Art?culo publicado en "Revista Semanal de EL D?A. S?bado, 16 de Septiembre de 2006.
LA VIRGEN DE GU?A EN EL CINCUENTA ANIVERSARIO DE SU CORONACI?N
Autor: JOS? MAR?A MESA MART?N
EL 16 de septiembre de 1956, la imagen de Nuestra Se?ora de Gu?a fu coronada can?nicamente por los designios de Su Santidad P?o XI convirti?ndose en la tercera imagen que se coronaba en la Isla, y que hab?a sido precedida por Ntra. Sra. de la Candelaria por Ntra. Sra. de La Concepci?n de La Laguna.
La Bula Papal por la que se autorizaba la imagen, para ce?ir su cabeza con un corona de oro hab?a sido firmada en Roma el 18 de junio de 1956, tras analizar el denso expediente presentado en su momento, por el p?rroco y art?fice de la coronaci?n: don Sebasti?n Afonso Garc?a.
La figura de don Sebasti?n es una pieza clave en todo el proceso de la coronaci?n no en balde, en el documento papal, se hace referencia a ?l, por dos veces. El p?rroco secundado por los vecinos, elev? el expediente a las debidas instancias, tanto civiles como religiosas, que tras los tr?mites pertinentes ser?a trasladado a Roma, y desde donde Su Santidad P?o XII extraer?a los tres fundamentos principales para ordenar al
Obispo nivariense, de la facultad y autoridad de obsequiar con corona de oro a la bienaventurada Virgen Mar?a de Gu?a, benigna mediadora, de constantes gracias y favores
Los tres aspectos a que nos referimos, de los que vamos a hacer un an?lisis hist?rico, son:
La antig?edad del culto, su extensi?n geogr?fica y el auxilio de la Virgen ante los volcanes.
La antig?edad del culto Las monjas concepcionistas de Garachico conservan un manuscrito de fecha relativamente reciente que recoge la leyenda tradicional, conocida y divulgada, del hallazgo de una imagen de la Virgen en una cueva en el Llano de Isora, por una noble dama vinculada a la casa de Ponte, otros personajes secundarios y un pastor, con perro o gu?a, del que acabar?a tomando nombre, la advocaci?n de Nuestra Se?ora, y a quien dicha dama le construir?a una ermita, sobre el lugar del hallazgo.
Junto a esta leyenda, hemos podido recopilar otra que nos ha llegado a trav?s de la cultura oral, y que nos habla de que fueron unos pastores de la familia de los Reyes quienes encontraron la imagen y, curiosamente, le dicen a do?a Mar?a de Aponte el lugar donde se encontraba la imagen.
El protagonismo de los Ponte en los primeros momentos de la Virgen de Gu?a, en la tradici?n oral, es una constante, lo que nos lleva a suponer que estas leyendas se forjaran a lo largo del siglo XVII, que es cuando se puede constatar documentalmente la vinculaci?n de esta familia con la Virgen, pues en el siglo XVI, ni desde el punto de vista de la devoci?n, ni de los dominios del territorio, se puede establecer lazo alguno.
Lo que se ha transmitido de generaci?n en generaci?n es que la imagen apareci? en una cueva del barranco y que sobre este lugar se edific? su ermita, pero esta gruta no era un lugar cualquiera, se hallaba en un llano pr?ximo al ?nico paso natural para cruzar el barranco y enmarcada por dos top?nimos ancestrales, Chajajo y el Tagoro, y a la vera del Malpa?s de Isora, top?nimo este ?ltimo que ya aparece referenciado en los repartos y datas de tierras a principios del siglo XVI, cuando se hace alusi?n a los auchones del Canto del Malpa?s. Por tanto, en estas remotas tierras, todav?a en esas fechas, exist?a un reducto de vida aborigen, y desde luego, conocido. Es en ese contexto donde hay que ubicar el hallazgo de la imagen, escultura que a todas luces debi? de ocupar un lugar destacado dentro de esa comunidad, pero de la que desconocemos su funci?n. Del momento en que ?sta es des-cubierta y en las fechas en que esto ocurre nada sabemos, solo podemos documentar que en este remoto lugar, y en la remota fecha del 8 de agosto del a?o del Nacimiento de Nuestro Se?or Jesucristo de 1536, ya se hallaba construida una ermita, solo a falta de ser techada, fecha en que el cantero por?tugu?s Duarte G?mez se concierta con Fern?n Gonz?lez, mayordomo de dicho tem?plo, para su terminaci?n.
Lo curioso y particular de este recinto, es que su titular es la advocaci?n de Nuestra Se?ora de Gu?a, una devoci?n marinera de origen medieval vinculada a las principales ciudades y puertos de mar, y que tambi?n recibi? el nombre de Luz, del Buen Puerto o de Puerto Seguro. Prescindi?ndose de la advocaci?n de la Luz, porque ya Garachico ten?a una imagen denominada as?, con leyenda de aparecida, y que por lo temprano de las fechas imaginamos que estar?a gestando su culto. Y sobre todo porque en el c?mputo de las devociones insulares de ese principio del siglo XVI, la Virgen de la Luz por excelencia era a la que se le rend?a culto en las costas de Abona.
As?, no nos debe extra?ar, la gran devoci?n que suscit? Nuestra Se?ora de Gu?a en Garachico, una comunidad eminentemente marinera y cuyos navegantes estaban acostumbrados a invocar a la Virgen de Gu?a para que les condujera a buen puerto.
A partir de 1536, el culto a Nuestra Se?ora debi? expandirse, y su advocaci?n dio nombre al lugar, que ya en 1546 se denominaba con el nombre de la Virgen:
"sepan quantos esta carta vieren como yo p?darmas e malgarita de Vargas Vos desta ysla de thenerife en el lugar de nra Sra de Gu?a". A pesar, de que todav?a, a?os despu?s, se continuar?a denominando con nombres gen?ricos como Ch?o o Guerguera, as? en 1584, In?s Guerra, vecina de Icod, nos dice:
"Mando que si dios [m]e fuere servido de llevarme de esta presente enfermedad que mi cuerpo sea enterrado en la iglesia parro?quial del Se?or S. Marcos deste lugar, si muriere en este lugar, y muriendo en Chio que my cuerpo sea enterrado en la ermita de Ntra Sra de Gu?a que esta en el dho termino de Chio". O la cl?usula del testamento de Ximena de Armas, realizado en 1570
"Item mando a Ntra Se?ora de Gu?a en Guerguera una misa y se d? de limosna una dobla para la obra de su ermita". Esto, nos lleva a pensar en dos top?nimos generalizados, Guerguera desde el barranco de la ermita hacia el Sur, y Ch?o, desde el barranco hacia el Norte. Lo que podr?a justificar esa dualidad de top?nimos e impre?cisi?n que se desprende de los documentos.
Tradicionalmente se ha considerado que la primitiva imagen de Nuestra Se?ora de Gu?a es la que custodian las monjas con?cepcionistas de Garachico, convento donde fue depositada a finales del siglo XVIII; sin embargo, la Iglesia Parroquial de Nuestra Se?ora de La Luz de Los Silos conserva una vera efigie de la imagen a la que se le dio culto en Gu?a durante los siglos XVII y XVIII, y si la comparamos con la conservada por las monjas, veremos que la peque?a imagen de Garachico no se corresponde con la que se le rindi? culto en el Mal-pa?s en esas fechas, por lo que es de suponer, que si esa tosca imagen fue la hallada en estas remotas tierras pronto debi? de ser sustituida por otra mayor que, como vemos en el cuadro al que nos referimos, est? dentro de la ortodoxia escult?rica del siglo XVII y XVIII y que incluso puede ocultar bajo los ropajes una imagen de talla completa que estar?a en consonancia con los c?nones de la imaginer?a de principios del siglo XVI. Sin que sepamos d?nde pudo estar la peque?a imagen hasta finales del siglo XVIII.
El culto a la Virgen de Gu?a en ese siglo XVI est? poco documentado, pues por ahora documentalmente no vamos m?s all? de misas y de mandas de dinero a su templo, sin embargo, lo importante es la construc?ci?n de su ermita en una fecha tan baja y en un entorno tan particular, donde todo apunta a un entroncamiento con un culto anterior.
La extensi?n de su culto Nuestra Se?ora de Gu?a, en una ermita aislada y rec?ndita, fuera de rutas y de tr?nsitos, en medio de un pedregal improductivo y sediento, lo l?gico es que hubiera tenido un culto local y bastante restringido, pero sin embargo la l?gica en este caso no tiene entrada, pues su culto estaba extendido a lo largo y ancho de toda la Isla, en unos tiempos en que desplazarse a tan largas distancias supon?a un aut?ntico riesgo y una odisea, que en muchos casos llevaba al viajero a redactar su testamento, ante las desconocidas imprevisiones del viaje.
Este culto mariano llega a rivalizar en determinados momentos con la Candelaria, y las primeras referencias a la extensi?n de su culto son precisamente de Fray Alonso de Espinosa, principal divulgador del culto a la Virgen Morena, quien en su famosa obra, donde relata los mila?gros de la Patrona de Canarias, nos dice all? por el a?o 1594, al referirse a las principa?les devociones establecidas en la Isla:
"Nuestra Se?ora de Gu?a est? en el mal pa?s de Isora, entre Santiago y Adeje, que es imagen de mucha devoci?n y de quien se refieren milagros ". En esas fechas ya los vecinos de Garachico deb?an de venerarla, pues no en balde anteriormente hemos dicho que en su origen, se trataba de una devoci?n marinera, por tanto no vamos a incidir en las famosas romer?as y fiestas de la nobleza, ni en los desplazamientos de la imagen a la Villa y Puerto, ni en los ricos presentes con que estos vecinos dotaron a la imagen y a su templo. Quiz?s por mimesis, o por proximidad a esta localidad marinera, su culto se hallaba extendido por toda la Isla Baja, as?, los vecinos de Los Silos imploraban a Nuestra Se?ora en las calamidades, y como prueba de agradecimiento le hicieron relevantes donaciones a la vez que es su iglesia parro?quial, la que conserva una de las pocas veras efigies de Nuestra Se?ora que se conocen. La devoci?n a la Virgen en la Caleta de Interi?n est? ampliamente constatada, y las numerosas mandas de misas, en testamentos de vecinos de Buenavista, son el mejor ejemplo de la devoci?n que la Virgen de Gu?a ten?a en este pueblo, y esos mismos par?metros se pueden utilizar en el Tanque.
A principios del siglo XVII, vecinos del Malpa?s se establecen en la Culata o, si se prefiere, en San Juan del Reparo, y all? prodigan su culto. M?s al norte, y en 1602, una vecina de Icod le hace una donaci?n a la Virgen de unos manteles, cosa que no es de extra?ar, pues los icodenses estaban muy unidos a la Virgen de Gu?a; a la que se le daba culto en un altar donado por ellos. Y junto a los vecinos de Icod, los ranchos del Amparo, la Vega y San Jos? de los Llanos forman parte indispensable de la evocaci?n de su fiesta.
Su culto se puede constatar en vecinos de los Realejos, en la Orotava ?es una vecina de esta Localidad la que tuvo la poco afor?tunada idea de regalarle una vela?; en la Matanza, donde se le construye una ermita a su advocaci?n. Y se documenta la entronizaci?n de su imagen en las iglesias de El Sauzal, Tacoronte y en los Remedios de La Laguna.
Los escribanos de Vilaflor, al igual que ocurr?a con los de Buenavista, nos dejan constancia de mandas y misas a Nuestra Se?ora de Gu?a, y su culto se constata tambi?n en Arona y San Miguel.
No menos, pod?a ocurrir en Adeje, pues la ermita estaba construida sobre un territorio que hasta pocos a?os antes formaba parte de mismo Menceyato.
As?, no nos extra?? encontrarnos con un documento fechado en 1689 en que el mayordomo de la Cofrad?a de Nuestra Se?ora de Gu?a recib?a cierta cantidad de dinero por haberse celebrado ese a?o la fiesta de la Virgen en Adeje. De la nota se desprende, aunque tangencialmente, que la imagen debi? ser trasladada a esta a loca?lidad, justo el mismo a?o en que se lleva, por primera vez a Garachico. Pero esto ya hemos dicho que no nos sorprendi?, pues incluso lo esper?bamos ?no ya de Adeje, como en este caso, sino de cualquier otro lugar?; porque en uno de los inventarios de las pertenencias de la iglesia encontramos rese?ado:
"un sill?n aforrado en damasco pa la Virgen con sus varales, pa cuando la piden de algun pueblo, para sosegar epidemias ". Tambi?n en relaci?n con Adeje podr?amos decir que su primer historiador, don Ferm?n Fraga, all? por el a?o 1916, dec?a:
"la tradici?n de la Candelaria, no solo est? localizada en el Valle de G?imar, sino que es com?n a todas las bandas del Sur En Isora (Gu?a de Tenerife) se venera la Virgen de la Luz desde antiqu?simo, y luz es Candelaria". Podr?amos hablar de populosos y solemnes recibimientos de la Virgen en Santiago del Teide a mediados del siglo XIX, o de su visita a Tamaimo, territorio del Se?or?o de don Fernando del Hoyo, que fue quien impidi? que la antigua ermita del Malpa?s de Isora se erigiera en parroquia. Casa nobiliaria que, quiz?s como acto de desagravio, acab? bautizando con el nombre de Nuestra Se?ora de Gu?a a uno de sus nav?os. Tambi?n hay que decir que en 1854 cuando se funda en Gu?a la cofrad?a del Coraz?n Amante de Mar?a Sant?sima, cuya titular era Nuestra Se?ora de la Luz, pero en la advocaci?n de Dolores, es decir, enlutada ?pr?ctica que se constata desde el siglo XVII, en el que ya aparecen sus ropas de luto?, los cofrades que se inscriben son de los m?s variados lugares: Arona, Los Silos, La Guancha, Adeje, La Rambla, El Tanque, Buena-vista, G?imar y Vilaflor.
Pero no nos gustar?a terminar este apartado sin extraer un fragmento de una novena editada en 1855 por fray Jos? Mar?a de Argibay, religioso del convento francis?cano de La Laguna, y muy devoto de la Vir?gen de Gu?a, que muestra claramente la pro?cedencia de los romeros que acud?an a visi?tar a la Imagen, y que resume un poco lo expuesto aqu?:
8?
De los lugares y aldeas,
Y de los pueblos vecinos,
Vienen corno peregrinos,
Y t?. a todos los recreas,
Los socorres y consuelas
Y ? todo aquel que en ti f?a:
Con cari?o maternal
Bend?cenos Luz de Gu?a.
9?
De Icod, del Valle, de Adeje,
De Garachico, obsequiosos,
Te celebran muy gustosos,
Y tu bondad los protege;
No hay, pues, quien de ti se aleje, ?Ay que dulce compa??a!
Con cari?o maternal
Bend?cenos Luz de Gu?a
10?
De Chirche, Ch?o y Tejina, De Buena-vista y Los Silos, Vienen: y vos hijos m?os, Les llam?is con voz divina; Y vuestro amor los inclina A venir en romer?a.
Con cari?o maternal
Bend?cenos Luz de Gu?a. 11?
Mirad a estos pobrecitos, De la Caleta venir:
Ellos os quiere servir,
Haz que todos sean benditos Y en el libro eterno escritos; Pues dicen con armon?a Con cari?o maternal
Bend?cenos Luz de Gu?a.
Nuestra Se?ora de Gu?a: abogada de los volcanes En 1721, la Isla atravesaba por una sequ?a terrible, la ausencia de lluvias hab?a hecho la vida muy dura, y la dificultad de encontrar agua para el ganado, hab?a hecho, que incluso la caba?a ganadera, diezmara. Pero s? ?sta era la t?nica general en la Isla, en la amplia banda de agreste volc?n, conocida como Malpa?s de Isora, la vida se hizo imposible, por lo que los vecinos abandonaron sus tierras, cerraron su casas a cal y canto, y emprendieron un ?xodo hacia el norte de la Isla, en un intento de supervivencia, aun-que fuera en condiciones de indigencia y miseria. Atr?s quedaron las aldeas y case-r?os cerrados y atr?s quedo la imagen de Nuestra Se?ora de Gu?a en su tapiada ermita. Pero curiosamente, mientras los vecinos del Malpa?s abandonaban estas tierras, lo vecinos de Garachico, acord?ndose de la Virgen, como tantas veces lo hab?an hecho en sus momentos de aflicci?n, enfermedad, de escasez de lluvias o esterilidad de los tiem?pos, se presentaron en Gu?a y se llevaron la imagen, a la cual, tuvieron en su poder, por espacio de m?s de tres meses ?cosa nada extra?a, pues en Gu?a no debi? de quedar, ni quien la reclamara?.
Como siempre hab?a ocurrido, y en esta ocasi?n m?s, la Virgen fue objeto de solemnes cultos y novenarios, procesiones y rogativas, hasta que los cielos se abrieron y el agua corri? abundante sobre la tierra.El j?bilo y la alegr?a fueron generales en toda la Isla, pues aparte de movilizar a las grandes Madres protectoras como la Candelaria y la Virgen de Gu?a, que fueron trasladadas a La Laguna y a Garachico respectivamente, cada pueblo se encomend? a sus devociones particulares, fundamentalmente a las im?genes de Jes?s Nazareno. . Entonces, Nuestra Se?ora de Gu?a, fue devuelta a su Santuario en honor de multitud, atravesando en aquellos momentos, las ya verdes campi?as; sin embargo los vecinos de la ancha banda de Isora regresaron a sus tierras apesadumbrados, cabizbajos, y avergonzados, haciendo la promesa de nunca m?s abandonar a su Patrona.
La vida transcurri? con los avatares propios de la existencia diaria, hasta que en junio de 1798, tras meses de movimientos s?smicos, peque?os terremotos y temblores de tierra, que ten?an atemorizada a toda la isla, las entra?as de la tierra se habr?an, y el Pico Viejo entraba en erupci?n. La poblaci?n de Tenerife res-pir?, pues el volc?n se encontraba lejos de los principales n?cleos y concentraciones humanas. Pero sin embargo, la ansiedad, la angustia, el terror y cuantas sensaciones se puedan pre?sentar ante un peligro de magnitudes desconocidas se iban a adue?ar y a acom?pa?ar a los vecinos de Isora por espacio de tres largos meses, tiempo en que ?stos permanecieron encomenda?dos a la Virgen y negados a abandonar el territorio.
El d?a 8 de junio del a?o 1798, entre las nueve y las diez de la noche, los vecinos
de Gu?a sintieron un fuerte temblor y un ruido
"como de viento subterr?neo", al que seguir?a un fuerte estruendo, viendo c?mo la Monta?a reventaba ?el Pico Viejo, el Chaorra, o el Pico de Venge, por ser un ele-mento definitorio que coronaba el paisaje, era denominado simplemente: la Monta?a?, y en una zona donde los pastores de estas cumbres denominaban Chasaja?e.
Tres fueron las bocas que se abrieron sobre los montes isoranos y que dejaron at?nito al vecindario:
"La primera, que era la m?s larga, arrojaba piedras y humo y derramaba lava en suma abundancia.
La segunda un poco m?s alta que la anterior, solt? un grueso brazo de lava, que tras correr hacia los pies de la monta?a, acabar?a dividi?ndose en dos, un brazo con direcci?n a Gu?a, y el otro al lado opuesto.
La tercera de las bocas, que fue la ?ltima en reventar, no ces? de disparar con el ruido de un ca??n de monta?a del mayor calibre conocido, arrojando denso humo e infini?tas piedras encendidas, Estos tiros se repet?an cada 6 y 8 por minuto, y en los segundos que mediaban entre ellos, hab?a un ruido continuo semejante a las olas del mar; que entre pe?as y senos, se quiebra enfurecido ". Despu?s de tres largos meses de vivir, en un continuo sobresalto, la tierra se calma, y aunque el volc?n sigue echando humo, los s?ntomas son de que la erupci?n hab?a remi?tido. Esto ocurri? hacia el 14 o el 15 de septiembre, basados en las informaciones obtenidas por Alexander Von Humboldt, que visita la Isla al a?o siguiente, y que nos cuenta que el volc?n dur? tres meses y seis d?as.
Los vecinos, que en ning?n momento se apartaron del templo, el cual hab?a perma?necido abierto d?a y noche en una continua rogativa, cuando percibieron la ya tan olvi?dada calma. Con l?grimas de alegr?a y agra?decimiento en los ojos, hicieron el voto a la Virgen de celebrarle perpetuamente una fiesta como agradecimiento a su protecci?n.
Esta conmemoraci?n debi? de levantar ampollas en Garachico, donde sus vecinos no debieron de ver con buenos ojos la cele?braci?n de una fiesta a la Virgen, sin su con-sentimiento, lo que debi? de motivar que el alcalde de la Villa y Puerto le escribiera a su hom?nimo de Gu?a, y que ?ste le res?pondiera, explic?ndole el porqu?, a partir de ese momento, cada tercer domingo de sep?tiembre, los vecinos del Malpa?s de Isora iban a celebrarle una fiesta en acci?n de gra?cias a la Virgen, seg?n consta en una carta que obraba en el que fuera rico archivo municipal de Gu?a de Isora, y del que desgraciadamente, nada queda:
"...fatal erupci?n de un volc?n con que el cielo por una parte ha manifestado su enojo y por otra la Reina del Emp?reo en singular protecci?n, y casi milagro patente; porque si atendemos al origen de dicha erupci?n, veremos que su natural desaguadero y corriente se dirige hacia nosotros; si registramos el terreno que ha ocupado, confesaremos ha sido buscando nuestro menor peligro. Dig?moslo de una vez , lleg? a presentarnos el mayor y casi ?ltimo exterminio de Isora, arrojando un fuerte brazo de su negro furor, que descendiendo por la ca?ada de chazogo, inclinada al Sur, y manifestando su cercan?a las voraces llamas del incendio de su monta?a, que por lo espeso de los pinos, solo la protecci?n de Mar?a, fue capaz a con-tener una y otra desgracia...". Desde ese momento, una nueva advocaci?n iba a reforzar el culto a Nuestra Se?ora de Gu?a, que ser?a invocada como ?Abogada de los Volcanes?, en atenci?n a que tres hab?an sido los cr?teres, o bocas de fuego, que estuvieron vomitando lava.
Este acontecimiento, que en la tradici?n oral pas? a la denominarse como ?cuando las bocas de fuego?, iba a polarizar el culto a la imagen en el siglo XIX, pues por un lado estaba la ancestral fiesta de la Virgen, hegemonizada por la nobleza y vecinos de Garachico, y por otro la nueva fiesta denominada ?del chamorra? o ?del volc?n?, en manos
de los vecinos del vasto territorio de Isora que pronto sumar?an a la fiesta religiosa, actos l?dicos y de regocijo: toros, fuegos y tamborileros.
Despu?s de m?s de un siglo, y respondiendo a una periodicidad casi c?clica, un nuevo fen?meno eruptivo se repetir?a, y as? el 18 de noviembre de 1909, y tras meses de incertidumbre producida por temblores de tierra que barruntaban que nada bueno pod?a ocurrir, la tierra se abri?, y si bien en un principio se pens? que volv?a a ser el Chahorra, pronto se supo que era un nuevo volc?n, pr?ximo al Valle de Santiago: El Chinyero.
El pavor, el miedo, el p?nico y la incertidumbre ante las fuertes detonaciones que desde meses antes ten?an atemorizados a los vecinos, junto a las llamaradas de fuego y el humo de la erupci?n volc?nica, hicieron que todos los pensamientos convergieran en Nuestra Se?ora de Gu?a, y que un gran n?mero de vecinos se apelotonaran en su templo para implorar su abogac?a ante el volc?n, al igual que como agradecimiento por su protecci?n cuando las Bocas de fuego lo hab?an hecho a lo largo de todo el siglo XIX.
Despu?s de los primeros momentos de y tras comprobar que el peligro para Gu?a no era inminente, la poblaci?n se soseg?,aunque nunca dej? de implorarle ni pedirle a la Viorgen, el cese de la erupci?n:
?Porque en aquellas horas de suprema angustia todos pon?amos nuestras esperanzas en la milagrosa Virgen de la Luz de Gu?a?. Pero el 23 de noviembre, uno de los brazos de lava se dirigi? al caser?o de Las Manchas, amenazando con caer sobre ?l, y cuando la lava se hallaba pr?xima a las casas; el vecindario de Gu?a, horrorizado, invoc? a la Virgen de los Volcanes, y coloc?ndola en medio de la plaza, comenz? a desprenderse de todo el oro y de las joyas que ten?an y las fueron prendiendo en su manto, y cuando en ?ste ya no hab?a espacio para m?s, comenzaron a depositarlas en un cofre. Entonces, la lava comenzar?a a avanzar muy lentamente y a enfriarse, cesando la virulencia del volc?n, que se dar?a por apagado el d?a 27 de noviembre.
Entre el amplio c?mputo de las prendas recibidas por la Virgen, la mayor?a eran zar?cillos y, entre estos, destacaba la gran cantidad de aretes de los que hoy se denomi?nan "argollas canarias" o "zarcillos de maga", y que antiguamente hab?a quien las denominara con el nombre de "cubanas", quiz?s por su origen o procedencia. De ?stas recibi? tal n?mero, que unidas unas a otras, como si de eslabones de una cadena se trataran, llegaron a alcanzar una longi?tud aproximada de 70 metros.
Desde esos momentos, la Virgen, que en siglos pasados hab?a tenido un rico joyero, y que m?s de una vez hab?a enfrentado a los vecinos de Gu?a con los de Garachico, vuelve a incorporar a su iconograf?a festiva el oro. Un oro an?nimo, humilde, desinteresado y sobre todo cargado de significaci?n altruista y solidaria, que hace que la Virgen salga a la calle, no enjoyada ni recubierta de riquezas mundanas, como a simple vista pueda parecer, sino prendada de gratitud.
Los vecinos, como ya ocurriera en 1798, de nuevo hacen una promesa a la Virgen de celebrarle cada tercer domingo de noviembre una fiesta de agradecimiento. Pero en medio del j?bilo y de la alegr?a, esperar un a?o era mucho tiempo; por eso, para celebrar el feliz acontecimiento del final de la erupci?n, los vecinos quisieron apresurarse a darle nuestras de gratitud a la Virgen por haber )?do sus s?plicas, y as?, cuando a?n se nota-)an temblores y el volc?n humeaba, el 18 1 19 de diciembre de ese mismo a?o, los vecinos se disponen a celebrar la primera fiesta que acordaron,
"como promesa hecha porque se extinguiese la erupci?n volc?nica que nos ten?a en continua zozobra y que amenazaba arrasar feroc?simos campos y destruir los poblados de Santiago, de Tamaimo y de las Manchas ". La noche del d?a 18 de diciembre, justo cuando se conmemoraba un mes de la erupci?n, se celebr? un nombre y paneg?rico en honor de la Virgen y a continuaci?n una lucida procesi?n con canto del tercio, para 3 que se levantaron arcos triunfales y se iluminaron profusamente las fachadas del recorrido procesional "a la Veneciana", quem?ndose algunas piezas de fuegos artificiales al terminar la procesi?n.
El d?a 19 se cant? un solemne Tedeum de acci?n de gracias, seguido de misa solemne con paneg?rico, y al final saldr?a de nuevo la Virgen en procesi?n, donde al igual que la noche anterior, estar?a acompa?ada por la banda de m?sica de la localidad.
As?, en l?neas generales, queda resumido el culto a Nuestra Se?ora de Gu?a como Abogada de los Volcanes, constat?ndose su interseci?n ante las dos ?ltimas erupciones volc?nicas de la Isla. Isla que, tantas veces surcada por la Virgen, no pod?a faltar en la ?urea corona que se le iba a imponer a la imagen, y donde el escudo de Tenerife figura a manera de pinjante, colgando en medio de la misma. De esta corona de oro y piedras preciosas, ofrecidas por los isoranos a su Madre y Patrona, dec?a el gobernador civil, don Andr?s Mar?n Mart?n, que de nada le serv?a a la Virgen si junto a ella no le ofrec?an sus corazones, henchidos de amor y caridad.
Estos ser?an los tres fundamentos en los que ya hemos dicho se bas? Su Santidad P?o XII para coronar can?nicamente a la imagen de Nuestra Se?ora de Gu?a, y acto del que se cumple este septiembre su cincuenta aniversario.?