Estilos pesimistas y estilos optimistas Alfonso Aguil?
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Hay en la actualidad indicios claros de que la predisposici?n hacia la depresi?n est? aumentando de modo preocupante entre los j?venes. La tendencia patol?gica a la autocompasi?n, el abatimiento o la melancol?a se presentan cada vez con m?s frecuencia y a edades m?s tempranas.
Aunque la tendencia a la depresi?n tenga un origen parcialmente gen?tico, ?ste se ve potenciado por los h?bitos mentales pesimistas que, cuando se dan, predisponen a quien los padece a sentirse hundido ante los peque?os contratiempos de la vida (problemas escolares, faltas de entendimiento con sus padres, dificultades en su relaci?n social, etc.). Lo que resulta m?s revelador es que muchas de las personas propensas a la depresi?n suelen estar dominadas por h?bitos mentales pesimistas antes de caer en ella, y esto hace pensar que luchar contra esos h?bitos es una buena forma de prevenir.
Todas las personas sufrimos fracasos que moment?neamente nos sumergen en una situaci?n de impotencia o desmoralizaci?n. ?Por qu? unas personas salen pronto de esa situaci?n mientras que otras quedan encerradas en ella como en una trampa?
Cada persona tiene un estilo para explicar y afrontar los sucesos que le afectan. Los estilos pesimistas tienden a explicar los sucesos desagradables con razones de tipo personal (es culpa m?a), con car?cter permanente (siempre va a ser as?) y proyect?ndolo de modo expansivo sobre el futuro (esto va a arruinar mi vida completamente). Con esa actitud, la sensaci?n de fracaso no es ya algo s?lo del pasado o del presente, sino que se convierte en una negra anticipaci?n del futuro: Todo va a ser as?, por mi culpa, y para siempre.
Los estilos optimistas son totalmente opuestos: hay cosas que no dependen de m?, las malas situaciones no van a durar siempre, ni ocupan toda la vida, sino s?lo una parcela de ella.
??Y qu? se puede hacer para pasar de un estilo pesimista a otro optimista?
No es cuesti?n sencilla. Lo iremos abordando a lo largo de todo el libro, aunque quiz? la clave est? en aprender a cambiar un poco el modo de pensar, el estilo con el que explicamos las cosas que nos afectan y la atribuci?n de causas a lo que nos sucede. Como dec?a J. Escriv? de Balaguer, ?no llegar?is a conclusiones pesimistas si puntualiz?is?.
??Y piensas que esos estilos son de nacimiento?
Aunque siempre hay una determinaci?n gen?tica de esa propensi?n optimista o pesimista, influye de modo decisivo el aprendizaje personal, y desde edades muy tempranas. Por ejemplo, un ni?o de siete a?os ya tiene un modo muy personal de explicar las cosas que le suceden. Antes de esa edad, los ni?os suelen ser siempre optimistas, raz?n por la que no hay depresiones ni suicidios en ni?os m?s peque?os (ha habido ni?os de cinco a?os que han cometido incluso asesinatos, pero nunca han actuado contra su propia vida).
??Y qu? es lo que determina ese modo de interpretar las cosas?
Sobre todo, el modo en que sus padres explican cada cosa que sucede. Un ni?o oye continuamente comentarios sobre los acontecimientos de la vida diaria. Sus antenas est?n siempre desplegadas, y siente un inagotable inter?s por encontrar explicaciones a las cosas. Busca con insistencia los porqu?s. El pesimismo u optimismo de los padres y hermanos es recibido por el ni?o como si fuera la propia estructura de la realidad.
Otro elemento decisivo es el modo en que los adultos ?los padres, otros familiares, sus profesores, la asistenta, etc.? valoran o critican el comportamiento de los ni?os. Los ni?os se fijan mucho, y no s?lo en el contenido de la reprimenda, sino tambi?n en el modo.
Por ejemplo, es muy distinto si los reproches o reprimendas se basan en causas permanentes o en cuestiones coyunturales. Si a un ni?o o una ni?a se le dice: ?Has dicho una mentira?, ?No est?s prestando atenci?n?, o ?Esta evaluaci?n has estudiado poco las matem?ticas?, o frases semejantes, las recibir? como observaciones basadas en descuidos ocasionales y espec?ficos que puede superar.
En cambio, si se le dice habitualmente: ?Eres un mentiroso?, ?Siempre est?s distra?da?, ?Eres muy malo para las matem?ticas?, etc., el ni?o o la ni?a lo entender?n como algo permanente en ellos y muy dif?cil de evitar.
El estilo educativo
dificulta o favorece
la motivaci?n.
El mundo emocional de cada uno dificulta o favorece su capacidad de pensar, de sobreponerse a los problemas, de mantener con constancia unos objetivos. Por eso, la educaci?n de los sentimientos establece un l?mite de la capacidad de hacer rendir los talentos de cada uno.