Mensaje los
obispos de Paraguay al concluir la asamblea plenaria ordinaria de su Conferencia Episcopal el 10 de noviembre de 2006.
MENSAJE DE LOS OBISPOS DEL PARAGUAY
Los Obispos del Paraguay nos hemos reunido para realizar la 177?. Asamblea Plenaria Ordinaria de la Conferencia Episcopal Paraguaya.
A la luz del emprendimiento pastoral ?Habla Se?or que tu Iglesia escucha?, hemos reflexionado sobre lo que Dios nos dice en este momento y que tambi?n se expresa en la voz del pueblo que vive realidades que deterioran la dignidad y la convivencia social.
Entre los numerosos problemas que nuestro pueblo manifiesta, queremos referirnos espec?ficamente tres de ellos para expresar nuestra visi?n y ofrecer nuestra orientaci?n sobre los mismos, a la luz del Evangelio y de la ense?anza de la Iglesia.
1. El problema de la migraci?n. Sabemos que toda persona tiene el derecho a la migraci?n con el fin de buscar mejores oportunidades para su pleno desarrollo.
Sin embargo, en nuestra realidad, el hecho de la migraci?n se vuelve un problema con graves consecuencias sociales y morales para toda la Naci?n, lo que motiva nuestra orientaci?n pastoral.
Ante la desesperaci?n de un sector m?s cr?tico de la poblaci?n, por falta de trabajo y de mejores condiciones de vida y por comprobar un horizonte econ?mico cada vez m?s incierto, percibimos cada vez m?s claro el fen?meno social de nuestra gente que emigra hacia otros pa?ses.
La migraci?n de miles de paraguayos y en especial de las mujeres de nuestro pa?s, tiene sus causas, entre otras, en el abandono de la poblaci?n rural y de profesionales, quienes no reciben la atenci?n necesaria de parte de los responsables de la administraci?n del pa?s, por la debilidad de la justicia, y por la falta de fuentes de empleo y mejores condiciones de vida.
Muchos de nuestros compatriotas que emigran sin las condiciones requeridas, como la documentaci?n adecuada, sin contrato de trabajo previo ypor el enga?o de oportunistas, se encuentran en situaciones de vida muy precarias. Tantas veces son sometidos, abusados y hasta explotados. Especialmente dram?tica se vuelve la situaci?n para las mujeres, solteras o casadas, las que, muchas veces, se ven obligadas a exponerse a todo tipo de abusos y desviaciones como la prostituci?n, o uniones ilegales circunstanciales.
Resultado de esta situaci?n es el estadode la familia que permanece en el pa?s y que sufre graves da?os morales y sociales, siendo los m?s vulnerables los ni?os y los j?venes. Dos de cada tres familias del Paraguay est?n en cierto modo afectadas por el fen?meno de la migraci?n. En este sentido, el tejido social y moral de la naci?n se resquebraja profundamente.
Es urgente afrontar este problema nacional con medidas eficaces. Para lograr este objetivo, el Estado, as? como las entidades de servicios y las iglesias, deben poner en marcha los mecanismos y procedimientos, cada cual seg?n su competencia, a fin de evitar que la sociedad paraguaya siga desangr?ndose por causa de las migraciones forzosas.
Porque todo paraguayo tiene derecho al arraigo en su propia tierra, por tanto a no emigrar, debe ponerse todo el empe?o para satisfacer las necesidades b?sicas de la poblaci?n y obtener el bienestar en el propio espacio de vida y de trabajo en nuestro pa?s.
2. Las elecciones municipales Estamos a pocos d?as de las elecciones municipales que tienen una trascendencia importante para la consolidaci?n de la democracia.
Las elecciones deben ser siempre limpias y transparentes. No es admisible la compra de votos, las manipulaciones de los instrumentos y documentos electorales y tantos otros medios utilizados frecuentemente con irresponsable ligereza y que causa grave da?o a la conciencia del pueblo. Estos medios son claramente inmorales.
Los municipios tienen sus propias caracter?sticas de gobierno, as? como sus propios desaf?os y problemas que requieren de dirigentes con autoridad moral y que tengan como objetivo principal el mejoramiento de las condiciones de vida de sus conciudadanos, con obras y emprendimientos que beneficien directamente a los vecinos de la comuna.
Los Obispos consideramos importante expresar algunos criterios que pueden contribuir al discernimiento de los ciudadanos a la hora de votar. La Iglesia no se identifica con proyecto pol?tico alguno. Sin embargo, ofrece un servicio a todos expresando algunos puntos que sirvan para la reflexi?n.
Buscar otros intereses, personales o grupales, en detrimento del bien com?n, es estafar la esperanza de la gente, debilitando la fe de la ciudadan?a en las instituciones de la democracia.
Un candidato no es necesariamente bueno por pertenecer al propio partido de quien elige;
Debe ser una personareconocida por su honestidad e integridad de vida, con la capacidad de administrar profesionalmente el municipio, ejercer la autoridad como servicio, con dignidad y eficacia.
el candidato debe ser capaz de interpretar las necesidades de la poblaci?n;
debe ser portador de valores humanos y cristianos en la conducta privada y p?blica.
Es importante que los electores eval?en:
el programa que los candidatos proponen, la ideolog?a que los fundamenta y los objetivos que persiguen;
la posibilidad que existe de que ese programa se lleve adelante con realismo, y que no sea solamente un programa que no se pueda cumplir.
Hay que preguntarse si con ese programa, con esas posibilidades y con las actitudes del candidato, se pueden conseguir mejores condiciones de vida para la poblaci?n;
si el candidato o candidata y su programa dan garant?as para que la moralidad p?blica sea manifiesta entre los ciudadanos.
Es fundamental que el elector vaya a votar, ejerciendo su derecho y su obligaci?n constitucional de hacerlo,y lo haga en conciencia, meditando sobre el bien de la comunidad, si quiere que el municipio y el pa?s den un paso adelante.
3. La Constituci?n Nacional Una nueva Constituci?n para la Rep?blica debe ser el resultado de un amplio consenso donde participe toda la poblaci?n, por medio de las organizaciones sociales, pol?ticas, econ?micas y religiosas a trav?s de sus delegados constituyentes, seg?n los mecanismos que la propia Constituci?n establece.
La polarizaci?n de las posturas y los intereses encontrados del ambiente que vivimos no favorecen el clima necesario para debatir con fundamentos racionales y adoptar decisiones que beneficien a la sociedad en su conjunto.
Ante una duda razonable de cualquier ilegalidad ser? conveniente abstenerse de forzar una interpretaci?n, pues esto pondr? al pa?s en una delicada situaci?n sobre la institucionalidad democr?tica, haciendo dif?cil la gobernabilidad y retrasando as? las acciones y medidas gubernamentales necesarias para superar los graves problemas sociales, econ?micos y morales que soporta el Paraguay.
La Iglesia sostiene que una aut?ntica democracia no es s?lo el resultado de un respeto formal de las reglas, sino que es el fruto de la aceptaci?n convencida de los valores que inspiran los procedimientos democr?ticos.
El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia en el n?mero 407 dice que dichos valores son: ?la dignidad de toda persona humana, el respeto de los derechos del hombre, la asunci?n del bien com?n como fin y criterio regulador de la vida pol?tica. Si no existe un consenso general sobre estos valores, se pierde el significado de la democracia y se compromete su estabilidad???una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia?.
4. Conclusi?n Nos aproximamos a la gran fiesta mariana de la Virgen de Caacup?, cuya intercesi?n y maternal protecci?n invocamos para que nos podamos sentir y actuar como hermanos que sue?an y trabajan para mantener unida a la familia paraguaya.
Que san Roque Gonz?lez de Santa Cruz y sus Compa?eros m?rtires nos inspiren en el camino de la santidad y del compromiso genuino al servicio de los dem?s, con generosidad y total desprendimiento.
Que Dios Padre, Hijo y Esp?ritu Santo, bendiga a las familias y a todos los ciudadanos de nuestro querido Paraguay.
Asunci?n, 10 de noviembre de 2006
Firman los Obispos del Paraguay