Colocamos este art?culo por tratarse de Antonio Negr?n, gran colaborador de nuestra parroquia de La Guancha desde la ?poca de las primeras restauraciones.
La Hacienda de Anaga, que preside la playa de Tachero y de las bodegas -porque era donde se embarcaba el vino hasta hace dos siglos-, perteneci? a un conde. Los viejos aposentos albergan hoy el lagar de Antonio (derecha), donde hace el "vino d
(EL D?A, 17 - IX. H. GONAR, Santa Cruz() Antonio Negr?n, nacido en Taganana el 12 de octubre de 1953, es quiz?s m?s conocido en la capital tinerfe?a por su condici?n de polic?a local de Santa Cruz, profesi?n en la que lleva en ejercicio 23 a?os, que por ser uno de los tres o cuatro agricultores que se mantienen fieles a la elaboraci?n tradicional del vino de mora.
Este caldo en s?, explica Antonio -miembro de la quinta generaci?n de la familia Negr?n que se afincara en Taganana all? por 1880-, est? rodeado de "una supuesta propiedad curativa. Los mayores de la zona y la gente en general dicen que el vino de mora es bueno para las heridas interiores, especialmente en el est?mago. En los ?ltimos a?os, coincidiendo con el auge de la homeopat?a y la medicina natural, la demanda de este caldo se ha disparado", reconoce Antonio.
Hablar del vino de mora es casi un sin?nimo de Taganana, pueblo que antes del siglo XVIII fue municipio independiente de Santa Cruz, como se recogiera incluso en alguna de las cr?nicas del ataque del almirante Horacio Nelson, cuando se atribuye a la defensa de los naturales de Taganana que el ingl?s desistiera de atacar la Isla por este flanco.
Antonio admite que los vecinos de Taganana guardan con mucho celo el proceso de elaboraci?n del vino de mora, un producto que, conforme se ha disparado su demanda, en algunos casos se ha desvirtuado su esencia para lograr m?s cantidad de litros en detrimento de la calidad.
Para este polic?a de Santa Cruz, diplomado en Magisterio en la rama de Geograf?a e Historia por la Universidad de La Laguna, "la vendimia se inaugura en esta zona con el vino de mora, all? por el mes de julio. Aqu?, en Taganana, realmente no hay sino dos o tres morales, y los que nos dedicamos a hacer este caldo casi se cuentan con los dedos de una mano y sobra", a?ade. "Hasta hace unos veinte a?os, el vino de mora se hac?a para autoconsumo, por aquello que te curaba las heridas interiores. Para mi opini?n, adem?s del auge de la medicina natural, este producto encontr? su auge cuando el todav?a hoy presidente de la Asociaci?n de Vecinos Las Nieves, Victoriano Gonz?lez Izquierdo, apareci? en un reportaje que se hizo por la tele promocionando este caldo. Aquella noticia sali? publicada coincidiendo con el r?pido y eficaz restablecimiento del que fuera entonces concejal de Urbanismo y en la actualidad presidente del Gobierno, Ad?n Mart?n. A comienzo de los a?os ochenta, el edil sufri? un accidente del que se restableci?, a su entender, gracias al vino de mora". "?F?jate t?, Victoriano apareci? confirmando las propiedades del caldo delante de unas barricas, cuando no se almacena ah? sino en garrafas".
Con un gran sentido de pertenencia al pueblo que le vio nacer, Antonio nos invita a adentrarnos en su para?so terrenal, al que se llega tras sortear el barrio tagananero de Portugal y confluir en el llamado camino de Los Huchones. Oteando el horizonte desde los altos de la playa de Tachero, nuestro protagonista nos desvela que fue su bisabuela Peregrina, hija de un cubano que se traslad? a Tenerife, la que adquiri? all? por 1880 la Hacienda de Anaga que perteneciera a un conde, de cuya identidad nada conoce Antonio.
Con el relevo generacional, la propiedad se ha ido segregando. Gracias a Antonio no se han perdido los aposentos del conde, que se han transformado en un lagar aprovechando la virgen del original que se encontraba cerca de la playa de las bodegas. "All? se guardaba el vino y se embarcaba, pero eso se ha perdido desde hace m?s de dos siglos".
Junto a los aposentos, hoy lagar, se encuentra la vieja cocina de los condes y hasta el mirador, que conserva los huecos desde donde se afincaban los moradores.
"Esta es mi reliquia", afirma Antonio en referencia a su lagar, mientras nos acerca a su bodega, donde conserva dos barricas del vino que hiciera su abuelo. "?l muri? en 1975 con 95 a?os... imag?nate el tiempo que puede tener este reserva con sabor a co?ac. Y luego dicen que el vino se pone malo cuando pasan 20 a?os".
Antonio, que este a?o logr? vendimiar 5.000 litros de vino "normal", inaugur? la temporada con el vino de mora, del que logr? unos 65 litros. "Lo dif?cil es subir al moral; eso se lo dejo a mi hijo, que le encanta esto y tiene 17 a?os; junto a mi esposa Isabel, a la que conoc? cuando estudiaba Magisterio -ella imparte clases en el colegio de Mar?a Jim?nez- tenemos tambi?n a una chica de 22 a?os que acab? Magisterio de Ingl?s", de nombre Nieves, como no pod?a ser de otra forma siendo hija de un tagananero.
"Uno se dedica a esto por amor a tus antepasados y mantener la tradici?n. El vino de mora no tiene mayor ciencia que recoger la fruta y se procede a prensarla a mano con una redecilla para sacarle el jugo. Hoy se suelo utilizar la licuadora o una prensa peque?a. Luego se coloca en un garraf?n y se deja fermentar. El vino de mora es un jarabe, un zumo natural. Se a?ade az?car para evitar que la fermentaci?n produzca mucho alcohol. Tras 10 ? 12 d?as de fermentar se cuela y se embotella". Para Antonio, el vino de mora encubre una cultura en la que naturaleza y tradici?n van de la mano.