Viernes, 25 de agosto de 2006
25 agosto 2006 ZENIT publica la intervenci?n que pronunci? Benedicto XVI el domingo 13 de agosto al rezar la oraci?n mariana del ?ngelus junto a los peregrinos congregados en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo.


Queridos hermanos y hermanas:
En este tiempo de verano muchos han abandonado las ciudades y se encuentran en localidades tur?sticas o en sus pa?ses de origen para sus vacaciones. Les deseo que este esperado per?odo de descanso les sirva para fortalecer la mente y el cuerpo, sometidos cada d?a a un continuo cansancio y desgaste, debido al ritmo fren?tico de la vida moderna.

Las vacaciones brindan tambi?n la oportunidad para estar m?s tiempo con los familiares, para reunirse con parientes y amigos, es decir, para fomentar m?s los contactos humanos, que el ritmo de los compromisos de cada d?a impide cultivar como ser?a de desear.

Ciertamente, no todos pueden gozar de vacaciones, y no son pocos los que, por diversos motivos, se ven obligados a renunciar a ellas. Pienso, en particular, en quienes viven solos, en los ancianos y en los enfermos, los cuales a menudo, en este per?odo, sufren a?n m?s la soledad. A estos hermanos y hermanas nuestros quisiera manifestarles mi cercan?a espiritual, deseando de coraz?n que a ninguno de ellos le falte el apoyo y el consuelo de personas amigas.

El tiempo de vacaciones es para muchos una magn?fica ocasi?n para encuentros culturales, para largos momentos de oraci?n y contemplaci?n en contacto con la naturaleza o en monasterios y centros religiosos. Al disponer de m?s tiempo libre, nos podemos dedicar con mayor facilidad a hablar con Dios, a meditar en la sagrada Escritura y a leer alg?n libro ?til y formativo.

Quienes experimentan este descanso del esp?ritu saben cu?n ?til es para no convertir las vacaciones en un mero entretenimiento o diversi?n. La fiel participaci?n en la celebraci?n eucar?stica dominical ayuda a sentirse parte viva de la comunidad eclesial, tambi?n cuando se est? fuera de la propia parroquia. Dondequiera que nos encontremos, siempre necesitamos alimentarnos de la Eucarist?a.

Nos lo recuerda el pasaje evang?lico de este domingo, que nos presenta a Jes?s como el Pan de vida. ?l mismo, como nos dice el evangelista san Juan, se declara ?el pan vivo que ha bajado del cielo? (Jn 6, 31), un pan que alimenta nuestra fe y fortalece la comuni?n entre todos los cristianos.

El clima de las vacaciones no nos hace olvidar el grave conflicto que persiste en Oriente Pr?ximo. Los ?ltimos acontecimientos permiten esperar que cesen los enfrentamientos y que se garantice pronta y eficazmente la asistencia humanitaria a las poblaciones. Es deseo de todos que prevalezca por fin la paz sobre la violencia y sobre la fuerza de las armas. Por esto invoquemos con insistente confianza a Mar?a, siempre dispuesta a interceder por sus hijos y a socorrerlos en sus necesidades, desde la gloria celestial, a la que pasado ma?ana la contemplaremos elevada.

[Despu?s del ?ngelus, el Santo Padre salud? a los peregrinos en varios idiomas. En espa?ol, dijo:]

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua espa?ola. Que la Virgen Mar?a, nuestra madre, nos ayude a descubrir siempre la necesidad de alimentar nuestra alma con la presencia y la palabra de Cristo, saciando nuestra sed de amor en el sacramento de la Eucarist?a. As? podremos seguir con fidelidad el camino de nuestra vocaci?n cristiana. ?Feliz domingo!
Publicado por verdenaranja @ 23:06  | Habla el Papa
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