Homil?a para la Solemnidad de la
Inmaculada Concepci?n de Mar?a Sant?sima
Luj?n, 8 de diciembre de 2006.-
Todo ser humano lleva en su coraz?n como la reproducci?n fotogr?fica de la persona que ama.
El amor es la realizaci?n de un deseo, el cumplimiento de un sue?o. Este deseo y este sue?o tienen que ver con nuestras costumbres, nuestras inclinaciones, nuestros pensamientos, nuestra manera de ver el mundo.
El coraz?n posee una melod?a propia, secreta y el d?a que siente por primera vez esa m?sica exclama: ?es esa!
Es la m?sica de las relaciones en armon?a, es la m?sica del amor. La vida resulta m?s hermosa el d?a en que vemos realizarse nuestro sue?o y la persona amada nos parece la encarnaci?n de cuanto apreciamos.
La simpat?a brota de repente, pero es que, en realidad, ya exist?a en nosotros desde largo tiempo.
Todo lo que hay en el universo corresponde al amor que Dios tiene por la creaci?n. Para acercarnos a esta idea, podemos decir que as? como un arquitecto lleva en su mente el plano de la casa que quiere construir, as? tambi?n Dios tiene en su mente una idea arquetipo de cada flor, de cada p?jaro, de cada ?rbol... En concreto toda pintura, todo estatua responden a una idea, a una intuici?n del artista. En el universo, cada ?tomo, cada una de las cosas que existe son concreciones de una idea preexistente en la mente de Dios, desde toda la eternidad.
Visto desde una manera humana, Dios tiene de nosotros dos im?genes: lo que somos, y lo que deber?amos ser. Dios ve el modelo que pens? y la realizaci?n que hemos hecho: el proyecto original y el modo c?mo lo hemos realizado personalmente, a trav?s de la libertad.
Aunque, expres?ndolo as?, Dios tenga dos im?genes nuestras, existe una persona entre todas las criaturas humanas de la cual posee una sola imagen y en la que rein? y reina una perfecta armon?a, entre, lo que Dios quer?a y lo que es en la realidad: esta persona es su bendita Madre, la sant?sima Virgen Mar?a.
La Sant?sima Virgen, dej? con su libertad, que el proyecto de Dios sobre ella se cumpliese, tal como ?l lo pensaba ?Yo soy la esclava del Se?or, que se cumpla en mi su palabra.? La sant?sima Virgen es lo que Dios hubiera deseado que fu?semos nosotros. Ella realiz? en su vida la imagen que Dios ten?a de Ella desde toda la eternidad. La Virgen existi? en la mente de Dios antes que existiese ninguna otra madre. Ella es la Madre de todas las madres.
Dios no pens? a la Virgen solamente desde la eternidad, sino tambi?n al principio del mismo tiempo. Cuando el g?nero humano se perdi? por culpa de una mujer, Dios habl? al demonio de la siguiente manera: ?Pondr? enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella aplastar? tu cabeza, mientras que t? pondr?s asechanzas a su calca?ar.? Gn. 3, 5) Por culpa de una mujer se perdi? la humanidad, y a causa de una mujer la humanidad tambi?n fue redimida, la generaci?n de esta mujer es Jesucristo, nuestro redentor.
Cuando Dios determin? hacerse hombre, debi? elegir el tiempo de su venida, el pa?s d?nde nacer?a, la raza, el color que tendr?a. Los sistemas pol?ticos y econ?micos que le rodear?an, la lengua que hablar?a, las reacciones psicol?gicas con las que estar?a en contacto como Se?or de la historia y salvador del mundo. Todos estos problemas los resolvi? eligiendo a su Madre.
Elegir su Madre significaba tambi?n elegir determinada posici?n social, un idioma, un color, un ambiente, etc.
Su madre no era como la nuestra, aceptada por nosotros como algo establecido en la historia y que no podr?amos cambiar. Dios, en cambio, eligi? una madre antes de nacer: ?Naci? de santa Mar?a Virgen?, rezamos en el credo, porque ?l la eligi?.
Si nosotros hubi?ramos existido antes que nuestra madre y la pudi?ramos haber hecho, ?no la hubi?ramos hecho como la mujer m?s perfecta del mundo? ?Por qu? pensar que Dios obrar?a distinto? As?, si ninguna mujer la puede superar en su ser, tampoco la puede superar en gracia de Dios, en fuerza. Un argumento teol?gico sencillo, pero muy l?gico, el argumento de conveniencia nos dice: ?si Cristo pudo y no quiso tener la mejor madre, no fue un buen hijo. Si Cristo quiso y no pudo tener la mejor madre, no es Dios.
Sencillamente esto es lo que estamos celebrando esta tarde, en la Casa de nuestra Madre, en su Bas?lica y Santuario de Luj?n, hoy honramos esta bendita imagen dedicada a la Pura y Limpia concepci?n de la Sant?sima Virgen Mar?a, y meditamos en su misterio de ser Inmaculada.
Este misterio, sabido y cre?do desde antiguo por la Iglesia fue expresado como definici?n dogm?tica en el a?o 1854, por P?o IX, con la bula Ineffabilis: ?...Declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la sant?sima Virgen Mar?a fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepci?n por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atenci?n a los m?ritos de Cristo Jes?s, Salvador del g?nero humano, est? revelada por Dios y debe ser, por tanto, firme y constantemente cre?da por todos los fieles.? (DS, 2.803).
La Virgen fue mucho m?s que lo que una mujer hubiera deseado ser mir?ndose en el espejo de la vida, es el modelo que debemos mirar para cumplir en nuestra vida el proyecto de Dios.
+Mons. Rub?n H?ctor Di Monte
Arzobispo de Mercedes-Luj?n