Domingo, 24 de diciembre de 2006
Lecturas.- Heb.- 1 - 14. Evangelio.- Jn-5, 24-29

La muerte no respeta fechas se?aladas ni sabe de calendarios. En plenas fiestas de Navidad, unos d?as tan se?alados para vivirlos en un clima de alegr?a y de reuni?n familiar, hab?is sentido la p?rdida de un ser muy querido por vosotros.
Pero, lejos de resultar una contradicci?n, el mensaje de la Navidad es precisamente el que puede ofreceros el consuelo que ahora necesit?is.

Nosotros podemos acompa?ar vuestro dolor d?ndoos palabras de consuelo, porque hab?is tenido la suerte de disfrutar de vuestra madre a lo largo de tantos a?os; porque hab?is tenido la suerte de haberle devuelto en forma de cari?o y de cuidado todo lo que anteriormente ella hizo por vosotros; porque os hab?is enriquecido con el ejemplo de su vida, sacrificada y apoyada en la eucarist?a y en la oraci?n....

Nosotros - digo- podemos ofreceros palabras de consuelo, pero Dios no se contenta con consolarnos, sino que, adem?s, act?a salvando la vida de N. y nuestra vida.
Como nos ha recordado la primera lectura, lleg? un momento en el que Dios no se conform? con hablarnos, sino que envi? a su propio Hijo Jes?s a esta tierra para que, naciendo, viviendo, sufriendo y muriendo como uno m?s, su vida nos sirviera de luz y no nos perdi?ramos cuando nos lleguen las contrariedades.

Jes?s, con su Nacimiento, nos ense?a que la vida es una oportunidad para aprovecharla, que la vida es un reto que hay que afrontarlo cada d?a; que nuestra vida y nuestra historia ( por modesta y sin brillo que parezca) puede llegar, a ser un tesoro para unos hijos, para unos nietos y para tantos amigos y familiares.

La Navidad tiene un mensaje muy hermoso.
En la mesa de nuestra vida junto a las alegr?as, nunca va a faltar el pan de la tristeza, de la enfermedad, de las desgracias y de la muerte. Pero ya no podremos echar en cara a Dios a ver d?nde est? cuando nosotros sufrimos. Pues nos dir? a ver si estamos ciegos para no verle, naciendo en un establo de animales, porque todas las puertas se le cerraron o como un refugiado huyendo del rey Herodes o mezclado con los enfermos y pecadores para llevarles un poco de esperanza o abandonado de todos en una cruz.

Esta es la mejor noticia que pod?a esperar el hombre: Que all? donde hay dolor y sufrimiento all? est? ?l. Que incluso cuando nosotros le damos la espalda, El no pierde la esperanza de volvemos a abrazar, que si ha bajado del Cielo a la tierra es para que podamos ser hijos de Dios y por lo tanto, herederos.

N. s? podr? decir ahora que ella ha vivido la verdadera "feliz Navidad". Que esos deseos de felicidad que nos deseamos los mortales, ella lo est? viviendo en el Cielo y ahora puede disfrutar del amor que Dios le ha tenido desde siempre. Que en ella se ha hecho realidad lo que hemos o?do en el Evangelio:
"Os aseguro que llega la hora y ya est? aqu?, en que los muertos oir?n la voz de Dios y los
Publicado por verdenaranja @ 23:34  | Homil?as
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