1.- El porqué de la catequesis familiar:
Después de trabajar durante muchos años en la catequesis infantil y en la formación de los catequistas en una zona periférica de la ciudad, llegamos ala conclusión de que, si queríamos avanzar, había que implicar más a los padres en el proceso catequético de sus hijos.
Entre las muchas razones que nos llevaron a iniciar esta experiencia de Catequesis Familiar están las siguientes:
- La descristianización de las familias.
-Lapoca o nula participación delos padres en el proceso catequético de sus hijos.
- La evidente desvinculación de los padres de la comunidad parroquial.
- La falta de testimonio y de experiencia de la fe de los padres ante los hijos.
- La falta de continuidad de muchos niños en la catequesis después delaPrimera Comunión.
2.- Importancia de la familia en la educación en la fe de sus hijos:
Creemos que los padres, al bautizar a los hijos, se comprometen a educarlos en la fe y a enseñarles el Evangelio y que la comunidad parroquial debe ayudarle a cumplir esta misión, pero nunca debe suplantarles, ya que esta tarea de educarles en la fe es propia de los padres.
También estamos convenciados de que Dios, que les ha llamado a ser padres, también les dota de una capacidad especial para que cumplan su tarea de educarlos. Por eso la comunidad parroquial, a través de la Catequesis Familiar, prepara a los padres para que cumplan con su deber de padres cristianos, ya que son los mejores educadores de la fe de sus hijos. Pues nadie como sus padres, que les conocen y aman de verdad, pueden transmitirle mejor la experiencia de amor a Dios y a los demás.
La familia sigue siendo la mejor escuela para los niños, donde se forman los hombres y los cristianos del mañana.
"La familia, -decía Pablo VI- al igual que la Iglesia, debe ser un espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde éste se irradia" (E.N., 71)
3.- La Catequesis Familiar:
La Catequesis Familiar no consiste en que los padres den una clase semanal de religión abs oniños. La Catequesis Familiar es más una mística, un espíritu, que un método frío de enseñanza religiosa. Es un proceso de fe y de conversión del núcleo familiar. La pedagogía es sumamente activa, fomentando ampliamente la participación de todos, tanto en los temas doctrinales como en la parte metodológica. Por eso, es muy importante que en los grupos se respire un ambiente de oración, de fe, de fraternidad y sinceridad.
Creemos queunos padres que hanbautizado a sus hijos y han pedido que sus hijos se preparen para la Primero Comunión, tienen alguna motivación religiosa. Es verdad que la mayoría no son practicantes, pero hay mucha gente de buena voluntad a quienes nunca se les ha ofertado un espacio donde ellos puedan conocer o profundizar su fe y confrontar como adultos las dudas que tienen sobre la Religión.
De ahí la importancia que tienen las parejas de "Guías" o Catequistas de Padres. Deben ser personas adultas, con cierta madurez, con experiencia de fe y con una preocupación normal, pero conunagran inquietud de formarse de manera permanente. La preparación de la reunión es esencial para la buena marcha del grupo. Ha de hacerse con los otros "Guías" y, luego, personalmente orando al Señor. El trato con los padres ha de ser acogedor y sencillo procurando ser siempre más testigos que maestros.
Los padres en la reunión semanal con los "Guías" dialogarán y reflexionarán sobre el tema. Después, durante la semana, en algunos momentos hablarán y explicarán a sus hijos el temay éstos harán su ficha. Luego los niños, en grupo, se reunirán con los Animadores o Catequistas y pondrán en común el trabajo hecho y harán la celebración sobre el tema.
Los padres, al principio, tienen un poco de miedo porque creen que no van a saber enseñar a sus hijos; pero, luego, cuando comprueban que son capaces de hacerlo, se sienten seguros y se entusiasman. También es verdad que ponen muchas pegas sobre el trabajo y el tiempo, por eso en necesario darles facilidades de días y horas.
A los padres no se les pide ninguna instrucción especial, sino generosidad y disponibiliada para dedicar una hora semanal con los Guías, enseñar durante la semana en casa a sus hijos y asistir a las celebraciones conjuntas de padres y niños. Si los catequistas dedican dos horas semanales, los padres no van a ser menos generosos con sus hijos.
La mayoría de los padres que, sinceramente, asisten con interés, descubren muchas cosas y, espontáneamente, dicen: "Yo nunca me había sentado a dialogar con mi h jo de la manera que lo hago con la Catequesis Familiar "; "Yo creo que también voy a hacer la Primera Comunión con mi hija, porque he descubierto que no conocía casi nada de la fe. Antes no se enseñaban todas estas cosas "; "Siento una gran emoción al saber que soy yo la que estoy preparando ami hija para que haga la Primera Comunión "; "Yo estoy participando en la Asociación de Vecinos porque en la reunión decimos que tenemos que hacer algo por los demás ".
4.- Incidencia de la Catequesis Familiar en la evangelización de los alelados:
Optar por la Catequesis Familiar supone optar por una pastoral de Evangelización de la Familia y esto lleva consigo dedicar muchas personas y esfuerzos de la pastoral parroquial.
Nos quejamos de lo descristianizadas que están nuestras parroquias. Hablamos mucho de la pastoral de alejados. Repetimos continuamente la influencia que tiene las familias en la fe de los niños. Creo que la Catequesis Familiar es una plataforma ideal para llegar a un gran número de familias alejadas y descristianizadas. No perdamos la ocasión de hacerles una oferta de evangelización. No tengamos miedo de exigir, siempre que lo hagamos con amor y dándoles facilidades.
Las parroquias que hemos iniciado esta experiencia, estamos contentas e ilucionadas con el trabajo que estamos realizando, a pesar de las dificultades normales con las que nos encontramos. Sabemos que esto no es la panacea, ni un método único e ideal para todos. Somos conscientes de los esfuerzos que la Catequesis Familiar exige, pero creemos que vale la pena.
PLAYA DE LA LANZADA
El hecho de hospedarnos en un hotel cercano a la playa Montalvo, nos dio la ocasión de pasar por la Playa de La Lanzada con su ermita románica de Nuestra Señora y de conocer algunos datos, entre los que ponemos los siguientes:
Se conoce la playa de La Lanzada como un arenal de 4 km, perteneciente a los municipios de Sanxenxo y 0 Grove. Es un istmo arenoso que une la península de 0 Grove con tierra firme, que junto con la marisma de El Vao, (hoy en día zona protegida donde anidan un gran número de aves y de una riqueza ecológica muy importante). es la separación natural entre la ría de Arosa en su comienzo y la ría de Pontevedra. Aparte del arenal propiamente dicho de La Lanzada, hay en su entorno un gran número de playas, pertenecientes al municipio de Sanxenxo: la de Paxariñas, Montalvo, Nuestra Señora..: y pertenecientes al municipio de 0 Grove infinidad de ellas hasta llegar a San Vicente do Mar.
La ermita de Ntra. Sra. de La Lanzada es un ejemplo de la perduración del románico gallego del siglo XIII, consta de una nave dividida en dos tramos por un arco, apoyado en columnas adosadas, y ábside semicircular. En esta ermita se celebra una romería el último sábado de Agosto y domingo siguiente y en las playas vecinas se realiza el "baño das nove ondas" relacionado con un interesante ritual de fecundación, que se supone como cristianización de ritos paganos, quizá celtas. Aparte de pedirle a la Virgen la fecundidad también acuden los hombres de la mar a pedir protección para regresar sanos y salvos de las mareas. Al lado de la ermita se encuentra la torre de La Lanzada o restos de un antiguo castillo. Esta zona es muy rica en restos arqueológicos existe un yacimiento de época castreña y romana situado debajo de una duna. En ambos lados de la actual carretera, nos encontramos con esta necrópolis que corresponde a inhumaciones realizadas en los años finales del siglo III y V. de nuestra Era como atestiguan los vidrios cerámicos y bronces que formaban el ajuar de algunos enterramientos, y algunas monedas en ellos depositadas.
Apuntes recogidos de la explicación de los guías y vivencias personales de una excursión parroquial realizada en Agosto de 2006 por Galicia.
Día 4º, 6 de Agosto, domingo
Comentario al evangelio de "El joven rico" (Mt 19,16-22), de el lunes de la Vigésima Semana del Tiempo Ordinario, de Guillermo Gutiérrez de el libro "Enséñame tus caminos".
¿Qué más debo hacer? «Este joven ha hecho mucho másl de lo que suele hacer la mayor parte, pero sabe que no está hecho todo. En todo lo que yo hago queda siempre algo por hacer que debe ser hecho. Este joven con su historia es para mí una «buena noticia», un evangelio, porque es un estímulo para seguir haciendo hasta llegar a la perfección. Este joven se fue triste y la tristeza es argumento para que ni quede en lo que es cuando puede ser más y mejor: ahí está la alegría (H. Arens).
El joven en cuestión se presenta como un alma inquieta, un corazón con aspiraciones a más. No viene a Jesús desde la vejez desengañada ni desde la juventud necesitada. Es joven y rico. Significa que tiene la vida por delante y los medios necesarios para disfrutarla. ¿Basta eso para ser «perfecto», es decir, para no sentir la insatisfacción de algo que falta, un vacío que debería estar lleno? Concibe la vida en plenitud como principal valor y quiere saber qué inversión debe hacer para comprarla. Mira al pasado y ve cosas hechas, pero le parecen poco. De cara al futuro vislumbra que le quedan muchas posibilidades abiertas. Quiere saber y hacer. Por eso llega a Jesús con una pregunta que es la pregunta fundamental: «¿Qué debo hacer?».
La respuesta de Jesús va escalonada en dos partes, Una es perceptiva para todos; la otra es optativa para «los que más quieran distinguir-se». Consiste la primera en un camino universal marcado por el Padre. En opinión de Jesús, los mandamientos son necesarios para entrar en la vida eterna. Cumplidos con fidelidad ellos bastan. Es una respuesta tal vez desconcertante por su sencillez, pero es la respuesta de Jesús y no es posible otra mejor. Los mandamientos expresan la voluntad de Dios, contra la que nada valen el naturalismo o individualismo situacional por el que tiende uno a hacerse norma del bien y del mal. No se puede so-meter a revisión la voluntad de Dios. O se cree, y entonces se acepta el decálogo, o no se cree, y entonces asume cada uno su propio camino y riesgo.
El consejo pasa del «hacer» al «seguir» y del «cumplir» al «convivir». Jesús es camino de perfección y llama a su seguimiento. La ley fría se ha-ce cálida amistad; los compromisos legales se trasforman en exigencias de un amor preferencial.
Reflexión, publicada en El Día, del Padre Fernando Lorente, capellán de la Clínica San Juan de Dios,
Luz en el Camino Fernando Lorente, o.h. *
5ª Reflexión veraniega: el tiempo
A POCO QUE REFLEXIONEMOS, tendremos que reconocer esta realidad: Que parte de la herencia que el cristiano ha recibido de Dios es el tiempo. El tiempo es la distancia que nos separa de ese momento en que nos presentaremos ante Dios con las manos llenas o vacías. Sólo ahora, aquí, en esta vida, podemos merecer.
"Si amas la vida, economiza el tiempo, porque de tiempo se compone la vida. Y lo mismo, si es el tiempo el más precioso de los bienes, la pérdida del tiempo es la mayor y más grave de las prodigalidades", nos advierte el gran escritor francés, Franklin. Ninguno de nosotros podemos alargar la vida, pero sí profundizarla. Y ciertamente, ni un segundo podremos alargar nuestra vida, pues el inicio y el fin de ésta sólo Dios lo conoce y dispone de ella providencialmente. El fin de nuestra vida es realizar el sueño de Dios que tuvo sobre nosotros en la cuna.
Por eso, aprovechar hasta el máximo la vida que Dios nos regala, ésta es y debe ser nuestra tarea permanente. Cada minuto, cada hora, cada mes, cada año, que Dios nos concede constituyen un precioso regalo que debemos agradecer sinceramente y aprovecharlo al máximo. Y todavía más. El tiempo, hecho de pasado, presente y futuro, solamente en cuanto es presente depende de nosotros. El pasado ya es irrecuperable y el futuro es desconocido y no podemos todavía disponer de él. Sólo el presente es nuestro y depende de nosotros el emplearlo debidamente y el ahondarlo. El hoy, por tanto, es siempre el mejor tiempo y el más seguro. Vale más que el ayer y que el mañana El momento presente es como un cheque en blanco que Dios providente pone en nuestras manos para que lo administremos diligentemente, haciendo el bien, ayudando al que nos necesita y realizándonos en plenitud. ¡Cuánto se aprecia el tiempo vivido y empleado así! No dejemos de recordar que, parte de la herencia que el cristiano ha recibido de Dios, es el tiempo. Constituye la distancia que nos separa de ese momento en que nos presentamos ante Dios con las manos llenas o vacías. Sólo ahora, aquí, en esta vida, podemos merecer. Cada día de nuestra vida es un tiempo que Dios nos regala para llenarlo de amor a Él, de caridad para quienes nos rodean, de trabajo bien hecho... Ahora es el momento, el tiempo, de hacer el "tesoro que no envejece", porque nos está diciendo que no es suficiente consumir el tiempo y llegar al final con las manos limpias pero vacías de buenos frutos. Terminemos con la encomienda de San Agustín: "Ejercitémonos en la obra, trabajar en la viña; al terminar el día -el tiempo de cada uno- pidamos el salario".
* Capellán de la Clínica
S. Juan de Dios
Las vacaciones en el Pirineo de Huesca con sus majestuosas cumbres, las verdes y empinadas laderas, los valles de origen glaciar con neveros e ibones, han traído a mi memoria aquella formidable escena que relata Saint-Exupery en Tierra de hombres de su amigo piloto accidentado en medio de los Andes. Merece la pena recordarla para advertir el contraste entre la precariedad del amor y de la amistad en nuestra sociedad y la fuerza efectiva de estos vínculos afectivos.
Se trataba del avión postal que llevaba el correo desde Santiago de Chile a Mendoza. Al cruzar los Andes, un terrible temporal derriba al pequeño avión sobre las montañas. Una vez liberado de la cabina destrozada, el piloto ileso comienza a caminar en la dirección en que, piensa, puede encontrar antes socorro. Pero los Andes son inmensos y las fuerzas físicas y los alimentos muy limitados. «En la nieve —contaba el piloto— se pierde todo instinto de conservación. Después de dos, tres, cuatro días de marcha, uno sólo quiere dormir. Era lo que yo deseaba. Pero me decía a mí mismo: si mi mujer cree que estoy vivo, sabe que camino. Mis camaradas saben que camino. Todos ellos confían en mí y soy un cerdo si no camino».
El amor a su mujer y la lealtad a sus amigos le mantienen en pie y, cuando está ya a punto de abandonarse agotado sobre la nieve, el recuerdo de que hace falta recuperar el cadáver para que su mujer pueda cobrar su seguro de vida le da nuevas fuerzas para seguir adelante. "En caso de desaparición —explica Saint-Exupery— se tarda cuatro años en declarar la muerte legal. Este detalle te hizo reaccionar, borró las otras imágenes. Tú estabas boca abajo en una pronunciada pendiente de nieve. Al llegar el verano, tu cuerpo rodaría con el barro hasta una de las mil grietas de los Andes. Lo sabías. Pero también sabías que una roca se alzaba delante de ti, a cincuenta metros: «Pensé: si me pongo de pie, tal vez podré llegar hasta ella. Y si me quedo en la piedra, al llegar el verano lo encontrarán». Una vez en pie, anduviste durante dos noches y tres días hasta que te encontraron". La historia pone la piel de gallina: nos emociona comprobar que el amor a su esposa le salvó a Guillaumet literalmente la vida.
Una historia como ésta permite entender bien que la calidad de una vida —parafraseando a Saint-Exupery— está en función de la calidad de los vínculos afectivos libremente elegidos. Son el amor y la amistad los que nos salvan a todos la vida. En su luminoso ensayo "La amistad, un tesoro" la filósofa Ana Romero ha escrito que "queremos tener amigos en la vida para no estar solos —a veces se siente la soledad incluso estando rodeados de gente—, para vivir la vida más a fondo y para disfrutarla de verdad. Como escribió Aristóteles, «sin amigos nadie querría vivir aun cuando poseyera todos los demás bienes»". Esto debería ser así de claro para todos; sin embargo, en la cultura dominante el amor verdadero y la amistad sólida son más bien infrecuentes. Nuestros jóvenes quizás incluso los rehúyen por el compromiso que tantas veces implican. Los vínculos afectivos fuertes son ataduras que nos hacen dependientes de los demás y, por tanto, que nos hacen más vulnerables. El sufrimiento de quienes queremos nos hace sufrir a nosotros también.
Mi buen amigo, el filósofo venezolano Rafael Tomás Caldera, llamó mi atención sobre las sugestivas palabras de Joan Manuel Serrat al recibir el pasado mes de mayo el doctorado honoris causa en la Universidad Complutense. En aquel discurso —que merece una lectura completa— el admirado cantautor realiza un encendido elogio del oficio de hacer canciones, reivindica los valores de la libertad y la justicia como una misma cosa, y en particular hace una maravillosa defensa de la amistad como aquello que ha dado sentido a su vida: "esta distinción —terminaba Serrat su discurso— es el fruto de algo tan simple y preciado como el cariño. Así lo entiendo y lo agradezco. Si para algo vale la pena vivir es para querer y ser querido. Es lo que mueve mis pasos. Probablemente, a lo largo de mi vida no haya hecho otra cosa que lo que estoy tratando de hacer ahora mismo: que me quieran mis amigos. Y tener cada vez más. Que es la única acumulación que merece la pena en la vida y por la que no se pagan impuestos".
Estas sabias palabras de Joan Manuel Serrat venían también a mi memoria al pasear en soledad por los riscos pirenaicos durante mi descanso veraniego. La fuerza de la amistad desinteresada, la acumulación de cariño, de querer y de ser y sentirse queridos, como clave vital para ser felices. Para hacer amigos basta con querer, pero esto significa también renunciar en cierto sentido a la independencia, significa hacerse vulnerable. Esta trama de vínculos afectivos fuertes es la que confiere sentido humano a nuestras vidas. Los seres humanos —tal como tituló Alasdair MacIntyre un reciente libro suyo— somos Animales racionales y dependientes. La independencia robinsoniana es, en última instancia, un ideal inhumano.
Las vacaciones de verano son, sin duda, un tiempo adecuado para pensar en estas cosas que a la postre son tan importantes para nuestras vidas. Pero mejor que pensar es intentar llevarlas a la práctica. Vale la pena dedicar tiempo en estos días de mayor libertad para ensanchar y profundizar nuestros vínculos afectivos y para encontrar nuevos amigos: así redescubriremos en toda su hondura la fuerza de la amistad.
Situado a 4 km. de Pontevedra, fue una antigua abadía Benedictina y está ocupada desde 1890 por los frailes Mercedarios. Hoy en día se realiza en él una pastoral parroquial y se ofrece como casa Noviciado. de Oración y de Cultura. Tiene servicio de Hospedería.
La fundación del Monasterio se le atribuye a San Fructuoso en el siglo VII, cuyos restos se conservan en la catedral de Santiago de Compostela. Hay documentos del año 940 en los que se habla ya del Monasterio de Poio. No se puede precisar como fue el monasterio que se edificó en el siglo VII. Consta que en el siglo X fue reconstruido por el Abad Fromarico. La abadía de Poio adquiere su apogeo en el siglo XVI-XVII, llegando a ser uno de los monasterios más notables de Galicia. Cuenta con una importante biblioteca de más de 80.000 volúmenes y desde el año 1978 funciona la "Escuela de Mosaicos y la Escuela de Canteiros", ayudados por la Diputación Provincial de Pontevedra.
La fachada de la iglesia es un conjunto clásico muy esbelto y airoso, está trabajada en piedra de noble sillería del siglo XVII, formada por dos cuerpos, dórico el primero y corintio el segundo, flanqueados por dos torres barrocas. La fachada del monasterio a todo lo largo del campillo es sencilla, recordando a un pazo o a una casona gallega. La iglesia es de renacimiento puro con elementos barrocos en las balaustradas del coro. El retablo del altar mayor es churrigueresco. En la capilla del Cristo, que fué anti¬gua sacristía en el período gótico, destaca el retablo del Santo Cristo y la talla magnífica de la Virgen Valvanera, y un sarcófago visigótico de Santa Trashamunda.
La iglesia comunica con el claustro de las procesiones, del siglo XVI, con arcos redondos, bóvedas de crucería y un precioso jardín en el centro presidido por una fuente. La escalera principal conduce a los claustros superiores, es de construcción barroca sin estribos ni arcos, da la impresión que esté montada al aire.
VISITAMOS:
1.- La portería y escalera de honor son del s. XVIII y de sorprendente sobriedad; en la entrada, un escudo al que se ha unido últimamente (1967) el mosaico de S. Pedro Nolasco, fundador de la Merced, y dos cautivos redimidos.
La escalera es de atrevida grandiosidad, sin arcos ni estribos en que apoyarse. La columna actualmente en el centro es un añadido innecesario (año 1924) .
2.- El claustro de las procesiones era el distribuidor de las principales dependencias: portería, crucería. Iglesia, huerta, comedor y cocina; de estilo renacentista, terminado el 1600; impresiona su magnífica bóveda de crucería.
En el centro del patio y rodeada de camellos, la fuente barroca, con agua que viene desde el monte Castrove (2 kms.) por tubería de piedra.
Entre las ventanas del claustro alto, 3 relojes de sol.
El enlosado es del año 1612.
3.- La Iglesia es una perfecta simbiosis de renacimiento y barroco de admirable grandiosidad.
Una enorme nave central y 2 sencillas laterales.
Sorprende la solidez de sus pilastras, el abocinado de la puerta hacia el claustro, los arcos de las capillas laterales, las balaustradas del coro, los corillos, la cornisa y la magnífica bóveda central. Una inscripción en la misma nos advierte del final de las obras (1708), a casi 150 años de que hubieran comenzado. Las sepulturas del pavimento, en perfecta alineación y renovadas el año 1776, recuerdan el cementerio parroquial hasta 1833; son 300 (200 de mayores y 100 de pequeños).
4.- El retablo del altar mayor es una joya del barroco gallego (1631). Reclaman nuestra atención sus columnas salomónicas, la exuberancia de motivos ornamentales y las imágenes de S. Juan Bautista, la Virgen de la Merced, S. Andrés... Entre el púlpito y el presbiterio, otro retablo barroco diferente a los restantes y de preciosas imágenes.
5.- La capilla del Cristo, es una pequeña muestra de estilo gótico (1556), entrañable por diferentes motivos: retablo con escenas de la pasión (calvario y 5 bajorrelieves), frontal de cuero cordobés; a la derecha, la extraordinaria talla barroca de Nuestra Señora de La Valvanera; a la izquierda, el sagrario de Jueves Santo en forma de pelícano, Sta. Trahamunda y su palmera, un sepulcro visigótico (s. VIII), y sobre las lápidas del pavimento, los nombres de los mártires mercedarios de 1936.
6.- Volviendo al claustro de la fuente, a nuestra derecha un arco carpanel y las escaleras de acceso al claustro alto y al edificio moderno; el antiguo refectorio; la perspectiva de las torres de la Iglesia; puerta de la cocina; las palmeras; los camellos; y con un poquito de silencio, hasta melodías para diferentes gustos, evocadas por el murmullo de la fuente.
7.- El claustro del cruceiro, al que accedemos volviendo al hall de la escalera principal, es barroco y grandioso (año 1747) .
8. Pero llamará nuestra atención, "El camino de Santiago", extraordinario mosaico diseñado por A. Machourek, fundador de la Escuela, y realizado por el P Sanmillán y alumnos de la misma. Tiene 200 m2.; y partiendo de París va describiendo etapas y detalles, solemne y procesionalmente. La vida es para toda persona (reyes, obispos...) un camino a recorrer siempre en grupo, como la fe.
En el centro del patio, el cruceiro (año 1731) y restos del arco románico y tubería de piedra.
9. La Biblioteca con más de 100.000 volúmenes abunda en libros antiguos, "raros", de temas gallegos, arte, derecho, teología, filosofía, ...
10.- La ingente obra artística de Machourek (1913-1991), tan unida a La Merced y al Monasterio, y la pintura de García Lema (1906-1989) completan otras dimensiones de especial belleza y colorido.
11.- Y ya en la huerta, El Hórreo más grande que conocemos (s. XVIII y 123 m2), pensado hasta en sus mínimos detalles para conseguir el secado y conservación de las cosechas. Hórreo equivale a granero y huele a pan y a sagrario, por aquello que tiene de sagrado para todos la comida.
La Excursión continuó al maravilloso núcleo urbano de Combarro:
Es una parroquia del municipio de Poio, compuesto por un núcleo urbano de población, famoso por su carácter pintoresco y declarada zona Artística y Monumental.
En las tierras de Poio había desarrollado San Fructuoso su actividad fundacional de cenobios. La leyenda sitúa el milagro del paso sobre las aguas entre Combarro y la isla de Tambo. Incluido en los términos medievales del coto monacal de Poio, Combarro fué donado al Monasterio en 1105 por la reina Doña Urraca y el Conde Don Raimundo siendo abad el fraile Fromarico. Hasta la desamortización dependió económicamente de la comunidad Benedictina, pero no por ello dejó de poseer una organización concejil e incluso administración de justicia. Las Ordenanzas del Coto dictadas en 1554 por el abad Fray Alonso de Toro se referían muy concretamente a derechos y obligaciones de los vecinos de esta pobla¬ción marinera que sufrió en los siglos XVI y XVII los ataques de la piratería inglesa y turca. La Virgen de la Gracia que se venera en la iglesia parroquial fué hallada en la playa en 1589.
Datan del año 1814 los autos de revisión y tanteo para incorporar a la corona el señorío de Poio y, con él, la población de Combarro. La desamortización cambió por completo el estado jurídico de la villa. La creación de la parroquia bajo la advocación de San Roque es muy tardía, y data de 1868.
Extracto de artículo sobre la palabra Kyrios, título con el que se presenta la exposición "Las Edades del Hombre" en Ciudad Rodrigo, Salamanca, de José Ángel Rivera de las Heras, Comisario de la exposición, publicado en el Libro de la Exposición.
El itinerario de las muestras de Las Edades del Hombre, que desde 1988 se ha ido desarrollado en las sedes episcopales de la comunidad autónoma de Castilla y León, v en las ciudades de Amberes y Nueva York, culmina ahora con la celebración de su decimotercera exposición en la Santa Iglesia Catedral de Ciudad Rodrigo.
La exposición lleva por título "Kvr os palabra griega que significa "Señor". El vocablo evoca y condensa de modo privilegiado el contenido de la muestra, la totalidad del Misterio de Cristo, desde su preexistencia en el seno de la Trinidad hasta su última y definitiva venida en la Parusía, pasando por los anuncios proféticos anteriores a su primera venida, su Encarnación, Nacimiento e infancia, ministerio público (predicación y sígnos/milagros) v Misterio Pascual (Pasión, \Muerte, Sepultura, Descenso a los Infiernos y glorificación: Resurrección, Ascensión, Sesión a la derecha del Padre v envío del Espíritu Santo).
La afirmación de Cristo como "Señor" es una fórmula de fe presente en las primeras confesiones cristianas contenidas en los escritos neotestamentarios. Baste recordar la exclamación del apóstol Tomás cuando, tras haber contemplado al Resucitado y palpado sus llagas, exclamó: "Señor alío y Dios mío" (Juan 20. 28), y la expresión —quizá perteneciente a un primitivo himno litúrgico— de la carta paulina dirigida a los filipenses: "7áda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor" (Filipenses 2, 11).
También se incluye en las confesiones de fe de la Iglesia Católica. En el denominado "credo apostólico se dice: "Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor". Y en el credo niceno-constantinopolitano: "Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios".
En el acto penitencial de la liturgia eucarística aparece como invocación: "Ky`rie eléison" ("Señor, ten piedad"). Y la oración litúrgica dirigida al Padre termina con una de estas dos expresiones: "Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo" o "Por Jesucristo, nuestro Señor".
La fe proclamada y la fe celebrada también tienen su correspondencia con la fe vivida: el fiel cristiano, vinculado a Cristo por el bautismo, la consagración religiosa v/o el ministerio sacerdotal, vive unido íntimamente a él v a él tiene como Señor.
El cartel anunciador de la exposición reproduce el Pantocrator que corona la Puerta de las Cadenas de la catedral civitatense. Se trata de una imagen pétrea, labrada en los primeros años del siglo ylit, época de transición, cuando se extinguía el estilo románico v comenzaban los primeros pasos del nuevo estilo gótico, de rica lectura cristológica. De ahí que conjugue ambos estilos, va que la figura conserva el carácter hierático de los modelos precedentes v avanza tímidamente hacia la humanización de algunos rasgos. Y también que combine simultáneamente dos significados, pues Cristo muestra su realeza o señorío presentándose entronizado, con porte mayestático, cubierto con vestiduras áulicas, sienes ceñidas por una corona real v nimbo crucífero tras su rostro, pero también manifiesta las huellas de su Pasión en las llagas de sus pies descalzos y., en las palmas de sus manos. ,'1 esta ambivalencia de Cristo como Rey v Siervo a la vez corresponde también el simbolismo de los colores contenidos a la izquierda de la imagen: el dorado del título evoca la realeza de Cristo, y el fondo rojo sobre el cual va perfilado, su Pasión.
El Crucificado se identifica con el Resucitado, el Siervo sufriente con el Señor, el. Ecce llonio con el Rex Gloriad: "Vemos a jesús coroiuldo de gloria 1 honor por set pasión y muerte" (Hebreos 2, 9), él es "el Pieu aivuturado y único Soberano, el Rey de los reyes y el Señor de los señores" (1 'Gimoteo 6, 15). Su corona de espinas se ha trocado por una regia; el manto purpúreo, símbolo de la enajenación, por otro áulico, y la caña vegetal ha dado paso a unas manos alzadas a modo de humilde súplica dirigida al Padre en favor de la Humanidad por El redimida.
Por otra parte, la privilegiada ubicación del Pantocrator en la portada catedralicia está cargada de simbolismo: su presencia parece invitar, a quienes se acercan y traspasan el umbral de la puerta, a encontrarse con él en la acción litúrgica y sacramental de la Iglesia, v a la vez parece saludar y bendecir las actividades cotidianas de quienes, fieles a él, dedican su existencia a testimoniar su fe y a dar razón de su esperanza viviendo en el amor.
Saluda del párroco en el Programa de Fiestas de 2003 en las fiestas patronales del municipio de La Guancha, Tenerife, en honor de Ntra. Sra. de La Esperanza que se celebran por tradición en torno al tercer domingo de Agosto.
Somos cristianos y ciudadanos
Volverán los repiques matutinos de campanas y el estallido de cohetes que convocarán a la oración y a las fiestas. Seremos llamados un año más, por Agosto, a honrar a María, la Madre de la Esperanza. Seremos invitados a celebrar la Fiesta Mayor de nuestro pueblo de La Guancha como momento importante de la vida colectiva de todos los vecinos. Se nos dará la ocasión de celebrar y reafirmar la fe de la comunidad.
Celebraremos en primer lugar el hecho de formar una comunidad cristiana, hombres y mujeres reunidos por Jesucristo en el pueblo de La Guancha, que se siente familiarmente unida a su patrona de La Esperanza y llamada a ser testigo del amor y bondad de Dios.
Porque en María, madre de la Esperanza, recordaremos a alguien que vivió para dar gracias a Dios Padre y para hacer como Jesús la voluntad del Padre Celestial, y este recuerdo será un estímulo para nuestra vivencia y hará que nos sintamos acompañados y ayudados. Con esta madre nuestra seremos invitados a alabar a Dios nuestro Padre. Ella es para toda la Iglesia el ejemplo cotidiano de la alabanza a Dios: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación".
En segundo lugar tomaremos conciencia también que somos ciudadanos y que nos sentimos unidos en el clima de fiesta con otros ciudadanos que no comparten nuestra fe pero si nuestro común deseado vivir en buena conciencia.
Por todo ello vale la pena que los vecinos de La Guancha, como cristianos, vivamos las Fiestas Patronales de Ntra. Sra. de La Esperanza, la Fiesta Mayor, en su totalidad, y no sólo en ,los actos religiosos. Somos invitados a participar en las distintas actividades y también, según las posibilidades de cada uno, en su organización. Que en todo momento, en el templo y en la calle, está presente la Madre de Dios.
Sebastián García Martín
Ante las Fiestas Patronales de la Virgen de la Esperanza en La Guancha, Tenerife, colocamos la "Salutación" del párroco del programa de 2002
Madre del la Esperanza que eres Puerta del Cielo
Ante la próxima reapertura de la puerta Norte de nuestra Iglesia me vino a la memoria la reflexión religiosa sobre María, del Obispo emérito de la Diócesis de Tenerife Don Damián Iguacen Borau titulada "Santa María de la Puerta, ruega por nosotros ". De ella entresaco: "La puerta tiene su misterio. ¿Que hay detrás de una puerta cerrada? ¿y de una abierta de par en par? ¿y de una sólo entreabierta?. Desde que dijiste: Yo soy la Puerta, todas las puertas me recuerdan a ti. Pero, las puertas de las iglesias me hablan singularmente de ti. Por humildes que sean ".
Nuestro templo recupera la puerta de abajo: la puerta "traviesa de abajo"; la que mira al mar, la que no tiene cancel, la que con solo asomarse se puede contemplar el Sagrario y a la "Madre de Dios de la Esperanza ", la que permanecía entreabierta todo el día. La puerta que fue testigo durante siglos de los que iban y venían de sus trabajos porque estaba en el camino obligado, la que se adornaba cada año para las fiestas, participaba del Jolgorio y de la música y presenciaba los primeros amores. Puerta que había ganado en elegancia con sus escalones de piedra tallados por los canteros canarios en la cantera de San Juan de la Rambla y dignificaba con el empedrado del camino. Junto a ella por dentro reposan en espera de la resurrección los restos de los niños sin nombre; y la mujer de Blas, Isabel González y el hijo de Simón González ...
Tantos años enseñando al que pasaba y ambientando a los que entraban, atrayendo las miradas, suscitando interés, invitando a entrar, provocando el deseo de ver lo que hay en el interior. ¿Dejaría nuestra puerta de realizar su misión? La exigencia de una plaza hizo que perdiera sus bellos escalones de piedra y en consecuencia su acceso. Pero no ha dejado de cumplir su misión. La sigue realizando en la iglesia de Santo Domingo de este mismo pueblo. Ha seguido hablando durante el último medio siglo junto a la carretera general.
Y nosotros hemos puesto otra, copia de la que no ha muerto, para continuar significando a Cristo, puerta de las ovejas, puerta del redil de la Iglesia. Volverá a ponernos en contacto con la Virgen de la Esperanza que es puerta del Cielo, puerta preciosa, la feliz puerta, la puerta siempre abierta, la que nos muestra a Jesús. Por ella nos vino la vida, nos vino la luz.
Alegrémonos en estas. fiestas de 2002 y demos gracias por la puerta. Tenemos un nuevo acceso a la Madre de la Esperanza y a través de ella a Jesus, la única Puerta.
Sebastián García Martín
DANZAS RITUALES Y PROCESIONALES
Algunas de las tradiciones y costumbres del pueblo canario son sólo referencias curiosas del pasado, pero otras siguen vivas. Ejemplos de las raras o en vía de extinción son: El “zorrocloco”; supersticiones y devociones; remedios curativos populares; o celebraciones especiales en distintas fases de la vida. Sin embargo, hay muchas otras que perviven y se potencian, así actividades deportivas o juegos como la “Lucha canaria”, el “Juego del palo”, “la Billarda” o las “Tablas de San Andrés”... . Lo mismo se puede decir de las romerías, donde los vecinos del lugar y foráneos van en carretas engalanadas, ataviados con el traje típico de cada zona. Se disfruta cantando y bailando y, también, de los productos típicos, como el gofio, las papas arrugadas, las chuletas y el vino. También, las fiestas del Corpus, con los bellos tapices realizados de productos naturales, así como los carnavales.
1.1 Dentro de las costumbres destacaba “el zorrocloco”. ¿En qué consistía”. En que el marido, mientras su mujer daba a luz o los días después del parto, simulase encontrarse enfermo en otro cuarto, recibiendo los cuidados propios de la parturienta. Una vez nacido el niño, éste mandaba a tirar un puñado de mostaza sobre el tejado para ahuyentar a las brujas. Esta práctica se realizaba en algunas zonas de El Hierro, La Palma y Lanzarote.
1.2 ¿A qué se debe el cambio en el trato de “tú” por el de “usted” al padrino?. Aunque dos personas se hayan tuteado durante toda su vida, cuando se convierten en compadres, una vez finalizado el bautismo del niño, el trato entre ambos pasa a ser formal, se cambia el tú por el usted. Además, el ahijado cada vez que vea a su padrino ha de ir a dar con él para pedirle la bendición.
1.3 Dentro de las tradiciones populares canarias, ¿en qué consiste el mal de ojo?. Lo suelen causar aquellas personas que poseen “fuerza de vista” y que, por envidia, quieren causar algún daño a otra persona. Se piensa que si hay alguien que misa con malos ojos a un niño, animal o planta, le causará un daño al instante. Las madres suelen proteger a sus hijos recién nacidos con pequeños amuletos contra este mal.
1.4 ¿Qué hay que hacer en la víspera de San Juan para mejorar la belleza?. Dice la tradición que verán aumentada su belleza todas aquellas personas que en la noche de la víspera de San Juan, preparen un bañera con agua, pétalos de claveles, hierbas aromáticas y rosas, y la utilicen para bañarse a la mañana siguiente. También, que es una noche propicia para saber que nos depara el futuro. La jóvenes durante la víspera, solían poner debajo de su cama una papa pelada, una a medio pelar y otra sin pelar. Dependiendo de la escogida, que tenían que hacerse sin mirar, sabrían la riqueza que les esperaba ese año.
1.5 ¿Cuál es el origen de las actuales “romerías”?. Tienen su origen en la costumbre de acudir desde cualquier lugar de la isla, en caravana de romeros, a las fiestas celebradas en un pueblo concreto. En aquellos tiempos, era frecuente la utilización de las carretas como medio para desplazarse a estos lugares. Éstas solían enramarse y en los caminos formaban unas alargadas caravanas. Desde las carretas, se bebía, se comía, se cantaba, se bromeaba, etc. Las principales Romerías son:
- Tenerife: La del Socorro, la más antigua de Canarias, en Güimar; San Benito en La Laguna; San Isidro en La Orotava; San Roque en Garachico; San Marcos en Tegueste.
- Gran Canaria: Virgen del Pino en Teror y San Juan en Telde.
- Lanzarote: San Ginés en Arrecife.
- La Gomera: La de El Cedro o Virgen de Guadalupe.
- La Palma: Virgen del Pino en el Paso, San Antonio del Monte, en Garafía.
- El Hierro: Virgen de los Reyes.
1.6 ¿Qué método se utiliza para dar color a las fiestas?. Algunas isla utilizan el enrame, que consiste en adornar los pórticos de las iglesias con cintas de seda y piñatas de frutos variados. Son muy conocidos los “Corazones” de Tejina (La Laguna), por su forma acorazonada, pero también, en los barrios altos de Icod, existe otro tipo de enrame. Asimismo, se emplean ramas y flores, para adornar calles, casas, balcones, etc., durante las fiestas.
1.7 ¿Qué particularidad tiene el “Corpus” en Canarias?. Durante la festividad del Corpus, muchas de las calles de nuestros municipios se ven cubiertas por impresionantes alfombras de flores. En muchos otros lugares, éstas se confeccionan son arena de colores. En ellas se puede observar la increíble originalidad y la estética que el canario es capaz de crear. Son muy famosas las realizadas en La Laguna, La Orotava, Las Palmas, etc.
En La Palma, Corpus de Mazo o El Paso, tienen una forma muy característica y peculiar de representar el “Corpus”. Así, éstos, además de las alfombras, confeccionan con vegetales y fibras unos arcos de madera, que colocan de forma vertical por el lugar de pasa del Santísimo.
1.8 ¿Cuál es el motivo de la Bajada de la Virgen de El Hierro y La Palma?. La Bajada de La virgen de los Reyes en El Hierro tuvo como motivo originario la terminación de las sequías que asolaron a la isla en el siglo XVIII. Se celebra cada cuatro años y su recorrido, además de numerosos fieles, la Virgen va acompañada de bailadores, con vestimentas coloridas, y de otros portando flautas y tambores, que le dan un toque peculiar a la fiesta. La Bajada de La Virgen de Las Nieves, en La Palma, se celebra cada cinco años. Su causa inicial se remonta al siglo XVII, también, como remedio para paliar la sequía que azotaba a la isla.
1.9 ¿Y la “Bajada de la Rama”?. En Agaete, Gran Canaria, declarada interés turístico, la Bajada de la Rama sobrevive desde la época guanche. En esta fiesta se rememoran ceremonias aborígenes para implorar a la lluvia.
1.10 ¿Qué podemos decir de los “Carnavales”?. Los carnavales que durante el franquismo estuvieron prohibidos en Canarias, concretamente en Tenerife, fue imposible conseguir que se celebrarán, y, para “disfrazarlos”, fueron denominados “Fiestas de invierno”. Actualmente, son grandiosos espectáculos de diversión y fantasía y de grandes multitudes, con gran prestigio mundial. En este sentido destacan, los celebrados en Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria, Puerto de la Cruz, Santa Cruz de La Palma, etc. La grandiosi-dad de éstas contrasta con aquellas fiesta sencillas en las que participaba el pueblo y en las que las “mascaritas”, personas disfrazadas bromeaban entre sí y con el resto de la multitud, con el fin de ser reconocidas. Era muy típico el ofrecimiento de torrijas, rebanadas de pan, en las visitas a las diferentes casas. Asimismo, cabe señalar la peculiar forma en la que se celebran los carnavales de Santa Cruz de la Palma, con una multitudinaria batalla de polvos, en memoria del “indiano” emigrante.
LAS TABLAS DE SAN ANDRÉS
En Icod de los Vinos ( Tenerife ) se celebra cada año, en el mes de noviembre, una de las tradiciones más arraigadas en las Islas. Se trata de las “Tablas de San Andrés”, actividad lúdica y no competitiva, en la que no hay vencedores ni vencidos.
La “corrida de tablas” consiste en tirarse sobre un tablón o tabla calle abajo, por inclinadas pendientes y alcanzando altas velocidades. Estos tablones se preparan adecuada-mente, echándoles alguna sustancia que favorezca su deslizamiento (sebo de cochino, “pedete”, babas de tunera o cera de vela). Para amortiguar la llegada, al final de la calle se ponen unos neumáticos.
Aunque puede parecer que esta actividad se hace en honor al santo, no es así. Se celebra el día de San Andrés y en su víspera (30 y 29 de noviembre), pero en conmemoración de la apertura de las bodegas en Icod de los Vinos, donde hay una gran tradición vinícola. También se ha extendido a pueblos colindantes como San Juan de la Rambla o La Guancha.
Otras tradiciones similares que se celebran en otras islas son: la “carrera de duelas”, que se celebra en Fuencaliente (La Palma), durante las fiestas de la Virgen del Pino; y otro tipo de descenso en tablas, tenía lugar en el Risco de San Nicolás (G.C.), cuyo mayor auge tuvo lugar en el período de posguerra, pero hoy en día ya casi no se realiza.
Aunque vagas y confusas, poseían los canarios algunas ideas religiosas, restos de antiguas creencias o producto natural y progresivo de su misma inteligencia.
Sujeto el hombre a idénticas impresiones y a igual desarrollo físico y moral, el sentimiento religioso, que es una de las condiciones de su propia naturaleza, ha dado origen en todos los tiempos y bajo todos los climas a la formación de sistemas más o menos complicados, donde la idea de un Ser superior, omnipotente, creador, justiciero y dispensador de los bienes y los males, Juez que se aplaca con súplicas y dádivas, o envía a su antojo así la lluvia y el buen tiempo como los huracanes, las pestes y los terremotos, ha sido siempre enlazada con el pensamiento más filosófico y elevado de una vida ultraterrestre, mansión de premio o castigo o de progreso indefinido para la Humanidad.
Pueblos hubo y hay todavía que nunca han llegado a elevarse a esta última concepción; pero casi puede asegurarse, que ninguno ha existido sin sentir algún presentimiento de ese poder supremo y moderador, en cuyas manos está la vida y la muerte del hombre, su desgracia o su felicidad. Los primitivos canarios reconocían y adoraban ese principio eterno y creador y le rendían culto por medio de ministros, que ejercían en el Estado una influencia poderosa y permanente, habiendo suficientes datos para creer que no les era desconocida la idea altamente moral y consoladora de la inmortalidad del alma.
Vamos a examinar separadamente sus creencias religiosas que, aunque iguales en el fondo para todo el Archipiélago, tenían, sin embargo, la variedad que el transcurso de los siglos había necesariamente introducido en cada localidad.
GRUPO ORIENTAL
· Lanzarote
Los habitantes de esta isla adoraban a dios en la cima de sus más alta montañas, como sí de esta manera creyeran estar más cerca de él. Su oración consistía en implorarle, elevando sus manos al cielo, y derramar como ofrenda la leche de sus cabras que llevaban en vasijas de barro, llamadas gánigos.
· Fuerteventura
En esta isla se daba culto a dios en unas casas denominadas efequenes, de figura redonda, formando sus paredes dos círculos concéntricos que dejaban abierto entre sí un pasadizo o galería circundante. La entrada era pequeña y su construcción de grandes y pesadas piedras.
Lo mismo que los lanzaroteños, ofrecían en esta isla sus habitantes ofrendas de manteca y leche como lo más precioso que poseían, rito común a todo el Archipiélago.
Los capellanes de Bethencourt dicen de estos isleños “que eran duros de entendimiento, muy firmes en su ley y con templos donde hacían sus sacrificios”.
Indudable es que, en una y otra isla, hubiese una tribu sacerdotal dedicada exclusivamente a recibir y ofrecer estos sacrificios e interpretar la voluntad divina, frecuentemente consultada por las diarias necesidades de ambos pueblos, pero la historia sólo nos conserva los nombres de dos sacerdotisas de Fuerteventura, especie de sibilas inspiradas que profetizaban lo futuro.
Llamábase la una Tibiabin, hábil en apaciguar las disenciones y cuestiones suscitadas entre los jefes y sus caudillos, y la otra, apellidada Tamonante, hija de aquella, que tenía a su cargo los ritos y ceremonias del culto.
· Gran Canaria
En esta isla, la más civilizada entonces del Archipiélago, es donde se encuentran vestigios más numerosos de las creencias religiosas de los aborígenes.
Designaban estos isleños al Ser supremo con el nombre de Acorán, dios solo, eterno y omnipotente, señor de cielo y tierra, y dispensador de recompensas a los buenos y castigos a los malos.
El cuidado con que procuraban conservar los cuerpos de los que fallecían, embalsamando los más ilustres, dejando a su lado vasijas con miel, higos y leche, y colocando sus armas predilectas en las cuevas donde los encerraban, nos prueba que tenían alguna noción de otra existencia después de la muerte. Adoraban al Sol como un ser benéfico, llamándole Magec y creyendo que su espíritu provenía de aquel astro, y daban el nombre de Magios – fantasmas o hijas del Sol -, a las almas. El mal estaba personificado en un ser denominado Gabiot, que los perseguía tomando diferentes figuras de animales, a cuyas figuras en general apellidaban Tibicenas. Ministros consagrados al culto y llamados faisanes cuidaban las ceremonias, ordenaban los sacrificios, recibían las ofrendas y ejercían un poder extenso no sólo en el orden religioso sino en el civil. Había un faicán en Gáldar y otro en Telde, cargos que desempeñaban siempre los parientes más cercanos de los guanartemes, y otros faisanes subalternos, dependientes suyos, que residían en los santuarios consagrados a la divinidad.
Dos adoratorios tenían, como sitios privilegiados para este objeto. El uno estaba situado en la montaña de Tirma, hacia la parte oeste de la isla; el otro, en uno de los riscos más escarpados que circuyen la Caldera de Tirajana, donde llaman hoy Riscos Blancos, que ellos decían Umiaya. Allí derramaban diariamente leche de cabras y quemaban ofrendas de toda clase de frutos, adivinando lo próspero o adverso de los sucesos futuros por la dirección del humo. A estas casas santas llamaban Almogarén, y servían de asilo a los jóvenes que deseaban adquirir algunos conocimientos en la administración y gobierno de la república, o en los ejercicios corporales propios para el estado de continua guerra en que vivían; mas si ellos observaban que eran débiles o enfermizos, entonces los adoctrinaban en la ciencia sacerdotal que, además de los ritos, comprendía la relación de las tradiciones populares, la historia del país y algunos cantos rimados que, sin duda, recitaban en todas sus fiestas públicas.
También existía una comunidad de mujeres consagradas al culto, que guardaban continencia y vivían recogidas en apartados sitios, dedicándose a la enseñanza y a la oración. Estos sitios eran sagrados y se denominaban Tamogante. Llamábanse estas mujeres Maguas,Hari-maguas o Hari-magadas, y tenían, entre otros, dos asilos principales cercados de muros, de cuyo recinto no salían sino en días determinados para bañarse en el mar, estando prohibido bajo pena de la vida que ningún hombre las encontrase. Una de estas casas estaba en Agaete, junto al fuerte que los mallorquines habían construído con el nombre de Roma, y otra en el distrito de Telde, donde hoy llaman Montaña de las Cuatro Puertas o Montaña Bermeja.
La clausura de estas maguas no les impedía salir a cierta edad y casarse con el beneplácito del rey, que tenía el derecho de prelibación; pero, entretanto, se ocupaban de rogar a dios haciendo para ello ciertos grotescos movimientos con los ojos, cabeza y cuerpo, cruzando los brazos, abriéndolos y levantándolos al cielo, mientras repetían en coro: Almene-Corán (Válame Dios). Sólo en las calamidades públicas como peste, sequía o hambre les era permitido salir en procesión con palmas y ramas de otros árboles en las manos, y dirigirse al mar para azotarlo con unas varas, cantando siempre el Almene-Corán, que pudiera mejor traducirse por esta frase: “Misericordia, Señor”.
En las casas de estas sacerdotisas aprendían las jóvenes a cortar pieles y adobarlas, tejer juncos y hojas de palma, coser tamarcos y hopalandas, fabricar vasijas de barro y collares de conchas, moler cebada y combinar los colores para sus adornos y pinturas. Entre esas obligaciones parece que tenían la de lavar los niños recién nacidos, con un ceremonial que recordaba el bautismo de los cristianos. Si alguna joven era indócil, se le reprendía por la harimaguada de una manera indirecta, para lo cual llamaba a todas las educandas y sentándolas en semicírculo, les decía: “ Si yo fuera fulana, hija de tales padres (y los nombraba), y hubiera cometido tal falta (y la decía), mereciera este castigo”. Y azotaba el suelo con unas varas. Esto avergonzaba a la culpable y la corregía.
Juraban por Tirma y Umiaya, aunque algunos autores sustituyen este último juramento por el de Atis-Tirma, Atis-Magro. En las solemnidades consagradas a implorar la clemencia del cielo, juntaban los ganados y apartaban las hembras de los machos, y luego ayunaban todos, hombres, mujeres, niños y animales durante tres días, lanzando terribles gritos, aullidos y vociferaciones alrededor de Tirma o Umiaya, y desde allí bajaban en procesión al mar para azotar sus olas, como antes hemos dicho.
Angiolino, en su célebre viaje, nos refiere que había encontrado sobre la costa norte de Gran Canaria una capilla o templo, en el cual no había pintura alguna, ni ningún otro ornamento, sino una estatua esculpida en piedra representando un hombre con una bola en la mano, Este ídolo se hallaba desnudo, excepto un delantal de hojas de palma que le cubría por delante.
Esta noticia se halla confirmada por lo que nos asegura Andrés Bernáldez en su crónica de los Reyes Católicos. En ella dice que en Gran Canaria había una casa de oración llamada Toriña, y que allí tenían “una imagen de palo tan luenga como media lanza, entallada, con todos sus niervos, de muger desnuda, con sus miembros de fuera, y delante de ella una cabra de un madero entallada, con sus figuras de hembra, que quería concebir, y tras de ella un cabrón entallado de otro madero, puesto como que quería engendrar sobre la cabra. Allí derramaban leche y manteca, parece que en ofrenda, o diezmo o primicia, e olía aquello allí mal a la leche e manteca”.
Después de estos documentos contemporáneos, no sabemos cómo puede haberse negado la existencia de ídolos en Canaria, aún cuando se alegue que no han quedado objetos de escultura para probarlo. Debe recordarse el horror profundo que a los conquistadores inspiraba la idolatría y el placer con que, sin duda, destruyeron las imágenes de madera, barro o piedra, veneradas por los isleños en sus santuarios.
Nos inclinamos a creer que los numerosos “sellos” de barro cocido encontrados en esta isla, eran amuletos llevados por sus habitantes al cuello, sirviéndoles al mismo tiempo de adorno. En todos los sellos se observa un pequeño mango perforado que parece no haber tenido otro objeto. Sus formas son redondas o triangulares y muy variadas las líneas y figuras trazadas en su superficie.
Creen muchos que estos sellos, llamados hoy “pintaderas”, sirviesen exclusivamente para reproducir en la piel sus dibujos, apoyando esta opinión en objetos de igual clase encontrados recientemente en Méjico y a los cuales se atribuye el mismo empleo.
Investigaciones recientes respecto al lugar que ocupaban los adoratorios o almogarenes en Gran Canaria han venido a derramar alguna luz sobre tan interesante asunto. Hay al borde de la gran cuenca o cráter de Tirajana un macizo basáltico que se eleva en la meseta central de la isla, constituyendo su mayor altura. Llámasele en los mapas “Los Pechos”, y entre los isleños “El Campanario”, acusando una altura total de 1951 metros.
Este elevado grupo de rocas se cree que constituya el célebre adoratorio de Umiaga, o sea, el sitio donde tenían lugar las ofrendas religiosas. Después de una ascensión llena de peligros, se llega a una excavación de diez a quince metros de altura terminada por dos explanadas oblícuas, formando ángulo obtuso y abiertas al sudeste.
En la explanada superior existen cinco pilas abiertas en la roca, que es de un basalto muy duro, de las cuales tres son de figura circular y dos elípticas, ordenadas de modo que las tres circulares se encuentran en el centro y las dos elípticas en los extremos, hallándose estas últimas en comunicación cada una con otra circular y quedando la del centro aislada de las demás. Al pie de la roca gotea un agua pura y cristalina que recogen las pilas redondas, y cuando éstas se desbordan pasa el sobrante a las elípticas. Tienen las pilas 26 centímetros de profundidad, con un diámetro las primeras de 33 centímetros y un semidiámetro las segundas de 50. Hállanse labradas con tan rara perfección que, al examinarlas, se duda con qué clase de cincel se hayan podido abrir. La segunda explanada forma un ángulo de treinta grados con el horizonte, y hay en el borde vestigios de una pared, siguiendo luego un corte vertical que podrá tener más de 800 metros de elevación, precipicio espantoso cuya vista produce vértigos. Desde este sitio, que es el culminante de la isla, se domina completamente toda su parte sur y oeste, presentando un espectáculo tan grandioso como imponente.
En otro de los bordes del mismo cráter de Tirajana que mira hacia el sudoeste, se levanta una montaña llamada la “Fortaleza”, que tiene sobre el nivel del valle unos 250 metros de altura. Hállase perforada en su base por un túnel natural que la atraviesa de naciente a poniente. Esta curiosa abertura tiene 30 metros de longitud por 8 de ancho, con una altura cómoda y proporcionada y rampas artificiales para su entrada y salida. En esta montaña coloca la tradición otro almogarén, y aunque es hoy de difícil acceso, ha sido sin embargo explorada, encontrándose en ella una multitud de cuevas que se supone estuvieron habitadas por los faisanes encargados de recibir las ofrendas expiatorias. El lugar consagrado especialmente a este uso parece haber sido una concavidad en figura de brasero, abierta en piedra de tres a cuatro metros de diámetro, que se eleva en lo más alto de una de las estribaciones de la montaña.
Réstanos hablar de Tirma, en cuya localidad, hoy árida y desolada, no se han encontrado vestigios de almogarenes. Constituye la planicie que lleva su nombre una meseta de 200 metros sobre el nivel del mar, donde no se ve la menor vegetación aunque pudiera haber estado en otros siglos cubierta de pinares.
En el centro del valle aparecen todavía las ruinas de dos casas de construcción canaria, y en la falda de la montaña hay restos de otras viviendas que revelan el mismo origen. Tal vez el sitio del almogarén se halle oculto en las fragosidades de la vecina sierra, o quizá, con el transcurso del tiempo, haya cambiado de nombre aquella localidad.
GRUPO OCCIDENTAL
· Tenerife
La creencia en un solo dios estaba asimismo arraigada en esta isla, designando al Ser supremo con diversos nombres según los diferentes atributos que le concedían; así es que se le llamaba Achuhurahan, “grande”; Achahucanac, “sublime”; Achguayageraxi, “espíritu del cielo”; de Guaya, “espíritu”, y geraxi o Hiraxi, “cielo”; Menceito, rey de todo lo existente; Acornó o Acorán, “dios”; Acamán, nombre con que también se designaban al Sol o a la Luna, y Atguaichafán, “el que sostiene el cielo”.
El dogma de la inmortalidad del alma estaba generalmente admitido, manifestádose, lo mismo que en Gran Canaria, en el cuidado con que guardaban y conservaban los cuerpos de los que morían, proporcionándoles armas y alimentos para continuar la vida ultraterrestre que les estaba reservada.
El espíritu del mal, personificado en un ser llamado Guayota, lo encerraban en las entrañas del Teide, que con frecuencia estaba en erupción, inspirándoles un terror invencible. Por eso tal vez denominaban al infierno Echeyde. Sus ofrendas consistían en frutos y leche y tenían mujeres que, como las maguas, vivían en comunidad y clausura. Los encargados del culto eran los Guañames o consejeros, que ejercían también el cargo de agoreros adivinando lo futuro por medio de la dirección del humo y del balido de las ovejas. Era doctrina entre ellos que dios había formado al hombre y a la mujer con agua y tierra, dándoles ganados para su alimento, y qué después, habiendo determinado dar vida a mayor número de hombres sin aumentar el ganado, dios había dicho a estos: “Servid a esos otros y daros han de comer”. Y de allí provienen los achicaxna o villanos.
Las sacerdotisas vivían en grandes cuevas y administraban a los recién nacidos una especie de bautismo, lo mismo que en Gran Canaria, ocupándose además de la enseñanza de la juventud. Otros autores aseguran que si el recién nacido era varón, correspondía a los guañames esta ceremonia.
Es de presumir que los guanches o tinerfeños tuviesen objetos para representar al Ser supremo que adoraban, tanto más que Nuñez de la Peña asegura “que hacían retratos de los reyes o de los hidalgos, en tabla... y aunque sus matices eran toscos, era curiosa la obra”. Asimismo es probable que el culto externo estuviese sujeto a ritos y ceremonias no reveladas por los vencidos guanches, o que los vencedores cristianos se cuidaron de inquirir.
· La Palma
Se niega generalmente a los indígenas palmeros el conocimiento de dios; pero es indudable que tenían alguna idea de un poder superior y absoluto, la cual acudían en sus aflicciones y necesidades. En cada distrito o señorío había una especie de obelisco o pirámide de piedra suelta que era objeto de una veneración especial, y en donde se reunían en ciertos días del mes a implorar la clemencia divina. Estas romerías o procesiones eran celebradas con bailes, juegos y banquetes, dando lugar a luchas y otros ejercicios corporales y aún a los de la inteligencia, si hemos de creer a aquellos que nos hablan de endechas y romances allí recitados, conmemorando las hazañas y virtudes de los abuelos. En el territorio de Eceró o la Caldera había un roque llamado Idafe, muy elevado, que servía de pirámide a los habitantes de este distrito y al cual rendían homenaje. Ofreciánle las entrañas de los animales sacrificados y, temiendo su caída, cantaban en son de rogativa estas palabras: Iguada Iguan Idafe que significaba: “Dice que caerá Idafe”. Y respondía el que llevaba la ofrenda Que guerte Iguan taro: “Dale lo que traes y no caerá”. Diciendo esto arrojaban las entrañas dejándolas al pie del roque para que sirviera de pasto a los cuervos.
Veneraban también al Sol y la Luna, y parece que reconocían un poder maléfico llamado Irnene, opuesto al benéfico que recibía el nombre de Abona.
Es verosímil la existencia de una clase sacerdotal que sirviera de intérprete a la voluntad divina; pero los historiadores nada nos han dejado respecto a este particular, consignando sólo lo que llevamos expuesto.
· Gomera
No hay noticia alguna sobre la religión de los gomeros, dudando nuestros cronistas si tenían noción alguna de un Ser supremo a pesar de lo que nos dice Azurara.
Las frecuentes entradas de los corsarios europeos, la despoblación creciente de la isla y la introducción de nuevas creencias entre los escasos isleños que componían las cuatro bandos de Mulagua, Agana, Hipalán y Orone, fueron causa de que se borrasen al fin los recuerdos de sus ceremonias religiosas y aceptasen el bautismo, mezclando los nuevos ritos con el culto idólatra de sus mayores.
Sin embargo, recientes exploraciones en esta isla, tan interesante como injustamente olvidada por viajeros y cronistas, nos autorizan a creer que en ella existía el mismo elemento religioso y las mismas creencias que hemos señalado respecto a las demás islas del grupo.
En la “Fortaleza de Chipude”, meseta de basalto de superficie elíptica y de flancos verticales, se han descubierto, entre otros curiosos vestigios de la existencia del hombre en aquella áspera e inexpugnable localidad, edificios que parecen haber servido de vivienda a los indígenas; corrales para encerrar ganado menor; pequeños círculos de piedra de cuatro, seis y más decímetros de luz, que debieron servir para recoger líquidos, y restos de algunos “pireos”, entre los cuales se conserva uno de forma elíptica de metro y medio de largo por noventa y cinco centímetros de ancho, orientado su eje mayor de N. a S. y de paredes de un metro de alto, formadas con piedras largas, gruesas y quemadas por el fuego.
En el fondo de este curioso y rústico monumento se han descubierto huesos de cabra y cabrito calcinados y cuchillos de piedra, al parecer de fonolita, con los que sin duda hacían sus sacrificios.
Todo esto nos prueba evidentemente que, teniendo los pobladores de Canarias un mismo origen, sus creencias debieron ser iguales –como repetidas veces lo hemos consignado- y aunque el tiempo y nuevas invasiones alteraron con frecuencia las principales ceremonias y hasta lo consiguieron, en algunas localidades, que fuesen olvidadas, los monumentos encontrados van revelando la unidad de religión, así como de lenguaje y raza, y demostrando la insuficiencia de nuestros datos históricos y el descuido e inexactitud de nuestros primeros cronistas.
· Hierro
También los herreños conservaban la idea de un Ser superior que les protegía en sus adversidades, dotándole de sexo, pues un dios para los hombres, llamado Eaoranhan, y una diosa para las mujeres, a la que daban el nombre de Moneiba. Suponían ellos que estos dioses descendían desde las alturas, donde era su morada, y se detenían para oír sus peticiones en dos roques que hoy llaman, por eso, los Santillos, situados en los ricos de Bentaiga.
Lo mismo que en las demás islas rodeaban la montaña, dando grandes alaridos después de un forzoso ayuno de tres días, y pedían agua para sus sementeras, acompañando sus gritos con lágrimas y sollozos y con los balidos del ganado hambriento en tales ocasiones.
Si la ceremonia era ineficaz, iba el agorero o sacerdote al distrito de Tacuitunta donde había una cueva llamada Asteheita y, entrando en ella, permanecía algún tiempo en oración, hasta que hacía salir un cerdo que los isleños llamaban Aranfaibo, creyendo que dentro del amimal iba un espíritu conocedor de sus necesidades y mediador con la divinidad, para alcanzarles el agua que deseaban.
Cuando el cerdo salía de la cueva era inmediatamente recogido y envuelto en un tamarco, y así lo llevaban a Bentaiga, paseándolo alrededor de la montaña con gran veneración.
Si llovía, soltaban al cerdo, que se volvía a su cueva o era conducido a ella para que el faicán o sacerdote pudiese repetir la escena.
Estos agoreros o faisanes eran hombres que ejercían una poderosa influencia en toda la isla, pues se cuenta que uno de ellos, llamado Yone, muchos siglos antes de la llegada de los primeros buques europeos, había vaticinado que, cuando su cuerpo estuviese reducido a polvo, vendría por mar en una casa blanca su dios Eraoranhan para que le reconocieran y adorasen, en cuyo día sería inútil toda resistencia, debiendo someterse sin reñir.
Esta tradición parece que influyó eficazmente en la rápida rendición de la isla a las armas de Bethencourt.
De todo lo expuesto deducimos que había en las siete islas ritos comunes a todos sus habitantes, reveladores de un común origen. Las ideas de dios, de un espíritu del mal y del alma, y aún aquellas que se referían a recompensas y castigos después de la muerte, se muestran con evidencia en esos ritos, a pesar de las escasas noticias que los conquistadores y viajeros nos han suministrado. Adoratorios en lugares determinados, personas de ambos sexos consagradas la culto, signos externos de la divinidad, ofrendas de miel y leche y sacrificios de animales escogidos, iguales procedimientos para implorar la clemencia del cielo, ayunos, maceraciones y penitencias, una influencia sacerdotal preponderante, todo esto se hallaba establecido en el Archipiélago, aunque con las alteraciones que el aislamiento había introducido en el transcurso de los siglos, modificando, omitiendo y adicionando en su forma, mas no en su fondo, la mayor parte de aquellas tradiciones, ceremonias y ritos.
Tal y como señala Fray Alonso de Espinosa en su Historia de Nuestra Señora de Candelaria, es difícil averiguar la fecha precisa de la aparición de la virgen dado que el relato de este hecho fue pasando de boca en boca sin una constatación escrita. No obstante Fray Alonso de Espinosa señala como probable la fecha de 1400 (105 años antes de la evangelización de la isla). La imagen de la virgen apareció en un lugar desierto y muy seco a la orilla de la mar, junto a una playa de arena en la que desemboca un barranco. El relato de la aparición narrado por la fuente documental más directa[1] es el siguiente:
“Yendo dos naturales por aquella costa repastando su ganado, habiendo de pasar por aquella playa, llegando el ganado, que por la playa iba derramado, a la boca del barranco, se espantó y, no queriendo pasar, remolinaba. Uno de los pastores, creyendo que su ganado se espantaba porque sentía gente y pensando que fuesen algunos naturales que le querían robar (...) para certificarse pasó adelante y mirando hacia aquella parte del barranco, vio la santa imagen que estaba en pie sobre una peña (...
Y porque entre ellos era costumbre que, si topaban alguna mujer a solas y en un lugar solitario no la hablaban, porque incurrirían en pena de muerte, le hizo señas para que se apartase, porque su ganado que remolinaba tuviese lugar de pasar. Pero como la imagen no hiciese movimiento alguno, ni respondiese palabra, amohinóse el pastor y acudió a sus acostumbradas armas, que eran piedras y, haciendo de una, levantó el brazo, y fuese para amenazarle, o para tirarle con ella.
Y así como levantó el brazo, yendo a desembrazar para hacer su tiro, se le quedó, yerto y extendido sin poderlo rodear.
El otro compañero, habiendo visto lo que pasaba, y no quedando escarmentado, cobrando atrevimiento de que no había mudamiento ni voz y de que, aunque hablaban al bulto o imagen, no respondía, quiso hacer nueva experiencia, aunque a costa suya y de ver si era cosa viva; Y llegándose cerca con más miedo que vergüenza, tomó una tabona, que es una piedra prieta y lisa como azabache que, herida una con otra, se hace en rajas y queda con filo como navaja, con que sangran y sajan; tomando pues, esta piedra se llegó a la santa imagen para quererle cortar un dedo de la mano, por satisfacer a su ignorancia y ver si sentía; Y poniendo el dedo de la imagen sobre el suyo y comenzando a cortar en él, hallándose el necio burlado porque la herida se daba a sí propio en sus dedos, sin hacer daño a la mano de la santa imagen (...)
Estos fueron los dos primeros milagros que esta Señora, para bien de los naturales hizo en ellos mismos, y confirmólos después, como se verá”.
Los pastores admirados, deciden comunicar el hecho al mencey de Güimar, tierra de la que eran vasallos y donde la imagen apareció. Este convoca a sus nobles y vasallos en el Tagoror y deciden visitar el lugar indicado.
Cuenta Fray Alonso de Espinosa, el asombro que causaba la contemplación de la imagen al no ver en ella movimiento alguno. Deciden llevarla a casa del rey a pesar del miedo que les causaba esa extraña mujer vestida con ropas para ellos desconocidas. Fueron los pastores que la hallaron los primeros en alzar la imagen y en ese instante se curaron de sus males. A continuación todos querían cargar con ella pero era tan pesada que pronto pedían socorro [2] para que les ayudasen a portearla.
La depositaron en la cueva del rey de Güimar donde fue agasajada con pieles de cabra y oveja. El mencey ordenó comunicar el hallazgo y el milagro ocurrido a los restantes menceyatos. Reunidos todos los menceyes (Taoro, Abona, Adeje, Anaga, Tegueste y Tacoronte) acuerdan rendir obediencia y admiración a esta imagen “que aquello debía ser alguna cosa del cielo, y como tal fuese reverenciada”[3]. La imagen permaneció en la cueva del mencey de Güimar durante treinta o cuarenta años.
Es ahora el momento en el que aparece la persona de Antón, lugareño que fue apresado por los españoles y educado en la fe cristiana. Narra Fray Alonso de Espinosa que alrededor de 1420 Fuerteventura y Lanzarote ya estaban evangelizadas y que con frecuencia salían de ella moradores en navíos a saltear y llevar presos cautivos. Uno de ellos fue un muchacho que hallaron pescando en las costas de Güimar, al que bautizaron con el nombre de Antón.
Años más tarde, Antón es liberado y regresa al menceyato de Güimar. Allí le muestran la imagen que con tanto cuidado custodiaban, al verla se postra de rodillas ante ella e indica a los presentes que hagan lo mismo.
En este momento Antón predica el bien, el tesoro y las virtudes de esta imagen. Les explica que con esta señora, patrona no tienen nada que temer, que es la madre del sustentador del cielo y la tierra. Por consejo de Antón, los menceyes deciden darle una morada más digna en la cueva de Achbinico, hoy llamada cueva de San Blas. Antón fue el guardián de esta ermita y empezaron a celebrarse fiestas como las de Febrero al terminar las sementeras[4] y la de Agosto después de la recogida de las cosechas. En esta memorable fiesta se vio sobre la arenosa playa una procesión católica, siendo paseada la imagen a hombros de los menceyes de Taoro, Güimar, Anaga y Tacoronte.