Martes, 26 de diciembre de 2006
Carta semanal de Don Ag?st?n Garc?a-Gasco, arzobispo de Valencia.

Responsabilidad, independencia y gratuidad

Publicada en ?Paraula-Iglesia en Valencia? el 24 de diciembre de 2006


El n?mero creciente de organizaciones que trabajan a favor de los seres humanos m?s necesitados es uno de los signos m?s esperanzadores de nuestro tiempo. Se explica por el hecho de que el amor al pr?jimo ha sido grabado por el Creador en la naturaleza misma del hombre. Pero es tambi?n un efecto de la presencia del cristianismo en el mundo, que reaviva y hace eficaz este imperativo, a menudo tan empa?ado a lo largo de la historia.
As? lo valora el Santo Padre Benedicto XVI en su Carta enc?clica ?Deus caritas est?. La fuerza del cristianismo en la promoci?n de la caridad se extiende m?s all? de las fronteras de la fe cristiana. Por eso, es muy importante que la actividad caritativa de la Iglesia mantenga todo su esplendor y no se diluya en una organizaci?n asistencial gen?rica. Tres pueden ser los elementos que caracterizan la caridad cristiana y eclesial: responsabilidad, independencia y gratuidad.

En primer lugar, un amor responsable, en el sentido de que la caridad cristiana es ante todo y simplemente la respuesta a una necesidad inmediata en una determinada situaci?n. Los hambrientos han de ser saciados; los desnudos, vestidos; los enfermos, atendidos; los prisioneros, visitados. Y as? siempre.

La responsabilidad significa tambi?n que el servicio que se ofrece a los que sufren ha de ser desempe?ado de un modo profesionalmente competente. Quienes prestan ayuda han de ser formados de manera que sepan hacer lo m?s apropiado de la manera m?s adecuada.

El servicio caritativo es trato con seres humanos, y los seres humanos necesitan bastante m?s que atenci?n s?lo t?cnicamente correcta. Necesitan humanidad y atenci?n cordial. Benedicto XVI insiste en que cuantos trabajan en las instituciones caritativas de la Iglesia deben distinguirse por no limitarse a realizar con destreza lo m?s conveniente en cada momento. Deben dedicarse al otro con una atenci?n que sale del coraz?n, para que el otro experimente su riqueza de humanidad.

Para ello, deben recibir, adem?s de la preparaci?n profesional, una ?formaci?n del coraz?n?, que consiste en guiarlos hacia el encuentro con Dios en Cristo, que suscite en ellos el amor y abra su esp?ritu al otro.

En segundo lugar, la actividad caritativa cristiana debe ser independiente de partidos y de ideolog?as. Ni es un medio para transformar el mundo de manera ideol?gica, ni est? al servicio de estrategias mundanas, sino que es la actualizaci?n aqu? y ahora del amor que el hombre siempre necesita. El programa cristiano, el programa de Jes?s es un ?coraz?n que ve?, que ve d?nde se necesita amor y act?a en consecuencia, tanto personal como comunitariamente.

En tercer lugar, el amor debe ser gratuito. No se practica para obtener otros objetivos, no es un medio de proselitismo. Esto no significa que deba dejar de lado a Dios y a Cristo. Siempre est? en juego todo el hombre, y all? hay siempre lugar para Cristo. Adem?s, con frecuencia, la ra?z m?s profunda del sufrimiento es precisamente la ausencia de Dios. Pero ning?n cristiano trata de imponer su fe a los dem?s, porque es consciente de que el amor, en su pureza y gratuidad, es el mejor testimonio de Dios.

Benedicto XVI afirma que el cristiano sabe cu?ndo es tiempo de hablar de Dios y cu?ndo es oportuno callar sobre ?l, dejando que hable s?lo el amor. Sabe que Dios es amor, y que se hace presente justo en los momentos en que s?lo se ama. La mejor defensa de Dios y del hombre consiste precisamente en el amor. Las organizaciones caritativas de la Iglesia tienen el cometido de reforzar esta conciencia en sus propios miembros, de modo que a trav?s de su actuaci?n, de su hablar y de su silencio, sean testigos cre?bles de Cristo.

Queridos hermanos: la responsabilidad, la independencia y la gratuidad marcan la senda del verdadero ejercicio del amor en las organizaciones caritativas de la Iglesia. No dejemos de recorrerla.

Con mi bendici?n y afecto,

Agust?n Garc?a-Gasco Vicente
Publicado por verdenaranja @ 23:21  | Hablan los obispos
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