santuario se convertir?a en importante referente devocionaI de la zona. As? cuando Agueda de Funes, "poco tiempo despu?s de la peste", fija su residencia en Garachico, ?sta traslada a la ermita de San Roque, seg?n consta en su testamento fechado en 10 de abril de 1610, una imagen de la Virgen de las Mercedes que ten?a en la iglesia de la Luz de Los Silos, construy?ndole el correspondiente altar en el peque?o templo dedicado al santo de Montpellier. A esta advocaci?n mariana venerada en la ermita del naciente garachiquense tambi?n estuvo vinculada la Casa de Key, pues en 1775 consta que pagaba la fiesta la vecina de Icod do?a Nicolasa Josefa Rijo, viuda de don Diego Key.
En 1702 aparece el marqu?s consorte de la Fuente de las Palmas, capit?n de caballos Lucas de AlzoIa Gallegos y Angulo, como encargado de la fiesta de san Roque, que tuvo sus v?speras, y de la procesi?n, llev?ndose a cabo, como era habitual, las correspondientes misas con vestuarios y habiendo asistido a la celebraci?n del d?a principal once capellanes y el sacrist?n menor, retribuidos a dos reales y medio. El marquesado de la Fuente de las Palmas debe su nombre a la hacienda de la Fuente en Buenavista y a la saz?n era Magdalena Franiel de Henestrosa y Vel?zquez de Cuellar, casada en segundas nupcias en Garachico el 20 de febrero de 1685, la que realmente ostentaba este t?tulo nobiliario.
A lo largo del tiempo el fervor inicial en el culto a san Roque se resentir?a y hubo ?pocas en las que, ciertamente, se evidenci? su decadencia, como en la segunda mitad del siglo XVIII en un contexto de declive general de la religiosidad. Despu?s de a?os de olvido e indiferencia, la restauraci?n y ampliaci?n en 1812 de la ermita, que ya hab?a sido reedificada entre 1736 y 1737, supuso, esta vez como consecuencia de la amenaza de la fiebre amarilla, la recuperaci?n del templo y del culto a su bendito titular. "Con este motivo -se?ala el beneficiado Mart?nez de Fuentes- se estableci? entre los devotos la fiesta anual al Santo con misa, serm?n y procesi?n".
En 1821 aparece como prioste de la funci?n de san Roque el vecino de Icod
Jos? de Fleytas, en 1824 predica el serm?n de la festividad el beneficiado de Buenavista Francisco Prieto y en febrero de 1840 vecinos de Icod cumpl?an sus promesas y velaban al santo, haciendo uso del cuarto de peregrinos que en 1812 hab?a mandado a construir el beneficiado garachiquense Francisco Mart?nez de Fuentes.
Con todo y a pesar de todo, la observancia de la festividad lleg? con vigor al siglo XX y. en agosto de 1902, el Ayuntamiento de Garachico, presidido por Juan Gonz?lez de la Torre, se afanaba en el arreglo de las calles del pueblo "teniendo en cuenta la mucha concurrencia de gente a esta poblaci?n el d?a diez y seis del corriente con motivo de la festividad de S. Roque... ". De la vigencia de la celebraci?n y de su eco comarcal en las primeras d?cadas del siglo XX da buena cuenta el testimonio del abogado garachiquense Antonio Cabrera Revilla (1907-1983) cuando escribe lo siguiente:
"Asistir ala Romer?a de San Roque era un rito religioso para todos los habitantes del t?rmino y de los lim?trofes, sobre todo campesinos. Fiesta fundamentalmente romera que se engrosaba con las m?ltiples carretas que regresaban de la fiesta de Candelaria, del d?a anterior y que todav?a, despu?s de una noche de viaje a pie. por promesa a caballo o en aquellos enormes carros en forma de jaula que serv?an para el transporte de pl?tanos a los empaquetados y de ?stos los huacales al puerto, ten?an todav?a energ?as f?sicas y religiosas para alegrar las fiestas de San Roquito"
En agosto de 1930 era el peri?dico tinerfe?o "La Prensa" el que se hac?a eco, en su edici?n del d?a 13, del programa de festejos en honor a san Roque a celebrar en Garachico el 15 y el 16 siguientes y en el que, una vez m?s, se trasluc?a el car?cter comarcal de la festividad:
"D?a 15.- Al amanecer, m?ltiples lluvias de cohetes y repiques de campanas, anunciando el comienzo de las fiestas.
Ya amanecido, comenzar?n a llegar las romer?as para depositar sus exvotos a los pies del Santo ...."
Eran esas "romer?as" las que al d?a siguiente, tras la misa rezada celebrada en la ermita a las ocho de la ma?ana, acompa?aban durante toda la jornada a la sagrada imagen del santo, primero en su traslado procesional hasta la parroquia de Santa Ana, donde ten?a lugar la misa solemne con vestuarios, y fuego durante el regreso de la misma a su santuario. En los actos populares de este a?o no faltar?an las tradicionales carreras de sortijas a caballo y en bicicleta, a las que se invitaba a participar a "los jinetes y ciclistas de la comarca", remat?ndose estos regocijos con "varios bailes en honor de los forasteros".
Con la llegada de la Segunda Rep?blica, en abril de 1931, las nuevas autoridades locales cambiar?n, con fecha 24 de junio, el nombre de la "calle San Roque" por el de "Primero de Mayo", sin embargo se consider? como "d?a de romer?a" el 16 de agosto, festividad del santo; poni?ndose de manifiesto la especial significaci?n que la devoci?n por san Roque segu?a teniendo en la Villa y Puerto y en la comarca y que se reforzar?a a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Desde los ?ltimos a?os de la citada centuria, la misa de peregrinos y el posterior traslado procesional de la imagen del santo a la parroquia matriz de Santa Ana han visto incrementar, considerablemente, la participaci?n de devotos garachiquenses y del resto de pueblos de la comarca de Daute y de la vecina de Icod, as? como de otros lugares de Tenerife.
Cuatro siglos despu?s de la introducci?n, en 1601, de la devastadora epidemia de peste por el entonces floreciente puerto de Garachico y a pesar de los avatares y vaivenes sufridos por el fervor religioso, el culto a san Roque, adaptado al tiempo presente, permanece y esta permanencia, al margen de lo estrictamente sagrado, tiene mucho que ver tambi?n con el ?mbito profano de lo simb?lico y de las se?as de identidad.
Cirilo Vel?zquez Ramos
FUENTES Y BIBLIOGRAF?A:
ARCHIVO PARROQUIAL DE SANTA ANA DE GARACHICO.
ARCHIVO MUNICIPAL DE GARACHICO.
CASTA?EDA CONTRERAS, I. M.: "San Roque en Garachico: aproximaci?n hist?rica". El D?a, 14 de octubre de 1984. MART?NEZ DE FUENTES. E: Vida Literaria. Tomo VII. fol. 90 rto. Archivo de la Real Sociedad Econ?mica de Amigos del Pa?s de Tenerife (La Laguna)
VEL?ZQUEZ M?NDEZ. 1.:
"La peste bub?nica del siglo XVII. Garachico y San Roque". El D?a, 5 de agosto de 1987.
Convento de San Sebasti?n de Garachico (apuntes para su historia). Ed. Ayto. de Garachico. Tenerife. 1999. VV AA.: Garachico y San Roque. Pregones para una fiesta. Ed. Comisi?n de Fiestas de San Roque y Centro de la Cultura Popular Canaria. Tenerife, 1993.
VV AA.: Historia y patrimonio hist?rico. La restauraci?n de la imagen de San Roque y de su ermita. Ed. Direcciones Generales de Cultura y Patrimonio Hist?rico del Gobierno de Canarias yAyuntamiento de Garachico. Tenerife. 2004