Mi?rcoles, 30 de agosto de 2006
Art?culo del Padre Fernando Lorente, capell?n de la cl?nica de San Juan de Dios, Tenerife, publicado en el peri?dico El D?a en su secci?n "Criterios", 30 de Agosto de 2006.

Luz en el Camino
Fernando Lorente, o.h. *


Mi sustituto


EN MIS VACACIONES. Este a?o lo he tenido m?s complicado. Todo el mundo est? revuelto. Comenzando por los pol?ticos espa?oles. No avanzan, con todo su progreso anunciado, siguen estancados en el "para?so" terrenal. Ninguno es responsable de lo que pasa. Y lo justifican. Y, aunque con distintas expresiones, es el mismo argumento de culpabilidad que usaron los primeros moradores del primer "Para?so": "La serpiente me enga??", dijo Eva. Y Eva me enga?? tambi?n a m?, se lamentaba Ad?n. Y, desde entonces, as? siguen nuestros pol?ticos, y todos los del mundo... y los que no lo han sido, ni lo somos a la hora de defender los derechos y responsabilizarse con los deberes propios y los que tienen los dem?s, hacemos casi lo mismo. ?C?mo se complicaron nuestros primeros padres y c?mo seguimos sus hijos! Pero nunca faltan personas modestas, responsables y con esperanza en lo que hacen y en lo que viven, que huyen de Dios ni del encuentro con los que son im?genes de este Dios. Y una de estas personas es la que me ha ofrecido uno de sus trabajos, que ser? la materia como mi sustituto, durante los d?as que me destinan para descansar que comienzo hoy. Transcribo el trabajo de mi sustituto:

"Vivimos un momento de grandes peligros y oportunidades para el hombre y para el mundo, un momento de gran responsabilidad para nosotros. Durante el siglo pasado las posibilidades del hombre, y su dominio sobre la materia, han crecido de forma realmente impensable. Sin embargo, porque dispone del mundo, tambi?n su capacidad de destrucci?n alcanza dimensiones que a veces nos horroriza.

Relacionado con esto, espont?neamente pensamos en la amenaza del terrorismo, esta nueva guerra sin confines y sin frentes. El temor de que pronto pueda adue?arse de las armas nucleares y biol?gicas no es infundado y ha provocado que los Estados de Derecho hayan recurrido a sistemas de seguridad parecida a los que antes exist?an ?nicamente en las dictaduras; no obstante, se mantiene a?n la sensaci?n de que todas estas precauciones que en realidad no son suficientes, pues un control global no es posible ni deseable.

Menos visibles, pero no por eso menos inquietantes, son las posibilidades de automanipulaci?n que ha adquirido el hombre. Ha sondeado los recovecos del ser, ha descifrado los componentes del ser humano y ahora, por as? decirlo, est? en disposici?n de "construir" por s? mismo al hombre; de esta manera, el hombre no viene ya al mundo como don del Creador, sino como producto de nuestro actuar; por tanto, producto que tambi?n puede ser seleccionado seg?n las exigencias fijadas por nosotros mismos. As?, pues, sobre este hombre ya no brilla el esplendor de su ser, imagen de Dios, que es lo que le confiere su dignidad y su inviolabilidad; brilla ?nicamente el poder de las capacidades humanas. Ya no es m?s que imagen del hombre, ?de qu? hombre? A esto se a?ade los grandes problemas del planeta; la desigualdad en el reparto de los bienes de la tierra: la creciente pobreza, es m?s, el empobrecimiento; la explotaci?n de la tierra y sus recursos; el hambre; las enfermedades que amenazan a todo el mundo; el choque de culturas. Todo ello indica que al crecimiento de nuestras posibilidades no corresponde un desarrollo semejante de nuestra fuerza moral. Esta no ha crecido con el desarrollo de la ciencia; al contrario, m?s bien ha disminuido, porque la mentalidad t?cnica confina la moral al ?mbito subjetivo, mientras que nosotros necesitamos precisamente una moral p?blica, una moral que sepa responder a las amenazas que pesan sobre la existencia de todos. El verdadero peligro de este momento, el m?s grave, se encuentra precisamente en este desequilibrio entre posibilidades t?cnicas y fuerza moral".

La seguridad que necesitamos como presupuesto de nuestra libertad y de nuestra dignidad, no puede venir de sistemas t?cnicos de control, sino que justamente s?lo puede surgir de la fuerza moral del hombre: all? donde ?sta falta o no es suficiente, el poder que el hombre tiene se transformar? cada vez m?s en un poder de destrucci?n".

Hoy, aqu? termina mi sustituto. Volver? el pr?ximo d?a seis de septiembre.


* Capell?n de la Cl?nica

S. Juan de Dios
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