Art?culo del P. Juan de Jes?s Mar?a, carmelita, publicado en el programa de Actos de 2001 con motivo del 270 Aniversario de la fundaci?n de la Venerable Hermandad del CArmen
A?o 2001: A?o Santo Teresiano-Carmelitano
Desde que el profeta San El?as, Padre espiritual de los Carmelitas, contempl? en la cima del Monte Carmelo, "en la peque?a Nubecilla que sub?a del mar" a la Bienaventurada Virgen MAR?A, como nos recuerda la Sagrada Escritura y nos interpreta el libro de la "Instituci?n de los primeros monjes", el Monte Carmelo qued? enteramente marianizado y se hizo ya proverbial el lema latino: "Totus marianus est Carmelus" (El Carmelo es todo de MAR?A, todo mariano) y que para siempre determinar?a la raz?n de ser de los Carmelitas en la Iglesia.
As? lo entendieron los cruzados latinos que acudieron a Tierra Santa para liberar los sagrados lugares de las manos de los sarracenos y que decidieron quedarse para siempre en la sagrada monta?a tras las huellas del profeta San El?as para vivir comes ermita?os "en obsequio de JESUCRISTO", y en la que construyeron "una peque?a, pero muy bella capilla" en honor de la Madre de Dios, Se?ora del Carmelo, qued?ndoles para siempre totalmente consagrados, y cuyo t?tulo les servir?a m?s tarde para ser aprobados por la Iglesia.
La experiencia y el fervor marianos debieron llegar a tanta altura y profundidad a la vez, que el pueblo cristiano, asombrado, los llam? "Hermanos de Santa MAR?A", ra?z y origen del t?tulo oficial que m?s tarde les reconocer?a la Iglesia: "Hermanos de la Bienaventurada Virgen MAR?A del Monte Carmelo", y que les marcar?a su raz?n de ser dentro de ella.
Cuando estos ermita?os latinos se ven obligados a emigrar a occidente, el ?nico patrimonio que traen consigo para ponerlo al servicio del pueblo fiel, es justamente el amor tierno y nov?simo a la Madre de Dios que los hace del todo singulares en el contexto medieval de fervor mariano que se extend?a por toda Europa.
Los templos de sus nuevas fundaciones fueron todos consagrados a la Sant?sima Virgen en los que procuraban rememorar y revivir los fervores primeros del primer oratorio a Ella consagrado, y por ello no es de extra?ar que muy pronto el pueblo cristiano, a imitaci?n de los Carmelitas y de la mano de ellos, erigieran multitud de Cofrad?as marianas que muy rapidamente llegaron a ser numeros?simas por la cantidad, calidad y santidad de sus miembros, distingui?ndose cada iglesia carmelitana por ser un peque?o santuario en honor de la Virgen MAR?A y un foco previlegiado de vida mariana.
En lo que respecta a nuestra patria, Espa?a, la venida del P. General Juan Bautista Rubeo en 1566, fue punto de partida para hacer de ella un inmenso Carmelo. Este "gran devoto de la Virgen Nuestra Se?ora" como la llam? Santa Teresa de JES?S, se dice que distribuy? de propia mano m?s de doscientos mil Escapularios. El P. Carmelita Jos? Falcone dej? escrito, como testimonio de aquel hurac?n de fervor mariano-Carmelitano: "En nuestros d?as, Espa?a descuella sobre todos, no hay una casa o un lugar en el que no se vista el h?bito del Carmen".
Y no s?lo en Espa?a. En Lisboa, en 1613, hab?a treinta y tres mil cofrades. En Roma, en la iglesia de San Martin al Monti, la cofrad?a ten?a en este tiempo, cuarenta y dos mil miembros. Y la iglesia de San Juan Cris?stomo, de la Congregaci?n de Mantua, veinte mil. En 1675 en Venecia hab?a setenta y cinco mil miembros...
Los Papas apoyaron inmediatamente y sancionaron con su m?xima autoridad este fervor extraordinario: Clemente VIII, en 1604, permiti? que las Cofrad?as del Escapulario pudiesen ser erigidas en todo el mundo, y no s?lo en las iglesias de los Carmelitas; y Paulo V, en 1606 enriqueci? la Cofrad?a con muchas indulgencias y coloc? la fiesta patronal el 16 de julio. La Orden la escoger?a como fiesta principal en 1609.
Al amparo de la Madre y Hermana, doy mi bendici?n sacerdotal.
P. Fr. Juan de JES?S MAR?A, Carmelita.
En el Monte Carmelo de Chiclana de la Frontera-C?diz.