Viernes, 01 de diciembre de 2006
Homil?a pronunciada el jueves, 30 de Noviembre, por el Patriarca Ecum?nico de Constantinopla, Bartolom? I, en la Divina Liturgia de la fiesta del ap?stol Andr?s, celebrada en la iglesia patriarcal de San Jorge en el Fanar (Estambul), a la que asisti? el Papa Benedicto XVI .


Por la Gracia de Dios, hemos sido bendecidos, Sant?simo, a fin de acceder a la alegr?a del celestial Dominio para ?contemplar la luz verdadera y de recibir el Esp?ritu Celestial?. Cada celebraci?n de la Divina Liturgia es una din?mica e inspirada co-liturgia del cielo y la historia. Cada Divina Liturgia es, a la misma vez, una an?mnesis del pasado y esperanza del Reino. Estamos convencidos de que durante esta Divina Liturgia una vez m?s nos trasladamos espiritualmente hacia tres dimensiones: hacia el Reino de los cielos, donde celebran los ?ngeles; hacia la celebraci?n de la Liturgia a trav?s de los siglos; y hacia el esperado y por venir Reino de Dios.

Esta maravillosa conexi?n de los cielos con la historia manifiesta que la Liturgia Ortodoxa es la vivencia m?stica y el profundo convencimiento de que ?Cristo entre nosotros, estuvo, est? y estar?, pues en Cristo existe una profunda relaci?n entre el pasado, el presente y el futuro. De esta manera, la Liturgia es algo m?s que el mero recuerdo de palabras y acciones de Cristo. Es la realizaci?n de la presencia real de ?ste mism?simo Cristo, el cual prometi? que estar? siempre en donde se re?nan dos o tres en su nombre.

Al mismo tiempo reconocemos que el Canon de la plegaria es el Canon de la Fe (?Lex orando?, ?Lex credendi?), y que la ense?anza sobre la persona misma de Cristo y sobre la Santa Trinidad ha dejado marcas indelebles en la Liturgia, la cual se constituye dogma inescrutable, ?revelado a nosotros en el misterio?, de acuerdo a la tan precisa expresi?n de San Basilio el Grande. Por ello, la Liturgia nos recuerda la necesidad de que lleguemos a la unidad, tanto de la fe, como de la plegaria. Por lo que, inclinamos nuestras rodillas en arrepentimiento y metanoia ante el Dios Vivo, nuestro Se?or Jesucristo, del cual el sant?simo nombre llevamos, y del cual la t?nica sin costuras hemos rasgado. Confesamos con gran tristeza que no podemos todav?a celebrar los sacros misterios unidos y oramos por el d?a, en el cual se ha de realizar plenamente esta uni?n mist?rica.

No obstante, Santidad y hermanos amados en Cristo, esta liturgia del cielo y de la tierra, de la eternidad y del tiempo, nos acerca mutuamente por las bendiciones de la presencia, conjuntamente con todos los santos, de los predecesores de nuestra humildad, San Gregorio el Te?logo y de San Juan Cris?stomo. Es una bendici?n para nosotros venerar las sacras reliquias de estos dos gigantes espirituales, habiendo recolocado solemnemente ?stas este Augusto Templo hace dos a?os atr?s, cuando aquellas nos fueran restituidas de buen grado por el Bienaventurado Papa Juan Pablo II. Exactamente como entonces durante la Fiesta del Trono recibimos con honores y colocamos sus sacras reliquias sobre el trono patriarcal cantando ? he aqu? Vuestro Trono, oh Santos?, asimismo tambi?n hoy nos hemos reunimos en su viva presencia y su eterna memoria, celebrando la Liturgia atribuida en honor a San Juan Cris?stomo.

De esta manera, nuestra celebraci?n se identifica con aquella alegre celebraci?n en los cielos y a trav?s de toda la historia. Efectivamente, como San Juan Cris?stomo escribe ?com?n festival se realiza de los celestiales y de los mortales; una eucarist?a, un j?bilo, un alegre coro?. (PG 56, 97). El cielo y la tierra ofrecen una plegaria, una fiesta, una glorificaci?n. La Divina Liturgia es contempor?neamente el Reino Celestial y nuestro hogar, ?cielos nuevos y tierra nueva? (Apocalipsis 21, 1), la base y el centro en donde todas las cosas encuentran su verdadero sentido. La Divina Liturgia nos ense?a a expandir nuestros horizontes y nuestras propias perspectivas, a hablar el lenguaje del amor y de la comuni?n, pero tambi?n que debemos coexistir en el amor del otro a pesar de todas nuestras diferencias y todav?a de nuestras divisiones. En su amplio abrazo es comprendido todo el mundo, la comuni?n de los santos y toda la creaci?n de Dios. Todo el universo se hace una ?liturgia c?smica?, para as? recordar la ense?anza de San M?ximo el Confesor. La Liturgia de esta clase, pues, nunca envejece o ni se desactualiza.

En la multitud de los celestiales bienes y de la filantr?pica misericordia de Dios s?lo una puede ser nuestra respuesta: el agradecimiento. Efectivamente, eucarist?a y doxolog?a son la ?nica respuesta correspondiente de los hombres hacia su Creador. Pues a ?l se debe toda gloria, honor y prosternaci?n, al Padre, y al Hijo y al Esp?ritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Acci?n de gracias ferviente y particular emana de nuestros corazones hacia el Dios fil?ntropo, pues hoy, en la festividad de la memoria del Ap?stol fundador y Patrono de nuestra Iglesia, durante la celebraci?n de la liturgia se encuentra presente nuestro Sant?simo hermano, el Obispo de la antigua Roma, Benedicto XVI, con su honorable s?quito. Saludamos, pues, en agradecimiento, esta presencia como una bendici?n de Dios y tambi?n como una expresi?n y demostraci?n de la com?n voluntad de que sigamos inconmoviblemente, en esp?ritu de amor y de fidelidad hacia la verdad del Evangelio y de la com?n tradici?n de nuestros padres, la direcci?n hacia la reconstituci?n de la plena comuni?n de nuestras Iglesias, lo cual constituye su voluntad y su mandato. As? sea.

[Traducci?n distribuida por el Patriarcado Ecum?nico de Constantinopla]
Publicado por verdenaranja @ 21:22  | Homil?as
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