Domingo, 27 de agosto de 2006
27 agosto 2006 ZENIT publica la homil?a que pronunci? el 15 de agosto Benedicto XVI en la misa de la solemnidad de la Asunci?n de la Virgen Mar?a, celebrada en la parroquia de Santo Tom?s de Villanueva en Castel Gandolfo.



Venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio;
queridos hermanos y hermanas:

En el Magn?ficat, el gran canto de la Virgen que acabamos de escuchar en el evangelio, encontramos unas palabras sorprendentes. Mar?a dice: ?Desde ahora me felicitar?n todas las generaciones?. La Madre del Se?or profetiza las alabanzas marianas de la Iglesia para todo el futuro, la devoci?n mariana del pueblo de Dios hasta el fin de los tiempos. Al alabar a Mar?a, la Iglesia no ha inventado algo ?ajeno? a la Escritura: ha respondido a esta profec?a hecha por Mar?a en aquella hora de gracia.

Y estas palabras de Mar?a no eran s?lo palabras personales, tal vez arbitrarias. Como dice san Lucas, Isabel hab?a exclamado, llena de Esp?ritu Santo: ?Dichosa la que ha cre?do?. Y Mar?a, tambi?n llena de Esp?ritu Santo, contin?a y completa lo que dijo Isabel, afirmando: ?Me felicitar?n todas las generaciones?. Es una aut?ntica profec?a, inspirada por el Esp?ritu Santo, y la Iglesia, al venerar a Mar?a, responde a un mandato del Esp?ritu Santo, cumple un deber.

Nosotros no alabamos suficientemente a Dios si no alabamos a sus santos, sobre todo a la ?Santa? que se convirti? en su morada en la tierra, Mar?a. La luz sencilla y multiforme de Dios s?lo se nos manifiesta en su variedad y riqueza en el rostro de los santos, que son el verdadero espejo de su luz. Y precisamente viendo el rostro de Mar?a podemos ver mejor que de otras maneras la belleza de Dios, su bondad, su misericordia. En este rostro podemos percibir realmente la luz divina.

?Me felicitar?n todas las generaciones?. Nosotros podemos alabar a Mar?a, venerar a Mar?a, porque es ?feliz?, feliz para siempre. Y este es el contenido de esta fiesta. Feliz porque est? unida a Dios, porque vive con Dios y en Dios. El Se?or, en la v?spera de su Pasi?n, al despedirse de los suyos, dijo: ?Voy a prepararos una morada en la gran casa del Padre. Porque en la casa de mi Padre hay muchas moradas? (cf. Jn 14, 2). Mar?a, al decir: ?He aqu? la esclava del Se?or; h?gase en m? seg?n tu palabra?, prepar? aqu? en la tierra la morada para Dios; con cuerpo y alma se transform? en su morada, y as? abri? la tierra al cielo.

San Lucas, en el pasaje evang?lico que acabamos de escuchar, nos da a entender de diversas maneras que Mar?a es la verdadera Arca de la alianza, que el misterio del templo -la morada de Dios aqu? en la tierra- se realiz? en Mar?a. En Mar?a Dios habita realmente, est? presente aqu? en la tierra. Mar?a se convierte en su tienda. Lo que desean todas las culturas, es decir, que Dios habite entre nosotros, se realiza aqu?. San Agust?n dice: ?Antes de concebir al Se?or en su cuerpo, ya lo hab?a concebido en su alma?. Hab?a dado al Se?or el espacio de su alma y as? se convirti? realmente en el verdadero Templo donde Dios se encarn?, donde Dios se hizo presente en esta tierra.

As?, al ser la morada de Dios en la tierra, ya est? preparada en ella su morada eterna, ya est? preparada esa morada para siempre. Y este es todo el contenido del dogma de la Asunci?n de Mar?a a la gloria del cielo en cuerpo y alma, expresado aqu? en estas palabras. Mar?a es ?feliz? porque se ha convertido -totalmente, con cuerpo y alma, y para siempre- en la morada del Se?or. Si esto es verdad, Mar?a no s?lo nos invita a la admiraci?n, a la veneraci?n; adem?s, nos gu?a, nos se?ala el camino de la vida, nos muestra c?mo podemos llegar a ser felices, a encontrar el camino de la felicidad.

Escuchemos una vez m?s las palabras de Isabel, que se completan en el Magn?ficat de Mar?a: ?Dichosa la que ha cre?do?. El acto primero y fundamental para transformarse en morada de Dios y encontrar as? la felicidad definitiva es creer, es la fe en Dios, en el Dios que se manifest? en Jesucristo y que se nos revela en la palabra divina de la sagrada Escritura.

Creer no es a?adir una opini?n a otras. Y la convicci?n, la fe en que Dios existe, no es una informaci?n como otras. Muchas informaciones no nos importa si son verdaderas o falsas, pues no cambian nuestra vida. Pero, si Dios no existe, la vida es vac?a, el futuro es vac?o. En cambio, si Dios existe, todo cambia, la vida es luz, nuestro futuro es luz y tenemos una orientaci?n para saber c?mo vivir.

Por eso, creer constituye la orientaci?n fundamental de nuestra vida. Creer, decir: ?S?, creo que t? eres Dios, creo que en el Hijo encarnado est?s presente entre nosotros?, orienta mi vida, me impulsa a adherirme a Dios, a unirme a Dios y a encontrar as? el lugar donde vivir, y el modo como debo vivir. Y creer no es s?lo una forma de pensamiento, una idea; como he dicho, es una acci?n, una forma de vivir. Creer quiere decir seguir la senda se?alada por la palabra de Dios.

Mar?a, adem?s de este acto fundamental de la fe, que es un acto existencial, una toma de posici?n para toda la vida, a?ade estas palabras: ?Su misericordia llega a todos los que le temen de generaci?n en generaci?n?. Con toda la Escritura, habla del ?temor de Dios?. Tal vez conocemos poco esta palabra, o no nos gusta mucho. Pero el ?temor de Dios? no es angustia, es algo muy diferente. Como hijos, no tenemos miedo del Padre, pero tenemos temor de Dios, la preocupaci?n por no destruir el amor sobre el que est? construida nuestra vida. Temor de Dios es el sentido de responsabilidad que debemos tener; responsabilidad por la porci?n del mundo que se nos ha encomendado en nuestra vida; responsabilidad de administrar bien esta parte del mundo y de la historia que somos nosotros, contribuyendo as? a la aut?ntica edificaci?n del mundo, a la victoria del bien y de la paz.

?Me felicitar?n todas las generaciones?: esto quiere decir que el futuro, el porvenir, pertenece a Dios, est? en las manos de Dios, es decir, que Dios vence. Y no vence el drag?n, tan fuerte, del que habla hoy la primera lectura: el drag?n que es la representaci?n de todas las fuerzas de la violencia del mundo. Parecen invencibles, pero Mar?a nos dice que no son invencibles. La Mujer, como nos muestran la primera lectura y el evangelio, es m?s fuerte porque Dios es m?s fuerte.

Ciertamente, en comparaci?n con el drag?n, tan armado, esta Mujer, que es Mar?a, que es la Iglesia, parece indefensa, vulnerable. Y realmente Dios es vulnerable en el mundo, porque es el Amor, y el amor es vulnerable. A pesar de ello, ?l tiene el futuro en la mano; vence el amor y no el odio; al final vence la paz.

Este es el gran consuelo que entra?a el dogma de la Asunci?n de Mar?a en cuerpo y alma a la gloria del cielo. Damos gracias al Se?or por este consuelo, pero tambi?n vemos que este consuelo nos compromete a estar del lado del bien, de la paz.

Oremos a Mar?a, la Reina de la paz, para que ayude a la victoria de la paz hoy: ?Reina de la paz, ?ruega por nosotros!?. Am?n.
Publicado por verdenaranja @ 23:35  | Habla el Papa
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