Martes, 12 de diciembre de 2006
Homil?a de Mons. Luis T. St?ckler
Catedral de Quilmes, 10 de diciembre del 2006.-


PREPARAR EL CAMINO


- 2? Domingo de Adviento -


Dios est? por llegar. Este mensaje del adviento despierta en el cristiano sensible una actitud de escucha y de mirada atentas. Son dos los acontecimientos que est?n por venir: la fiesta de Navidad cercana y la vuelta de Cristo definitiva. La expectativa y la celebraci?n de Navidad son de cierto modo un anticipo del encuentro con el Se?or cuando venga en la gloria, y nos da la oportunidad de probar si realmente lo esperamos.

Juan el Bautista mostr? c?mo repercute la espera de Dios en el hombre. Nos sirve como modelo frente a lo que nos aguarda. Si bien la redenci?n ya nos lleg? en Jes?s, seguimos bajo el acecho del pecado y continuamente debemos allanar los senderos para poder alcanzarlo despu?s de haber sido alcanzados por ?l. La salvaci?n no est? completada todav?a, y como en tiempos de Juan debe ser anunciada la conversi?n. Basta leer y escuchar los noticieros para darse cuenta de la necesidad de redenci?n. Los acontecimientos en el medio oriente, especialmente en la tierra de Jes?s, son para los creyentes una exhortaci?n continua para abrir los ojos e implorar la venida del Mes?as. Juan el Bautista fue llamado por Jes?s el m?s grande nacidos de mujer y representa a todos los que todav?a no han entrado en el Reino de Dios. El Adviento por eso quiere despertar en nosotros el esp?ritu misionero, para que los pueblos descubran el verdadero sentido de la Navidad que muchos conocen solamente como una fiesta sentimental de los blancos.



La pregunta que nos hacen y que nos hacemos los cristianos hoy es, si el anuncio de Cristo es realmente tan importante. ?No dice el mismo Magisterio que Dios de manera s?lo por ?l conocida puede salvar a todos los hombres, aunque no pertenezcan a la Iglesia? Y surge a partir de ah? otra pregunta: ?En qu? est? lo propio del cristianismo que no solamente justifica, sino que exige que nosotros no s?lo nos llamemos cristianos, sino que vivamos como tales? El Papa Pablo VI dec?a en la ?Evangelii nuntiandi?: ?Con frecuencia y bajo formas diversas se oye decir que imponer una verdad, por ejemplo el Evangelio; que imponer una v?a, aunque sea de la salvaci?n, no es sino una violencia cometida contra la libertad religiosa. Adem?s, se a?ade, ?para qu? anunciar el Evangelio, ya que todo hombre se salva por la rectitud del coraz?n? .. Ser?a ciertamente un error imponer cualquier cosa a la conciencia de nuestros hermanos. Pero proponer a esa conciencia la verdad evang?lica y la salvaci?n ofrecida por Jesucristo, con plena claridad y con absoluto respeto hacia las opciones libres que luego pueda hacer, .. lejos de ser un atentado contra la libertad religiosa, es un homenaje a esa libertad, a la cual se ofrece la elecci?n de un camino que incluso los no creyentes juzgan noble y exaltante? (E.N. 80). Y dec?a nuestro actual Papa Benedicto, hace a?os en una reflexi?n sobre el adviento: ?Uno no se hace cristiano para si mismo, sino para todos los dem?s. La din?mica que comienzo con nuestro bautismo y que se prolonga en toda nuestra vida, nos lleva a disponernos a un servicio que Dios espera de nosotros para hacer historia. El misterio del pueblo de Israel y de la Iglesia est? en que fueron elegidos para anunciar a todos los hombres el amor de Dios. Es la ley del grano de trigo: si no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto?. Aunque seamos pocos, la siembra de la palabra es la esperanza para todos. Dios nos quiere dar participaci?n en su obra. Basta que hagamos lo que podamos.

El anuncio y la celebraci?n de la Navidad se hace as? mensaje para esperar la vuelta definitiva de Cristo. La ternura del ni?o que nos cautiva en la pobreza del pesebre, nos quita los miedos y despierta el anhelo del Se?or en la gloria.

Luis T. St?ckler

Obispo de Quilmes
Publicado por verdenaranja @ 8:45  | Hablan los obispos
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