Apuntes para la vida Comentario Semanal de Mons. Juan del R?o
COPE Jerez y prensa local
17 de diciembre de 2006
DISFRAZAR LA NAVIDAD
(Di?cesis de Jerez) La Navidad goza de un fuerte arraigo popular en nuestra Andaluc?a y en concreto en la ciudad de Jerez. Las festivas zambombas, la rica tradici?n belenistas y la alegre cabalgata de Reyes hacen durante semanas que el acontecimiento de Bel?n inunde de luz la oscuridad de muchos corazones, que los valores de paz y caridad sean los m?s deseados estos d?as, y que la estrella de los Magos de Oriente nos conduzca a donde est? el Salvador del mundo: el Emmanuel, el anunciado y esperado de las naciones, el Dios humando. Este es misterio nuclear de la Navidad.
Sus celebraciones han forjado toda una cultura navide?a que tiene sus expresiones en la gastronom?a, la m?sica de los villancicos, la pintura y escultura de los nacimientos. Todo esto nos habla de c?mo la encarnaci?n de la fe cristiana crea cultura y engendra valores que ennoblecen a los pueblos y a sus gentes.
Pues bien, sucede ahora que para ser ?pol?ticamente orrectos?, para no ?herir sensibilidades? de otros credos o de la nueva ?religi?n laica?, todo esto hay que reconvertirlo,
disfrazarlo, maquillarlo para que parezca y no sea. Lo curioso es que este enmascaramiento ha sido auspiciado por algunos agn?sticos y ateos que desde una posici?n laicista suelen hablar mucho de la tolerancia hacia sus posturas y las de otras religiones, pero no utilizan la misma medida para la sensibilidad cristiana y cat?lica de estos d?as. Aunque tampoco les interesa que desaparezcan las fiestas navide?as, ya que con ellas vienen las vacaciones de invierno, aumenta el
consumo y se benefician los peque?os y grandes almacenes. Pero sobre todo, se comparte esa carga de sentimentalismo llamado ?esp?ritu de navidad? que sirve para autojustificarse con la solidaridad y para guardar las apariencias familiares en las consabidas cenas y comidas de estos
d?as.
S?, s?, todo eso sin que haya referencias a que hace XX siglos Dios quiso compartir nuestra naturaleza humana para que la humanidad participar? en su vida divina. Esto tiene tambi?n su reflejo en esas postales de felicitaci?n de instituciones p?blicas donde hay una ocultaci?n a
cualquier referencia cristiana. En muchas ocasiones son preferibles signos que evocan las religiones y mitolog?as naturalistas n?rdicas como el ?rbol, el mu?rdago, la nieve, elfos o duendes, antes que aludir al hecho hist?rico de Bel?n. Lo mismo est? sucediendo con los alumbrados navide?os donde se da luz a unas fiestas vaciadas de su contenido originario. Y de igual modo ocurre con la entra?able tradici?n del Obispo cat?lico San Nicol?s de Bari, de una reconocida caridad con los ni?os y humildes, convertida y transformada en nuestros d?as en la magia de un personaje de ropas rojas y barbas blancas, que nada tiene que ver con el cristianismo.
En esta secularizaci?n en la que se ve inmersa las fiestas de la Natividad del Se?or, no est? exenta la misma comunidad cristiana, que en gran medida ha perdido la sensibilidad de la
sorpresa del misterio del Dios que sale al encuentro del hombre. As? ocurre que en algunas parroquias y templos se ha suprimido la Misa de media noche ?conocida como Misa de Gallo?
en pos de una misa vespertina con car?cter festivo que resulta mas c?moda para los tiempos en que vivimos. Sin embargo, lo aut?ntico y hermoso, es que en medio de la noche la buena noticia del nacimiento de Jes?s lleg? a unos pastores que cuidaban sus reba?os (cf. Lc 2, 8-12).
Es por ello, que volver a las fuentes de la verdadera Navidad, supone que no reneguemos de las ra?ces culturales que le han dado el ser a Europa, que los poderes p?blicos y otras instancias sociales tengan el respeto debido con el hecho cristiano, que aquellos cat?licos que act?an en la vida p?blica no favorezcan con sus actuaciones las tesis laicistas al disimulo del sentido indiscutible de la Navidad. Y que los mismos cristianos retornemos m?s intensamente a la
espiritualidad primordial y natural del tiempo lit?rgico adviento-navidad.
Jerez, como otras ciudades y pueblos de nuestra di?cesis, puede a?n fijar su mirada en esos bellos belenes que ocupan nuestras casas, Iglesias y plazas, en esos villancicos, que alegran el alma, y que a?n no se nos han prohibido.