Martes, 19 de septiembre de 2006
Palabras del arzobispo de Barcelona Mons. Llu?s Mart?nez Sistach ante el comienzo del nuevo curzo escolar.

Los padres y la escuela
(Domingo, 17 de Septiembre de 2006)


Ha comenzado un nuevo curso escolar. Casi todas las familias notan de una u otra manera esta realidad: padres que acompa?an a sus hijos al colegio, compra de los libros para el nuevo curso, conocer a nuevos maestros, etc.

Hablar de la escuela es hablar de la grav?sima responsabilidad que tienen los padres de educar a sus hijos. Esta responsabilidad es una consecuencia l?gica de su paternidad y maternidad. Engendrar un hijo es crear una nueva vida humana, y ?sta es necesario que llegue a su plenitud. Procurar y facilitar este constante crecimiento en los a?os de la infancia y de la adolescencia es una funci?n primordial e insustituible de los padres. Juan Pablo II recuerda esta responsabilidad con estas palabras: ?Los padres son los primeros y principales educadores de sus propios hijos, y en este campo tienen incluso una competencia fundamental: son educadores porque son padres?.

Sin embargo, los padres no pueden realizar esta funci?n ellos solos. Necesitan ayuda. Comparten la misi?n educadora con otras personas e instituciones. Una de estas instituciones es precisamente la escuela. Los padres conf?an a la escuela y a los maestros la educaci?n de sus hijos sin renunciar a su responsabilidad principal.

Esto pone de relieve cu?les son las relaciones que ha de haber entre los padres y la escuela, entre los padres y los maestros. Para una buena educaci?n de los hijos es absolutamente necesario que exista una relaci?n constante entre ambos. El trabajo profesional del padre o de la madre puede dificultar esta relaci?n, que es expresi?n del inter?s que los padres tienen para la educaci?n de los hijos. Este inter?s ha de ocupar un lugar preeminente en las responsabilidades y los compromisos de los padres, ya que lo que los padres aman m?s son sus hijos.

Estas relaciones peri?dicas entre padres y escuela han de conseguir una armon?a y continuidad entre la actividad educativa de los padres en casa y la actividad educativa de los maestros en la escuela. Por esto, es conveniente que los padres puedan escoger aquella escuela que tiene un ideario que coincide con el de la familia. En este sentido, el Concilio Vaticano II afirma que ?los padres, a los cuales corresponde el primero e inalienable deber y derecho de educar a sus hijos, es necesario que dispongan de una aut?ntica libertad de elecci?n de escuelas?.

Los padres no pueden traspasar a los maestros y a la escuela su propia y peculiar responsabilidad de educar a los hijos. Esto significa tambi?n que los maestros no pueden sustituir a los padres, sino que han de ayudarles y complementarlos en la tarea educativa. Por desgracia, actualmente se dan situaciones familiares irregulares que tienen como consecuencia que los maestros, de alguna manera, tengan que suplir aquella funci?n de los padres.

El mismo Concilio dirige estas palabras elogiosas a los maestros: ?Es bella y de una gran importancia la vocaci?n de aquellos que aceptan el trabajo de educar en las escuelas?. Los padres y la sociedad han de valorar adecuadamente esta tarea de los maestros y han de aportar a la misma su ayuda con su colaboraci?n y su reconocimiento. Constituye un mal muy grande para la buena educaci?n de los hijos y para el buen trabajo de los maestros el hecho de que los padres, en los posibles conflictos entre el hijo y el maestro, establezcan de entrada la presunci?n de raz?n en favor del hijo y no en favor del maestro. Pero esto hoy, por desgracia, sucede. Esto incide muy negativamente en la identidad de los maestros y les hace dif?cil poder llevar a cabo su delicado trabajo en la educaci?n de sus alumnos, cada uno de los cuales es diferente de todos los dem?s.

El comienzo del nuevo curso escolar invita a toda la sociedad a volver su mirada hacia la escuela para valorarla y darle el apoyo que se merece por la funci?n que tiene de formar a las personas.


+ Llu?s Mart?nez Sistach

Arzobispo metropolitano de Barcelona
Publicado por verdenaranja @ 7:55  | Hablan los obispos
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