Publicados en la HOJA DE DIFUSI?N PARROQUIAL DE SANTA RITA DE CASIA DE PUNTA BRAVA Y DE SAN PABLO AP?STOL EN LAS DEHESAS - PUERTO DE LA CRUZ, n?mero 75.
ALGUNOS CONSEJOS PARA PONER EN PR?CTICA
La fe va perdi?ndose poco a poco, a medida que se va cayendo en pecados. Primero peque?os pecados, luego se va relajando el esp?ritu y se va cayendo en pecados mayores hasta llegar al pe-cado mortal. Se van abandonando los ejercicios espirituales, y las devociones. Se va alargando los plazos para confesarse, aunque se siga comulgan-do y si no se hace una buena confesi?n a tiempo llega un momento que la conciencia no grita. Se va perdiendo el sentido del pecado, se enfr?a el santo temor de Dios, las pr?cticas espirituales, a?n lo m?s sagrados como son la Santa Misa, el di-vino Oficio o el Santo Rosario, hasta caer en una vida rutinaria. Luego viene el vac?o, la soledad interior. Se pierde la alegr?a espiritual. Poco a poco se va haciendo vulgar y ordinario en el vocabulario, aunque se conserve la apariencia de una buena vida espiritual que se llev? en otro tiempo. Pero esta situaci?n falsa, dura poco, porque empezar? a notarse en las conversaciones y en el modo de actuar, que est? vac?o por dentro.
Personas de gran vida espiritual llegaron a corromperse totalmente. Tienes, pues, que aprender en cabeza ajena, porque tambi?n t? eres un ser humano inclinado hacia el mal y el mejor remedio es no abandonar la confesi?n sacramental, bien he-cha, con frecuencia, m?ximo una vez al mes. Para personas que quieran tomarse en serio la santidad, jam?s descuidar, ni el menor detalle de sus deberes. Para los que aman de verdad todo es importante y no hay cosas peque?as, todas son grandes. Si te echas a perder la culpa la tienes t?, por falta de fuerza de voluntad y por tener poca humildad, para reconocer que sin Dios no puedes hacer nada. No se trata de ser un h?roe un d?a, y luego los dem?s d?as un cobarde. Es cuesti?n de ser fieles y constante a?n en los menores detalles y huir de las ocasiones de pecar. Tenemos que ser honrados y medir nuestra fuerza. No podemos jugar totalmente con la salvaci?n. Ni seamos tan ingenuos de ponernos a medir fuerzas con el de?monio. El demonio es m?s listo y es m?s viejo que nosotros y sabe m?s.
Las tentaciones son la carnada que nos pone el diablo para pescarnos. El pescador pone la carnada junto al anzuelo. El pobre pescado ilusionado con la comida no se da cuenta que hay un anzuelo para quitarle la vida y cae en la trampa enga?ado. Lo mismo cuando ponemos el queso al rat?n o la red a un le?n. Todos son trampas y enga?os. Acu?rdate de la trampa y la carnada que le puso el diablo a nuestra madre Eva. "La fruta tenia mucho atractivo y lo que le ofrec?a el diablo a cambio, era desobedecer a Dios. Era fascinante": Ser como Dios, igual que Dios, conocedor de todo: del bien y del mal, y cay? en la trampa como el pez, o el rat?n o el le?n. Te?nemos que huir de la ocasi?n. Que no se te ocurra pararte y ponerte a dialogar o discutir con la tentaci?n que te pone el diablo. Si no quieres caer, huye aunque te digan cobarde. Nunca creas que tienes formaci?n suficiente o bastantes fuerzas para vencer la tentaci?n. Corta ya, razona lejos de la ocasi?n, al contrario, ponte en el lugar o con algunas personas que hagan pr?cticamente imposible el caer en la tentaci?n. De todos modos el diablo solo hace lo que tiene que hacer. El es "el tentador" como dice el Se?or. Ese es su oficio y por su inteligencia ya que es un ?ngel que pec?; pero ?ngel, y por su antig?edad y experiencia sabe m?s que nosotros.
La tendencia que tenemos todos es hacer juicios de la vida y de los actos de los dem?s. Por eso el Se?or prohibi? juzgar y si quieres seguir luchan-do por ser santo acu?rdate de aquel viejo refr?n: si santo quieres ser, los de casa te han de hacer. Cuando uno vive en comunidad ose relaciona con mucha gente es bueno aprovechar primero todos los buenos ejemplos que nos dan los dem?s. 0 s?ase conviene apuntar en una libreta, sin poner los nombres, todas aquello bueno que vemos que hacen los dem?s, para imitarlas. Todo el mundo hace cosas buenas, o tiene buenas costumbres. Hemos de actuar como las abejas, imitando lo mejor que veamos de aquellas personas que en?contramos en nuestro camino, o viven en una misma comunidad. No te fijes en los posibles fallos que puedas ver en las mismas personas. Debes llevarte bien con todo el mundo; pero no conviene estar mucho tiempo con personas que no les agrada la vida espiritual ni que les hablen de Dios. Te pueden, hacer mucho da?o, sabiendo que es m?s f?cil imitar el mal que el bien: Dime con quien andas y te dir? quien eres. Dime lo que lees y te dir? lo que piensas.