Subsidio lit?rgico para la fiesta de la Sagrada Familia
Domingo, 31 de diciembre de 2006
Jornada de Familia y Vida 2006
MONICI?N DE ENTRADA La luz y la alegr?a del nacimiento de Jes?s en Bel?n llenan nuestras vidas en este tiempo de Navidad. Hoy, fiesta de la Sagrada familia, contemplamos el misterio de Bel?n: Jes?s, Mar?a y Jos?. Una familia sencilla que es modelo y luz para todas las familias del mundo, faro para la Iglesia y para la gran familia humana. La Sagrada Familia es propuesta constantemente como modelo de vida familiar. As? lo hizo tambi?n Benedicto XVI en la celebraci?n del V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia. Reavivando los sentimientos de gozo de aquellos d?as, recordando la proclamaci?n del evangelio del matrimonio y la familia que el Papa hizo ante las familias de todo el mundo, nos preparamos ahora para escuchar la Palabra de Dios y celebrar, en la comuni?n de la Iglesia, el don divino de la familia.
MONICI?N A LAS LECTURAS La primera lectura, del Eclesi?stico, es un bello comentario al cuarto mandamiento: ?honrar?s a tu padre y a tu madre?. Dios bendice al que honra a sus padres, y escucha sus oraciones. El Salmo nos habla de la bendici?n de Dios con la bella imagen de la alegr?a familiar y los hijos. San Pablo habla de las virtudes dom?sticas y de la uni?n en el amor que deben caracterizar la vida de la familia cristiana: misericordia, bondad, humildad, dulzura, comprensi?n. El amor mutuo es el que debe presidir todas las relaciones familiares. Nos habla tambi?n de la oraci?n de la familia: Cantad a Dios, dadle gracias de coraz?n con salmos y cantos. En las virtudes dom?sticas, en la uni?n en el amor, en el trabajo y la oraci?n, la Sagrada Familia es nuestro ejemplo perfecto.
MONICI?N AL EVANGELIO Jes?s, educado por Jos? y Mar?a en la tradici?n del pueblo jud?o, iba creciendo en sabidur?a y en gracia. Todos los a?os suben al templo a celebrar la fiesta. Cuando Jes?s cumple doce a?os ocurre un acontecimiento extraordinario donde se manifiesta la misi?n de Jes?s y su intimidad con el Padre.
ORACI?N DE LOS FIELES Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra, y pid?mosle que escuche la oraci?n de su Iglesia a favor de la entera familia humana.
? Por la Santa Iglesia de Dios, para que sea la Esposa fiel de Jesucristo y madre de los pueblos que vienen a la fe, roguemos al Se?or.
? Por el Papa Benedicto, por los Obispos, sacerdotes y di?conos, y por todos los fieles comprometidos en difundir el Evangelio de la vida, roguemos al Se?or.
? Por las familias cristianas, para que transmitan fielmente a los ni?os y a los j?venes la fe en Jesucristo, roguemos al Se?or.
? Por los abuelos, para que no se vean separados de la familia y puedan enriquecer a la familia con su experiencia y su ternura, roguemos al Se?or.
? Por los enfermos, para que no les falte el amor de la familia ni los cuidados necesarios, roguemos al Se?or.
? Por las autoridades civiles, para que tengan siempre presente el valor y la dignidad de la vida humana, en todos los momentos de su desarrollo, y promuevan leyes que protejan la vida, roguemos al Se?or.
? Por todas las familias del mundo, especialmente por las que sufren las pruebas del hambre, la guerra, el paro o las cat?strofes naturales, para que sientan el apoyo de todas las personas de buena voluntad y puedan rehacer sus hogares y sus vidas, roguemos al Se?or.
Escucha, Padre de misericordia, nuestras s?plicas, y ayuda a nuestras familias, para que a ejemplo de la Sagrada Familia sean santuarios del amor, Iglesias dom?sticas y hogares abiertos a las necesidades de todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Se?or.
R/. Am?n.
ORACI?N POR LA FAMILIA Antes de la oraci?n despu?s de la comuni?n o antes de la bendici?n, el sacerdote puede invitar a rezar juntos la Oraci?n por las familias que Benedicto XVI rez? en Valencia: Oh, Dios, que en la Sagrada Familia nos dejaste un modelo perfecto de vida familiar vivida en la fe y la obediencia a tu voluntad.
Ay?danos a ser ejemplo de fe y amor a tus mandamientos. Soc?rrenos en nuestra misi?n de transmitir la fe a nuestros hijos.
Abre su coraz?n para que crezca en ellos la semilla de la fe que recibieron en el bautismo.
Fortalece la fe de nuestros j?venes, para que crezcan en el conocimiento de Jes?s.
Aumenta el amor y la fidelidad en todos los matrimonios, especialmente aquellos que pasan por momentos de sufrimiento o dificultad.
Unidos a Jos? y Mar?a, te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, nuestro Se?or. Am?n.
MONICI?N DE DESPEDIDA El sacerdote o el di?cono, despu?s de la bendici?n: Hemos llegado, hermanos, al t?rmino de esta celebraci?n, y es el mismo Se?or, que nos ha convocado y que est? con nosotros con su palabra y con los sacramentos de su amor, quien ahora nos env?a al mundo para que llevemos a todos la buena noticia de la familia cristiana, con nuestras palabras y, sobre todo, con el ejemplo. No estaremos solos en este empe?o, porque el Se?or colaborar? con nosotros, seg?n su promesa, hasta el fin de los tiempos. Vayamos y anunciemos el Evangelio a cada persona y en todo lugar.
V/. Pod?is ir en paz.
R/. Demos gracias a Dios.
Sugerencias para la homil?a Los textos de Benedicto XVI en Valencia pueden servir de base para la homil?a. Aqu? se seleccionan s?lo algunas ideas. ? La vocaci?n cristiana al matrimonio ?Dios, que es amor y cre? al hombre por amor, lo ha llamado a amar. Creando al hombre y a la mujer, los ha llamado en el Matrimonio a una ?ntima comuni?n de vida y amor entre ellos, de manera que ya no son dos, sino una sola carne? (Catecismo de la Iglesia Cat?lica. Compendio, n. 337).
El amor humano necesita ser purificado y madurar para ser plenamente humano y principio de una alegr?a verdadera y duradera. Para ello recibe la abundante ayuda de Dios en el sacramento del matrimonio, que comporta una verdadera vocaci?n a la santidad. Al servicio de la santidad de los esposos est?n la fe y la ?tica cristiana, cuyas disposiciones no ahogan el amor; al contrario, contribuyen a hacerlo m?s sano, fuerte y libre. Por eso, aceptar las exigencias del matrimonio cristiano no impide gustar plenamente la felicidad que el hombre y la mujer encuentran en su amor mutuo.
La familia cristiana est? llamada a vivir su vocaci?n no como una pesada carga impuesta desde fuera, sino como un don de la gracia del sacramento del matrimonio infundida en los esposos. Si los esposos permanecen abiertos al Esp?ritu y Vivir en parroquia, vivir en familia piden su ayuda, ?l no dejar? de comunicarles el amor de Dios Padre manifestado y encarnado en Cristo.
? El bien precioso de la familia La familia es una instituci?n intermedia entre el individuo y la sociedad, y nada la puede suplir totalmente. Ella misma se apoya sobre todo en una profunda relaci?n interpersonal entre el esposo y la esposa, sostenida por el afecto y comprensi?n mutua.
Los hogares en paz y en armon?a son un bien evidente para las personas y para la sociedad. Proclamar la verdad integral de la familia, fundada en el matrimonio como Iglesia dom?stica y santuario de la vida, es una gran responsabilidad de todos.
Los desaf?os de la sociedad actual, marcada por la dispersi?n que se genera sobre todo en el ?mbito urbano, hacen necesario garantizar que las familias no est?n solas. Un peque?o n?cleo familiar puede encontrar obst?culos dif?ciles de superar si se encuentra aislado del resto de sus parientes y amistades. Por ello, la comunidad eclesial tiene la responsabilidad de ofrecer acompa?amiento, est?mulo y alimento espiritual que fortalezca la cohesi?n familiar, sobre todo en las pruebas o momentos cr?ticos. En este sentido, es muy importante la labor de las parroquias, as? como de las diversas asociaciones eclesiales, llamadas a colaborar como redes de apoyo y mano cercana de la Iglesia para el crecimiento de la familia en la fe.
? La educaci?n de los hijos en la fe El derecho inalienable de los padres a educar a sus hijos se encuentra hoy amenazado por una legislaci?n injusta. La familia, y no el estado, es la instituci?n social que debe educar a los hijos.
La familia es el ?mbito privilegiado donde cada persona aprende a dar y recibir amor. Junto con la transmisi?n de la fe y del amor del Se?or, una de las tareas m?s grandes de la familia es la de formar personas libres y responsables. ?Los padres, part?cipes de la paternidad divina, son los primeros responsables de la educaci?n de sus hijos y los primeros anunciadores de la fe. Tienen el deber de amar y de respetar a sus hijos como personas y como hijos de Dios... En especial, tienen la misi?n de educarlos en la fe cristiana? (Catecismo de la Iglesia Cat?lica. Compendio, n. 460).
La familia cristiana transmite la fe cuando los padres ense?an a sus hijos a rezar y rezan con ellos (cf. Familiaris consortio, 60); cuando los acercan a los sacramentos y los van
introduciendo en la vida de la Iglesia; cuando todos se re?nen para leer la Biblia, iluminando la vida familiar a la luz de la fe y alabando a Dios como Padre. El lenguaje de la fe se aprende en los hogares donde esta fe crece y se fortalece a trav?s de la oraci?n y de la pr?ctica cristiana. Los hijos crecen y maduran humanamente en la medida en que acogen con confianza ese patrimonio y esa educaci?n que van asumiendo progresivamente. De este modo son capaces de elaborar una s?ntesis personal entre lo recibido y lo nuevo, y que cada uno y cada generaci?n est?n llamados a realizar.
La fe no es, pues, una mera herencia cultural, sino una acci?n continua de la gracia de Dios que llama y de la libertad humana que puede o no adherirse a esa llamada. Aunque nadie responde por otro, sin embargo los padres cristianos est?n llamados a dar un testimonio cre?ble de su fe y esperanza cristiana.
? La alegr?a del hogar La alegr?a amorosa con la que nuestros padres nos acogieron y acompa?aron en los primeros pasos en este mundo es como un signo y prolongaci?n sacramental del amor benevolente de Dios del que procedemos.
Si los hijos ven que sus padres ?y en general los adultos que les rodean? viven la vida con alegr?a y entusiasmo, incluso a pesar de las dificultades, crecer? en ellos m?s f?cilmente ese gozo profundo de vivir que les ayudar? a superar con acierto los posibles obst?culos y contrariedades que conlleva la vida humana.
Debemos esforzarnos para que los hijos contemplen m?s los momentos de armon?a y afecto de los padres, que no los de discordia o distanciamiento, pues el amor entre el padre y la madre ofrece a los hijos una gran seguridad y les ense?a la belleza del amor fiel y duradero.
Los abuelos son los garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir. Ellos dan a los peque?os la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias. Por eso no deben ser excluidos del c?rculo familiar. Son un tesoro que no podemos arrebatar a las nuevas generaciones, sobre todo cuando dan testimonio de fe ante la cercan?a de la muerte.
Editorial EDICE
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPA?OLA