Mi?rcoles, 20 de septiembre de 2006
Art?culo del Padre Fernando Lorente, o.h., publicadoen el EL D?A en la secci?n de "Criterios", 20 de Septiembre de 2006.

Luz en el Camino Fernando Lorente, o.h. *

Mi Sustituto


EL HOMBRE es el criterio decisivo que ordena y dirige todos nuestros empe?os, el valor vital cuyo servicio exige incesantemente nuevas iniciativas. Las palabras m?s llenas de significado para el hombre: justicia, paz, desarrollo, solidaridad, derechos humanos quedan a veces rebajadas como resultado de una sospecha sistem?tica o de una ideolog?a facciosa y sectaria. De este modo pierden su poder para movilizar y atraer. Lo recobrar? solamente si el respeto por la persona humana y el empe?o a favor de la misma son puestos de nuevo expl?citamente en el centro de todas las consideraciones. Sigamos leyendo y reflexionando en lo que hoy nos ofrece mi Sustituto:

"No se puede pensar que los valores fundamentales que reconocemos como generalmente v?lidos se realizan del mismo modo en cada contexto hist?rico. No existen en todas las sociedades los presupuestos sociol?gicos para una democracia basada en los partidos, como se da en Occidente; as?, la completa neutralidad religiosa del Estado, en la mayor parte de los contextos hist?ricos, hay que considerarla como una ilusi?n. Y nos apoyamos en esas filosof?as que se caracterizan por el hecho de que son positivas y, por tanto, antimetaf?sicas, hasta tal punto que, en definitiva, Dios no puede tener ning?n puesto en ellas. Se basan en una autolimitaci?n de la raz?n positiva, que es competente en el ?mbito t?cnico, pero que, sin embargo, all? donde se generaliza implica una mutilaci?n del hombre. Se sigue de esto que el hombre visto, incluso el concepto de libertad, que en primera instancia podr?a parecer extenderse de modo ilimitado, al final conduce a la autodestrucci?n de la libertad. Es cierto que las filosof?as positivas contienen importantes elementos de verdad. Sin embargo, estos se basan en la autolimitaci?n de la raz?n t?pica de una determinada situaci?n cultural, la de Occidente moderno, no pudiendo de seguro ser, como tales, la ?ltima palabra de la raz?n. A pesar de parecer totalmente racionales, las filosof?as positivistas no son la voz de la raz?n misma, sino que tambi?n ellas est?n vinculadas culturalmente, esto es, est?n vinculadas a la situaci?n del Occidente de hoy. Por eso, en absoluto son la filosof?a que un d?a puede valer en todo el mundo. Por encima de todo hay que decir que esta filosof?a ilustrada y su correspondiente cultura son incompletas. Esta ?ltima conscientemente corta con sus propias ra?ces hist?ricas priv?ndose de las fuerzas originarias de las que surgi?, memoria fundamental de la humanidad, por as? decirlo, sin la cual la raz?n queda sin orientaci?n. En efecto, en nuestros d?as es v?lido el principio de que la capacidad del hombre es la medida de su actuaci?n. Lo que uno sabe hacer es tambi?n lo que es capaz de hacer. Un saber hacer separado de la capacidad de hacer ya no existe, porque ir?a en contra de la libertad, que es el valor supremo absoluto. Pero el hombre sabe hacer mucho, y cada vez sabe hacer m?s; y si este saber hacer no encuentra medida en una norma moral, se convierte, como se puede ver ya, en poder de destrucci?n. El hombre sabe clonar hombres y, por tanto, lo hace; lo hace porque parece ser una exigencia de su libertad. El hombre sabe construir bombas at?micas y, por tanto, las hace, estando, en principio, dispuesto tambi?n a usarlas. Tambi?n el terrorismo, en definitiva, se basa en esta modalidad de "autorizaci?n" del hombre, y no en las ense?anzas del Cor?n... La verdadera contraposici?n que caracteriza al mundo de hoy no es la que da entre las distintas culturas religiosas, sino la que se da entre la emancipaci?n radical del hombre de Dios, de las ra?ces de la vida, por una parte, y las grandes culturas religiosas, por otra. Si se llega a un entendimiento de las culturas ser? no por enfrentamiento de las grandes religiones, en lucha contra otras desde siempre -y, sin embargo, siempre han sabido vivir unas con otras- sino por el enfrentamiento entre esta emancipaci?n radical del hombre y las grandes culturas hist?ricas.

As?, tampoco el rechazo de la referencia a Dios es expresi?n de una tolerancia que desea proteger las religiones no te?stas y la dignidad de los ateos y de los agn?sticos, sino que es m?s bien expresi?n de una conciencia que querr?a ver a Dios eliminado definitivamente de la vida p?blica de la humanidad y arrinconado en el ?mbito subjetivo de culturas residuales del pasado. El relativismo, que constituye el punto de partida de todo esto, se convierte en un dogmatismo que se cree en posesi?n de la definitiva conciencia de la raz?n y con el derecho de considerar todo lo dem?s ?nicamente como un estado de la humanidad en el fondo superado, y que puede ser convenientemente relativizado. En realidad esto significa que necesitamos ra?ces para sobrevivir y que no debemos perder de vista a Dios si queremos que la dignidad humana no desaparezca".

Este trabajo que nos viene ofreciendo mi Sustituto lo completar? con la misma profundidad doctrinal el pr?ximo d?a 27 de este mes de septiembre.

* Capell?n de la Cl?nica de S. Juan de Dios
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