Jueves, 23 de noviembre de 2006
"Cuando lleg? la plenitud de los tiempos envi? Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley" (cfr. Gal. 4,4)


Cada a?o la Iglesia celebra ese momento de la Historia de Salvaci?n viviendo un Adviento como preparaci?n para la Navidad. Un tiempo propicio para colocar la mente y el coraz?n en Aquel que se ha hecho hombre para llevar a los hombres a Dios.

El Hijo de Dios nace para dar raz?n y verdadero sentido a la vida humana. La misi?n que Jes?s tiene es tambi?n hoy en d?a nuestra misi?n, por eso no podemos dejar de lado la tarea de evangelizar y con ello de anunciar a Jes?s como luz que ilumina y da sentido a la vida del mundo. Dios nos ha llamado para ser sus colaboradores en la tarea de evangelizar, de ah? nos viene la invitaci?n de poner todas nuestras capacidades y carismas al servicio de esa noble tarea: hacer la voluntad de Dios en nuestra vida personal, familiar y comunitaria.

"Me has dado un cuerpo, aqu? vengo para hacer tu voluntad "(Cfr. Hebreos 10,5-7). Esas son las palabras que el Hijo dirige a su Padre al entrar en nuestra historia como hombre. Expresan su total obediencia al plan de salvaci?n que el Padre le encomienda.

Me has dado un cuerpo verdaderamente humano; mi rostro servir? para revelar el rostro de Dios y al mismo tiempo para revelar la dignidad y el valor de cada rostro humano.

Me has dado un cuerpo humano que me servir? para amar con la profundidad infinita de Dios y con los matices del amor humano.

Con mis manos podr? trabajar, tocar el dolor y sanarlo, podr? bendecir a los ni?os y hacer milagros que ser?n signos del amor de Aquel que me envi?.

Mis pies dejar?n huellas para que mis disc?pulos me puedan seguir.

Mi boca servir? para comunicar la Verdad que salva y hace verdaderamente libre al hombre; con ella expresar? palabras de perd?n y misericordia. De ella saldr?n palabras de vida eterna.

Mis ojos me servir?n para ense?ar a los hombres a mirarse unos a otros como hermanos y mirar a las criaturas con los ojos de Dios. Ser?n ojos humanos capaces de llorar ante la tumba del amigo o ante la ruina de la ciudad amada.

Mi coraz?n que tantas veces se estremecer? ante el dolor de los que sufren, un d?a dejar? de latir y ser? abierto por una lanza, para ser abrigo de los que me miren arrepentidos.

Me has dado un cuerpo que me servir? para recorrer las aldeas de Israel y congregar las ovejas extraviadas por falta del Pastor. Ser? aquel Pastor que conoce y ama a cada una de sus ovejas, por ellas dar? mi vida.

Mi cuerpo me servir? para ofrecerme en sacrificio y para darme como alimento de vida eterna.

Llamar? a unos amigos a quienes infundir? mi Esp?ritu, los instruir? en los misterios del Reino, aprender?n a amar con desinter?s y les encomendar? mis ovejas, como pastores, no como asalariados. Ellos cumplir?n su encargo comport?ndose como modelos del reba?o teniendo su mirada en la recompensa eterna.

Ciertamente el pastoreo es propio del ministerio ordenado que configura de modo especial con Cristo, Cabeza de su cuerpo que es la Iglesia y capacita para actuar en su nombre; pero de cierto modo es participado por todos aquellos que tienen responsabilidad en la comunidad, en la familia, con una autoridad que deben ejercer como servicio.

En este Adviento preparemos nuestro coraz?n, nuestra familia, nuestra comunidad cristiana, para que venga Jes?s y nos ense?e la obediencia amorosa a Dios nuestra Padre.

Que Mar?a, la Madre que siempre supo responder: "h?gase en m? seg?n tu palabra?, interceda para tener nosotros un coraz?n bien dispuesto, un coraz?n de verdaderos disc?pulos de Jes?s.



Mons. Jos? Rafael Banquero Arce
Obispo de Alajuela
Publicado por verdenaranja @ 23:09  | Hablan los obispos
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