Lunes, 25 de diciembre de 2006
Publicado en la HOJA DE DIFUSI?N PARRROQUIAL DE SANTA RITA DE CASIA DE PUNTA BRAVA Y DE SAN PABLO AP?STOL EN LAS DEHESAS - PUERTO DE LA CRUZ.

Ejemplos que ayudan, tra?dos de aqu? y all?



El Emperador Jos? II y el magistrado.

El Emperador Jos? II (t 1790) se disfrazaba a menudo y se confund?a con el pueblo para conocer a fondo su situaci?n y especialmente sus necesidades. Habiendo sobrevenido una gran carest?a en Bohemia el a?o 1784 y alcanzando el trigo precios muy elevados, el Emperador envi? a aquel pa?s grandes provisiones de ese cereal, para que fuesen distribuidos a los pobres, dirigi?ndose, personalmente, al mismo tiempo a Bohemia, para ver si los empleados obedec?an puntualmente sus ?rdenes. Lleg? una vez perfecta-mente de inc?gnito, a una peque?a ciudad de los alrededores de Praga y vio delante de la oficina de suministros muchos carros cargados de trigo. El Emperador entabl? conversaci?n con los hombres que los estaban guardando y supo por ellos que los pobres de aquel pa?s hac?a largo tiempo que esperaban en vano la distribuci?n de los cereales y que aquellos mismos carros estaban desde muchas horas in?tilmente delante de la oficina, pues el Delegado encargado de ello no dejaba verse. El Emperador, que iba muy modestamente vestido, se dirigi? a la casa del delegado y le pregunt? por qu? la gente hab?a de esperar tanto tiempo. El oficial respondi? con arrogancia: ?Yo no tomo lecciones de nadie y mucho menos de usted; conozco por m? mismo cu?l es mi deber?. Entonces el Emperador respondi?, descubriendo su uniforme imperial: ?Est? hablando con el Emperador y en uso de mi pleno derecho te depongo de tu misi?n y te proh?bo que te ocup?is en delante de la distribuci?n de trigo?. En seguida nombr? otro delegado. El oficial castigado palideci? de terror. ?Si hubiese conocido a su Emperador, habr?ale contestado con tanta arrogancia? Cierto que no. Si los hombres conocieran a Dios, tampoco le ofendieran con tantos pecados graves.

El pez fuera del agua.

Un buen pescador cogi? un d?a gran cantidad de peces y se propuso regalar al p?rroco el m?s hermoso de todos ellos. El pez era a?n viviente cuando se lo present?. Agitaba la cola, saltaba y se retorc?a sin cesar. El p?rroco se agarr? a aquella ocasi?n para dar a los que le rodeaban una hermosa ense?anza: ?F?jense, les dijo, en este pobre pez y vean c?mo se agita y retuerce. El quisiera volver al agua que es su elemento, pues s?lo en ella puede vivir alegremente. Lo mismo nos acontece a los hombres: hemos sido criados para Dios y apenas nos alejamos de ?l, nos sentimos inquietos y desdichados?. Con raz?n dec?a San Agust?n: ?Nos hiciste, Se?or, para Ti, e inquieto est? nuestro coraz?n mientras no descansa en Ti?.
Publicado por verdenaranja @ 22:58  | Espiritualidad
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