Homil?a que pronunci? el patriarca de Jerusal?n, Su Beatitud Michel Sabbah, durante la misa de Navidad en la Nochebuena de 2006, celebrada en la iglesia de santa Catalina en Bel?n, que se encuentra junto a la bas?lica de la Natividad.
Hermanos y Hermanas
?Feliz Fiesta de Navidad!
1. A vosotros, habitantes de esta ciudad santa de Bel?n, y a todos vosotros, nuestros fieles en todas partes de nuestra di?cesis patriarcal en Palestina, en Israel, en Jordania y en Chipre, a todos los habitantes de esta Tierra Santa, jud?os, drusos, musulmanes y cristianos, a todos nuestros pa?ses ?rabes y a los cristianos del mundo entero, desde Bel?n, deseo d?as felices y santificados por la bendici?n de la Navidad.
Se?or Presidente Mahmoud Abbas, sea usted bienvenido con todos vuestros compa?eros. Nosotros rogamos y pedimos a Dios de inspiraros sabidur?a y ?nimo, para poder llenar vuestros deberes en las tensiones internas dif?ciles que vivimos y de ver en un tiempo cercano los d?as de justicia del que habla el profeta ?En aquellos d?as y en aquella saz?n har? brotar para David un Germen justo que ejercer? en el pa?s el derecho y la justicia? y Jerusal?n habitar? en seguro? (Jer 33,15-16).
2. Hermanos y hermanas, s?, Navidad vuelve en las mismas circunstancias dif?ciles, agravadas a?n m?s por nuestras disensiones internas. Con todo eso, queremos meditar juntos sobre las palabras de san Pablo que nos dice, en su carta a los Filipenses: ?Alegraos sin cesar en el Se?or?, pues ?la bondad de Dios ha aparecido? (Tit 2,11): ?el Verbo de Dios se ha hecho hombre y ha habitado entre nosotros? (Jn 1,14).
San Pablo a?ade: con la alegr?a, ?que vuestra clemencia y vuestra amabilidad, sean conocidas por todos los hombres? (Fil 4,5), sean vividas con todos, sin excepci?n, en cada circunstancia, en la comunidad parroquial, en la ciudad, en vuestras relaciones entre nuestras diferentes Iglesias, y entre nuestras diferentes religiones.
Y, en nuestras circunstancias dif?ciles, el ap?stol a?ade ?no teng?is ninguna preocupaci?n?. Todas las preocupaciones, las que vienen de la Ocupaci?n con todas sus consecuencias, el muro, la falta de libertad, la falta de trabajo, la vida social que ahoga, las familias divididas por leyes militares, y las disensiones internas palestinas que se han sumado recientemente.... Con todo eso ?no teng?is preocupaci?n?. Eso quiere decir, permaneced fuertes, no os dobl?is bajo el fardo, y sabed que cada d?a es Navidad en la vida de cada creyente. Cada d?a y en cada acontecimiento la bondad de Dios nace en cada creyente que acepta acoger la gracia. Y, con esta gracia, puede enfrentar todas las preocupaciones. ?No teng?is ninguna preocupaci?n?, que las preocupaciones no sean una raz?n que os conduzcan al mal, que os lleven a olvidar que vosotros pod?is vencer el mal con el bien, y as? por la bondad que Dios ha puesto en vosotros, vosotros pod?is rectificar el mal por el bien, y frenarlo por vuestra resistencia, para procurar la vida no la muerte, para producir la justicia y no el mantenimiento de la opresi?n y el fin de la ocupaci?n en vez de dejarla pesar sobre vosotros.
Y la consecuencia de esta bondad ser? la paz: ?Entonces la paz de Dios que supera toda inteligencia, tomar? bajo su gu?a vuestros corazones y vuestros pensamientos? (Fil 4,7). La paz de Dios supera toda inteligencia, porque viene de Dios. Supera toda inteligencia, pero es fuente de vida en nuestras preocupaciones sobre esta tierra y puede guiar a los combatientes de los dos lados a encontrar las sendas de la paz verdadera.
3. Esta senda del esp?ritu, descrita por el ap?stol Pablo, no es ciertamente la senda seguida en las situaciones mundiales de conflictos, ni en el conflicto que nos desgarra de desde hace generaciones en esta Tierra Santa. Y, sin embargo, la humanidad y cada persona humana son llamadas a tomar conciencia de estas sendas del esp?ritu para encontrar all? la luz y la sabidur?a que ayudan a salir del impasse de la muerte. Todos son invitados a un examen de conciencia, a la luz de la bondad que Dios ha puesto en cada uno de nosotros, todos, los jefes pol?ticos, los adversarios de los dos lados, las milicias, aquellos que son clasificados en los rangos de extremistas y terroristas? los que dicen hablar en nombre de Dios y todos los que dicen querer la paz, todos son invitados a un examen de conciencia para entrar en una nueva senda que ponga fin a la sangre, a la muerte y, en estos d?as, a las nuevas peleas intestinas. As? se hace la paz y cada persona humana halla su dignidad, y no a?adiendo sangre sobre sangre: los palestinos en sus luchas intestinas o los militares israel?es que siguen matando los palestinos en sus ciudades palestinas.
4. Aqu? el conflicto ha durado demasiado. Es grande el tiempo en el que todos los responsables que tienen nuestras suertes en sus manos en esta tierra, los responsables palestinos e israel?es y la comunidad internacional: es tiempo que tomen una acci?n nueva que ponga fin a una larga fase de muerte en nuestra historia y nos introduzca en una nueva fase en la historia de esta Tierra Santa. He aqu? lo que nosotros necesitamos.
A todos los cristianos del mundo, desde Bel?n os decimos: ?Feliz Fiesta de Navidad! Nosotros tenemos necesidad de vuestros ruegos y de vuestra acci?n para poder empezar un nuevo per?odo de nuestra historia. Numerosos son los que piden noticias nuestras, sobre nuestras pruebas, y se preocupan de nuestro futuro y de nuestra pr?xima desaparici?n en esta tierra. Unos quieren vernos en peligro a causa de nuestras relaciones con los musulmanes. Otros quieren vernos pisados entre dos mayor?as, musulmana y jud?a. S?, la cuesti?n de la mayor?a y de la minor?a plantea un problema. Y en nuestras relaciones entre musulmanes y cristianos, no hemos alcanzado todav?a el perfecto equilibrio, pero muchos esfuerzos son desplegados para llegar un d?a a la estabilidad querida. Pero la cuesti?n cristiana hoy en Tierra Santa no es en primer lugar una cuesti?n de minor?a entre dos mayor?as ni una cuesti?n de relaciones entre cristianos y musulmanes. La cuesti?n de los cristianos y su suerte se juega hoy sencillamente con el conflicto que dura. El verdadero peligro que amenaza hoy nuestro presente y nuestro futuro como cristianos en Tierra Santa y lleva a algunos de entre nosotros a emigrar es sencillamente la cuesti?n de la inestabilidad pol?tica que amenaza todo, la ocupaci?n y todas sus consecuencias en cada aspecto de la vida. Quien est? verdaderamente interesado por nuestro destino y quiere ayudarnos, he aqu? el campo d?nde es invitado a actuar, la estabilidad pol?tica, la justicia, la paz, el fin de la ocupaci?n y la reconciliaci?n. Ayudad a los dos pueblos a comenzar un nueva era de paz, de justicia y de reconciliaci?n en la regi?n, y el futuro de los cristianos estar? asegurado.
Tambi?n es cierto que somos testigos, en estos d?as, de un nuevo desarrollo de la situaci?n del conflicto, las luchas fratricidas entre palestinos. Esto es a?n un peligro suplementario para nosotros como para todos. Y Navidad dice a todos: paz, e invita cada uno a ver en su hermano la dignidad que Dios le ha dado. Tomar partido contra mi hermano y contra cada hermano, es tomar partido contra Dios, Creador de mi hermano y mi Creador. Navidad dice: ?dejad las armas! ?Recurrid al di?logo y a la raz?n! La lucha fratricida no es una senda hacia la libertad querida, sino una senda para m?s muerte, m?s confusi?n y una nueva esclavitud que nosotros nos imponemos.
5. Rogamos en esta noche santa por todos nuestros pa?ses ?rabes, sobre todo por los que est?n siendo probados: El L?bano, Irak e Sudan. Pedimos para todos: paz, sabidur?a y la capacidad de ver en cada persona humana el amor de Dios por ella. Rogamos por los prisioneros para que Dios les conceda la libertad y los reconduzca a sus familias. Rogamos por todos los que sufren, por los enfermos, y por todos aquellos que han perdido la alegr?a de vivir. Qu? la alegr?a de Navidad llene sus corazones y la visi?n de Dios que ama a los hombres y se compadece de las pruebas de cada uno. Finalmente le pedimos a Dios el concedernos a todos esta gracia: de aprender a convertirnos en artesanos de paz, no de guerra, en dadores de vida no de muerte, y de llevar la gracia de Navidad cada d?a y en cada momento en nuestros corazones. Am?n.
+ Michel Sabbah,
Patriarca
[Traducci?n distribuida por el Patriarcado Latino de Jerusal?n]