Reflexi?n sobre las lecturas del d?a tres de Enero, sacada del libro "Ens??ame tus caminos", de Guillermo Guti?rrez.
I. Hijos de Dios. Lo que separa al hombre de Dios es el pecado. Toda falta crea enemistad y distancias. El primer foso de separaci?n se abri? cuando el primer hombre pens?: no necesito de Dios, me basto por m? mismo.
Vino el Hijo de Dio, hecho obediente hasta la muerte, quit? el pecado del mundo y nos reconcili? con Dios hasta hacernos de verdad hijos suyos. Es, quiz?, la frase que se debe retener y meditar. No es afirmaci?n aproximativa ni comparativa. San Juan lo repite sin ambig?edades: ?Somos de verdad hijos de Dios! Y seremos semejantes a ?l. D?a a d?a debe ir consum?ndose esta asimilaci?n progresiva por la imitaci?n de las obras de Jes?s, hijo por excelencia.
Existe siempre la posibilidad del reverso. Si en lugar de asemejarnos a Jes?s nos distanciamos por el pecado, esa filiaci?n se degrada y la semejanza desaparece. Y sin embargo esa fue la intenci?n redentora. El redentor no vino ante todo a hacer prodigios ni ostentaci?n de poder. Vino a sanar, es redentor. Eso anunci? Juan se?alando a Jes?s: ese es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
II. El Cordero de Dios. Pudo haber una apreciaci?n exagerada de la grandeza de Juan en los primeros cristianos. El evangelista reproduce las palabras del Bautista que pone las cosas en su punto: ?l es antes y mayor que yo, yo no soy digno, yo no soy m?s que una voz, ?l es el ?nico liberador. En una ?poca de particular malestar pol?tico tiene Jes?s que comenzar su predicaci?n delimitando y esclareciendo el verdadero concepto de libertad y redenci?n. No es l?der pol?tico y su liberaci?n es ante todo espiritual. Pero liberando de la causa inicial de toda esclavitud, el pecado, desaparecer?n todas sus consecuencias: odio, violencia, injusticia, ego?smos... La liberaci?n de Jes?s tiende a implantar la justicia, el amor, la paz.
Juan anuncia esa liberaci?n: ?Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo?, ?Quitar? tiene probablemente en la mente del Bautista el sentido de suprimir; y en la mente del evangelista el sentido de perdonar: Entre el que habla y el que escribe media toda la predicaci?n de Jes?s, el fen?meno de Pentecost?s y medio siglo de vida de la Iglesia. Por otra parte, la expresi?n ?Cordero de Dios? llega llena de resonancias b?blicas. Por la sangre de un cordero se libraron del exterminio los primog?nitos hebreos en Egipto, con un cordero celebraban la pascua los jud?os, Cristo muere en la fecha de la inmolaci?n del cordero pascual, hemos sido rescatados con su sangre para pasar de las tinieblas a la luz admirable para ser hijos de Dios.
III. El pecado del mundo. Jes?s es ante todo redentor y este concepto se relaciona esencialmente con la falta de libertad. La historia de la salvaci?n se resume en el esfuerzo de Dios por arrancar al hombre de la esclavitud del pecado, que es esclavitud y divisi?n. Todo pecado crea alejamiento de Dios y divisi?n entre los hombres. Dado que todo pecado es prevalencia del ego?smo tienen que verse necesariamente lesionados los derechos y la libertad de alguien. El pecado crea dependencias, disminuye o priva de libertad. Redenci?n es liberaci?n. Una humanidad doliente paga en sus carnes las consecuencias de los pecados propios o ajenos, personales o colectivos. Las dependencias que degradan, los ego?smos y odios que matan son pecados existentes en el mundo que s?lo puede quitar el Cordero de Dios: s?lo ?l es el Redentor.