Martes, 02 de enero de 2007
Volver? la Navidad


"Aunque no haya nieve en la sierra ni terminen de llenarse los embalses este a?o; con cambio clim?tico o sin ?l, es cuesti?n de d?as: vendr? la Navidad".

Enrique Monasterio
Un safari en mi pasillo



Si en tu buz?n aparecen Christmas aderezados con hojitas de acebo, bosques nevados y cervatillos de mirada l?nguida, no te alarmes; aunque no hablen para nada del nacimiento de Jes?s, te aseguro que se acerca la Navidad. Y si recibes archivos inform?ticos con m?sica new age y m?s cervatillos, s? comprensivo: la cursiler?a, como la gripe del pollo, es contagiosa y universal.
Aunque prediquen que esta fiesta, en el fondo, es s?lo un homenaje al invierno y a la escarcha, y nos digan que hemos de cantar villancicos a la naturaleza y al milagro del turr?n y del champagne; aunque pretendan que amemos a los osos y a los abetos, y las luces de las ciudades se llenen de palabras esterilizadas, sin contaminaciones religiosas; aunque inventen plegarias dirigidas a Pap? Noel (y a mam? Noel, por supuesto), y los veamos llegar vestidos de rojo, arrastrados por las borrascas del Norte con un cortejo de renos, avefr?as y bolitas de colores; aunque embalen en naftalina la imagen del Ni?o Jes?s?, ten confianza: volver? la Navidad.

Aunque no haya nieve en la sierra ni terminen de llenarse los embalses este a?o; con cambio clim?tico o sin ?l, es cuesti?n de d?as: vendr? la Navidad.

Aunque ahora sean los mercaderes quienes empu?en el l?tigo y traten de vengarse de Jesucristo expuls?ndolo de su templo; aunque el Maestro haya desaparecido ya de las escuelas, del Parlamento, de la Universidad, de los quir?fanos y de las UCI de los hospitales; aunque desinfecten las aulas para que no queden g?rmenes cristianos en los pupitres ni en los babies de los ni?os, a pesar de los pesares, volver? la Navidad.

Aunque secularicen los belenes y los hagan inofensivos; aunque quieran sustituir a Mar?a, a Jos? y al Ni?o por una met?fora cutre que exprese paz, tolerancia, democracia y vitamina C, al menos, digo yo, respetar?n al buey y a la mula, y podremos ponernos a su lado para recordar que el Ni?o ha venido como todos los diciembres. Y no lograr?n ahuyentar a los ?ngeles, que estos d?as revolotean sobre nosotros buscando corazones para poner el Nacimiento.

Tendremos una gran Nochebuena si dejamos que Jes?s nazca. ?l anda buscando una cueva, un pesebre honrado y un poco de buena voluntad. Los dem?s elementos del bel?n ?la estrella, los ?ngeles, los Magos? corren de su cuenta. Mira a ver c?mo tienes el establo de tu alma. Tal vez sirva todav?a, aunque este a?o haya albergado a demasiadas bestias y par?sitos, y parezca una pocilga. No trates de decorarlo ni de ponerle ambientador. Una mano de estropajo con el detergente infalible de la penitencia bastar?a para el caso.

Mira tambi?n a los Sagrarios de las iglesias vecinas. ?Te parecen m?s ricos que la Cueva de Bel?n? Jes?s est? all? de verdad, pero me temo que sigue solo. ?Echar? de menos al borrico y al buey que le acompa?aron hace tantos siglos?

Hemos celebrado un a?o dedicado a la Eucarist?a. Juan Pablo II quiso convocarlo para recordarnos que todos los d?as pueden ser Navidad; que Jes?s sigue naciendo, a pesar de los pesares, y no le importa correr riesgos como entonces, ni tener que huir de Herodes en plena noche, con tal de que los suyos no le abandonemos.

Luego, echa una ojeada a tu alrededor: los inmigrantes. Los tenemos de todos los g?neros: blancos, tostados y negros; gigantescos y peque?os; legales e ilegales; honrados, como Jos? y Mar?a, y delincuentes como Herodes; con papeles y sin papeles; con buenas y con malas intenciones. Llegaron de todos los rincones del Planeta: en patera o en avi?n, qu? m?s da. Algunos viajaron en el seno de su madre, como Jes?s; otros, se dir?a que han dejado el camello en el parking de la esquina. Pero lo malo es que la posada sigue estando abarrotada, y cuesta compartir nuestras indigestiones, aunque sea Nochebuena.

De nosotros depende que al d?a siguiente sea Navidad.


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