Mi?rcoles, 06 de diciembre de 2006
Discurso que dirigi? el 11 de noviembre Benedicto XVI a la comunidad de ?Villa Nazaret? con ocasi?n del sexag?simo aniversario de su fundaci?n.


Se?or cardenal;
venerados hermanos en el episcopado;
queridos hermanos y hermanas:
Me alegra estar hoy en medio de vosotros para celebrar el 60? aniversario del origen de la instituci?n, que naci? de la sabia intuici?n del entonces monse?or Domenico Tardini, sucesivamente guiada por el cardenal Antonio Samor?, y por nuestro cardenal Silvestrini, con la contribuci?n de amigos del mundo de la escuela, de la cultura y del trabajo, as? como de bienhechores italianos y americanos.

Os saludo con afecto a todos, estudiantes, ex alumnos, amigos, as? como a todas vuestras familias; y os agradezco la cordial acogida. Saludo en particular al cardenal Achille Silvestrini, presidente de la Fundaci?n Sagrada Familia de Nazaret, y le doy las gracias por las palabras con que me ha presentado esta obra educativa y eclesial a la que dedica tanta inteligencia y amor.

Saludo a la vicepresidenta, profesora Angela Groppelli, psic?loga, que desde hace m?s de cincuenta a?os se prodiga por Villa Nazaret; al arzobispo Claudio Maria Celli; a los obispos y sacerdotes que han derramado o derraman sobre ella los dones de la vida espiritual; a los miembros del consejo de la Fundaci?n y de la asociaci?n laical "Comunidad Domenico Tardini", con el vicepresidente Pier Silverio Pozzi; y a todos los socios.

Villa Nazaret es una gran realidad, que sigue desarroll?ndose gracias al compromiso de los estudiantes en per?odo de formaci?n, y luego a la inserci?n profesional y a las nuevas familias que se van formando. Se trata de una gran familia, a la que deseo saludar con especial afecto paterno.

Villa Nazaret, por la que durante sus sesenta a?os de vida han pasado varias generaciones de ni?os y j?venes, se propone desarrollar la inteligencia de sus alumnos respetando la libertad de la persona, orientada a ver en el servicio a los dem?s la aut?ntica expresi?n del amor cristiano. Villa Nazaret quiere formar a sus j?venes para tomar decisiones valientes, con una actitud de apertura al di?logo, con referencia a la raz?n purificada en el crisol de la fe, pues la fe puede ofrecer perspectivas de esperanza a todo proyecto que se interese por el destino del hombre. La fe escruta lo invisible y por eso es amiga de la raz?n, que se plantea los interrogantes esenciales de los que espera sentido nuestro camino en esta tierra.

A este respecto, nos puede iluminar la pregunta que, seg?n el relato de san Lucas en los Hechos de los Ap?stoles, el di?cono Felipe hizo al et?ope con quien se encontr? en el camino de Jerusal?n a Gaza: "?Entiendes lo que vas leyendo?" (Hch 8, 30). El et?ope contest?: "?C?mo lo puedo entender si nadie me hace de gu?a?" (Hch 8, 31). Entonces Felipe le habl? de Cristo. As? el et?ope descubri? que la respuesta a sus interrogantes era la persona de Cristo, anunciado por el profeta Isa?as con palabras veladas. Por consiguiente, es importante que alguien se acerque a quien est? en camino y le anuncie "la buena nueva de Jes?s", como hizo Felipe.

Esa escena insin?a la "diacon?a" que la cultura cristiana puede realizar para ayudar a las personas que buscan a descubrir a Aquel que est? oculto en las p?ginas de la Biblia y en las vicisitudes de la vida de cada uno. Pero no conviene olvidar la afirmaci?n del Se?or de que es ?l mismo quien tiene hambre, tiene sed, es acogido, vestido y visitado en todas las personas necesitadas (cf. Mt 25, 31-46). Por tanto, tambi?n est? "oculto" en esas personas y acontecimientos.

S? que vosotros, queridos amigos, sol?is meditar sobre estos y otros textos semejantes de la Biblia. Se trata de palabras que os acompa?an en vuestras jornadas. Uniendo entre s? estas im?genes y estas ense?anzas, pod?is comprender claramente c?mo la verdad y el amor son inseparables. Ninguna cultura puede sentirse satisfecha de s? misma hasta que no descubra que debe estar atenta a las necesidades reales y profundas del hombre, de todo hombre.

En Villa Nazaret pod?is experimentar c?mo la palabra de Dios requiere una escucha atenta y un coraz?n generoso y maduro para vivirla en plenitud. Los contenidos de la revelaci?n de Jes?s son concretos y un intelectual cristianamente inspirado debe estar siempre dispuesto a comunicarlos cuando dialoga con los que buscan soluciones capaces de mejorar la existencia y de responder a la inquietud que abruma a todo coraz?n humano.

Ante todo, es preciso mostrar la correspondencia profunda que existe entre las instancias que brotan de la reflexi?n sobre las vicisitudes humanas y el Logos divino que "se hizo carne" y "puso su morada entre nosotros" (Jn 1, 14). As? se crea una convergencia fecunda entre los postulados de la raz?n y las respuestas de la Revelaci?n, y precisamente de aqu? brota una luz que ilumina el camino por el que cada uno debe orientar su compromiso.

En el contacto diario con la Escritura y las ense?anzas de la Iglesia se desarrolla vuestra maduraci?n en los ?mbitos humano, profesional y espiritual, y as? pod?is penetrar cada vez m?s en el misterio de la Raz?n creadora que sigue amando al mundo y dialogando con la libertad de las criaturas. Un intelectual cristiano ―y seguramente eso es lo que quieren ser los que salen de Villa Nazaret― debe cultivar siempre en s? mismo el asombro ante esta verdad fundamental. Eso facilita la d?cil adhesi?n al Esp?ritu de Dios y, al mismo tiempo, impulsa a servir a los hermanos con pronta disponibilidad.

En estas palabras de san Pablo a la comunidad cristiana que viv?a en Filipos pod?is descubrir cu?l ha de ser el "estilo" de vuestro compromiso: "Hermanos, todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta" (Flp 4, 8). Precisamente desde esta perspectiva pod?is entablar un di?logo fecundo con la cultura, y dar vuestra contribuci?n para hacer que muchas personas encuentren la respuesta en Jesucristo. Tambi?n vosotros sent?os movidos por el Esp?ritu de Jes?s, como sucedi? al di?cono Felipe, que escuch? estas palabras: "Lev?ntate y marcha hacia el mediod?a por el camino que baja de Jerusal?n a Gaza. Est? desierto" (Hch 8, 26).

Tambi?n hoy, queridos j?venes, no son pocos los "caminos desiertos" que os tocar? recorrer en vuestra vida de creyentes. Precisamente en ellos podr?is acercaros a quienes buscan el sentido de la vida. Preparaos para estar tambi?n vosotros al servicio de una cultura que favorezca el encuentro de fraternidad del hombre con el hombre y el descubrimiento de la salvaci?n que nos viene de Cristo.

Queridos hermanos y hermanas, Villa Nazaret, desde el inicio, ha sido siempre objeto de especial benevolencia por parte de mis venerados predecesores, comenzando por el siervo de Dios P?o XII, que la vio nacer, hasta el siervo de Dios Juan Pablo II, que os fue a visitar hace diez a?os, con ocasi?n del 50? aniversario de la fundaci?n. Esta benevolencia de los Papas ha alimentado y debe seguir alimentando vuestro v?nculo espiritual con la Santa Sede.

Al mismo tiempo, este v?nculo de estima y afecto os compromete a caminar fielmente siguiendo las huellas de aquel gran "hombre de Dios" que fue el cardenal Domenico Tardini. Con sus palabras y su ejemplo os exhorta a ser particularmente sensibles, atentos y receptivos con respecto a las ense?anzas de la Iglesia.

Con estos sentimientos, a la vez que invoco sobre vosotros la protecci?n especial de la Virgen "Mater Ecclesiae", os aseguro a cada uno un recuerdo en la oraci?n, y con afecto os bendigo a todos, comenzando por vuestros numerosos ni?os.

[Traducci?n del original italiano distribuida por la Santa Sede
? Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
Publicado por verdenaranja @ 23:00  | Habla el Papa
Comentarios (0)  | Enviar
Comentarios